Me parece que lo primero que tenemos que preguntarnos es ¿para qué el revisionismo? ¿Cuándo y por qué se realiza un cambio de base en las cuentas nacionales?
En teoría, los departamentos de estadísticas cambian el año base para considerar los cambios que se van produciendo en la economía (por ejemplo de precios relativos). Para ello las cuentas se sientan sobre una nueva base de datos de un año más cercano al de la base previo. Y lo importante es que cada cambio de base se realiza a partir de la información suministrada por un nuevo censo económico nacional (en este caso realizado con datos para el 2003). Entonces los números buenos son supuestamente los del año base y luego la serie se arma a partir de variaciones montadas sobre ese año base, idealmente el año del censo. Otra cuestión importante es que también supuestamente el año elegido para realizar el censo debería ser un año de equilibrio macroeconómico, con precios relativos que puedan sostenerse al menos hasta que la economía sufra cambios.
Teniendo en cuenta estos preceptos básicos es que rápidamente nos damos cuenta que partimos con problemas. El año 2003 no puede considerarse como de equilibrio macroeconómico (tan solo recordar las discusiones que por entonces se planteaban porque la moneda estaba subvaluada luego del colapso de la convertibilidad y cómo debía corregirse el supuesto desequilibrio). Esto es porque los precios de los sectores productores de bienes transables (agro, industria, etc.) eran muy elevados respecto a los de los sectores no transables y que el precio relativo del factor trabajo era bajo respecto al del capital. Por lo tanto, construir cuentas a precios constantes a partir de precios relativos que no se sostuvieron (hoy volvimos a precios relativos parecidos a la convertibilidad que por otra parte tampoco resultaron sostenibles) nos da una serie que sirve de poco para el análisis que se pretende realizar.
El problema se agrava cuando directamente comparamos el 2004 de la nueva base con el 2004 de la vieja base 1993, ambos a precios corrientes, y también cuando comparamos con los resultados del censo económico nacional 2003 que es la referencia para la construcción de la nueva base. Encontramos que el PIB 2004 de la nueva base es muy superior (mas de 20%) al de la vieja base. Y cuando lo comparamos con los datos del censo también nos encontramos que, particularmente en determinados sectores, hay diferencias sustantivas, difícilmente explicables. Una supuesta explicación sería la economía en negro que no estaría contemplada en el censo, pero esto no es tan así porque en el censo se tuvieron en cuenta ciertas correcciones para incluir actividades en “negro”. Lo cierto es que lo publicado da un PIB increíblemente alto para el año base que cambia toda la lectura de la economía como efectivamente dan cuenta los analistas de las nuevas cuentas. Pero hay que ser cuidadoso con las comparaciones que se hacen. A veces se comparan estructuras económicas de las dos bases, esto es con precios relativos opuestos, y se concluye por ejemplo que la economía es más abierta con la nueva base de lo que lo era con la base anterior. Esto es un error, para el año 2004 hay que comparar la estructura de nueva base 2004 con la estructura del mismo año para la base 1993 a precios corrientes. Esto nos da que la economía con la nueva base es más cerrada y no más abierta con la nueva base respecto a la vieja base.
Teniendo en claro los gruesos problemas del año base la serie se monta sobre variaciones reales y de precios que también son inverosímiles. Si bien hay correcciones respecto a lo publicado, particularmente desde 2007 a 2013, las sobreestimaciones de variaciones reales fueron parcialmente subsanadas, aunque de manera despareja (por ejemplo, ya de manera imperdonable no se reconoce que el PIB cayó violentamente en 2009). Las variaciones de precios (deflactores o índices de precios implícitos) que estaban muy subestimadas también tuvieron una corrección que no solo resulta parcial sino también muy despareja: se reconocen las variaciones de precios de algunos sectores (ejemplo servicio doméstico) pero no en muchos otros. Una consecuencia de esto explica el resultado de la cuenta de distribución y generación del ingreso de la cual resulta que la participación de los asalariados en el ingreso superó el 50% de PIB a precios básicos (el famoso fifty-fifty). Hasta un chico se daría cuenta de que si reconozco las variaciones de precios de un sector que es 100% asalariado y no de otro que no lo es, la participación del salario en la economía va a subir de la manera en que falsamente se muestra. Hasta cuando vamos a seguir con el autoengaño.
La conclusión es tajante, tanto el año base como la serie de las nuevas cuentas tienen fallas de fondo que impiden el análisis de lo sucedido y del estado de situación. Cortita y al pie, las nuevas cuentas son un bodrio, seguimos con la luz apagada.