Independencia del Banco Central e Inflación

La reciente reforma de la carta orgánica del Banco Central de la República Argentina contiene dos disposiciones que le restan independencia a la autoridad monetaria. Una aumenta la obligación del central a financiar al tesoro. La otra abandona la estabilidad de precios como objetivo único de la autoridad monetaria. Lógicamente, estos cambios institucionales traen  preocupación a muchos por sus posibles consecuencias inflacionarias. Esta entrada reporta que la evidencia empírica indica que menor independencia del banco central no está asociada con mayor inflación.

Una definición común de independencia del banco central (IBC) es el aislamiento de la autoridad monetaria de influencias políticas o gubernamentales directas. En esta nota estoy interesado específicamente en el grado de IBC plasmado en las cartas orgánicas de los bancos centrales y en su relación con la inflación promedio de largo plazo. 

La medida empírica más usada  de IBC es la que ofrecen Cukierman, Webb, y Neyapti (1992) (no es la única).  Esta medida está basada en cuatro características legales de la carta orgánica: 

(1) Un banco central es más independiente si su carta orgánica establece que su presidente:

(1.1) es designado por el directorio del banco central y no por el presidente de la nación o el ministro de economía. 

(1.2) No puede ser fácilmente exonerado. 

(1.3) Goza de mandatos largos.

 (2) El banco central es más independiente si su carta orgánica permite a la autoridad monetaria  tomar medidas de política sin involucramiento del gobierno.

 (3) El banco central es más independiente si su carta orgánica  impone limitaciones a la capacidad del gobierno a pedir prestado del banco central.

 (4) El banco central es más independiente si su carta orgánica establece que la estabilidad de precios es su único objetivo. 

¿Cómo se ve nuestra carta orgánica a través del lente  de esta definición de IBC? Después de la  reciente reforma, el BCRA se saca un cero en las materias  (3) y (4).  Además, el Central tiene un cero en (1.1) antes y después de la reforma.  Finalmente, la facilidad con la que el aparato político se llevó puestos a Pou y Redrado -por un procedimiento que,vale resaltar, se ajustó a la normativa vigente- también amerita un aplazo en  (1.2.). De aquí se desprende que, de acuerdo a esta definición, la Argentina goza de muy baja IBC.

¿Cuáles son las consecuencias inflacionarias que deberíamos esperar de esta magra performance? Con este objetivo en mente, continuemos con la revisión de la evidencia empírica.  Siguiendo los criterios de arriba, Cukierman Webb y Neyapti (1992) construyeron un índice de independencia del banco central para 72 países. Su muestra incluye países con diferentes grados de desarrollo y niveles de inflación y tiene una cobertura máxima que va de  1950 a 1989 . El índice tiene un rango de 0 (mínima IBC) a 1 (máxima IBC). 

Varios trabajos empíricos han explorado la relación entre inflación promedio y la medida de IBC de Cukierman, Webb, y Neyapti (1992). Aquí me limitaré a resumir  algunos resultados de un trabajo de Campillo y Miron (1997) que me parecen relevantes para el tema que estamos tratando. 

 La siguiente tabla muestra que la correlación simple entre IBC e inflación es, inesperadamente,  levemente positiva. De acuerdo con este resultado, no deberíamos esperar que la  pérdida de IBC infligida  por la reciente reforma a la carta orgánica esté asociada con un aumento en el nivel de inflación de largo plazo. La correlación es negativa solo cuando la muestra se limita a países altamente desarrollados. 

Tabla 1: Correlación entre Independencia del Banco Central  e Inflación (1973-1994)

Fuente: Campillo y Miron (1997), tablas 9.2 y 9.3.

A continuación, Campillo y Miron (1997)  producen una serie de regresiones con el objetivo de controlar por un número de indicadores, tales como el nivel de endeudamiento público, el nivel de desarrollo, el nivel de inestabilidad política, el grado de apertura al comercio exterior, etcétera. Estos factores son típicamente usados para «explicar»  diferenciales de inflación entre países.  Esto es lo que obtienen:

Tabla 2: Regresión de Inflación sobre IBC y Otros Indicadores

Variable Dependiente: Inflación Promedio 1973-1994

Fuente: Campillo y Miron (1997), tabla 9.5.

Nota: El indice de IBC tiene una media de 0.34 y una desviacion standard de 0.11 (Campillo y Miron, 1997, tabla 9.1).

Esta regresión muestra que después de controlar por un numero de indicadores económicos y sociales, la asociación entre independencia del banco central e inflación continúa siendo positiva. Nuevamente, estos resultados indican que no deberíamos esperar un aumento en la inflación de largo plazo solo por efecto de la reforma a la carta orgánica del BCRA.

¿Por qué es que la independencia del banco central no va de la mano con menor inflación? La explicación puede estar en que el nivel de inflación de largo plazo esta más relacionado con el respaldo político (lease popular) a la inflación. Si la sociedad respalda una inflación relativamente alta, esta tendrá lugar sea cual fuere la letra de la carta orgánica. Lo mismo ocurre si la sociedad tiene baja tolerancia a la inflación. En este caso, el proceso democrático inducirá a los hacedores de política a estabilizar el nivel de precios por más laxa que sea la carta orgánica. Puesto en argentino, si la suba generalizada de precios se vuelve pianta votos, luego la inflación será baja y el gobierno se cuidará de pedir prestado del central aunque esté plenamente autorizado ha hacerlo.  Una visión parecida se sostiene en Posen (1993).

¿Y todo esto qué nos dice sobre el nivel de inflación que deberíamos esperar en Argentina de aquí en más? Creo que debemos esperar mediana a alta inflación. Pero no por la reforma de la carta orgánica, sino porque el gobierno, que por ahora goza de un gran respaldo popular, se está quedando sin plata y vende a la inflación como un bien, no como un flagelo. Creo que si la tasa de inflación se mantiene alrededor del 25% anual y la economía sigue creciendo, la gente seguirá comprando el mensaje oficial. Si, por el contrario, la inflación pasase un cierto umbral, digamos del 40% anual o si el nivel de actividad se desacelerara significativamente (stagflation), el tema inflación se volverá relevante para el electorado, y el gobierno deberá reaccionar so pena de recibir un tortazo en las urnas.  Existe el peligro, sin embargo, de que, aunque el gobierno tome conciencia de la necesidad política de estabilizar, el estado de las cuentas públicas esté tan deteriorado que se vuelva difícil bajar la inflación en forma no traumática. Este escenario se ha vuelto crecientemente probable desde la muerte de Nestor, pues, Cristina ha venido manejándose como si la restricción presupuestaria intertemporal fuese una creación de la ciencia ficción.

Nota:  Agradezco a Fernando Martin de la St. Louis Fed por sugerirme la excelente entrada de Carl Walsh sobre IBC en el New  Palgrave Dictionary. 

Referencias

Campillo, M. y J. Miron (1997) «Why Does Inflation Differ Across Countries», end C.D. Romer and D. H. Romer eds. Reducing Inflation: Motivation and Stragety Chicago: University of Chicago Press 335-357.

Cukierman, A., S. B. Webb, y B. Neyapti (1992), «Measuring the Independence of Central Banks and Its Effects on Policy Outcomes», The World Bank Economic Review 6, 353-398.

Posen, A. (1993) «Why Central Bank Independence Does Not Cause Low Inflation? There is no Institutional Fix for Politics», en R. O’Brien (ed.) Finance and the International Economy, Oxford: Oxford University Press 7, 40-65.

Walsh, Carl, «Central Bank Independence», New Palgrave Dictionary.