La confianza en la policía en América Latina y el Caribe: otra anomalía de la región

Como hemos visto en varias entradas previas, América Latina y el Caribe (ALC) es la región más violenta del mundo. Un tema íntimamente ligado a la situación de inseguridad es la tarea de la policía. ¿Qué principios deberían regir el actuar de la policía? Varios autores sugieren que hay dos principios básicos que deberían guiar a la policía (Lum y Nagin, 2015):

  1. Prevenir el crimen: poniendo un mayor énfasis en actividades disuasivas del delito.
  2. Promover la confianza de los ciudadanos: registrar reacciones de los ciudadanos a las distintas estrategias de la policía y establecer canales de comunicación y retroalimentación.

Ambos principios están íntimamente ligados. En este post nos enfocaremos específicamente en la confianza en la policía, y en el próximo analizaremos aspectos relacionados con el primer principio de prevención.

¿Por qué es importante la confianza en la policía?

En los últimos años, ha habido un debate importante sobre este tema tanto en países desarrollados como en desarrollo. Por ejemplo, abuso del uso de la fuerza, discriminación policial e inestabilidad social relacionada con el accionar policial se han venido repitiendo en Estados Unidos (hechos violentos en Ferguson (Misuri), controversias por discriminación en stop-question-and-frisk en Nueva York), en Londres (disturbios  (London riots) en 2011), o en Brasil  donde la policía  mató 6 personas por día entre 2009 y 2013 (ver aquí).

Según la teoría económica del crimen (ver esta entrada previa) los potenciales criminales comparan el beneficio y el costo esperado de realizar actividades legales e ilegales, y deciden de acuerdo a cuál es la alternativa más rentable. La confianza en la policía puede afectar esta ecuación contribuyendo a la disuasión del crimen ya que podría aumentar la certeza, celeridad y severidad de las penas esperadas por los potenciales criminales.

La información más importante para las decisiones de patrullaje proviene de los registros administrativos de la policía: las denuncias. Si la ciudadanía no confía en la policía, estas cifras no representaran la realidad de lo que ocurre en materia de victimización y además muy pocos crímenes luego se judicializarán y eventualmente se esclarecerán. La confianza en la policía y los canales de dialogo y retroalimentación también contribuyen a que la policía sea más efectiva en sus acciones. La ciudadanía cuenta con información clave sobre lugares de ocurrencia de delitos, ofensores prolíficos y concentración de factores de riesgo. Si hubiera confianza y canales de comunicación (y obviamente si la policía usara esta información para prevenir el delito, honrando la confianza depositada), la ciudadanía podría colaborar siendo parte de la solución del problema y no solo víctima. Estos principios son la base de tácticas que están mostrando resultados prometedores en el mundo, como ser el patrullaje orientado a la solución de problemas (conocido como POP, problem-oriented-policing).

¿Cómo está la confianza en la policía en América Latina?

La World Value Survey (WVS) es una encuesta que comenzó a levantarse en 1981 con una representatividad a nivel nacional y un alcance de más de 100 países (abarca casi el 90% de la población mundial e incluye entrevistas a cerca de 400.000 individuos). El cuestionario incluye preguntas sobre la confianza en las instituciones. Con respecto a las fuerzas policiales los encuestados responden la pregunta: “¿Podría decirme cuanta confianza tiene en las policías? Mucho, Bastante, No demasiado, Nada, No sabe/No contesta”. Para esta pregunta originalmente sólo se incluyeron 9 países (con Argentina y México de la región) y luego se amplió la muestra hasta alcanzar 60 países en el sondeo de 2010-2014.

De acuerdo al último sondeo para el período 2010-2014, los 5 países con mayor confianza en la policía (% que responde que tiene mucha o bastante confianza) son Qatar, Australia, Uzbekistán, Jordania y Alemania (Tabla 1). Por su parte, los 5 países con menor confianza son México, Trinidad y Tobago, Perú, Argentina y Pakistán. Es decir, 4 de los 5 países que tienen menor confianza en la policía están en la región, siendo Argentina el país de ALC con la menor confianza en las fuerzas de seguridad policial y el anteúltimo de los 60 incluidos en la muestra, sólo superando a Pakistán. Otros países de la región están mejor posicionados, por ejemplo, en Chile y Uruguay más de la mitad de la población tiene mucha o bastante confianza en la policía (64% y 56% respectivamente), y en Ecuador, Colombia y Brasil alrededor del 45% manifiesta confiar en la policía.

 

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Fuente: World Value Survey

Es importante establecer si estas medidas de confianza son estables a lo largo del tiempo o si tal vez estos resultados que no favorecen a la región fueron producto de la violencia de los últimos años. Si observamos la serie de tiempo que incluye 6 países medidos desde 1981 (Gráfico 1) observamos que la confianza en la policía reportada es bastante estable a lo largo del tiempo, especialmente para los países con mucha y poca confianza. De la muestra, Argentina es el país de la región con menor confianza durante todo el período seguido por México. Es notable que a pesar de grandes crisis económicas e institucionales que han sufridos algunos países, la confianza en la policía no fluctúa significativamente.

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Fuente: Fuente: World Value Survey

¿Es una anomalía la confianza en la policía en América Latina y el Caribe?

En una entrada previa concluimos que el crimen es una anomalía en ALC puesto que los países de la región tienen tasas de homicidios muy superiores a lo que se esperaría dado sus niveles de ingreso, pobreza y desigualdad. La confianza en las instituciones responde a diversos factores. En el caso de la confianza en la policía, un factor que podría influir es el nivel de riqueza del país y naturalmente la inseguridad.

El Gráfico 2 muestra nuevamente una anomalía latinoamericana: para su nivel de ingreso per cápita, los países de ALC tienen un nivel de confianza en la policía mucho más bajo que el resto del mundo, a excepción de Chile y Uruguay. Se observa que para los 53 países con datos disponibles, a mayor nivel de riqueza o desarrollo económico, mayor es la confianza en la policía. La línea roja indica la posición en la que cada país tendría que ubicar su tasa de confianza en la policía según su ingreso (controlando por la tasa de homicidios). Casi todos los países de la región están por debajo de dicha línea (que contiene los valores ajustados). Esto sugiere que la situación de ALC es significativamente peor de lo que debería ser para sus niveles de ingreso, y ello no se explica por niveles de inseguridad más altos.

 

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Fuente: elaboración propia con datos de WVS, UNODC y WB.

Si analizamos la relación entre confianza en la policía e inseguridad (controlando por nivel de riqueza de los países), en el Gráfico 3 se observa que en promedio, a mayor tasa de homicidios hay menor confianza en la policía. Sin embargo, es interesante observar que, a niveles bajos de inseguridad, hay una gran variabilidad en los niveles de confianza, pero cuando los niveles de inseguridad son altos (como en los países de la región en la muestra), se acentúa esta correlación negativa entre inseguridad y confianza.

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Fuente: elaboración propia con datos de WVS, UNODC y WB.

Generar confianza en la policía: el desafío de los gobiernos de América Latina y el Caribe

De este análisis se deduce que hay un gran problema de desconfianza en la policía en la región, especialmente en Argentina, Perú, Trinidad y Tobago y México, de los 9 países incluidos en la muestra. Otros países de la región que no han sido relevados por esta encuesta probablemente compartan este problema, y seguramente la desconfianza en la policía es parte de un contexto de desconfianza en las instituciones más generalizado. Dada la incidencia del crimen y la violencia, el gran desafío de los gobiernos de la región es promover la generación de confianza en la policía como un principio rector de la actividad policial. Esto requiere un esfuerzo institucional y una voluntad política que implica repensar y rediseñar los protocolos de acción, el entrenamiento, los sistemas de monitoreo y rendimiento de cuentas, las estrategias y tácticas, así como también las políticas de incentivos y métricas de rendimiento. Mejorar la confianza en la policía ayudará a reducir el delito en el mediano plazo y mejorar la convivencia ciudadana.