El modelo que ha guiado la política económica colombiana durante las últimas dos décadas destaca la libertad y buen funcionamiento de los mercados como ingredientes fundamentales para el desarrollo económico. Esta visión de desarrollo quedó plasmada tanto en la Constitución de 1991 como en múltiples reformas posteriores, que buscaron inclinar el marco regulatorio en la dirección de liberalizar los mercados (Eslava et al. 2004 resumen algunas de estas reformas). En un contexto en el que se percibía que el modelo de sustitución de importaciones había agotado su potencial de generar crecimiento, uno de los principales objetivos de las reformas económicas fue generar condiciones favorables al crecimiento de la productividad, como motor básico del crecimiento económico. Parte de esas reformas se concentró en la sustitución de políticas “dirigidas”, es decir aquellas que benefician grupos específicos, por políticas de corte más horizontal. Las últimas buscan generar condiciones generales favorables al crecimiento y solucionar fallas de mercado, más que dinamizar sectores específicos. La literatura económica provee sustento a este tipo de iniciativas. Por su misma naturaleza, las políticas dirigidas con frecuencia están enfocadas a frenar el proceso de contracción y desaparición de los productores menos eficientes, cortando la posibilidad de reasignar los recursos que esas empresas usan hacia actividades más productivas (Melitz, 2003; Hsieh y Klenow, 2007; Restuccia y Rogerson, 2008; Eslava et al. 2009b).
A pesar de la adopción de esta visión de política orientada al mercado, el desempeño de la productividad del país después de la ola de reformas no ha sido tan dinámico como se esperaba. El crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) no ha sido más alto en las últimas dos décadas que en las anteriores. Por ejemplo, la tasa de crecimiento anual alcanzó un promedio de 3,6% durante el período de 1991- 2008, comparado con 4,6% durante el período de 1971-1989. Igualmente, las estimaciones de productividad muestran un crecimiento relativamente modesto en la productividad total después de 1990. Si Colombia adoptó cambios drásticos en las políticas en la dirección correcta, entonces ¿por qué no se traducen en un desempeño agregado más dinámico? ¿Por qué las ganancias en la productividad no han sido como se esperaba?
La tesis de nuestro paper “Politics, policies and the Dynamics of Aggregate Productivity”, es que, paralela a la adopción de reformas potencialmente positivas para el crecimiento, y en contravía con su espíritu general, se dio la implementación de una serie políticas dirigidas que distorsionan la asignación de recursos. En términos de la productividad agregada, estas microregulaciones probablemente han reducido los efectos positivos de los esfuerzos generales de liberalización, al distorsionar los mecanismos que transforman el desempeño pobre de una empresa en incentivos para salir del mercado o reducir la escala de sus operaciones. Estos costos son particularmente altos si, como sugiere la evidencia que recogemos, los beneficiarios de las políticas dirigidas no son los negocios más prometedores, sino los políticamente poderosos.
Alguna evidencia empírica
Nuestro trabajo aporta alguna evidencia empírica que soporta la hipótesis de que las políticas dirigidas en Colombia (i) responden a variables de poder político y (ii) son detrimentales para la productividad agregada (y por esa vía para el crecimiento económico). Nuestro análisis parte de la creación de una medida que resume los “beneficios de política” a un grupo particular. Definimos un “grupo” como un sector de actividad económica en una región particular. La dimensión sectorial cobra relevancia porque la organización de la gestión política empresarial frecuentemente gira alrededor de la afiliación sectorial. La dimensión regional, entre tanto, tiene importancia porque es sobre ésta que se define más frecuentemente la representación política (por ejemplo, en el congreso).
Un examen de la relación estadística de esta medida de beneficios de política con una serie de características del grupo, tanto políticas como económicas, sugiere:
- Que los beneficios están concentrados en unos pocos.
- Que la concentración se da en función de la fortaleza política de cada grupo objeto de beneficios. La Gráfica 1 muestra cómo la medida de beneficios cambia con ciertas características del sector y el departamento en que se encuentra la firma. Las primeras tres barras muestran que firmas representadas por grupos o gremios económicos reciben más beneficios que la firma promedio. La cuarta barra muestra que las firmas en sectores y departamentos con alta importancia electoral también resultan favorecidas, donde la importancia electoral de una combinación sector-departamento está definida como una combinación entre la fracción del empleo total del departamento que es generada por el sector y la fracción de votos totales de los senadores electos que fueron generados por el departamento. El efecto de la importancia electoral es de gran magnitud: tener el nivel máximo de importancia electoral que se observa en nuestra muestra más que duplica el índice de beneficios comparado con el del grupo promedio. Cabe aclarar que la estimación controla por empleo, así que la variable de importancia electoral no está simplemente resultando una proxy de desempeño en términos de empleo.
- Que los más beneficiados no son necesariamente los más prometedores en términos de potencial como generadores de crecimiento. Tener el nivel máximo de productividad de muestra reduce a casi un tercio el índice de beneficios, indicando que no son los sectores más productivos los que se están beneficiando de las políticas dirigidas (última barra). Una explicación potencial para este hecho es que los grupos menos productivos enfrentan mayores incentivos para organizarse y presionar la adopción de políticas que les son favorables, porque éstas les permiten aumentar su rentabilidad sin realizar inversiones sustanciales en innovación tecnológica o permanecer activos en ausencia de ellas. El crecimiento de la productividad en años previos tampoco aparece en nuestras estimaciones como determinante de la recepción de beneficios de política.
- Que esto daña la productividad agregada. Al agregar diferentes sectores en grandes actividades que reúnen sectores afines,[1] encontramos que aquellas actividades al interior de las cuales los beneficios de política están más desbalanceados entre grupos sector-departamento, muestran menor productividad agregada.[2] Como lo muestra la Grafica 2 encontramos que la actividad económica con máximo nivel de desbalance de beneficios en nuestra muestra tiene una productividad que es la décima parte de la productividad de la actividad promedio. También hallamos que la actividad económica al interior de la cual la correlación entre los beneficios y la productividad es más alta, tiene una productividad 20% más alta que la actividad promedio. Este último hallazgo confirma que la asignación de beneficios a sectores con menor productividad dentro de una actividad (que implica una menor correlación entre productividad y beneficios en esa actividad económica) genera pérdidas de productividad agregada.
Discusión
¿Cuál es el equilibrio político que explica la coexistencia de regulaciones generales que apuntan a incrementar la productividad con políticas dirigidas de efecto contrario? Nuestro estudio sugiere que tiene que ver con el actual estado de la participación privada en el proceso de diseño de políticas. Las reformas han generado diferencias importantes en la forma en que el sector privado participa en el diseño de políticas. Esto depende de si las políticas que están bajo discusión son, por naturaleza, transversales o verticales. Las políticas que aumentan la productividad con frecuencia caen en la primera categoría, son de iniciativa gubernamental, y la participación de intereses privados en su adopción tiende a seguir amplios canales formales establecidos desde la misma Constitución para la consulta de diversas visiones en el diseño de políticas. Mientras tanto, los actores privados proponen, a menudo con éxito, la adopción de políticas verticales con beneficios específicos. Con este fin, se aprovechan de los canales informales de contacto directo con los altos mandos del gobierno.
Al mismo tiempo, factores políticos han llevado a que esos canales informales se vuelvan relativamente más efectivos, comparados con los canales formales, más transparentes pero también más lentos. Primero, la fragmentación de intereses económicos hace que las discusiones en escenarios abiertos a intereses heterogéneas resulten difíciles y con frecuencia se queden en lo abstracto. De otro lado, las políticas dirigidas se han convertido en una “moneda” de negociación que permite al gobierno construir las coaliciones que necesita para sacar adelante sus iniciativas. Esto porque la creciente fragmentación de actores políticos en las últimas dos décadas ha dificultado la construcción de coaliciones (Cárdenas et al. 2006), mientras que los grupos económicos han ganado importancia como fuente de apoyo a los políticos.
La consecuencia de estos dos factores es que las iniciativas de política vertical resultan exitosas. Desafortunadamente, la evidencia que recogemos muestra que ese éxito se concentra en las que benefician a los grupos con mayor poder político, a costa de los que parecen más prometedores como fuente de crecimiento. Una pregunta que queda abierta es cuál es el mejor enfoque para medir ese potencial de generación de crecimiento. Nuestra aproximación ha sido medirlo por el nivel y el crecimiento reciente de la productividad. La evidencia microeconómica ha mostrado que la productividad, efectivamente, exhibe alta persistencia sobre el tiempo. Sin embargo, cabe preguntarse si alta productividad futura es la medida adecuada de promesa (pensando en la generación de crecimiento agregado). Hausmann and Klinger (2006) sugieren otros indicadores de alto potencial de crecimiento. Trabajamos ahora en usar esos indicadores como medida de promesa en nuestras estimaciones. Y estamos atentas a sugerencias adicionales.
Como dato curioso, La Silla Vacía, un medio virtual de amplio reconocimiento en Colombia, aplicó las conclusiones de nuestro trabajo al análisis de los beneficios concedidos bajo Agro Ingreso Seguro, un programa de apoyo al sector agropecuario que ha sido objeto de cuestionamiento.
Referencias
Cardenas, Mauricio, Roberto Junguito y Mónica Pachon. 2006. «Political Institutions and Policy Outcomes in Colombia: The Effects of the 1991 Constitution,» Coyuntura Económica, Vol. 16 (1): 61- 114.
Eslava Marcela, John Haltiwanger, Adriana Kugler and Maurice Kugler. 2004. «The Effects of Structural Reforms on Productivity and Profitablity Enhancing Reallocation: Evidence from Colombia,» Journal of Development Economics, 75(2): 333-371.
Eslava Marcela, John Haltiwanger, Adriana Kugler and Maurice Kugler. 2009. «Trade Reforms and Market Selection: Evidence from Manufacturing Plants in Colombia,» NBER Working Paper #14935.
Hausmann R. y B. Klinger (2006), “Structural Transformation and Patterns of Comparative Advantage in the Product Space”, CID Working Paper 128, Harvard.
Hsieh, C-T., and P. Klenow. 2007. “Misallocation and Manufacturing Productivity in China and India.” NBER Working Paper 13290. Cambridge, United States: National Bureau of Economic Research.
Melitz Marc J. 2003. «The Impact of Trade on Intra-Industry Reallocations y Aggregate Industry Productivity,» Econometrica,.71(6): 1695-1726.
Restuccia Diego and Richard Rogerson. 2008. «Policy Distortions and Aggregate Productivity with Heterogeneous Plants,» Review of Economic Dynamics, 11 (4): 707-720.
[1] Al definir grupos receptores de beneficios, llamamos sector a sectores a 3-dígitos de la clasificación ISIC. Mientras tanto, en la Gráfica 2 tenemos grandes actividades al nivel de 2 dígitos. Usamos datos anuales para un periodo de 7 años.
[2] Medimos el desbalance de beneficios al interior de una actividad económica como la desviación estándar de nuestra medida de beneficios en esa actividad. Una actividad económica reúne varios sectores en varios departamentos (por ejemplo, textiles, prendas de vestir y calzado son sectores que se agrupan en una sola gran actividad).
Estimadas Marcelas,
En mi trabajo de tesis doctoral en UCLA, con el cual me encuentro en el mercado de trabajo, estudio los efectos aggregados de restricciones a la eficiente asignacion de recursos a traves de firmas, motivado en trabajos como el suyo que revelan esta caracteristica de las economias en desarrollo.
En mi trabajo demuestro que cuando uno estudia los efectos de estas fricciones en la asignacion de recursos teniendo en cuenta la dinamica de crecimiento de las firmas, y permitiendo que plantas entren y salgan del mercado, los efectos de estas fricciones en la productividad agregada de la economia son MINIMOS.
Esto no quiere decir que estas fricciones no sean costosas en terminos de BIENESTAR, mi trabajo encuentra tambien efectos SIGNIFICATIVOS de estas fricciones sobre el bienestar general. La clave es que estos costos no se reflejan en la productividad y el ingreso de largo plazo de la economia, sino en la TRANSICION de la economia hacia un equilibrio con distorsiones.
En resumen, me gustaria pensar en el titulo de su articulo de la siguiente forma: «Las restricciones politicas de la politica industrial en colombia: un freno al BIENESTAR».
Encuentro que la evidencia que usted provee acerca de la «economia politica» detras de la ineficiencia asignativa en colombia es un paso fundamental en entender el proceso decisorio tan costoso para el bienestar social, y una condicion necesaria para pensar en su reversion.
Roberto Fattal Jaef
http://sites.google.com/site/rfjucla/
Apreciado Roberto:
Mil gracias por tu comentario. Como lo mencionas, tus resultados contrastan con el resultado de nuestro paper y con lo que otros en la literatura han señalado. En el caso de Colombia, un paper de Marcela Eslava con John Haltiwanger, Adriana Kugler y Maurice Kugler acerca del impacto de remover barreras idiosincrásicas al comercio sobre el proceso de salida de firmas encuentra que estas barreras tenían costos importantes sobre la productividad agregada (NBER Working Paper #14935, 2009). Sus estimaciones sugieren que si la reforma comercial de los 90s no se hubiera dado, cinco años después la productividad promedio en el sector manufacturero habría sido 2.1 puntos logarítmicos más baja que la que se observó. Los mismos autores encuentran en otro paper (Review of Economics and Statistics, 92, 378-391) que una remoción completa de las barreras a la libre asignación de empleo y capital entre firmas “incumbentes” subiría la productividad agregada del sector manufacturero en cerca de 25 puntos logarítmicos. Por supuesto, no todas estas barreras surgen de la regulación (es posible que ni siquiera las más importantes), sino también de la tecnología misma. En fin, lo que los datos colombianos nos dicen es que sí parece haber efectos importantes. Lo clave, creemos, es entender de dónde surgen las diferencias entre tus resultados y los nuestros. De nuestro entender acerca de tu trabajo (no lo hemos leído aún, pero lo haremos con juicio), pensamos que hay por lo menos dos candidatos para explicar el contraste. Por un lado, tu modelo impone más estructura que la que las estimaciones mencionadas (de forma reducida en un caso, y semiestructurales en otro) dan a los datos. En esa medida, es probable que algunos aspectos del caso de la manufactura colombiana no sean capturados por la estructura que tu modelo supone. De otra parte, tu modelo recoge aspectos de equilibrio general que las estimaciones mencionadas están dejando por fuera (en el set de “controles”). Una pregunta empírica abierta es si los efectos de equilibrio general están en efecto compensando, al menos parcialmente, los costos que esas estimaciones encuentran.
La vision detras de mi trabajo es que el ejercicio de inferir la magnitud y las caracteristicas de las distortiones a la eficiencia es distinto al de cuantificar el «counterfactual productivity gain» . Si bien uno puede minimizar el uso de teoria para la primera tarea, la segunda es indefectiblemente una pregunta cuya respuesta depende de los mecanismos y margenes de ajuste que uno contempla en el modelo economico de fondo y, por supuesto, de la interaccion de acciones individuales en equilibrio general.
Justamente, mi trabajo responde a la ultima pregunta de su comentario: estan los efectos de equilibrio general compensando los costos en la productividad de largo plazo? Mi respuesta es SI.
De todas formas, al final del dia esta respuesta depende fuertemente del modelo que uno utiliza. Si llegara a estar abstrayendome de alguna caracteristica importante de la manufactura colombiana, esto claramente podria afectar mis resultado. Voy a chequear si este es el caso mirando su trabajo en detalle.
Por el momento, mi referencia empirica para el caso colombiano es el trabajo de Camacho y Conover (2010): «Misallocation and Productivity in Colombia’s Manufacturing Industry»
Saludos,
Roberto
Cierto que es diferente medir las distorsiones a cuantificar su impacto sobre la productividad agregada. Los dos ejercicios que mencionamos en nuestra respuesta anterior de los artículos de Eslava et al. son los ejercicios contrafactuales para medir el impacto sobre productividad a partir de las cuantificaciones previas de las distorsiones.
Ante todo les damos la bienvenida a FE. Realmente estamos muy contentos que esto haya finalmente sucedido.
El post es muy interesante y abre una discusión importante porque, por ejemplo, en Argentina vemos a Colombia como un ejemplo de haber implementado buenas políticas. Me surgen varias dudas que seguro irán apareciendo en el transcurso de la discusión, pero quiero mencionar al menos dos. Primero, cuales son los ejemplos de medidas que Uds. Consideran que jugaron en detrimento del aumento del TFP en Colombia y cuales, por otro lado, las que los afectaron positivamente. En segundo lugar, cual es concretamente del impacto cuantitativo de estas medidas. O sea, cuanto de la pobre performance que Uds mencionan se deben concretamente a estas medidas consideradas inapropiadas.
Muchas gracias de vuelta. Emilio
Gracias Emilio! Estamos encantadas de vincularnos activamente a FE.
Con respecto a tu primera pregunta, existe evidencia de que en Colombia hubo impacto positivo sobre la productividad agregada de la remoción de barreras a la libre movilidad y la libre competencia de comienzos de los noventa, en particular hay evidencia empírica de los efectos positivos de la liberalización comercial (Eslava et. al, 2010, mencionado arriba, y Meléndez y Seim, 2006, versión en español en Desarrollo y Sociedad No. 57). Resulta interesante que estas reformas precisamente removieron tratamientos heterogéneos entre sectores y firmas, heredados de las décadas anteriores. Luego de esa ola reformista y especialmente durante la era Uribe, como se evidencia en el paper que comentamos en el post, ha habido un retorno a las intervenciones “dirigidas”. Entre éstas están la proliferación de exenciones tributarias dirigidas a sectores y firmas (ej. 10 años de exención del impuesto de renta a los cultivos nuevos de palma africana, o al sector de software; una tasa de impuesto corporativo de renta reducida a 15% -frente a 35%- a los negocios que se ubiquen en zonas francas, o que se constituyan en zonas francas “uni-empresariales”, sin restricción de ubicación geográfica, mediante compromisos de inversión y empleo); los subsidios a algunos de los sectores afectados por la revaluación de los últimos años; y los «precios de sustentación» a sectores específicos, generalmente agrícolas o agroindustriales. La protección arancelaria para algunos de estos sectores también sigue siendo muy alta (a pesar de la liberalización) por la existencia de un sistema de bandas arancelarias que puede resultar en aranceles efectivos de hasta 200% en algunos casos. En cuanto a la contribución (o detrimento) que estos factores representan para el desempeño agregado de la economía, desafortunadamente no existe un mapeo directo. Nuestro examen del efecto de distorsiones “dirigidas” se limita al sector manufacturero por la disponibilidad de micro datos (necesarios para ver tratamientos diferenciales en la política), que no están disponibles en Colombia para otros sectores de la economía.
Muchas gracias Marcela. La verdad que es muy impresionante. Seria importante, no solo para el estudio de Colombia sino en general, poder identificar el impacto negativo de estas distorsiones intervencionistas de nueva generacion. Espero que pronto podamos empezar a trabajar en estas cuestiones.
Muy educador, verdaderamente.
Marcelas, antes que nada, nuestro agradecimiento por colaborar con Foco Economico. Super interesante el análisis de la asignación de rentas en Colombia. Los modelos de economia política y comercio de los 80 (Kruger – Bhagwati) enfatizaban las actividades de lobby como DUP (Directly Unproductive Activities). El análisis de Uds indica que mas que improductivas estas actividades son contraproductivas porque llevan recursos a las firmas menos productivas. La entrada me genera alguna preguntas:
La primera relacionada con la pregunta de Roberto es acerca del impacto de los beneficios que reciben algunas empresas sobre la productividad agregada. Presumiblemente la reasignacion ineficiente de recursos toma tiempo y en ese lapso es cuando la productividad crece menos por la mala reasignacion. Tienen alguna estimacion del efecto de estas micro regulaciones sobre la productividad del estado estacionario?
Segundo, es posible que las reformas de los 90 no hayan pagado en términos de productividad porque la inversión y reasignación necesarias para lograr la mayor productividad no se dieron como consecuencia del crimen y la guerra contra el narcoterrorismo. En ese sentido, me interesa saber si se ve un aumento de la productividad despues de la pacificacion de Colombia y el aumento de la inversión.