Oportunidad perdida

Publicado en El Mercurio el Martes 8 de Mayo de 2012

Además de recaudar, los impuestos tienen dos objetivos: corregir ineficiencias del mercado y redistribuir. La progresividad deseada de los impuestos depende del balance entre la valoración que la sociedad otorga a una distribución más o menos igualitaria de los recursos y de cuánto la intervención fiscal afecte los incentivos a trabajar, ahorrar y generar ingresos formales. La estructura tributaria chilena introduce escasos elementos de equidad. Tampoco es claro que todos sus incentivos resuelvan ineficiencias del mercado. En otras palabras, incluso si no se deseara recaudar más, se necesita de una revisión profunda del sistema impositivo. En particular, dada la evidente importancia que los chilenos asignan a la desigualdad, el sistema debiera incorporar auténtica progresividad.

Existen dos grandes fuentes de regresividad en nuestros impuestos. Una es la relevancia del IVA en la recaudación. Se argumenta que ella se relaciona con cierta facilidad administrativa. Tanto así, que reiteradamente se ha elevado el IVA para financiar programas nuevos, como fue el caso del AUGE. Así, cuando un programa social se financia con un impuesto regresivo se pierde la oportunidad de introducir mayor equidad. Esa facilidad administrativa del IVA se debe a que hemos elegido invertir en ella. La recaudación de impuestos a la renta también sería fácil si tuviéramos un sistema simple y transparente. La segunda gran fuente de regresividad es una serie de exenciones y de regímenes especiales que quizá se introdujeron para promover la inversión, pero que terminaron permitiendo la elusión. Una empresa grande puede tener por el lado una empresa de transporte para llevar su carga y así acogerse a renta presunta y eludir impuestos. Un ejecutivo puede evitar que sus bonos paguen impuestos al recuperar los gastos en educación del colegio particular pagado de sus hijos a través de una caja de compensación. Un profesional puede eximirse del pago de impuestos disfrazando sus ingresos laborales como ingresos del capital. O en vez de reinvertir las utilidades, como es el espíritu de la tributación basada en retiros, una empresa puede crear una sociedad de inversión que ahorra en un paraíso fiscal para traer los fondos de vuelta a Chile sin haber pagado impuestos. Y así suma y sigue…

La exención que más recursos involucra es el que las utilidades de las empresas tributen a base de retiros, y no cuando las rentas se generan. Michel Jorratt, quien fue jefe de Estudios del SII, estimó recientemente que el saldo de las utilidades no retiradas alcanzó los US$ 27 mil millones en 2006. Esta exención beneficia sin duda a las familias más ricas del país. A la vez, dada la maraña de disposiciones especiales en la ley, no es para nada claro que ella genere más inversión productiva. Los beneficios tributarios que perciben los hogares de mayores rentas son altísimos: un 2% del PIB para el 1% más rico, según un trabajo de Ramón López y Sebastián Miller. Asimismo, Jorratt y sus coautores estiman que se podría bajar el IVA desde el 19% al 6% si las utilidades de las empresas tributaran en base devengada, se bajaran las tasas de impuestos marginales más altas y se alinearan las tasas de impuesto a la renta que pagan empresas y personas.

Existen instrumentos más simples para promover la reinversión de utilidades y que limitan la elusión, como la depreciación acelerada asociada a la compra de maquinarias y equipos. Ello es deseable si las empresas, en particular las más pequeñas, tienen acceso restringido a financiamiento para sus actividades de inversión. Pero debe hacerse de manera de asegurar que se descuente el gasto asociado a la inversión, y no a otra cosa.

Es políticamente difícil hablar de impuestos en Chile y en cualquier economía. Es todo un avance que el gobierno y la derecha se hayan abierto a buscar una mayor recaudación impositiva. El proyecto ingresado al Congreso, sin embargo, pierde la oportunidad de revisar con profundidad un sistema que no es eficiente y que ciertamente no es equitativo.

«UNA DE LAS FUENTES DE REGRESIVIDAD DEL SISTEMA IMPOSITIVO SON LAS EXENCIONES Y REGÍMENES ESPECIALES QUE QUIZÁ SE INTRODUJERON PARA PROMOVER LA INVERSIÓN, PERO QUE TERMINARON PERMITIENDO LA ELUSIÓN».