Un Análisis de los Resultados Electorales de las Elecciones Presidenciales en Colombia

El domingo pasado los colombianos reeligieron al presidente Juan Manuel Santos en la que fue una de las campañas con mayor polarización politica en la historia reciente del país. Adicionalmente, y a diferencia de elecciones pasadas, existía una gran incertidumbre sobre cuál sería el resultado de la elección debido a las ya habituales predicciones contradictorias de las diferentes firmas encuestadoras. En esta entrada presentamos un análisis estadístico muy simple de los datos electorales de las elecciones de este año para resaltar tres hechos interesantes: i) el cambio (quizás sin precedentes) en la coalición política de un candidato presidencial de una elección a otra, ii) el rol de las tradicionales maquinarias políticas en Colombia y finalmente iii) el rol de las alianzas políticas de cara a la segunda vuelta presidencial. Nos limitamos a una descripción “fría” de los datos electorales sin entrar en mayores detalles de lo que representa la victoria de Juan Manuel Santos para el proceso de paz y de las implicaciones que esto tiene para el futuro político de Colombia.

En semanas pasadas ya otros autores han escrito excelentes entradas al respecto (ver por ejemplo: 1, 2 y 3)

Cambio en la Coalición Política

La correlación entre los votos por Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos en las elecciones presidenciales de 2006, 2010 y 2014 ilustra uno de los fenómenos políticos más interesantes de la última decada y resume el cambio en la base electoral que se generó en las últimas elecciones.

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El gráfico de dispersión de la Figura 1 ilustra una relación positiva muy fuerte (a nivel municipal) entre la votación a favor de Uribe en 2006 y la de Santos en 2010. Lo sorprendente de la votacion de Santos en 2010 es que hasta ese momento Santos no había tenido una carrera política particularmente fuerte, y que no se le conocía caudal electoral, ya que sus cargos habían sido principalmente en el poder ejecutivo de alto nivel. Santos fue elegido presidente con votos Uribistas.

Una vez en la presidencia, Santos se distanció del expresidente Uribe. Los posibles motivos dan tema para otra entrada, así que no nos concentraremos en esto. Lo fascinante es que como consecuencia de aquella “traición” Santista a la doctrina Uribista, los lugares que votaron masivamente por Santos en el 2010, apoyaron de manera masiva a su contrincante, Oscar Iván Zuluaga en las elecciones presidenciales de 2014. Los gráficos de dispersión en la Figura 2 ilustran la existencia de una relación negativa entre la votación por Santos en 2010 y 2014 (panel izquierdo), y positiva entre la votación por Santos en 2010 y  por Zuluaga en 2014. Dudamos que existan muchos contextos políticos en que se pueda observar un gráfico de dispersión de esta naturaleza. Contextos en los cuales de una elección a otra, un presidente de turno cambie de manera radical su coalición de poder o por lo menos, cambie de manera radical su base de electores. Aquellos Santistas entusiastas se tornaron en anti-Santitas radicales en cuestión de 4 años, mientras que en aquellos lugares en los cuales Santos fue impopular en 2010, tuvo su mayor votación en el 2014.  Esto confirma que en esencia los votos de Santos en el 2010 fueron votos Uribistas. Ademas explica por qué el candidato Uribista, Oscar Iván Zuluaga, ganó la primera vuelta con muchos de los votos con los que Santos ganó en el 2010. Todo esto a pesar de la habilidad de Santos para formar una coalición con los partidos más grandes de centro y derecha (Liberal, Conservador, de la U y Cambio Radical).

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Se Prenden las Máquinarias

Los resultados de la primera vuelta sugerían que la coalición de la Unidad Nacional del Presidente Santos no era suficiente para ganar la presidencia. Esto a pesar de que el Partido del Presidente Santos (“Partido de la U”) y otros partidos de la coalición del presidente lograron movilizar masivamente a los votantes en las elecciones de marzo y conformaron una mayoría en el Congreso. ¿Qué hizo entonces el Presidente Santos para obtener más de 7 millones de votos y lograr derrotar a Oscar Iván Zuluaga en la segunda vuelta? Un primer argumento es que las maquinarias políticas de la coalición, que habían estado tan activas en las elecciones legislativas de marzo, pero muy apagadas durante la primera vuelta de las presidenciales, lograron movilizar un gran número de votantes en la segunda vuelta, casi todos a favor de Juan Manuel Santos (ver por ejemplo: 4, 5, 6 y 7).

Los gráficos de dispersión de la Figura 3 ilustran la relación entre la proporción de “votantes nuevos” y el éxito relativo de Santos en la segunda vuelta con respecto a la primera vuelta. Por “votantes nuevos” nos referimos en este caso al cambio en el número total de sufragantes entre la segunda y primera vuelta, como proporción del potencial de sufragantes en cada municipio. Es decir, en esencia hace referencia a aquellos que no salieron a votar en la primera vuelta pero que sí votaron en la segunda. Los resultados sugieren que aquellos lugares en los cuales disminuyó de manera notable la abstención fueron precisamente los lugares en los que Santos mejoró su resultado en la segunda vuelta en relación con la primera. Dicho de otra forma, aquellos “votantes nuevos” en la segunda vuelta resultaron ser mayoritariamente Santistas. Por otra parte, el panel derecho muestra que no parece haber relación entre el cambio en la abstención y el cambio en los votos de Zuluaga.

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¿Qué explica el hecho de que la disminución en la abstención haya beneficiado principalmente a Santos? Un posible argumento es que las maquinarias de los partidos de la Unidad Nacional se “encendieron” nuevamente en la segunda vuelta y lograron movilizar nuevamente a muchos de los electores que habían movilizado en las elecciones legislativas. ¿Qué hizo Santos para lograr que las maquinarias le respondieran? Esto es difícil de establecer. Es natural que los diferentes “caciques políticos” de las regiones pongan mayor esfuerzo en movilizar votantes en las elecciones legislativas que van a incidir directamente en su elección al Congreso. En las elecciones presidenciales por el contrario, los recursos para campañas y otras actividades clientelistas suelen ser más escasos, y el beneficio para los “caciques” de movilizar a sus votantes es menos concreto.  Otro argumento interesante es que en sistemas con primera y segunda vuelta, las maquinarias políticas pueden utilizar la primera vuelta para chantajear al gobernante de su coalición y demostrarle lo dependiente que es de sus esfuerzos, para de esta forma obtener más recursos y promesas a cambio de apoyo en la segunda vuelta.

Tras la primera vuelta muchos anticiparon que las maquinarias políticas serían decisivas en lograr la victoria para Santos en la segunda vuelta. Se pensaba que esto era posible porque la abstención en la primera vuelta fue cercana al 60%, y en los últimos años había sido cercana al 50%. Diferentes analistas políticos también argumentaron que Zuluaga no podría disminuir la abstención a su favor, ya que las maquinarias de los partidos estaban con Santos, y el votante Uribista era disciplinado y ya había votado en la primera vuelta.

Si bien los gráficos de la Figura 3 son consistentes con un rol activo de las maquinarias, dicha evidencia no es concluyente. Cambios en la abstención pueden haber beneficiado a Santos por razones distintas a las maquinarias. Para poder concluir con mayor certeza que la menor abstención que benefició a Santos fue el resultado de la maquinaria política de la Unidad Nacional, habría que probar que hay una relación entre la caída en la abstención y la presencia de bases electorales de partidos miembros de la Unidad Nacional. Para este fin realizamos una regresión lineal a nivel municipal en la que tomamos como variable dependiente el total de nuevos votantes (en nivel), y como variables independientes usamos las votaciones agregadas por partido para el Congreso de 2014. Además controlamos por población y por una dummy de capital de departamento.

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Los resultados de la Tabla 1 son consistentes con el rol de las maquinarias. La abstención cayó (el número de votantes nuevos aumentó) precisamente en aquellos lugares en los cuales los partidos de la Unidad Nacional fueron exitosos en las elecciones legislativas. Los coeficientes son positivos y estadísticamente significativos en el caso del Partido de la U, Cambio Radical y el Partido Liberal. Quizás lo más sorprendente es que uno de los partidos que parece haber estado más activo en movilizar a sus votantes en la segunda vuelta fue el partido Conservador. Si bien el partido Conservador, en cabeza de su candidata presidencial Marta Lucia Ramírez, apoyó oficialmente a Oscar Iván Zuluaga, el grueso de los congresistas conservadores apoyaron a Juan Manuel Santos (ver por ejemplo: 8). Los datos sugieren que aquellos lugares en los que los conservadores fueron exitosos en las elecciones legislativas, fueron lugares en los que las maquinarias conservadoras se movilizaron en la segunda vuelta a favor de Santos. Por el contrario, los coeficientes negativos del Centro Democrático y del Mira ilustran que en donde esos partidos tuvieron votaciones de Congreso más altas en marzo, la abstención aumentó al comparar la primera y segunda vuelta. Una posible explicación para la relación positiva entre la votación del Mira para Congreso 2014 y la mayor abstención, puede estar relacionada con las denuncias por discriminación y malos manejos financieros hechos a la iglesia cristiana que es la base política del Mira, y que se le atribuye a Santos (ver por ejemplo: 9).

Los otros dos partidos que contaban con un caudal político atractivo para los candidatos de la segunda vuelta, eran el Partido Verde y el Polo Democrático Alternativo. El Partido Verde dejó en libertad a sus votantes, sin inclinar la balanza hacia ninguno de los dos candidatos (ver por ejemplo: 10). Por otra parte, el Polo dejó a sus votantes en libertad para la segunda vuelta, pero el Senador Jorge Enrique Robledo, cabeza de lista para el Senado y la mayor votación en marzo, hizo una férrea campaña a favor de la abstención y el voto en blanco (ver por ejemplo: 11). Es muy posible que estas sean las razones por las cuales el coeficiente del Partido Verde es estadísticamente igual a cero, mientras que el del Polo es negativo y significativo.

El Rol de las Alianzas

Por último, estamos interesados en presentar evidencia sobre la efectividad de las alianzas que hicieron los candidatos luego de la primera vuelta. Los dos únicos candidatos perdedores que apoyaron abiertamente a alguno de los dos candidatos presidenciales en la segunda vuelta fueron Clara López (apoyó a Santos) y Marta Lucía Ramírez (apoyó a Oscar Iván Zuluaga), quienes obtuvieron un nivel de votación similar en la primera vuelta. Se conjeturaba entonces que los votos decisivos serían los de Enrique Peñalosa que se abstuvo de apoyar abiertamente a alguno de los candidatos. Para explorar el rol de estas alianzas, hacemos una regresión lineal que tiene como variable dependiente los votos de Santos o de Zuluaga en segunda vuelta, a nivel municipal, y como variables independientes los votos de los diferentes candidatos en la primera vuelta (incluyendo sus propios votos). Además, controlamos por el número de votantes nuevos como una medida de maquinarias, y por la población y la dummy de capital de departamento para controlar efectos de escala. Los resultados se presentan a continuación:

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Los resultados reportados en la Tabla 2 se pueden resumir de la siguiente manera. De manera consistente con lo que se esperaba, se estima que más del 80% de los votos de Clara López se fueron hacia Juan Manuel Santos. Sin embargo, y quizás determinante en el resultado electoral, los votos a favor de Marta Lucía Ramírez se repartieron de manera similar entre los dos candidatos (levemente a favor de Oscar Iván Zuluaga). Esto es consistente con la división que existió al interior del partido con respecto al apoyo a los distintos candidatos. Los votos de Enrique Peñalosa, quien no apoyó abiertamente a ninguno de los candidatos, parecen haberse ido principalmente hacia Oscar Iván Zuluaga. Muchos de los votos en blanco (asociados al voto de opinión) de la primera vuelta se convirtieron en su gran mayoría en votos a favor de Juan Manuel Santos. Finalmente, y como habíamos anticipado, casi el 90% de los “votos nuevos” (caída en la abstención) beneficiaron a Juan Manuel Santos.

En conclusión, los datos de esta entrada son consistentes con hipótesis que sugieren que Santos logró ganar, a pesar de perder el grueso de los votos que lo eligieron cuatro años antes, gracias a las maquinarias de los partidos de su coalición que se movilizaron en la segunda vuelta y lograron disminuir la asbtención en su favor. También sugieren que Clara López logró endosar a Santos casi la totalidad de sus votos. Todos estos argumentos han recibido mucha atención en las últimas horas. Quizás algo que ha recibido menor atención y que nuestros datos sugieren es que las maquinarias de la Unidad Nacional y del Partido Conservador fueron decisivas a favor de Santos: las maquinarias de los congresistas conservadores movilizaron muchos votantes en la segunda vuelta, y los votos de Marta Lucía Ramírez no fueron “endosables” a Oscar Iván Zuluaga en la proporción en que habrían querido los Uribistas. Los votos de Peñalosa tampoco resultaron ser decisivos y si acaso, parecen haber beneficiado a Oscar Iván Zuluaga.

Sin embargo, vale la pena aclarar que los datos presentados en esta entrada sólo proveen una correlación estadística entre la distribución espacial de los votos de Santos en la segunda vuelta, y los votos de otros partidos en las elecciones de la primera vuelta y las elecciones legislativas de marzo de 2014. En este sentido, no se pueden interpretar como el efecto causal de las maquinarias, ni como el efecto causal de las adhesiones/alianzas. Es posible que la mayoría de los votantes de Clara Lopez hubiesen votado por Santos incluso en ausencia del apoyo explícito de la candidata presidencial del Polo Democrático. También es posible que cerca de la mitad de los votantes conservadores que apoyaron  a Marta Lucía Ramirez en la primera vuelta, hayan decidido votar por Santos debido a una mayor coincidencia ideológica en sus posiciones con respecto al proceso de paz, y no debido al clientelismo ejercido por los congresistas Conservadores. Finalmente, es posible que los votantes Santistas, confiados de que su candidato pasaría a segunda vuelta, decidieron quedarse en la casa en la primera vuelta y votar por Santos sólo en la instancia decisiva. Esto explicaría que casi todos los “votantes nuevos” hayan apoyado a Santos.

Sin embargo, las diferentes correlaciones en los datos, junto con la amplia evidencia periodística a la que hemos hecho referencia en esta entrada, sugieren que las maquinarias políticas y alianzas en la segunda vuelta jugaron un rol importante.

 

Nota: Agradecemos a Javier Moreno (@infrahumano) por haber compartido con nosotros los resultados electorales de Congreso y Presidencia del 2014, pocas horas después de conocerse los resultados.