El desarrollo de muchos países está acompañado de migraciones entre ciudades. En China, por ejemplo, cientos de millones de gentes han migrado para poder incorporarse a los centros manufactureros del este del país. En México, con el tratado de libre comercio y otras reformas económicas, el país experimentó migraciones hacia el norte, aunque algunos autores como Gordon Hanson, entre otros, han argumentado que estas migraciones no fueron suficientemente grandes y que las diferencias entre los salarios promedio del sur y del norte del país aumentaron durante la década de los 90’s. Los problemas en las ciudades que deberían crecer, o las fricciones migratorias, que podemos imaginar están detrás de estas observaciones, podrían, en principio, retrasar y quizás disminuir el desarrollo de un país. ¿Qué tan importantes son estos problemas y fricciones en México? O, dicho de otra manera, ¿qué tan eficiente es el sistema urbano mexicano?
Es difícil contestar esta pregunta de forma definitiva. El problema es casi epistemológico. Si veo que alguien vive en una ciudad con bajos salarios y, para mí, muy fea y llena de problemas, ¿puedo asumir que a la persona le gustaría irse a otro lugar? Es decir, ¿puedo asumir que está atrapada por fricciones que le hacen costoso el moverse? Quizás es el caso, pero también es posible que esté ahí porque le importan otras dimensiones de la ciudad o porque las alternativas le parecen todas malas. Le puedo preguntar, claro, ¿pero es esta información confiable y creíble? ¿Cómo mido la intensidad del deseo de irse o el valor de las distintas ciudades alternativas?
Está claro que diferenciales en los salarios no son una buena medida de estas fricciones pues distintas ciudades ofrecen distintos niveles de calidad de vida, clima, actividades culturales, etc. (lo que llamaré amenidades), así como distintos costos de transporte, impuestos, y tarifas. Por lo tanto, un primer paso en contestar nuestra pregunta debe ser medir las características de las ciudades mexicanas. ¿Qué tanto les gusta a los mexicanos vivir en las distintas ciudades? ¿Qué restricciones y costos enfrentan cuando viven en ellas? ¿Cuál es la productividad de un trabajador en cada una de ellas? Una forma de medir estas características es utilizando medidas directas. Es decir, medir los días de lluvia, o el número de restaurantes. Pero, ¿cómo saber que tanto valúa la gente cada una de estas características en las distintas ciudades? Este problema se puede solucionar con preferencias reveladas y un modelo de la elección de ciudad, consumo y trabajo de la gente. Así, utilizando datos de producción, consumo, oferta laboral y población por ciudad, podemos recuperar las características que racionalizan, según el modelo, las decisiones de estos agentes. Con Klaus Desmet hicimos este ejercicio para el caso de varios países, incluido México. El resultado es la distribución de productividad, amenidades y fricciones de las ciudades mexicanas en el año 2005.
Una vez calculadas estas características podemos tratar de entender por qué las ciudades mexicanas tienen los tamaños que observamos y cómo cambiarían si tratamos de modificar sus características. La distribución de productividades entre ciudades mexicanas es más grande que entre ciudades de los Estados Unidos. La productividad de una ciudad en el percentil 80 es 43% mayor que en el percentil 20. En Estados Unidos la cifra equivalente es 32% ¿Podemos explicar parte del subdesarrollo mexicano por esta diferencia? La respuesta es un contundente, no. Las ganancias en bienestar, medidas en aumentos porcentuales en el consumo, serían poco menores a 1% si la distribución de productividades en México fuera idéntica a la de Estados Unidos. Sin embargo algunas ciudades cambiarán bastante de tamaño. La Ciudad de México perdería unos 3 millones de habitantes, León ganaría un millón, la bonita Puebla crecería 16.5% y Acapulco sería lo doble de grande. Cambios grandes con resultados pequeños. Una comparación instructiva es el caso de China. El mismo ejercicio resulta en ganancias 20 veces mayores en bienestar en China, principalmente porque la dispersión de productividad entre ciudades es mucho mayor (71% entre el percentil 80 y el 20). El problema de México no parece ser que la productividad varía demasiado entre ciudades.
Quizás el problema en México es que las ciudades productivas son desagradables o problemáticas. Eliminar las diferencias en amenidades entre ciudades (manteniendo fija la media) podría resultar en ganancias importantes. En efecto. Los números son mucho mayores. Las ganancias en bienestar son del orden de 7% del consumo. ¡Nada despreciable dadas las tasas de crecimiento observadas en México desde los 90’s! Aun así siguen siendo pequeñísimas comparadas con China. Algunas ciudades grandes, como Guadalajara perderían la mitad de su población, otras, como la ciudad de México, crecerían bastante: de 19.2 a 27.4 millones. La ciudad de México es un lugar bueno para producir pero, como sospechábamos algunos, no un gran lugar para vivir. Políticas que la mejoren pueden aumentar el bienestar, pero crearán una ciudad mucho más grande. El ejemplo más extremo es Tijuana. Interesante pues está en la frontera con Estados Unidos y sus problemas urbanísticos y de seguridad son bien conocidos. Es decir, es muy fea y la posibilidad de que te maten es real. Igualar las amenidades entre ciudades la haría crecer de 1.5 millones a 6.3 millones de habitantes. Un cambio enorme y que, tal vez y especulando mucho, ofrece una ventana para entender por qué el beneficio de las agresivas reformas comerciales en México ha sido tan mísero.
Hay ganancias que obtener mejorando las ciudades en México. Sobre todo las de la frontera y algunas ciudades grandes como la Ciudad de México. Pero no nos confundamos, el problema no es su productividad sino sus otras características. Dicho esto, la historia de libre movilidad de la población en México hace que estas ganancias potenciales sean mucho menores que en otros países que han tenido restricciones migratorias formales e informales, como China.
Esteban. Muchas fgracias por la entrada. Super interesante. Supongo que si hay rendimientos constantes a escala agregarle 8 millones de habitantes al DF o 5 millones de habitantes a Tijuana mantiene la productividad constante. Sin embargo puedo pensar en externalidades (tanto positivas como negativas) que hagan que la productividad de las ciudades cambie ante semejantes cambios. ¿Qué dice la evidencia sobre los cambios en la productividad media de una ciudad cuando su población experimenta cambios tan drásticos? ¿Alguien estudio esto para China o las grandes urbes de América Latina?
Andrés: el models que utilizamos tiene rendimientos decrecientes a escala locales pues al aumentar el tamaño de una ciudad aumentan sus costos de transporte promedio. La ciudad es un círculo donde la gente trabaja en el centro y vive alrededor. Estos cálculos no incluyen externalidades. Incluirlas no cambia mucho las conclusiones. Lo hemos hecho para China y Estados Unidos. En ciudades americanas o europeas el consenso de muchos estudios es que el doblar el tamaño de una ciudad aumenta su productividad en alrededor de 2%. Saludos.