K, y k

Una palabra bastante confusa a mi gusto, de las recientemente incorporadas al lenguaje nacional, es “kirchnerismo”. Digo confusa, porque lo que se llama la década (que en realidad duro doce años) kirchnerista, tuvo dos etapas bien distintas.

Como en muchas circunstancias, la mayoría de mis compatriotas estará en desacuerdo. Una buena proporción piensa que hoy estamos cerca del apocalipsis. Que el 9 de Julio del próximo año (y que gran 9 de Julio debería ser…) se usarán escarapelas donde el celeste se reemplazará por el azul y se les agregará el rojo, bien yanqui, porque como el dilema era Patria o Macri, y gano Macri, se murió la Patria.

Otra buena proporción compara los últimos 12 años de nuestro país con la Venezuela de Chávez, o con una dictadura. Era sorprendente leer o escuchar a tanta gente decir que en estas elecciones había ganado la democracia. La democracia la recuperamos en el 83 y está vivita y coleando. Al que la amnesia lo haya conquistado le recuerdo un número, 54%. Si no hubiera habido democracia, no habría habido cambio de gobierno.

Esas dos visiones meten a estos últimos doce años en el mismo paquete. Pero hubo dos épocas bien diferenciadas, con una K y una k. N. Kirchner y a. kicillof. Uno vino justo después del abrupto fallecimiento del otro. Y los dos hicieron historia. La historia que escribió el primero tiene capítulos que no me gustaron. Pero en todas las historias hay cosas que gustan y otras que no…, perdón, me acabo de dar cuenta que no es cierto, porque en la historia del segundo no me gustó ninguna.

Optando por la simpleza del argumento voy a relatar la historia mirando una sola variable. Hoy voy a elegir las reservas del Banco Central. Su evolución, según la página del propio Banco antes del cambio de autoridades, está en la Figura 1.

Figura 1

figura 1

Los dos fueron ministros de economía. El primero, durante un tiempo, de él mismo. Como prólogo de mi discusión sobre K y k, va la historia de 1990 al 2003. Es una manera de ver que, así como la temperatura refleja la salud del cuerpo, las reservas reflejan la salud de la economía. Con la convertibilidad, baja la inflación casi de golpe y la economía crece hasta 1998, con la excepción de la crisis del 95. Así lo reflejan las reservas. En 1998 comienza una recesión y las reservas se estancan, hasta la brutal crisis del 2001 y 2002. Cuando asume Kirchner como presidente, había poco más de 11 mil millones de dólares. Cuando fallece, en octubre del 2010, suben casi ininterrumpidamente a casi 52 mil, con una pequeña caída que refleja el pago al FMI.

No es fácil asimilar exactamente, debajo de la piel, qué significan exactamente esos números. Para ello, les voy a contar la historia de Julián, que es de carne y hueso, tiene 28 años, su mujer está embarazada de su primer bebe y no se llama Julián. Él es el primero de dos hijos de un matrimonio exitoso, pero que no la tuvo nada fácil, donde papá y mamá trabajaron mucho toda la vida y consiguieron que sus hijos terminen la escuela secundaria. Julián trabaja desde hace años en el mismo lugar, todos los días de la semana y sábados medio día. Hace tiempo venia alquilando una casita. Si viviera en España, con su trabajo podría pedir un crédito a 30 años, a una tasa del 2% anual por los primeros 10 años (si, 2% anual!!) y un tasa equivalente a la que fija el Banco Central Europeo más un 1% por los 20 años siguientes. Vive en Argentina, no hay crédito, pero hay familia. Y entre sus familiares lo ayudaron y le dieron un préstamo para que cumpla el sueño del techo propio, a una cuadra de la casa de sus padres. Diez de frente por más de treinta de fondo de terreno. La casa está muy viejita y Julián y su familia la va a tener que ir arreglando de a poco. Van a estar todos amontonados en casa de mamá y papá mientras la ponen bien. Pero lo va a poder hacer, con esfuerzo.

El sueño de Julián costó unos 20 mil dólares. O sea que mil millones de dólares son equivalentes al sueño de 50.000 Julianes.

Cuando asume el segundo k, había más de 46 mil millones en el Banco Central. Ahora se fue, y nos deja menos de 26 mil millones. Esos 20 mil millones que ya no están, alcanzaban para cumplirle el sueño de la casa propia a 2 millones de Julianes. Dos millones de Julianes. Dos millones de argentinos.