El sábado pasado, disfrute de un asado en casa de mi amigo Albert, catalán de pura cepa. Ya se, suena raro, pero los tomates y los cogollos (el corazón de lo que parecía una lechuga crespa) a la parrilla estaban deliciosos y los voy a incorporar para que acompañen la colita de cuadril en mi próximo asado. El asado catalán tuvo su inconveniente al poner los churrasquitos de cerdo: la grasa del porcino hacia llamas. Hubo que controlar el fuego. La doble parrilla ayudo, sacamos algo de la leña y dejamos un hueco en el centro de la parrilla.
El mes pasado, titule mi post “Jugando con fuego”, describiendo el riesgo de aumentar el déficit en una situación de ausencia de mercado de capitales. El punto fundamental del argumento, es que ante situaciones en las que la única financiación posible del déficit es la emisión de dinero por parte del Banco Central, existe un riesgo inflacionario crónico, que explica la inflación existente. Esta inflación, aunque alta comparada con los 90 o con el resto del mundo hoy, no parece haber generado grandes dificultades: con esta misma inflación, la actual administración gano las elecciones de manera muy contundente. Pero también existe un riesgo de inflación de crisis: una huida del peso al dólar, empujado por expectativas inflacionarias puede generar un salto en la inflación, por la caída en la demanda de pesos.
El argumento formal esta en un paper que escribimos, justamente con mi amigo Albert, el que hace esos cogollos maravillosos. Se llama “Recurrent Hyperinflations and Learning” y se publico en el 2003. Una versión de ese modelo fue luego estimado por Sargent, Williams y Zha.
Ese riesgo de crisis depende solo de las expectativas y no de aumentos significativos en el déficit. Las estimaciones de Sargent, Williams y Zha permiten identificar, en las hiperinflaciones de los 80 en América Latina, cuales fueron puramente especulativas.
De acuerdo a la teoría, estos saltos en la tasa de inflación puramente especulativos, pueden resolverse con políticas heterodoxas, o sea, políticas que no necesariamente modifiquen el déficit. El ejemplo mas obvio es controlando el tipo nominal de cambio. Estas políticas son efectivamente eficaces para detener el brote especulativo, pero no resuelven el problema de fondo, de manera que la economía queda sujeta a un nuevo brote especulativo potencial.
En la última semana, en una combinación que pareciera mezclar la presión oficial con el uso de las reservas del Banco Central, el dólar paralelo ha bajado de manera significativa, luego de superar la barrera de los diez pesos. La escalada del dólar paralelo había motivado mi post del mes pasado.
En este, quiero argumentar que el uso de reservas para contener el precio del dólar “blue” puede haber funcionado como una política heterodoxa que haya contenido expectativas. Si ese fuer el caso, redujo la probabilidad de una escalada inflacionaria.
Nada indica que un tipo nominal de cambio arriba de 10 esta justificado. Las cuentas dan entre 7,5 y 9,5, dependiendo del tipo real de cambio que suponen. Si la escalada del blue fue una burbuja especulativa, que podría haber sido auto-justificada, entonces estas medidas pueden haber controlado al fuego.
Las medidas heterodoxas, cuando exitosas, controlan el fuego, pero no resuelven el problema. El problema sigue siendo la tendencia creciente del déficit. Veremos, en las próximas semanas, cuando el mercado del dólar blue se normalice, si estas medidas heterodoxas han sido exitosas.
Los churrasquitos de cerdo salieron buenísimos.
es cierto el manejo de las expectativas incide en la demanda de dinero y puede manejar la inflación, es también válido la inversa, si la población percibe des manejo huye del dinero y crece la inflación.
A tu amigo le sale mejor la paella!