Una de las tendencias electorales de América Latina en los últimos años ha sido la elección de primeros mandatarios de “izquierda,” al punto que se habla de un giro de la región en esa dirección. La excepción es Colombia. El país ha apuntado al lado opuesto al menos con los dos períodos presidenciales de Álvaro Uribe (2002-2006 y 2006-2010) y la elección, con similar plataforma, de Juan Manuel Santos para el periodo 2010-2014. Es cierto que, superada la campaña que llevó a Santos a la presidencia bajo un discurso de continuismo, se observó desde temprano un distanciamiento en las políticas de los dos presidentes. Y aunque algunas de las políticas del gobierno Santos recogen viejas reclamaciones de la izquierda, y a pesar de que el propio Santos quiere definirse como un traidor a su clase, nada de esto borra la evidente debilidad de los partidos de izquierda en Colombia.
Varios factores pueden explicar esta relativa debilidad. Una primera hipótesis apunta a la violencia política. Entre 1984 y 2007, según cifras del Observatorio de Derechos Humanos de la Presidencia de la República, se cuentan un total de 5.565 abusos contra miembros de la Unión Patriótica (UP), entre ellos 2.328 homicidios. El Gráfico 1 muestra la evolución de los abusos contra este partido, fundado a mediados de los años ochenta en medio de negociaciones de paz entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). En los peores años, cientos de militantes de la UP fueron asesinados, y aunque hacia finales de los años noventa las cifras de homicidios cayeron, otros abusos (entre otros, amenazas, intentos de homicidio, desplazamiento, desaparición forzada, secuestro, y tortura) perduraron por decenas hasta el 2005. Además de estas duras cifras anónimas, son bien conocidos los asesinatos de candidatos presidenciales. Jaime Pardo Leal, líder de la UP y candidato presidencial en los comicios de 1986 fue asesinado en el 87. Bernardo Jaramillo, también de la UP, corrió la misma suerte en 1990. Durante esas últimas elecciones también fue asesinado Carlos Pizarro, líder del recién desmovilizado grupo guerrillero M-19.
En estas circunstancias de violencia histórica, no sorprende que la izquierda democrática colombiana no haya podido florecer. Sin embargo, algunos prefieren apuntar a un segundo grupo de hipótesis para explicar la debilidad de la izquierda en Colombia, enfatizando más bien factores internos. Por un lado, nuestra izquierda es una izquierda dividida. El más reciente intento de unificación bajo el partido Polo Democrático Alternativo parece estar en crisis. La última manifestación es la elección de Gustavo Petro, antes estelar parlamentario por este partido, como alcalde de Bogotá bajo el disidente movimiento de “Progresistas.”
Ello nos lleva a la segunda explicación centrada más en los problemas internos de la izquierda que en su entorno. Posiblemente el logro electoral más significativo de la izquierda democrática ha sido conquistar la alcaldía de Bogotá en tres ocasiones consecutivas desde 2004. Para muchos, este es el segundo cargo en importancia del país. (Dicho sea de paso, nunca he sabido cómo se establece esta jerarquía, que parece tan arbitraria como aquella que dice que la Marsellesa es el himno más bonito del mundo y, el segundo, el colombiano. Ya sé, amigo latinoamericano, que en su país posiblemente se afirma que este segundo lugar le pertenece a su himno, lo que prueba mi punto.) Pero volviendo a lo que nos concierne, el desempeño de la izquierda en Bogotá no ha sido el mejor, en especial en la reciente administración de Samuel Moreno, quien acabó destituido y en la cárcel. Así, una segunda explicación señala que, quizás como consecuencia de la apertura de espacios políticos y la reducción de la violencia en su contra, la izquierda democrática ha podido llegar a posiciones de poder pero las ha desaprovechado.
Estas explicaciones pueden tener cierta validez, pero además de casos de pésima administración como el de Moreno en Bogotá, hay ejemplos como el de Antonio Navarro. Este ex-dirigente del M-19 recibió un premio como mejor alcalde de Colombia en 1998 por su tarea en Pasto (la capital de Nariño, departamento del suroccidente colombiano limítrofe con Ecuador). Así, como seguramente en todas las izquierdas, los centros y las derechas de la región, en Colombia hay unos dirigentes competentes y otros incompetentes. De otro lado, no dudo que en otros países de la región las divisiones internas de la izquierda también son supremamente agudas.
Parece entonces más pertinente buscar la explicación del pobre desempeño de la izquierda en algo más característico del caso colombiano. El candidato es obvio. Como dijo hace poco el historiador Jorge Orlando Melo “si en Colombia la izquierda es débil e impotente es porque hay guerrilla.” La existencia de la guerrilla ha permitido la estigmatización de los políticos de izquierda, que con frecuencia son señalados de simpatizar con la desprestigiada izquierda armada. Sin pretender minimizar el brutal exterminio de la UP, no se puede desconocer que en nada ayudó la “combinación de las formas de lucha” que las FARC buscaron promover a través de este partido. Tampoco ha ayudado la actitud ambigua, y en ocasiones decididamente complaciente, que algunos líderes de la izquierda democrática han tenido con la izquierda armada. La (o)posición frente a la guerrilla ha profundizado las divisiones internas de la izquierda democrática. El tema está de moda por estos días, tras una masiva y nueva movilización de la izquierda colombiana la semana pasada en Bogotá a través de la llamada Marcha Patriótica. Como lo reseñó uno de los columnistas más leídos en Colombia, la Marcha revivió las divisiones de la izquierda, su estigmatización, y sobre todo el pesado lastre de la guerrilla.
La izquierda armada es, en suma, una amenaza para la izquierda democrática. Pero, ¿es la izquierda democrática una amenaza para la izquierda armada? Curiosamente, esta posibilidad ha recibido menos atención. Como parte de una investigación en desarrollo con Juan Fernando Vargas de la Universidad del Rosario y con la ayuda de David Guzmán (estudiante de la Universidad de Georgetown), encontramos un hecho interesante que así parece sugerirlo.
El ejercicio es simple. A partir de la información disponible sobre la actividad guerrillera, examinamos si hay mayores ataques en municipios gobernados por alcaldes de izquierda que en aquellos gobernados por alcaldes de no-izquierda. El primer paso, por supuesto, es definir si un político es o no de “izquierda.” Cuando se trata de políticos del partido Polo Democrático Alternativo o sus antecesores, la clasificación es sencilla. Pero para otros candidatos, la tarea es más compleja, e implicó (con la ayuda de Mauricio Vela, ahora en el BID) la revisión de la historia y plataformas políticas de decenas de partidos y movimientos políticos que han participado en las elecciones locales en los últimos años.
Completada la clasificación, comparamos si la guerrilla es más agresiva en municipios donde el alcalde elegido es de izquierda. (Para medir agresiones de la guerrilla usamos el número de ataques contra la población civil y enfrentamientos con otros grupos ilegales o las fuerzas del estado, empleando la versión actualizada de esta base de datos). Por supuesto, esta comparación es ingenua. Los municipios donde la izquierda ha sido más exitosa difieren sustancialmente de aquellos donde no ha logrado llegar al poder. ¿Cómo saber que es la elección de un alcalde de izquierda, y no alguna de estas otras diferencias, lo que causa la mayor agitación guerrillera? Una solución es utilizar un diseño de regresión discontinua. La idea general para medir el “efecto causal” (la redundancia de moda entre economistas) de la elección de un alcalde de izquierda sobre la actividad guerrillera, es utilizar los municipios donde el candidato de izquierda logró derrotar por muy poco al de no-izquierda. Los municipios con alcaldes de izquierda y no-izquierda no son comparables en general, pero lo son más cuando fueron sólo unos pocos votos los que decidieron el resultado de la elección.
El Gráfico 2 muestra la esencia del procedimiento y los resultados básicos. En este gráfico se incluyen todos los municipios con sólo un candidato de izquierda entre los dos mejores (en las elecciones a la alcaldía para 1997, 2000, 2003 y 2007). El eje horizontal grafica la proporción de votos para el candidato de izquierda sobre el total obtenido por los dos mejores. Por lo tanto, cuando el eje horizontal toma un valor superior a 0,5 el alcalde elegido es de izquierda. Mientras tanto, el eje vertical presenta la actividad guerrillera (por cada 100.000 habitantes) en el año siguiente a las elecciones. Las curvas muestran la mejor predicción para la actividad guerrillera a cada lado del punto crítico 0,5 (según una regresión de tal actividad en la proporción de votos por la izquierda y la proporción de votos al cuadrado). En este contexto, el efecto de elegir la izquierda en un municipio en cuestión corresponde a la distancia entre estas dos curvas alrededor de 0,5. La gráfica es contundente: la línea verde sugiere que en un municipio en el que la izquierda apenas logra ganar se esperan unos 5 ataques al año siguiente por cada 100.000 habitantes, mientras que la línea roja indica que el número correspondiente donde la no-izquierda es la ganadora por un estrecho margen está cerca de un ataque por cada 100.000 habitantes.
Una lectura, quizás la más sencilla de este resultado, es que la guerrilla se siente más amenazada por la izquierda democrática que por la no-izquierda, y por ello es más agresiva frente a ella. Para examinar la cuestión en mayor detalle, las Tablas 1 y 2 resumen algunos resultados adicionales que hemos obtenidos hasta el momento. Estas tablas presentan estimaciones de la distancia entre dos curvas como las del Gráfico 2, para otros resultados y con diversas metodologías.
Cada tabla tiene tres columnas. Los detalles econométricos son los siguientes: en las primeras dos columnas, se estima el efecto de elegir un alcalde de izquierda utilizando únicamente las observaciones correspondientes a las elecciones suficientemente estrechas y ajustando una línea de regresión a cada lado del punto crítico. El punto crucial a definir en este caso es el ancho de banda, es decir el rango de datos alrededor de 0.5 que serán tomados en cuenta para la estimación. La columna 1 elige el ancho de banda óptimo de acuerdo con el método de Imbens y Kalyanaraman (2009)[1]. Dada la relativa escasez de datos (¡son pocos los candidatos de izquierda que han estado entre los dos mejores!), este criterio tiende a generar anchos de banda relativamente amplios (triunfos por un margen de hasta 8 puntos porcentuales). Así, si bien pueden ser econométricamente óptimos, no cumplen con la noción intuitiva de incluir sólo municipios muy semejantes. Por esto, la columna 2 reduce el ancho de banda a la mitad. Finalmente, la columna 3 ajusta una curva de regresión a cada lado del punto crítico usando todos los datos, y estima el efecto de la elección de un alcalde de izquierda como el salto que se da entre dichas curvas en 0,5. Al usar todos los datos, es importante incorporar una forma funcional más flexible para acomodar las observaciones distantes, por lo que en este caso las curvas ajustadas son polinomios de grado 4 de la proporción de votos.
En cada caso, el efecto del partido de izquierda sobre la variable dependiente corresponde al coeficiente de la fila marcada con el nombre “Izquierda”. Así, en el primer panel de la Tabla 1, por cualquiera de los tres métodos, se encuentra un efecto positivo de la elección de alcaldes de izquierda sobre la violencia guerrillera por cada 100.000 habitantes en el año siguiente. La magnitud indica entre 12 y 14 ataques por 100.000 habitantes más en los municipios de izquierda que en los de no-izquierda, una magnitud que implica cerca de 4 veces más ataques en los municipios de izquierda en comparación con los de no-izquierda en la muestra.
El segundo panel en la Tabla 1 muestra un resultado importante para la interpretación. El efecto anterior no corresponde a más violencia, en general, en los municipios de izquierda. Este panel repite el ejercicio usando como variable dependiente la violencia por parte de los grupos armados ilegales de derecha: los paramilitares[2]. En este caso, no se encuentra bajo ninguno de los métodos un efecto significativo de la izquierda sobre la actividad violenta.
La Tabla 2 muestra tres resultados adicionales importantes. Primero, verifica que lo establecido atrás no corresponde simplemente a una tendencia diferente en términos de violencia guerrillera para los municipios que eligieron a un alcalde de izquierda. El primer panel muestra que con los ataques del año previo a la elección como variable dependiente no hay ningún efecto significativo de la elección de la izquierda. Segundo, destaca que no se trata de que en los lugares donde sale victoriosa la izquierda el gobierno reduzca su actividad contra la guerrilla. Con los ataques del gobierno como variable dependiente, se encuentra que el coeficiente para la izquierda es positivo (aunque no es estadísticamente significativo). Finalmente, una posible explicación del resultado es que, simplemente, los alcaldes de izquierda son peores alcaldes, en todos los frentes, incluyendo la habilidad para contener la insurgencia. Aunque los resultados anteriores para ataques paramilitares y ataques del gobierno sugieren que esto no es así, el tercer panel emplea el recaudo tributario (como porcentaje de los ingresos totales del municipio) como medida de desempeño del alcalde electo. Aunque no es una medida perfecta, se trata de una proxy comúnmente usada para evaluar la habilidad en la gestión local. El resultado es claro: en nuestra muestra, los alcaldes de izquierda recaudan entre unos 6 y 9 puntos porcentuales más de ingresos tributarios que los de no-izquierda.
Vale anotar algunos resultados adicionales que, aunque no añaden sustancia, dan credibilidad a la validez del ejercicio. Primero, el supuesto del diseño de regresión discontinua es que los municipios donde la izquierda derrotó a la no-izquierda por un margen estrecho tienen características similares a aquellos donde la no-izquierda salió apenas victoriosa. Este supuesto se puede validar al menos parcialmente repitiendo los cálculos anteriores para características de los municipios que no deberían verse afectados por la elección de un alcalde de izquierda (pero que sí pueden influir sobre la actividad guerrillera). Nuestra revisión de un conjunto amplio de características geográficas de los municipios (como altitud, aptitud del suelo, área, acceso a ríos, distancia a ciudades capitales, pluviosidad) y socioeconómicas de largo plazo (como la densidad poblacional, o el nivel de pobreza estructural) sugiere que hay muy pocas diferencias de este tipo. Tampoco son distintos en promedio los niveles de violencia no asociados a la guerrilla, pues la tasa de homicidios es similar entre los dos tipos de municipios. No hay, tampoco, evidencia de manipulación de las elecciones estrechas. Es decir, no parece que un número desproporcionado de las elecciones estrechas entre partidos de izquierda y no-izquierda sea ganado por los partidos de izquierda, o al contrario.
En suma, elegir un alcalde de izquierda parece incrementar el nivel de actividad guerrillero en los municipios. Como ni la iniciativa estatal en materia de seguridad, ni el nivel de actividad paramilitar, ni medidas indirectas de la calidad de la gestión de estos alcaldes parecen estar detrás de este resultado, es sensato suponer que este efecto obedece a una reacción de la guerrilla. Una interpretación es que la izquierda democrática es una peor amenaza para la guerrilla, al restarle espacio político. Pero son apenas los primeros pasos de nuestra investigación, y por lo tanto un magnífico momento para recibir su comentarios.
[1] Imbens, Guido, y Karthik Kalyanaraman. 2009. «Optimal Bandwidth Choice for the Regression Discontinuity Estimator.» NBER Working Paper 14726.
[2] Los paramilitares son milicias creadas desde fines de los setenta por elites locales y narcotraficantes para contrarrestar a la guerrilla. A mediados de los noventa, se unieron en las Autodefensas Unidas de Colombia. Durante el gobierno de Álvaro Uribe, se llevó a cabo un proceso de desmovilización, aunque estos grupos han resurgido como “bandas emergentes.”
Supervivientes de la UP aún creen que ese movimiento fue víctima de la represión del Estado. Ellos creen que fue el ejército, y no la guerrilla, el responsable del asesinato de sus líderes. Sería muy interesante saber porqué razones hay más ataques de la guerrilla durante gobiernos de izquierda.
Leyendo esta entrada me surgió una pregunta: ¿qué tal si la corrupción está asociada con el apaciguamiento de los grupos armados? Es decir qué tal si los grupos armados no atacan a políticos por su afiliación política sino por la dificultad de «negociar» en otras dimensiones (el pago de rentas). En Colombia los gobiernos de izquierda sufren de un estigma, y uno esperaría, que los obliga de cierta forma a tener prácticas de gobierno más sanas para hacerle peso a las críticas y señalamientos con resultados. (La excepción sería el gobierno de Samuel Moreno en Bogotá) Como Leopoldo nota en su columna, según entendí, los políticos de izquierda han tenido un mejor desempeño (al menos en recaudo fiscal). Qué tal si la mayor presión por parte de grupos armados se debe a la imposibilidad de capturar rentas por las vías de la negociación.
Durante el periodo de Uribe los grupos armados ilegales estuvieron apaciguados, y yo creo, eso se debió a que a través de los programas de desmovilizados (entre otras alternativas como la parapolítica) se logró literalmente comprar un poco de paz. Sería muy interesante poder saber las razones para responder específicamente con violencia habiendo otras alternativas para la solución de un conflicto de intereses.
Hola Edgar,
Gracias por el comentario. Esta es una posibilidad interesante, que el mecanismo que explique los resultados sea una mayor transparencia de la izquierda democrática y que la guerrilla ataque más a los gobiernos más transparentes. Infortunadamente es difícil medir si un candidato es transparente o no, pero si tuviéramos una medida, podríamos hacer el mismo ejercicio comparando a los candidates transparentes que apenas ganaron o apenas perdieron las elecciones frente a candidatos no transparentes. Vamos a explorar esta opción. Por lo pronto una manera de medirlo que se me ocurre es a través de la puntualidad en la entrega de las finanzas de campaña, algo en que los candidatos más corruptos se espera sean menos cumplidos.
Muy interesante el artículo!
Según entiendo para medir violencia se usan datos sobre ataques directos de la guerrilla sobre el municipio y enfrentamientos de la guerrilla con otros grupos y el ejército. Se me ocurre que podría ser interesante, de ser posible, desagregar esta variable y así mirar si existe otro efecto de la elección de un alcalde de izquierda sobre el municipio. Por ejemplo, si las operaciones de las fuerzas estatales disminuyen -en alguna medida- con la elección de un alcalde de izquierda.
Se me ocurre también que puede ser interesante mirar efectos en plazos algo más largos. Por ejemplo, si el efecto se mantiene en el último año del alcalde o, si hay suficientes datos, si hay diferencia entre los municipios que antes tenían ya un alcalde de izquierda y los que no.
Finalmente, me parece que la nota final no es del todo precisa. Las bandas criminales son muy diferentes a los grupos paramilitares, aunque hay gente que migró de un grupo a otro, la naturaleza de ambos es muy distinta.
Pablo,
Mil gracias por el comentario, muy interesante.
Hay varias partes. Sobre lo primero: en efecto miramos si las operaciones estatales del gobierno se reducen o no, y no lo hacen (segundo panel de la Tabla 2). No parece que sea el caso, de modo que este no parece ser el mecanismo. Sobre los efectos de largo plazo, aunque no los pusimos en post para no volverlo aún más largo, el resultado que obtenemos es que el efecto persiste, pero cae su magnitud. Finalmente, las bandas emergentes tienen semejanzas y diferencias con los paramilitares. No queríamos desconocer estas últimas ni minimizarlas, y el análisis de continuidad o ruptura es un debate que no miramos en este trabajo.
Leopoldo y Juan Fernando, muy chévere el estudio. El resultado principal es sorprendente pero creo que otro resultado sorprendente que se desprende de los chequeos es que, otras cosas iguales, el hecho de haber elegido un alcalde de izquierda no tenga impacto alguno un año después sobre los niveles de violencia de los paramilitares (incluso en algunas regresiones los signos son negativos aunque lejos de ser significativos). Tienen alguna intuición al respecto?
Hola Juan Sebastián,
¡Gracias! Sí, eso es sorprendente. No tenemos una buena explicación (aunque por supuesto sirve para descartar hipótesis alternativas). Sería interesante poder mirar si es un fenómeno reciente, teniendo en cuenta la desmovilización de los paramilitares. Pero, infortunadamente los datos son pocos, como para ser optimistas sobre si podemos distinguir si ese efecto promedio es distinto año por año. Pero lo intentaremos de todos modos porque esa es una hipótesis posible.
Muy interesante el trabajo. El gráfico sería un poco más informativo si promediaran la variable dependiente para intervalos de la independiente.
Luis,
Gracias. Tienes toda la razón. Tomamos nota. Mostraremos los promedios por intervalos además de los datos brutos.
Leopoldo, muy sugestivo el post además de pertinente dada la coyuntura del país. Quisiera aportar un par de comentarios:
En cuanto a la justificación de los resultados a partir de “la amenaza que representa IZQ Democrática para la IZQ armada” se me ocurre lo siguiente… Quizás el aumento en los ataques no se deba al efecto reaccionario por parte de la guerrilla al ver “amenazados” sus intereses políticos. Sino todo lo contrario, como respuesta natural de estos grupos armados al encontrarse ahora en un marco institucional débil y condescendiente en términos ideológicos; Ambiente “propicio”, militarmente hablando, para que este tipo de ataques tengan un impacto mediático mucho mayor al interior del municipio y quizás a nivel nacional.
Dicho en otras palabras, el incremento en ataques violentos, al interior de municipios cuyo alcalde electo es de izquierda, puede ser una consecuencia de la permisividad del gobernante de turno ante este tipo de hechos, que lejos de ser una acción ingenua ó inadvertida, podría ser una muestra de cooperación ideológica por parte del gobernante a “la vigencia de la lucha revolucionaria”, o al anhelo primario de la izquierda armada del país.
Por otro lado, y ya más en el tema econométrico, ¿Cómo analizar el signo de las regresiones locales? Es muy interesante que los datos muestren que el número de ataques disminuya conforme aumenta el poder electoral de la izquierda en el, municipio.
Hola Juan Felipe,
Mil gracias por estos comentarios tan buenos (y por lo tanto difíciles de contestar).
Lo primero. Es cierto que en lugar de la hipótesis de que se trata de una reacción de una guerrilla que está más amenazada, se podría llegar a la conclusión de que la izquierda democrática es cómplice de la guerrilla y los deja llevar a cabo ataques, o alguna versión de lo anterior. En otras palabras, no se trata de una incompetencia general como la que tratamos de descartar con los datos fiscales, sino una incompetencia selectiva (incompetencia a propósito, dejar a la guerrilla hacer sus cosas). Esta última es más difícil de probar, pero estamos buscando alguna manera de hacerlo (¡y las ideas están bienvenidas!).
Sobre lo segundo, creo que se puede especular sobre posibles razones para la pendiente negativa, fuera de la discontinuidad, de las curvas de regresión. Sin embargo, hay que tener en cuenta que lejos de la discontinuidad tenemos un problema serio de endogeneidad, por lo que a lo mejor son variables omitidas las que explican esto.
Ahora, eso no minimiza un hecho que no es ideal: como la pendiente no es positiva, en cambio el salto discontinuo sí lo es, la cuestión sobre la «validez externa» de los resultados es importante. Es decir, el efecto que encontramos de elegir a la izquierda es un efecto local, que se da en municipios con fuerte competencia. Pero no podemos extrapolar fácilmente a otros contextos y decir, por ejemplo, que cuando la izquierda gane por un amplio margen se empeoren los ataques.
A propósito de la «incompetencia selectiva»: Según enetendí lo que popone Juan David es algún tipo de comportamiento estratégico por parte del político de izquierda. Si es así ¿Qué tipo de beneficios tendría dejar a la guerrilla a hacer ataques?¿Será traer al votante guerrillero?.
Valdría la pena probar la hipótesis
¡Sí claro! Juan Felipe sugiere que es estrategia. Por incompetencia selectiva yo me refiero a la hipótesis de que estratégicamente se le den espacios de acción a la guerrilla, no a algo accidental.
youtube.comSaludos Leopoldo,
Meditando un poco acerca de cuál era la realidad política en el país durante los periodos de gobierno del ex-presidente Alvaro Uribe; vale la pena resaltar que los paramilitares jugaron un papel muy importante en las elecciones de alcaldes y senadores. Se conocen testimonios como los de el ex-jefe paramilitar Salvatore Mancuso el cual afirma que los grupos paramilitares «permearon todas las instancias del poder» (entrevista de Salvatore Mancuso por RCN: http://www.youtube.com/watch?v=sf4XNpHbwOk).
Considerando que las localidades donde se eligieron alcaldes de izquierda muy probablemente no son zonas que estaban bajo control paramilitar; se pudiera atribuir el aumento de violencia guerrillera en estos territorios a que eran todavía accesibles a la guerrilla.
Como los grupos guerrilleros se estaban viendo afectados por la insurgencia paramilitar, para los guerrilleros era de interés mostrarse violentos y mostrar que todavía tenían control militar sobre estas zonas. Si no, los grupos paramilitares estarian motivados a ingresar a las poblaciones con alcaldes de izquierda y eliminarlos, tal como lo ocurrido con los militantes de la UP en el pasado.
En pocas palabras, a mi parecer lo ataques guerrilleros en contra de municipios con alcaldes de izquierda no son necesariamente una manifestación en contra de la izquierda democrática, mas si una manera de señalarle a los grupos paramilitares que ellos (los grupos guerrilleros) tenia presencia militar en esas zonas.
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youtube.comSaludos Leopoldo,
Meditando un poco acerca de cuál era la realidad política en el país durante los periodos de gobierno del ex-presidente Alvaro Uribe; vale la pena resaltar que los paramilitares jugaron un papel muy importante en las elecciones de alcaldes y senadores. Se conocen testimonios como los de el ex-jefe paramilitar Salvatore Mancuso el cual afirma que los grupos paramilitares “permearon todas las instancias del poder” (entrevista de Salvatore Mancuso por RCN: http://www.youtube.com/watch?v=sf4XNpHbwOk).
Considerando que las localidades donde se eligieron alcaldes de izquierda muy probablemente no son zonas que estaban bajo control paramilitar; se pudiera atribuir el aumento de violencia guerrillera en estos territorios a que eran todavía accesibles a la guerrilla.
Como los grupos guerrilleros se estaban viendo afectados por la insurgencia paramilitar, para los guerrilleros era de interés mostrarse violentos y mostrar que todavía tenían control militar sobre estas zonas. Si no, los grupos paramilitares estarian motivados a ingresar a las poblaciones con alcaldes de izquierda y eliminarlos, tal como lo ocurrido con los militantes de la UP en el pasado.
En pocas palabras, a mi parecer lo ataques guerrilleros en contra de municipios con alcaldes de izquierda no son necesariamente una manifestación en contra de la izquierda democrática, mas si una manera de señalarle a los grupos paramilitares que ellos (los grupos guerrilleros) tenian presencia militar en esas zonas.
Hola Alvaro, mil gracias por tu mensaje. Me parece muy interesante la hipótesis. Creo que la debemos considerar con cuidado y pensar en formas de refutarla o comprobarla. Ahora, te doy una información que no parece del todo consistente con esa idea. Si tu hipótesis fuera cierta, esperaríamos que aquellos lugares fuesen diferentes en términos de los ataques paramilitares (previos o posteriores). Este no es el caso. Pero, repito, me parece una idea interesante que pensaremos con mayor cuidado.
Hola,
Muy interesante este análisis, y muy relevante para la coyuntura actual. Algunos comentarios e ideas preliminares: (quizás ya tienen respuesta a algunos de estos comentarios dado que este post es antiguo).
-En el gráfico incluyen las elecciones a la alcaldía para 1997, 2000, 2003 y 2007. Sin embargo: ¿Es adecuado meter resultados electorales y de ataques en distintos años? Los grupos armados que realizan los ataques no son los mismos en los distintos años. Por ejemplo: la fortaleza de la guerrilla no era la misma durante la zona de distención (2000) que antes en el 97. Como ustedes bien dicen, no hay diferencia entre las covariables a la izquierda y derecha del corte, pero quizás en el tiempo hay diferencias y este es un factor que se debe controlar. (ej: Quizás las alcaldías ganadas, fueron en el 2000, mismo año donde pudo haber más ataques de la guerrilla, siendo el año la variable que explica el salto en los ataques). Al parecer hay una forma de controlar por tendencias en el tiempo, es decir hacer regresión discontinua en contexto de paneles (Lee and Lemieux, 2010, pg 337). (Probablemente ya vieron la referencia).
-La variable dependiente se podría medir con un intervalo de tiempo más corto. En vez de año a año, donde se pueden omitir hechos relevantes. Por ejemplo en Marzo de 1988 la UP ganó la alcaldía de Segovia Antioquia, y en Noviembre de 1988 sucedió la conocida masacre por parte de los paramilitares. Es decir el mismo año donde hubo elecciones hay más ataques, y quizás los ataques van disminuyendo en el tiempo y esto sería interesante explorar. Si no estoy mal, los datos de violencia del CEDE están desagregados a nivel diario, y se podrían usa para ver si hay alguna tendencia en el tiempo.
– Pueden haber efectos heterogéneos dependiendo del tipo de ataque que se mida. Quizás los ataques por parte de los grupos armados fue más de origen político (ej: homicidios a activistas, dirigentes y alcaldes) que a la población en general. Sería interesante separar el tipo de ataque, y esto lo permite la base de datos de violencia del CEDE.
-Si hay incompetencia selectiva quizás se podría explorar mirando el tipo de partido de izquierda que ganó la alcaldía. Es importante recordar que históricamente hay diversidad en los partidos de izquierda en el país, si no estoy mal, unos no rechazaban la lucha armada mientras que otros la condenaban (ej: PCCC o progresistas). Quizás los partidos que no rechazaban la lucha armada es más probable que ellos “permitan” la incompetencia selectiva. Se podría intentar una dummy por si rechazan o no la lucha armada.
Saludos,
Nelson.
Referencia:
Lee, D. S., & Lemieux, T. (2010). Regression Discontinuity Designs in Economics. Journal of Economic Literature, 48(2), 281–355. doi:10.1257/jel.48.2.281