Las cifras oficiales no sólo muestran un notable crecimiento económico entre 2003 y 2011 sino que, como puede apreciarse en la Figura 1, también muestran un incremento del número de familias que viven de la ayuda social.[1] Entre el segundo trimestre de 2003 y el segundo de 2011 el crecimiento de los hogares que viven de la ayuda social fue de 294% pasando de poco más de 250,000 hogares a más de un millón de hogares. Durante los últimos años del periodo analizado, la EPH muestra que alrededor de uno de cada siete hogares urbanos vive de la ayuda social en Argentina y esto aparentemente se debe a la implementación de la asignación universal por hijo (AUH) después del año 2009. Como se observa en la Figura 1 hay un salto en la cantidad de hogares que viven de la ayuda social del cuarto trimestre de 2009 al primer trimestre de 2010 que es justamente el momento en el que se implementó el programa. En este post voy a comentar algunas de las características de estos hogares que viven de la ayuda social.
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El número de hogares que vive de la ayuda social y es pobre ha aumentado levemente durante todo el período analizado. Al comienzo del período había aproximadamente 132,000 hogares que vivían de la ayuda social y estaban debajo de la línea de pobreza mientras que en el segundo trimestre de 2011 estos hogares eran 217,000. Para este cálculo se utilizó una canasta básica estimada a partir de la inflación empírica en el país como lo muestra la Figura 2. Hasta fin de 2006 la canasta básica empírica y la oficial coinciden mientras que a partir de enero de 2007 la canasta básica oficial sigue la evolución de la inflación oficial mientras que la canasta básica empírica evoluciona acorde a la inflación empírica en el país. Para tener un punto de comparación entre ambas canastas, en septiembre de 2011 la canasta básica oficial era de 441 pesos por adulto equivalente mientras que la canasta básica empírica era alrededor de 66% más alta. Esto implica que, oficialmente, una familia compuesta por una pareja de entre 30 y 59 años de edad con dos hijos de entre 7 y 9 años necesitaba 1,100 pesos por mes para no caer en la pobreza, mientras que con la estimación de la canasta básica empírica, necesitaba en ese momento 1,800 pesos por mes para no caer en la pobreza. Si bien el número de hogares que viven de la ayuda social debajo de la línea de pobreza creció levemente, la brecha de pobreza de estos hogares disminuyó fuertemente pasando de 0.470 al comienzo del período analizado a 0.365 al final del período. Aparentemente, mucho tiene que ver en esta disminución del déficit relativo de ingreso de los pobres con respecto a la línea de pobreza la puesta en marcha de la AUH a fines de 2009. Antes de la implementación del programa la brecha de pobreza promedio era de 0.44 mientras que después de la implementación del mismo la brecha promedio cae a 0.37 captando un “mejoramiento de la pobreza”.
El 43% de los trabajadores de entre 15 y 65 años de edad que vive en los hogares que reciben ayuda social está fuera de la fuerza de trabajo mientras que el 23% trabaja en el sector informal de la economía y casi el 10% está desempleado. 75% de los trabajadores que están fuera de la fuerza de trabajo continúan inactivos después de un año, 11% pasa a trabajar en el sector informal después de un año y 7% transita hacia el desempleo. Del 23% que trabaja en el sector informal un 56% lo sigue haciendo después de un año mientras que un 15% sale de la fuerza de trabajo y un 8% engrosa el desempleo. Un 58% de los hogares que vive de la ayuda social nunca abandona este estado durante los 18 meses en que el hogar es observado en la EPH mientras que un 15% adicional de hogares declara vivir de la ayuda social durante al menos 15 de los 18 meses en los que el hogar es observado en la EPH.
Las características analizadas indican que la ayuda social muy probablemente haya reducido la brecha de pobreza en los hogares que viven de esta asistencia, pero al mismo tiempo, se observa en los trabajadores que viven en esos hogares un relativo estancamiento en la dinámica laboral. Alrededor del 75% de estos trabajadores está fuera de la fuerza de trabajo, desempleado o trabajando en el sector informal y hay muy poca movilidad hacia la fuerza de trabajo o incluso hacia mejores empleos provocando que una vez que un hogar recibe ayuda social es muy difícil que la deje. Esta evidencia sugiere que hay lugar para políticas laborales activas dirigidas a mejorar la dinámica laboral de los trabajadores que viven en estos hogares como una forma de disminuir la creciente dificultad que tienen para integrarse al mercado de trabajo en empleos permanentes y de mejor calidad.
[1] En el módulo de hogar de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) correspondiente al bloque “Estrategias del hogar” se pregunta: ¿En los últimos 3 meses las personas de este hogar han vivido de subsidio o ayuda social (en dinero) del gobierno, iglesias, etc.?
Estimado Martín:
Acabo de leer tu post, y sobre el mismo quisiera hacer algunas preguntas/comentarios:
En primer lugar, cuando decis «Las características analizadas indican que la ayuda social muy probablemente haya reducido la brecha de pobreza en los hogares que viven de esta asistencia, pero al mismo tiempo, se observa en los trabajadores que viven en esos hogares un relativo estancamiento en la dinámica laboral.» ¿estás sugiriendo que la relación entre la ayuda social y la dinámica laboral es causal? Imagino que no, pero al menos es lo que concluyo de la forma en que está redactada la oración.
Más específicamente, me parece que sería interesante comparar esta dinámica de la que hablás con aquella de las personas que, en los años previos, calificaría para recibir ayuda social del tipo que se está otorgando ahora. Quizás de esa forma se podría aislar un poco el efecto de la AUH y otros programas.
Por otro lado, si bien concuerdo con tu conclusión, me parece que no toda la gente que recibe ese tipo de ayuda está ya en condiciones de insertarse en el mercado laboral, excepto quizás como empleado público. Hablo específicamente de gente mayor (con 10/15 años para llegar a la edad de retiro en adelante) con bajo nivel educativo. En todo caso se puede ver si a largo plazo este tipo de programas logran sacar a sus hijos de la pobreza, pero los efectos del trabajo poco calificado e informal no siempre son reversibles.
Eso es todo. De todas formas, me parece un tema sumamente interesante para incorporar a una agenda de estudio, dado que no parece estar dentro de los planes de los organismos que implementan estos programas.
Saludos.
Brian, gracias por el comentario. Tenes razón, la frase quedo un poco confusa y no quiero sugerir que hay una relación causal entre la ayuda social y la dinámica laboral, es solo un comentario observando las características de los trabajadores que viven en hogares que reciben ayuda social.
El ejercicio que sugeris es valido como para hilar mas fino y tratar de distinguir el efecto potencial de las AUH y de otros programas, el post iba mas a la ayuda social en general.
Estoy de acuerdo con tu último comentario por eso no menciono ninguna política en particular solo me parece un problema al que habría que prestarle un poco más de atención para tratar de mejorar la situación de esas familias.
Gracias por el comentario de nuevo y saludos.
sin duda las ayudas sociales son una parte importante contra la pobreza, gracias a entidades, ongs y demás organismos sociales que luchan por ello muchos no hemos podido beneficiar. En mi caso fue durante un período corto de tiempo pero estoy de acuerdo con que puede que haya familias donde cada vez más los trabajadores que las componen sean menos aptos y a su vez necesiten cada vez más esa ayuda, pero como digo al igual que yo, también hay muchos casos que gracias a una ayuda social consiguen reinsertarse en el mundo laboral y prescindir de la ayuda. saludos!
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