El lado dulce de los impuestos: caídas en peso de adolescentes mexicanos tras el impuesto a refrescos

Por Fernanda Márquez-Padilla, fernanda.marquez@cide.edu

En vista de la epidemia de sobrepeso y obesidad que afecta a la población de México y el mundo, los gobiernos han diseñado una plétora de intervenciones y políticas públicas para ayudar a combatirla.  Entre las más destacadas y debatidas, se encuentra la posibilidad de utilizar al sistema impositivo como una herramienta adicional para desincentivar el consumo de productos que aumentan los riesgos de obesidad y sobrepeso, como lo son las bebidas con alto contenido de azúcar y la comida chatarra.  Si bien la lógica de usar los impuestos para disminuir el consumo de estos alimentos es bastante directa y hasta cierta medida convincente—un impuesto resultará en un mayor precio del producto en cuestión que a su vez, caeteris paribus, desincentivará su compra—existe relativamente poca evidencia que muestre una relación causal entre impuestos a los refrescos y salud o medidas nutricionales.

En una investigación publicada recientemente, mis co-autoras y yo presentamos evidencia relacionada con los efectos de este tipo de impuestos sobre el peso de adolescentes en México.  En nuestro trabajo, explotamos la variación en precios de refrescos que indujo el impuesto creado en 2014 a estos productos y datos de salud y peso a nivel individual para aprender algo acerca de la elasticidad del peso con respecto a precios.  En particular, aprovechamos que el impuesto a refrescos generó cambios importantes en el precio de estos bienes, pero que la magnitud de estos cambios varió de manera importante para distintas ciudades.  Así, usando datos de panel para un grupo de adolescentes atendiéndose en clínicas de todos el país, que podemos observar anualmente por seis años, podemos estimar cómo cambio el peso de manera diferenciada para los adolescentes viviendo en ciudades que experimentaron un cambio grande versus un cambio chico en el precio de refrescos.  Al incluir efectos fijos a nivel individual, podemos controlar por todas las características individuales que no varían en el tiempo, robusteciendo la interpretación causal de nuestras estimaciones.  Dado que nos enfocamos en adolescentes que nunca cambiaron la clínica donde recibían servicios de salud, el incluir efectos fijos a nivel paciente, efectivamente también nos permite controlar por todas las características que no varían en el tiempo a nivel local (i.e., municipio).  Así, nuestro análisis nos muestra si cambios grandes en el precio de refrescos conllevaron a cambios significativos en el peso de adolescentes.  Adicionalmente, podemos explorar si el cambio es distinto para adolescentes con distintas características, como su peso previo a la creación del impuesto, lo cual resulta relevante para el diseño de políticas de salud pública.

Nuestros resultados sugieren que el incremento en precios inducido por el impuesto a los refrescos (de 10% en promedio) llevó a una disminución de aproximadamente 3% en la prevalencia de sobrepeso u obesidad para mujeres adolescentes dos años después de la implementación del impuesto y que tuvo un efecto sobre el índice de masa corporal para las adolescentes con riesgo de sobrepeso previo a la política.  Los efectos observados para los hombres adolescentes no fueron significativos.

Nuestros resultados son robustos a una serie de especificaciones que nos ayudan a descartar la posibilidad de que los efectos en peso que encontramos fueran explicados por factores distintos al incremento en precio.  En particular, nuestros resultados son robustos a excluir los dos años inmediatos de la creación del impuesto (ya que no esperaríamos encontrar un efecto inmediato), a excluir a pacientes diagnosticados con condiciones que posiblemente afectan su peso independientemente de cambios en precio (como neoplasmas), y a controlar por diagnósticos relacionados con condiciones gastrointestinales que potencialmente pudieran afectar nuestros resultados, por canales distintos a los efectos en el consumo de sodas.  Particularmente importante, no encontramos que los cambios en precios afecten variables de salud de los adolescentes que no esperaríamos fueran afectadas por el consumo de refrescos (por ejemplo, el número de diagnósticos por condiciones médicas “externas”, como accidentes o quemaduras).  La suma de esta evidencia nos brinda mayor confianza en la interpretación de nuestros resultados como un efecto más allá de una asociación.

Más allá de la relevancia de encontrar una asociación pequeña, pero significativa y robusta, entre el impuesto a refrescos y el peso de las adolescentes, uno de los resultados más interesantes de la investigación es la evidencia que presentamos acerca de qué tan grande debe ser el cambio en precios derivado de la política impositiva para resultar en cambios observables en la salud de los adolescentes.  En particular, encontramos que los efectos sobre el peso de adolescentes se concentran en las ciudades donde el precio de refrescos incrementó por al menos 10% con el impuesto.  Esto sugiere que utilizar impuestos a refrescos solamente tendrá un efecto en salud si éstos llevan a un cambio en precios lo suficientemente grande.  Este resultado es de primordial importancia para la efectividad del uso de políticas impositivas como una herramienta del diseño de salud pública.

 

Referencia:

Gračner, Tadeja, Fernanda Marquez-Padilla, and Danae Hernandez-Cortes. «Changes in Weight-Related Outcomes Among Adolescents Following Consumer Price Increases of Taxed Sugar-Sweetened Beverages.» JAMA Pediatrics (2021).