Los argentinos hoy votamos en elecciones legislativas para renovar las dos cámaras del congreso. Tal como lo anticipamos el año pasado en este blog (aquí), estas elecciones cerrarán la puerta a la reforma de la Constitución necesaria para posibilitar un tercer de mandato de Cristina Fernández de Kirchner. ¿Qué es lo que podemos esperar que ocurra con la economía hasta las próximas elecciones?
En la economía, como en la vida, es muy difícil predecir el futuro ya que es imposible predecir el devenir de los eventos. Sin embargo, podemos identificar problemas y situaciones y tratar de proyectarlas hacia delante.
En el corto plazo la situación macroeconómica podría ser bastante estable aunque hay mucha incertidumbre. El escenario más probable involucra un crecimiento del ingreso y del salario real moderado (las tasas chinas no son mas posibles, ver aquí), una inflación estable alrededor del 25% anual y un déficit fiscal del sector público consolidado (Nación + provincias) de alrededor del 3% del PIB.
El gran problema radica en el manejo de las reservas y el desorden de los tipos de cambio. El aislamiento financiero de la Argentina que la obliga a “desendeudarse”, unido a los fuertes incentivos a comprarle dólares al gobierno al cambio oficial y a no vendérselos dificultan la meta de llegar a las elecciones de 2015 pagando todos los vencimientos de la deuda pública nacional y provincial denominada en moneda extranjera. Es muy probable que este régimen experimente cambios en los meses venideros. ¿Qué es lo que podemos esperar?
Una alternativa es una radicalización de los controles cambiarios que trate de cerrarle las vías de escape a los dólares que se huyen del cepo cambiario y que trate de “incentivar “a empresas a invertir en Argentina. Esta es una estrategia peligrosa ya que es difícil que tenga éxito si persiste la brecha entre el tipo de cambio oficial y el de mercado (blue o negro).
Una segunda alternativa es una continuación de medidas tendientes a integrar al país a los mercados internacionales de capitales como el reciente pago de las sentencias del CIADI que destrabaron préstamos del Banco Mundial. Más medidas de este tenor, junto con un acercamiento del tipo de cambio oficial al de mercado podrían calmar el frente externo.
La tercera alternativa es unificar el mercado cambiario y dejar flotar el precio del dólar hasta que el mismo encuentre su valor. El gran interrogante aquí es a qué valor va a fluctuar el dólar. Ello depende, en gran parte, de la demanda de dinero, es decir de las expectativas de emisión de dinero. Una unificación del mercado cambiario que no altere el programa monetario y fiscal actual probablemente determine un tipo de cambio parecido al de los valores actuales con el beneficio que eliminaría los grandes incentivos a comprar dólares subsidiados y a retener exportaciones.
Todos estos esquemas en los que el gobierno sigue financiando su déficit emitiendo dinero son vulnerables a corridas contra el peso. Cualquier chispazo puede fogonear una escapada inflacionaria si en algún momento la gente pierde confianza, se desploma la demanda de dinero, y el gobierno aún tiene que financiar un déficit importante emitiendo dinero.
Un camino más radical, que probablemente le quede al próximo gobierno es la unificación del mercado cambiario acompañada de un plan para bajar la inflación.
Andrés, desde 1951, los desequilibrios de los mercados internos se resumen en un desequilibrio del mercado cambiario. Nada ha cambiado. Ya en la crisis de 1951, Perón nos preguntó para qué queríamos un dolar si teníamos el peso y nos contaba que él vivía bien con unos pocos dólares. Todas y cada una de las crisis han pasado por el dólar, pero bien sabemos que el desequilibrio del mercado cambiario y la tasa de inflación son síntomas de que la política económica debe cambiar (entre marzo 1991 y diciembre 2001 se reprimieron los síntomas en base a la venta de activos estatales y endeudamiento externo, pero volvieron cuando estas dos fuentes de recursos se acabaron, de igual manera que pasó en 1951). Y también aprendimos, o deberíamos haber aprendido, que el cambio de la política económica es resultado del juego de la política y no de los buenos y malos análisis del ejército argentino de economistas (¡cuánto ha crecido desde 1951!).
Luego de ayer, el juego de la política vuelve a donde siempre ha vuelto desde 1951, esto es, al Partido Peronista. El gran éxito de Perón fue organizar ese Partido, una cooperativa de políticos cuyo único interés común es acceder al poder para gozarlo y cuyo tamaño óptimo es el mínimo necesario para acceder al poder y gozarlo, lo que necesariamente excluye a muchos que tienen ese mismo interés (la misma lógica que cualquier otra empresa que compite por poder dominante en un mercado pero con reglas internas distintas). En los años en que las Fuerzas Armadas eran árbitros de la competencia política, las crisis económicas eran más frecuentes porque la oposición al PP recurría a ellas, pero en los últimos 30 años se postergan mucho cuando gobierna el PP (1989-99 y 2002-13). Si debiera apostar por algo hoy, apostaría por un acuerdo interno en el PP para que la cooperativa se presente unida en el 2015 y vuelva a ganar. La devaluación a 10 pesos ya ocurrió y sólo queda el problema de blanquearla, algo que ocurrirá a pasos cada vez más rápidos, lo suficiente para evitar que el blue se dispare a 15 antes del 2015. Si el PP lo pudo hacer durante el 2002, cuando la situación era mucho más difícil (no creo que ningún economista argentino que asistió al circo de diciembre 2001 anticipó la salida casi tranquila de 2002), debería poder repetirse en los próximos meses. La duda principal viene de algo que tampoco ha cambiado desde 1951: la falta de una alternativa al PP. Esta falta puede quitar presión a la interna del PP para negociar rápidamente el acuerdo 2015. Nota pié página: No considero la desaparición o cambio radical de ese PP como probable por falta de evidencia, pero quedo abierto a considerar cualquier evidencia –relevant and reliable– que se presente.
Fidel, muchas gracias por los comentarios, con los que coincido bastante. Hay muchos desequilibrios de fondo por corregir: precios relativos de la energía, blanqueo de deudas previsionales, arreglos de la deuda con holdouts, deficit fiscal, comercio exterior, transporte publico. La lista es grande. La pregunta es si hay alguno que necesite acción correctiva porque es una bomba de tiempo. Ahí es donde parecería ser que el drenaje de reservas y los vencimientos de la deuda en 2015 son una combinación peligrosa.
Aparentemente para este gobierno, o para el proximo, fatalmente encontrará con que la solucion a aplicar es la «tercera alternativa» del artículo.Aunque la oferta y demanda -con o sin intervención de las autoridades- es la que hace que el precio lo fije el mercado en el actual contexto de conflictividad social ¿aplicarla no hará que la inflación en una primera etapa lleve a un crecimiento muy importante en los precios? ¿que pasará con los reclamos de los sindicatos?. Y si bien se incrementará la recaudación impositiva que debería disminuir el déficit fiscal ¿se mantendrá la actividad productiva dada la mayor necesidad de capital en giro de las empresas para comprar las materias primas y hacer frente a los mayores costos? Supongo que la tercera alternativa también deberá ir acompañada por un ajuste en las tarifas de los servicios públicos a los usuarios. Finalmente en mi opinión las decisiones que tome la mayoría para los próximos dos años (o tres) sea pensar en el ultimo parrafo: el camino más radical… con probabilidad y esperanza que sea un gobierno peronista. Alguna vez deberían enfrentar las consecuencias de lo que hacen sus «compañeros»