La renuncia de Tomás González, el Ministro de Minas y Energía de Colombia

El pasado 7 de marzo se conoció la renuncia de Tomás González, el Ministro de Minas y Energía de Colombia. González renuncia en un momento en que su sector atraviesa una de los momentos más difíciles de la historia y su renuncia deja un sinsabor: el Presidente en la necesidad de señalar a un responsable para evitar el costo político de la crisis energética, olvida las dificultades de la coyuntura y la cantidad de actores de cuya acción coordinada depende la buena marcha del sector. Olvida también que antes de Tomás González, hubo cuatro otros ministros en esa cartera durante su gobierno y que las decisiones tomadas o no tomadas a tiempo, difícilmente le corresponderían solo a este último ministro.

Tomás González es excepcional en términos de ser uno de los Ministros más técnicos que han pasado por la cartera de Minas y Energía de Colombia. Tiene un doctorado en Economía de London School of Economics y largos años de experiencia en el sector que venía ayudando a gerenciar. Es además una persona integra como pocas y un colombiano comprometido con el servicio a su país. Duele que quede su nombre injustamente maltratado.

Colombia en su afán de indignación lo juzga apresuradamente y con dureza. Se imagina un político corrupto en lugar del profesional dedicado y juicioso que es. La reacción está permeada también por la noticia de los contratos con el gobierno de la empresa familiar que gerencia su esposa. Esto se esclarecerá tarde o temprano porque no hay nada de fondo más allá de la torpeza de unas contrataciones directas con entidades del gobierno que aceptó Connecta ingenuamente, sin dimensionar cómo esto podría devolverse en contra del ministro. (Genial que en este río revuelto nadie se pregunte por la reputación de Connecta, por la experiencia que precede la creación de esta firma, por el costo de contratos similares, ni por el porcentaje que representan los contratos con el gobierno sobre su facturación total –pero esta es Colombia, siempre dispuesta primero a pensar mal).

La salida de Tomás González del gobierno y los días que la preceden son un mal augurio para todos los que aspiran a poner al servicio del país su capacidad profesional y su tiempo sin ser políticos profesionales.

Abajo transcribimos su carta de renuncia, una buena muestra de su talante y un recuento corto, para no iniciados, de las cosas en las que avanzó el Ministerio de Minas y Energía liderado por Tomás González. Todo lo que no ven los que hoy se afanan a atacar su gestión. Un pequeño reconocimiento.

Y aquí los enlaces a dos publicaciones que entregan un análisis balanceado de los sucesos de estos días:

  1. Tomás González, el fusible que quemó Santos por si se va la luz por Juan Esteban Lewin en La Silla Vacía
  2. Una muestra de seriedad, Editorial de Ricardo Avila en Portafolio

 


 

CARTA DE RENUNCIA DE TOMÁS GONZÁLEZ

Bogotá, marzo 7 de 2016

Doctor

JUAN MANUEL SANTOS CALDERON

Presidente de la República

Ciudad

Estimado Señor Presidente:

Es para mi un orgullo haber servido en su gobierno. Como viceministro de minas y energía durante su primer período me correspondió una de las mayores fases de expansión del sector, donde el trabajo del gobierno fue fundamental para que generara el mayor volumen de recursos en toda su historia y pudiera emprenderse la revolución en infraestructura, reducción de la pobreza y búsqueda de la paz que usted ha liderado.

Como Ministro en este último año y medio me correspondió enfrentar el momento más difícil que le ha tocado vivir al sector en décadas: una fuerte y acelerada caída en los precios del petróleo, el carbón y los demás minerales que producimos; el deterioro en la prestación del servicio de energía eléctrica en la costa Caribe; el declive en los campos de gas de La Guajira; el cierre de la frontera con Venezuela y del comercio de combustibles; sentencias judiciales que le han puesto enormes restricciones al petróleo, la minería y que llevaron a situaciones como el cierre de la hidroeléctrica del Quimbo en el momento mas difícil de la sequía; y, por supuesto, el Fenómeno del Niño más severo que hayamos tenido en años.

Frente a tantas dificultades, tomamos las medidas que le han ayudado al sector a ajustarse y mantener la producción de petróleo por encima del millón de barriles por día, hacer los cambios fiscales para estimular la inversión costa afuera que llevo a los primeros hallazgos de gas en aguas profundas del Caribe colombiano –que por su magnitud serán la base del futuro del sector-, y dejar las bases de una renovada política de hidrocarburos basada en una promoción agresiva y focalizada, y en la asignación permanente de áreas.

En el tema minero le dimos al país reales y novedosas herramientas para la formalización que están permitiendo apoyar a los mineros que quieren hacer las cosas bien, una estructura de apoyo a los proyectos mineros que permitió que el país tenga por primera vez en décadas nuevos proyectos de oro, y procedimientos para descongestionar los trámites mineros y mantener la fiscalización.

En materia de cobertura eléctrica llevamos la posibilidad de tener energía 24 horas a todas las cabeceras de las zonas no interconectadas del país, y nos embarcamos en un ambicioso proyecto para llevarle energía a una de cada tres familias que no la tienen -programa que en su primer año tuvo un sobre cumplimiento del 57%. En materia de eficiencia energética y energías renovables dimos incentivos fiscales a la inversión en energías renovables diferentes al agua, lo que unido a la promoción y a la inclusión en el plan de expansión de la línea de transmisión de la alta guajira, dejan a Colombia ad portas de proyectos de generación de gran escala distintos a la hidroelectricidad.

A la costa Caribe, aquejada por años de subinversion, deficiente prestación del servicio y ausencia de soluciones estructurales, le dejamos el Plan 5 Caribe en ejecucion. Montado sobre la base de un ambicioso y detallado programa de inversión, hemos adjudicado mas de 2 billones de pesos en los proyectos de transmisión y distribución que nos correspondían, armado una estructura de seguimiento y control, y dejado una hoja de ruta construida con alcaldes y gobernadores actuales para los próximos años.

Todos estos logros son producto de haber trabajado sin descanso y coordinadamente con el sector privado, el Congreso, los reguladores y la misma comunidad. No en vano en los dos últimos años el Ministerio logró cada año la mejor ejecución presupuestal de los últimos quince años.

Los colombianos podemos tener la tranquilidad que, a pesar de la coyuntura, contamos con un sector energético solido que ha sido construido en las últimas décadas, y que hace pocos días fue reconocido por el Foro Económico Mundial con el octavo puesto entre 126 países evaluados. Ese sistema es el que tiene Colombia para construir la paz y el desarrollo del futuro.

Me voy con la satisfacción del trabajo duro, y con la conciencia tranquila de haber estado al frente y actuando con responsabilidad y eficiencia en medio de la tormenta perfecta. Incluso cuando las medidas parecían impopulares como el haber aumentado las tarifas para asegurar la generación térmica, la intervención de Termocandelaria o haber asegurado en tiempo récord la importación de la máxima cantidad de energía que la infraestructura nos permite traer de Ecuador. Sin embargo, la salida desafortunada y simultánea de servicio de nuestra principal central de generación hidroeléctrica y de una de nuestras principales de centrales de generación térmica rompió el equilibrio alcanzado con estas medidas. Y aunque estas circunstancias eran imposibles de prever, mi deber es asumir la responsabilidad política de esta situación, porque estoy convencido de que los Ministros tenemos que responder con nuestros cargos por el desempeño de los sectores que dirigimos. Es por ello señor Presidente que le presento mi renuncia.

Finalmente, no puedo sino reiterar mi agradecimiento a los viceministros, a todo el equipo humano del Ministerio y las Agencias adscritas, y a los empresarios del sector por su apoyo, dedicación y trabajo en este año y medio. Durante todo el tiempo que ejercí mis funciones como Ministro actué siempre con rigor, transparencia y verticalidad. Esto, unido al aprendizaje y al honor de haberle servido a mi país, son las grandes recompensas que me llevo de este trabajo.

Atentamente,

TOMÁS GONZÁLEZ ESTRADA