(Esta entrada está basada en un trabajo elaborado con Juan Miguel Gallego y Darío Maldonado)
Muy poco se sabe sobre cómo la gestión académica de los colegios afecta resultados y comportamientos sexuales de los jóvenes escolarizados, y mucho menos sobre si existen efectos diferenciados entre sexos. Este tema nos parece importante, al menos por tres razones. En primer lugar, los riesgos de comportamiento sexual son importantes en los adolescentes. No solo se trata de que los adolescentes activos sexualmente estén expuestos al contagio de enfermedades de transmisión sexual. Además, varias investigaciones en medicina han mostrado que el riesgo de adquirir cáncer intrauterino aumenta en mujeres que han iniciado actividades sexuales muy jóvenes. Con todo esto, el nacimiento de bebés prematuros (que implica altos riesgos para la madre y el bebé) es más probable en adolescentes.
En segundo lugar, la actividad sexual está asociada a otros comportamientos riesgosos, como abuso de alcohol y otras drogas, pandillismo y criminalidad. Muy poco se sabe sobre las relaciones entre estos comportamientos, ni cómo ni por qué unos llevan a otros. Y en tercer lugar, las estadísticas del tema en Colombia, como en otros países de la región son preocupantes. Mientras, en países desarrollados alrededor del 3% de mujeres entre 15 y 19 años han estado embarazadas; en Colombia, según datos de la ENDS – 2010 de Profamilia, una de cada cinco mujeres de esas edades lo ha estado. A pesar de que alrededor del 93% de las mujeres entre 14 y 23 años del país ha recibido educación sexual en el colegio solo la mitad de las mujeres de esas edades que han tenido relaciones sexuales usó condón en la primera relación sexual.
En nuestro análisis, comparamos colegios públicos en concesión con colegios públicos tradicionales sobre cinco variables de interés: probabilidad de tener relaciones sexuales, edad de inicio de las actividades sexuales, tiempo transcurrido desde la primera relación sexual, uso de condón en la última relación sexual y embarazo adolescente. Esto nos permite estudiar familias relativamente comparables que viven en estratos 1 y 2 en la ciudad de Bogotá. Hacemos dos tipos de ejercicios empíricos: en el primero hacemos análisis de regresión sobre toda la muestra y en el segundo hacemos un análisis de regresión sobre una muestra emparejada, para hacer los grupos de tratamiento (concesión) y control (públicos tradicionales) más comparables entre sí. Para emparejar los grupos de estudiantes usamos variables de las personas (edad y género) y las familias (estructura familiar y nivel socioeconómico). La información que usamos es de la ECSAE (Encuesta de Comportamientos Sexual en Adolescentes Escolarizados) de la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario. En esta encuesta tenemos información de niños y niñas de 14 a 19 años que estaban atendiendo 9o, 10o y 11o grados en colegios de Bogotá entre febrero y marzo de 2010.
En el Cuadro 1 se reportan los resultados de regresión con toda la muestra y con la muestra emparejada. Allí se puede ver que usando toda la muestra, en comparación con los colegios públicos, los colegios en concesión parecen reducir la probabilidad de tener relaciones sexuales, aumentar la edad a la que se tiene la primera relación sexual y reducir el tiempo transcurrido desde la primera relación sexual. Cuando los grupos de tratamiento y control se hacen más comparables con respecto a sus características personales y el origen familiar, los colegios en concesión parecen tener efecto sólo sobre la edad de la primera relación sexual y el tiempo transcurrido desde la primera relación sexual.
Lo que es más interesante, estos efectos parecen darse solamente sobre las niñas y no sobre los niños. ¿Por qué la gestión académica afecta de manera distinta el comportamiento de los niños y de las niñas?
La gestión académica puede afectar el comportamiento sexual de los jóvenes a través de múltiples canales. Hasta el momento hemos explorado cinco de ellos. Dos tradicionales – religión y educación sexual; y tres menos convencionales para la literatura en el tema – el número de estudiantes por profesor, el capital humano de los profesores y el número de niños por niña. Lo que hacemos es mirar las interacciones entre nuestra variable de interés (colegio en concesión) y los mecanismos mencionados.
Los resultados de los mecanismos tradicionales sobre la muestra emparejada se reportan en el Cuadro 2. Allí vemos que en promedio estudiar en colegios en concesión manejados por instituciones religiosas no afecta el comportamiento en nuestras variables de interés, en comparación con los colegios en concesión manejados por instituciones no religiosas. Es muy interesante ver que el efecto nulo de los colegios religiosos sobre la probabilidad de iniciar actividades sexuales es el promedio de dos efectos contrarios según el sexo: la orientación religiosa del colegio parece disminuir la probabilidad de tener relaciones sexuales en las niñas y aumentar la de los niños. Por su parte, la educación sexual recibida en el colegio no tiene impacto en ninguna de nuestras variables de interés, salvo en el uso del condón: reduce el uso de condón. Esta reducción es estadísticamente significativa para las niñas pero no para los niños.
Otros mecanismos menos estudiados pueden estar jugando un papel. El número de alumnos por docente nos da una medida de la escala del colegio, puede afectar, por ejemplo, la atención y seguimiento que cada profesor le puede dar a sus estudiantes. En el Cuadro 3, vemos que los estudiantes en colegios en concesión que tienen más alumnos por docente tienen una mayor probabilidad de iniciar relaciones sexuales, en particular en el caso de las niñas. Además, los estudiantes en colegios en concesión que tienen una mayor proporción de profesores con posgrado usan condón más frecuentemente que sus pares en colegios en concesión con menos profesores con posgrado. Este efecto se ve exclusivamente en los niños, y no en las niñas. Finalmente, aquellos colegios en concesión en los que hay menos disponibilidad de niñas por niño, y que probablemente hay una mayor presión sexual por las niñas, tienen más problemas de embarazo adolescente que en colegios en concesión en los que no hay tal presión. Este fenómeno es significativo en las niñas y no en los niños.
Finalmente, estos mecanismos no se llevan todo el efecto de los colegios en concesión, así que otras variables comunes a ellos que no han sido identificadas también cumplen un papel. Entre estas es importante mencionar que todos los colegios en concesión tienen jornada completa mientras que todos los colegios públicos del grupo de control tienen jornada incompleta. La incapacitación en el colegio puede estar jugando un papel central en el problema.
Si bien muchas preguntas quedan abiertas, en particular con respecto a por qué los resultados son muy diferentes entre niños y niñas, es claro que el rol que tienen ambos sexos en la iniciación sexual puede estar jugando un papel crucial en la efectividad de la gestión escolar en la disminución de comportamientos sexuales riesgosos en los jóvenes.
Darwin muy interesante el artículo, gracias!
Después de leerlo quede con la sensación de que la «policy recommendation» que ustedes harían a partir del trabajo es que es mejor o deseable que los adolescentes empiecen su vida sexual más tarde. Está mi sensación fundada? Estarían Uds de acuerdo con eso? Porque es justo ahí donde yo discreparía.
Pienso que más allá de la edad a la que las personas empiezan su vida sexual, el problema de fondo es si los adolescentes tienen sexo seguro o no. Eso es relevante porque es del sexo inseguro que se derivan los problemas de ETS y de embarazos no deseados que son problemas porque constituyen trampas de pobreza.
De esto se deriva mi segunda observación. Es preocupante y paradójico que la educación sexual tenga un efecto negativo en el uso de condón. Asumiendo que en las clases de educación sexual hablen de eso, los resultados de ustedes indicarían que su no-uso no es ignorancia sino una decisión consciente. Por qué? Será que lo ven como un signo de confianza?
Muchas gracias de nuevo!
Karin, gracias por sus comentarios. Le pido disculpas por la respuesta tardía.
Estoy de acuerdo con usted en que las recomendaciones de política no tienen que ser necesariamente implementar políticas para empezar la vida sexual más tarde. Ciertamente, personas jóvenes pueden tomar esa decisión de manera autónoma, teniendo muy claro cuales son las consecuencias de sus decisiones. Pero la discusión va más allá del sexo seguro.
Según una parte de la literatura en sicología sobre el tema, las personas en promedio se vuelven autónomas para tomar este tipo de decisiones (es decir, son capaces de evaluar todas las consecuencias de estas decisiones) hacia los catorce años. En nuestra muestra los jóvenes comienzan a tener relaciones sexuales a esa edad. Esto significa que es muy probable que buena parte de los jóvenes hayan iniciado actividades sexuales sin ser capaces de evaluar todas las consecuencias de ello.
Por otra parte, nuestros datos también arrojan que los jóvenes saben qué es un condón y para qué sirve, pero menos de la mitad lo usó en la última relación sexual ¿por qué no lo usan? Parte del problema puede estar en la educación sexual que están recibiendo. Puede ser un signo de confianza ó sencillamente que reciben una educación sexual de mala calidad. Fíjese que el efecto negativo de la educación sexual sobre el uso de condón recae sobre las niñas y no sobre los niños. Otra parte del problema puede estar en la manera/contexto en que los jóvenes toman ese tipo de decisiones. Hay evidencia anecdótica que indica que los jóvenes tienen sexo cuando pueden, no cuando quieren. Muy probablemente cuando se puede, los condones no están a la mano.
Los problemas de racionalidad acotada o de miopía parecen ser muy fuertes en este tema. ¿cuáles son las políticas más adecuadas en estos casos?
Darwin gracias, es una información muy valiosa, quisiera llamar la atención sobre la variable jornada e incapacitación, yo considero que el gran problema radica no en la orientación de una política, o si es catedra de sexualidad o como le quieran decir, el asunto desborda estos escenarios y cae directamente en las propuestas educativas, en la medida que los colegios oficiales o en concesión estructuren y direccionen una educación integral, centrada en la formación más que en la capacitación, en el ejemplo más que en las horas de ética, en el desarrollo afectivo más que en la preparación académica centrada en el desempeño en pruebas externas, en la formación de padres más que en la atención a padres para darles un informe academico. Desde este punto de vista el problema no se podrá resolver con pañitos de agua tibia, considero que la comparación colegios en concesión y publicos deja ver alguno aspectos que son fundamentales, los cuales tanto un modelo de colegio como el otro deben contemplar. Veo que los colegios en concesión tienen algo que es muy importante, coherencia y cohesión entre lo que se piensa y lo que se hace, en la medida que los colegios sean bien administrados y direccionen sus acciones hacia un objetivo común es posible pensar en trascender en los estudiantes, en sus vidas, en sus ideales, en sus prácticas, vuelvo y reitero unos y otros deben aprender de manera que el resultado sea cada vez mejor, impactar cultura no es facil pero igualmente no es imposible. Cordialmente, Jairo R. Velásquez Moreno
Los felicito por el informe y por los datos y cifras que dan ya que es muy interesante saber lo que sucede en otros países de como es el caso de Bogotá, lo que pasa con los jóvenes en distintos partes en algún punto se parece ya que son situaciones comunes que se dan en la adolescencia, leí algo muy bueno http://jorgeguldenzoph.com/fenomenos-sociales/hacen-los-jovenes-su-voluntad/ que le va a aporta algunos datos que yo no conocía, también hay artículos para conocer sobre jorgeguldenzoph que explican muy bien temas actuales y del pasado que inciden hoy en día.