Latino América converge!: por cuánto tiempo?

Al menos desde la revolución industrial,  Europa, EEUU y luego Japón, crecieron a tasas más altas que el promedio del resto del mundo, con lo cual se abrió una brecha cada vez mayor entre países ricos y pobres. En contraste, en la última década los países pobres  han estado creciendo casi al 6% por año, mientras los países ricos apenas al 1.8%. China lleva ya más de dos décadas creciendo a un promedio del 10% por año y lo sigue haciendo a más del 8%, India a más del 7%,  América Latina a más del 5% y África, quien lo creyera, a más del 6%. La gran pregunta es si este será un fenómeno pasajero o si estamos asistiendo a un cambio histórico y cuáles serán sus implicaciones.

La teoría económica sugiere que lo que ahora está sucediendo es lo natural. A fin de cuentas los países ricos solo pueden crecer inventándose nuevos productos y formas de producir cada vez más eficientes,  mientras que los países pobres pueden crecer con menor esfuerzo ‘copiando’ y adaptando las tecnologías y productos en uso en los países ricos. Al hacerlo, como tienen salarios más bajos, resultan más competitivos que los países más ricos. Por eso se desplazan industrias enteras o partes de la producción industrial y de servicios de los países ricos hacia los pobres.  Esto está sucediendo a escala masiva.

Es, a mi juicio, lo que está detrás de la crisis europea y norteamericana. EEUU y Europa trataron de compensar el efecto de su creciente pérdida de competitividad, sobre sus tasas de crecimiento económico, con crédito artificialmente barato (lo que condujo a la crisis hipotecaria de EEUU en el 2008 y a problemas similares en varios países de Europa) y con mayor gasto público (y menores impuestos a los ricos en EEUU). La acumulación resultante de deuda pública limitara por años su crecimiento económico y condujo a la actual crisis de deuda soberana en varios países europeos .

Si  Europa no lleva a cabo reformas estructurales que aumenten su competitividad (como lo han hecho solo Suecia y Alemania) tendrá una década perdida, como la de América Latina en los ochenta. Y eso si logra evitar una crisis financiera de proporciones mayores, lo cual aun no es seguro. Tiene, además, otro problema por resolver: si los países no ceden soberanía a la Comunidad en materia fiscal y financiera (regulación y supervisión centralizada de los bancos) el futuro del Euro no puede garantizarse. Hacer esto requiere un fuerte liderazgo político que hoy no se ve en ninguna parte del viejo continente. El caso norteamericano es menos critico, pero su recuperación continuara siendo lenta.

En esas condiciones, podrán los países en desarrollo seguir creciendo a las tasas actuales? La recesión Europea y el lento crecimiento gringo en algo los afectara, pues estos son mercados muy importantes para sus exportaciones. Pero quizás los afecte menos de lo que se piensa. A fin de cuentas los países de Asia hoy día comercian mas entre sí que con los países ricos. La sola economía China ya es más grande que la de Europa y superara a la de EEUU hacia el año 2050. Cierto que tiene por delante retos grandes para evitar que la necesidad de re balancear el crecimiento de la demanda interna y el de sus exportaciones, el del consumo y la inversión, el de la inversión en infraestructura y capital humano, y otros desequilibrios crecientes (entre regiones y entre el sector financiero regulado y no regulado), lleguen a causar un aterrizaje duro. Pero los chinos han demostrado pragmatismo y habilidad para manejar este tipo de problemas. Por estas razones la mayoría de los analistas esperan que China siga creciendo a tasas altas (entre 7.5% y 8.5% anual) al menos por una o dos décadas más.

Si, además, fuesen capaces de abrir inteligente y gradualmente su sistema político, no seria impensable que China llegue a recuperar la preeminencia tecnológica y comercial que tuvo entre el Siglo IX y el Siglo XV. India puede también convertirse en un polo autónomo de desarrollo.

Si el Asia sigue creciendo a tasas altas al menos por una o dos décadas, los Latino Americanos y los Africanos tendremos buenos precios de nuestros productos básicos, pues estos dependen hoy mucho mas del crecimiento asiático (y en particular chino) que del de Europa y EEUU. Por eso, y por la alta contribución actual de China al crecimiento mundial, el co-movement de las economías latinoamericanas y la economía china es hoy mucho más alto que el co-movement con la economía de los EEUU, en contraste con lo que sucedía hace apenas dos décadas (ver estudios recientes del BID sobre estos temas: Cesa-Bianchi et al, IADB. 2011; Jenkins, IADB, 2011). Esto asegura altos ingresos externos por exportaciones y flujos de capital (a no ser que haya una crisis financiera de marca mayor en Europa que repita la experiencia global del 2008).

Si hacemos las cosas bien podremos,  además,  diversificar nuestras exportaciones hacia el mercado en expansión de Asia, y entre nosotros mismos, y evitar los efectos negativos de la enfermedad holandesa. Esto requiere ahorrar en los buenos tiempos (solo Chile y Perú han sido capaces de tener superávits fiscales durante el boom), Bancos Centrales que no permitan apreciaciones excesivamente rápidas de nuestras monedas (lo que exige un poco de heterodoxia a lo Perú y Asia) e invertir bien los recursos derivados de la bonanza de commodities (en infraestructura y educación de calidad), para compensar la apreciación inevitable del tipo de cambio con mayor productividad de las demás actividades transables.

Hay quienes son muy pesimistas con respecto a estas posibilidades. O bien porque creen que la convergencia a largo plazo requiere no solo buenas políticas macro y micro, sino política industrial activa. Este es el caso de Dani Rodrik. A mi juicio, esta posición subestima la potencia de las fuerzas de la convergencia condicional. Los hechos estilizados del pasado sugieren que si los países en desarrollo no hubiesen sufrido crisis más frecuentes y profundas que los países desarrollados, habrían mantenido una tendencia de convergencia absoluta con los países desarrollados, al menos desde 1950  (ver, por ejemplo, Valerie Cerra y Saxcena, BIS, 2006). Evitar crisis y tener un buen clima de inversión es, a mi juicio, suficiente para converger, así sea muy gradualmente. Para converger rápidamente, como lo hicieron los tigres asiáticos, probablemente se requiere además mejorar skills en áreas con mayor intensidad tecnológica y promover más activamente la innovación empresarial. Pero parece exageradísimo afirmar que sin política industrial eficiente la convergencia es imposible.

Otra cosa es que los gobiernos no sean capaces de hacer lo mínimo necesario para converger. Hugo, Evo, Cristina y su combo parecen empeñados en demostrar que, si uno se lo propone, puede desperdiciar una de las coyunturas externas más favorables que hayan afrontado jamás las economías latinoamericanas.