Publicado en El Mercurio el 15 de Abril de 2012
Existe un amplio consenso en que las perspectivas de crecimiento de los países avanzados para los próximos años no son muy auspiciosas. Estas van a estar afectadas tanto por las secuelas de la crisis financiera del 2008-2009 como por los programas de ajuste que se están implementando. Incluso este escenario enfrenta un riesgo no menor de que la situación europea se deteriore aún más, con consecuencias insospechadas. En este marco, para Chile y otros países exportadores de productos primarios, son de particular importancia las perspectivas de crecimiento de la economía china, por sus efectos en la demanda y en el precio de los productos primarios.
El crecimiento de la economía china hay que examinarlo tanto con una perspectiva de corto plazo o cíclica, como con una de largo plazo o de tendencia. En el corto plazo, el crecimiento de China se ha estado reduciendo como resultado de políticas monetarias y financieras más restrictivas -introducidas para controlar la inflación y desactivar la creación de una burbuja en el mercado inmobiliario-, y de la caída en el crecimiento de los países avanzados.
Para entender las perspectivas de mediano y largo plazo es crucial mirar a los determinantes del crecimiento de tendencia. Ahora que China ha alcanzado un ingreso de 5.000 dólares per cápita (7.500 en paridad de poder de compra) y que la tasa de crecimiento del empleo y de la productividad del trabajo se reducen, la tasa de crecimiento potencial se comienza a reducir.
En el caso del empleo, la desaceleración se explica por el gran avance en la migración de la población rural a las ciudades y el envejecimiento de la población, mientras que la productividad del trabajo cae debido a los rendimientos decrecientes de los aumentos en el stock de capital por trabajador en una economía donde la tasa de inversión supera al 48% del PIB.
Es importante ver entonces que las políticas para enfrentar ambos problemas -el de corto plazo y el de mediano plazo- son muy distintas.
En el corto plazo, ahora que la inflación está bajo el 4% anual y que la situación del mercado inmobiliario está más controlada, China tiene a su disposición políticas contracíclicas para evitar una desaceleración mayor.
Esta vez las políticas contracíclicas tienen que incluir un aumento de los estímulos monetarios y un relajamiento del crédito a las pequeñas y medianas empresas y a las compras de viviendas de precios bajos y medios. En paralelo, el gobierno tiene espacio para activar su ambicioso programa de construcción de viviendas sociales.
Lo que sí tiene que evitar China es una expansión indiscriminada de la inversión de los gobiernos locales, como la del 2008-2009, por sus efectos negativos en la productividad y en la banca estatal. De hecho, China ya ha estado introduciendo estímulos contracíclicos y se anticipa que estos se intensificarán en los próximos meses. Es por eso que ahora se proyecta que después del «pobre» primer trimestre de este año, en que creció a una tasa anual del 8,1%, la economía tomaría más dinamismo, para terminar el año creciendo a una tasa entre el 8% y el 8,5% (el año pasado creció al 9,2%). Esta tasa supera la meta del 7,5% que se propuso el gobierno.
En cuanto a perspectivas de mediano y largo plazo, China tiene que enfrentar los problemas típicos que se le presentan a una economía a medida que reduce su brecha de ingreso per cápita con los países avanzados.
El mismo proceso de convergencia hace que las tasas de crecimiento tiendan a irse reduciendo. Políticas públicas pueden graduar este proceso. Antes de abordar estos retos es importante mirar el desarrollo de China en perspectiva.
La historia China es impresionante: En 1700 su producto representaba el 22,3% del PIB mundial (India el 24,4); en 1900 el 11,1% (India el 8,6); en 1978 el 4,9% (India el 3,3) y hoy el 13,6% (India el 5,5).
Fueron las reformas de mercado, introducidas por Deng Xiaoping a partir del año 1978, las que desataron el proceso de recuperación paulatina de su posición relativa en la economía mundial. En particular, en el período 1980-2010 China creció a una tasa promedio anual del 10%.
Ahora surge una preocupación genuina por mantener altas tasas de crecimiento compatibles con la estabilidad económica, un mayor cuidado del medio ambiente y la satisfacción de las demandas de una clase media cada vez más importante. A lo anterior hay que agregar también la demanda por más libertades políticas.
En cuanto a crecimiento, lo que se requiere es pasar de un crecimiento apoyado en transpiración, es decir, basado en el crecimiento del empleo y del capital, a uno impulsado por inspiración y conocimiento, es decir, basado en mejoras de productividad y del capital humano. Por el lado de la demanda, dadas las pobres perspectivas de los países avanzados y la menor productividad de la inversión, el reto es aumentar la participación en la demanda del consumo privado y de los bienes públicos.
En esto hay mucho espacio porque China tiene la menor razón de consumo privado a PIB del mundo, sólo un 34%, y una muy pobre oferta de bienes públicos básicos como pensiones, seguros de desempleo, educación y salud pública. Aumentar la red de protección social también es un medio para reducir la tasa de ahorro precautorio de las personas y así incentivar el consumo privado. En esto además ayudaría mejorar el acceso de las familias al sistema financiero.
Un estudio reciente, conjunto del Banco Mundial y del Centro de Desarrollo Económico del Consejo Estatal de la República Popular China*, recomienda una agenda para facilitar esta transición en el período 2011-2030, la que incluye: (1) consolidar un modelo de mercado; (2) promover la innovación; (3) compatibilizar crecimiento con medio ambiente; (4) asegurar la igualdad de oportunidades y la protección social; (5) fortalecer las finanzas públicas para satisfacer la demanda por bienes públicos sin debilitar la solvencia fiscal; (6) avanzar en la transición política.
Con todo, lo más probable es que en este proceso el crecimiento se reduzca gradualmente hacia un nivel más sustentable. De hecho el estudio citado proyecta que lo más probable es que el crecimiento promedio anual del período 2011-2015 alcance «sólo» un 8,6%, valor que superaría la meta del 7% establecida en el último plan quinquenal para el mismo período.
*World Bank. China 2030: Building a Modern, Harmonious, and Creative High-Income Society. Washington, DC, Marzo de 2012.
En cuanto a crecimiento, lo que se requiere es pasar de uno apoyado en el crecimiento del empleo y del capital, a uno basado en mejoras de productividad y del capital humano».