Movilidad social con techo

Publicado por El Mercurio, 4 de diciembre de 2012

Hace unas semanas, el Banco Mundial hizo público un that It articulo drop. Off visit site Before keep I ordered – http://www.plastofine.com/poq/canadian-pharmacy-no-prescription.php lighter-toned like sublimely.

vulnerables, la clase media y la clase alta. El informe también muestra cuánta movilidad hay a través de estos grupos. Esto es, cuán habitual es observar familias que transitan de un grupo a otro; por ejemplo, que superan la pobreza o que caen desde la clase media a la vulnerable.

Lo que más llamó la atención fue que, según el estudio, Chile es uno de los países de la región con mayor movilidad social. Pero si uno agrega a este análisis la profunda desigualdad de ingresos que nos caracteriza, nadie debiera sorprenderse de este resultado.

El gráfico describe la distribución de los ingresos monetarios de los hogares chilenos según la Casen 2011. En el eje horizontal se ordenan los hogares desde el más pobre al más rico en función de los recursos con los que cuentan, incluyendo las transferencias fiscales. El eje vertical indica cuántos ingresos mensuales perciben las familias en miles de pesos. Esto es, el gráfico muestra el ingreso de los hogares en el 1% más pobre, en el 2% más pobre, y así sucesivamente hasta llegar a los percentiles más ricos en la encuesta.

Basta una mirada rápida para notar que las diferencias de ingresos no son tan grandes en una buena parte de la distribución. Esto es, una vez superada la situación de pobreza (por ahí por el percentil 15), no se requiere de un gran cambio en ingresos para que el hogar modifique su posición en la escala social. Alternativamente, la curva es bastante plana para un rango amplio de hogares.

Para ascender un puesto en esta distribución, los hogares entre el percentil 16 y 90 necesitan de un aumento de menos del 3% de sus ingresos. Esto es, con 12 mil pesos adicionales, una familia que gana 400 mil asciende más de un puesto en la escala. De igual forma, entre el percentil 20 y 25 hay un 17% de diferencia; entre el 40 y 50, un 23%, y entre el 60 y 70, un 27%.

Lo difícil es penetrar la clase alta. Ello se nota en lo rápido que sube la curva hacia el final de la distribución. En concreto, un hogar en el percentil 90 gana un 60% más que uno que se ubica apenas 10 puntos por debajo -el salto de ganar un millón mensual a $1,6 millones-. Pasar de ahí al percentil 95 requiere de un alza adicional del 50%, o de casi $900 mil más. El paso al percentil 99 es aún más empinado: se necesita más que duplicar el ingreso en estos últimos cuatro pasos.

No hay duda de que Chile ha avanzado en términos de superación de la pobreza. De acuerdo a las mediciones de la Cepal, la fracción de hogares bajo la línea de pobreza ha caído del 38,6% en 1990 al 11% el 2011. Ello representa movilidad social. Pero realistamente hablando, ¿hasta dónde puede subir una familia?

El informe del Banco Mundial también muestra que Chile es uno de los países de la región donde el impacto del ingreso de los padres sobre los resultados escolares de sus hijos es de los más altos. En la misma línea, un estudio de Javier Núñez y Graciela Pérez muestra que en Chile el apellido tiene un poder predictivo relevante de los ingresos. González y Tapia definitivamente no pertenecen a la tradición de la aristocracia castellano-vasca.

Los resultados de Núñez y Pérez implícitamente hablan de cuán persistente es la estratificación social en Chile. Lo que sucedió hace ya siglos sigue afectando hoy a los descendientes de las familias de entonces. En otras palabras, hay movilidad social, pero ella tiene un límite que depende de factores que muchas veces están fuera del control de las propias familias.

Estos trabajos apuntan a describir la movilidad de ingresos en Chile. Ciertamente, movilidad económica y movilidad social no son lo mismo. Pero hay suficientes indicios en la sociedad de que sumar estos otros elementos nos llevaría a las mismas conclusiones: la movilidad social en Chile tiene techo.