En co-autoría con Javier García-Cicco
En esta nota comparamos la política cambiaria Argentina con la de otros países Latinoamericanos antes, durante, y después de la reciente gran recesión de Estados Unidos. Nuestra principal conclusión es que el BCRA saca aplazos durante los periodos previo y posterior a la gran recesión y un aprobado para el periodo recesivo. Los otros países aprueban los tres exámenes.
Comencemos explicando la base analítica de nuestro sistema de calificación. En nuestra opinión, como en la de muchos otros, el banco central tiene dos roles principales. Uno es la estabilidad de precios y el otro es la estabilización del ciclo económico. El objetivo de estabilización de precios se alcanza controlando el crecimiento de algún agregado o variable nominal. El instrumento específico que use la autoridad monetaria para alcanzar su objetivo no es de central importancia. Algunos bancos centrales, como el Argentino, usan como instrumento al tipo nominal de cambio. Otros, como el Brasileño, usan la tasa de interés nominal. Y algunos, como la Reserva Federal de Estados Unidos durante la gestión de Paul Volker, optan por controlar la cantidad de dinero.
El segundo objetivo, el de suavizar los ciclos económicos, está muy ligado al comportamiento del tipo real de cambio, especialmente en economías emergentes como las Latinoamericanas. Aquí encontramos dos puntos de vista tan opuestos como falsos. Uno es que el banco central puede y debe asegurar un tipo de cambio real alto y estable en todo momento. Para esto, continua el argumento, la autoridad monetaria debe devaluar cada vez que el tipo real de cambio caiga por debajo de su nivel objetivo. El otro punto de vista sostiene que el tipo real de cambio es un precio relativo que depende de factores reales, tales como la tecnología, las preferencias, y los términos del intercambio, y por lo tanto no puede ser manejado a discreción vía devaluaciones nominales.
La realidad se ubica entre estas dos posturas extremas. El banco central puede y debe controlar el tipo real de cambio, pero a veces, no siempre. Veamos. Consideremos primero situaciones en las que la política monetaria es incapaz de producir depreciaciones reales. Estas se dan cuando el tipo de cambio se aprecia porque la economía atraviesa un periodo de expansión, como el que hoy vive la Argentina, que puede estar motorizado por un mejoramiento marcado en los términos del intercambio, o por mejoras en las condiciones que ofrecen los mercados financieros internacionales. En esas circunstancias, tratar de evitar la caída en el precio relativo de los bienes transables a través de la devaluación de la moneda local solo producirá un aumento más acelerado en el precio nominal de los bienes no transables. El resultado será más inflación pero sin depreciación real. De esta forma, el banco central solo logra fallar en su objetivo de estabilidad de precios, sin contribuir para nada en su empeño anticíclico. La política monetaria adecuada a esta situación es revaluar la moneda gradualmente (inducir una serie de moderadas devaluaciones negativas) para no permitir que la inevitable apreciación real se traslade a los precios.
Analicemos ahora situaciones en las que el central puede y debe intervenir, devaluando, para depreciar el tipo de cambio real. Esto se da, principalmente, cuando la economía entra en una fase de contracción de la demanda agregada, como las que se dieron en nuestro país en los periodos 1995-1996, 1999-2002, y 2008-2009. La caída en el nivel de absorción domestica puede obedecer a un numero de factores, incluyendo aumentos en el riesgo país y caída en el precio de los bienes primarios. En este tipo de coyuntura, el precio relativo de los bienes no transables tenderá a caer en concordancia con el debilitamiento de la demanda. Como uno de nosotros explicó en una entrada anterior, la caída en el precio relativo de los no transables puede darse por una caída en su precio nominal, por una depreciación en el tipo nominal de cambio, o por una combinación de ambas. En presencia de rigideces a la baja en precios nominales (especialmente en los salarios), la devaluación es necesaria para lograr un rápido re-acomodamiento de precios relativos. De otra forma, si el banco central tardase demasiado en reaccionar, la necesaria depreciación real tendría lugar en forma lenta, lo que acarrearía consecuencias indeseadas para los niveles de empleo y producción.
En resumen, la política monetaria debe permitir la depreciación nominal durante periodos de contracción de demanda agregada. Esto ayudara a suavizar el ciclo. Pero, para evitar que esta estrategia contra-cíclica genere inflación, el banco central debe ajustarse a la disciplina de inducir revaluaciones, vía política monetaria restrictiva, durante periodos de expansión de demanda agregada.
Con este núcleo analítico como telón de fondo, comparemos a la política monetaria argentina con la de otros países Latinoamericanos durante el último lustro. La figura 1 muestra el tipo de cambio real bilateral con el dólar norteamericano de Argentina y de un promedio de otros seis países Latinoamericanos. Esta variable muestra un comportamiento similar, al menos cualitativamente, en Argentina y en el resto de los países seleccionados. Los periodos pre y post recesión norteamericana son de marcada apreciación real. Esto se debió en parte al fuerte impulso que el precio de los bienes primarios tuvo sobre la demanda agregada en el mundo emergente y, especialmente en el periodo pos recesión, a la gran reducción de tasas de interés en los mercados financieros mundiales. El periodo de la recesión norteamericana, en cambio, muestra a los tipos de cambio experimentando depreciaciones reales, aunque menos pronunciadas en Argentina que en el resto de Latinoamérica. Este fenómeno se dio porque, aunque con algún rezago, la crisis de las economías centrales tuvo su efecto contractivo sobre la demanda agregada de los países periféricos. Como consecuencia de esto, el precio relativo de los bienes no transables tendió a caer en toda la región.
Tipo de Cambio Real Bilateral (Base Enero-2006=1)
Nuestro análisis inicial sugiere que una política monetaria saludable debería haber tendido a revaluar nominalmente la moneda local durante los periodos pre y post crisis y a depreciarla nominalmente durante la crisis. La figura 2 muestra la tasa de devaluación en Argentina y la tasa promedio de devaluación para seis países Latinoamericanos. Tan pronto como la crisis de los Estados Unidos arribó a las costas de nuestra región, sus bancos centrales, incluido el nuestro, reaccionaron apropiadamente dejando que sus monedas se deprecien en relación al dólar (aunque en el caso Argentino la respuesta fue un poco más lenta). De esta forma, ayudaron a que la depreciación real ocurra rápidamente y evitaron una deflación que seguramente habría exacerbado la contracción en el nivel de actividad. Por otro lado, durante los periodos expansivos de la pre y post crisis, los bancos centrales de los seis países hermanos incluidos en la figura indujeron, acertadamente y con políticas monetarias firmes, tasas negativas de devaluación. De esta forma, lograron que la apreciación real de esos sub-periodos no se manifieste en aumentos excesivos en precios (especialmente en el precio de bienes no transables). Por el contrario, el BCRA mostró una postura laxa, devaluando al peso en forma sistemática, con la vana esperanza de evitar la caída en el valor real del dólar.
Tasa de devaluación
De acuerdo con el marco conceptual presentado al comienzo de esta nota, deberíamos esperar que la errónea política cambiaria de nuestro banco central se traduzca en un mayor nivel de inflación que el experimentado por el resto de los países incluidos en la comparación. La figura 3 confirma esta predicción. En ella se muestra la tasa de inflación durante los últimos cinco años en Argentina y en un promedio de los seis países Latinoamericanos incluidos en nuestro estudio. La tasa de inflación Argentina fue, en promedio, de 18.6\% por año desde 2006, mientras que en los otros países Latinoamericanos fue de solo el 4.5\% por año. Agregamos al margen que la inflación Argentina mostró un comportamiento significativamente mas volátil que en el resto de los países. En efecto, la desviación standard de la inflación en nuestro país fue entre 2 y 6 veces más alta que la experimentada en los otros seis países considerados individualmente. Sin ahondar en este importante tema, apuntamos que existe una extensa base teórica para afirmar que la volatilidad en la tasa de crecimiento de los precios afecta negativamente a la asignación de recursos y gastos y por ende también al nivel de bienestar.
Tasa de Inflación
Es de interés someter a nuestra política monetaria a una comparación adicional. Esta vez no con la observada en otros países de la región, sino con la experimentada en nuestro propio país en el periodo pre-Kirchnerista, 1991-2001. ¿Que calificación hubiera obtenido la Convertibilidad durante el periodo 2006-2011? Claramente, habría cosechado tres tristes aplazos. Pues este rígido régimen cambiario, al negar la posibilidad de la revaluación, habría permitido la inflación durante los periodos pre y post crisis. Al mismo tiempo, un tipo de cambio inamovible habría contribuido a empeorar la recesión de los años 2008-2009 al no facilitar el necesario encarecimiento de los bienes transables con apropiadas devaluaciones del peso. Concluimos entonces que si bien nuestros hacedores de política monetaria parecerían haber aprendido un tanto de los errores del pasado, todavía les queda bastante margen para mejorar.
Para cerrar, resaltamos que, con el deliberado propósito de concentrarnos en cuestiones de estabilización económica, en esta entrada hemos dejado de lado importantes aspectos institucionales del accionar de la autoridad monetaria, que también merecen ser evaluados. Nos referimos especialmente a la significativa erosión en la independencia que el banco central ha sufrido durante el periodo de análisis, sobre todo a partir de la gestión de la Sra. Marco del Pont. Esta lamentable degradación, que forma parte de una tendencia que se inicio con la destitución del presidente Pedro Pou durante la administración Cavallo, ya esta mostrando consecuencias peligrosísimas. La de mayor preocupación es, sin duda, el creciente rol del banco central como fuente de financiamiento del tesoro. Este es un tema que seguramente ganará importancia en los próximos años, especialmente si la Presidenta logra la reelección.
Estimados Martín y Javier,
Gracias por exponer de una manera tan clara algo que a la gente en Arg le cuesta tanto entender.
Sin embargo, les tengo que decir que no sé si comparto sus últimos dos párrafos. Primero, hablar la convertibilidad así en el aire, sin incluir para qué se diseñó (i.e. salir de una hiper), me parece injusto o al menos incompleto. Una pregunta: ¿Qué otras opciones existían? ¿Cuál es la correlación entre el TC y la inflación en una hiper? ¿Cómo coordinarían las expectativas sino es fijando el TC? Además, en todo caso sería un argumento en contra de la dolarización, pero no de la convertibilidad que desde un comienzo se vio que estaba ideada para ser transitoria (siendo más preciso lo transitorio no era la convertibilidad, que implica que el peso sea convertible valga la redundancia, sino el tipo de cambio fijo). Por otra parte, lo que capaz es más importante, ignoran que con la convertibilidad que sepultó Duhalde, el peso ahora flotaría entre el Euro y el Dólar, y eso cambia la conclusión inmediata de su ante-último párrafo.
Por último, sobre la pelea Cavallo-Pou, me parece que el contexto no puede ser omitido del análisis para hacer una comparación con la situación actual. Pero eso si que es subjetivo…
Slds,
FD
Estimado Fernando,
Muchas gracias por tu comentario. Concuerdo completamente contigo en lo que respecta al importante rol que jugo la Convertibilidad en la transicion de la hiperinflacion a la estabilidad de precios. En la nota, sin embargo, no evaluamos a la Convertibilidad durante el periodo de la Convertibilidad, sino, contrafactualmente, durante el periodo 2006-2011.
Con respecto a los casos Pou y Redrado, concuerdo con que los contextos en que se dieron no son comparables. Y de hecho no los comparamos. Simplemente sostenemos que ambos alejamientos forzados constituyeron deterioros significativos de la independencia del BCRA. En este orden, un tema que seria interesante desarrollar en entradas futuras es el procedimiento que contempla la carta organica del central para la remocion de sus autoridades. Mi opinion en este respecto es que la actual normativa no protege adecuadamente a la autarquia del central de la tendencia intervencionista de los poderes ejecutivo y legislativo.
Martín,
Muchas gracias por tu respuesta.
Saludos,
Fernando
Excelente post, pero algunos confundidos comentarios:
-Nunca había escuchado sobre «devaluación negativa». Supongo que te referís a una revaluación nominal en nuestro caso (tipo de cambio fijo) y apreciación nominal en Chile y Brazil por ejemplo (Inflation Targeting)
-Creo que los BC de los demás países latinoamericanos (que apreciaron antes, depreciaron durante, y volvieron a apreciar luego), lo hicieron con fines de mantener un target de inflacion, y no necesariamente para controlar el TCR. Me da la sensación que sobreestimas el impacto del tipo real de cambio en la actividad económica.
-Decís: «el BCRA mostró una postura laxa, devaluando al peso en forma sistemática, con la vana esperanza de evitar la caída en el valor real del dólar.» no concuerdo. El BCRA devaluo sistematicamente el peso para cobrar el impuesto inflacionario. Ya con Redrado el BCRA no era independiente, financiando al Poder Ejecutivo y callando ante las mentiras estadísticas.
-el contrafactico de la convertilidad es interesante. Pero si uno juzga al BCRA por su única funcion de preservar el valor de la moneda (y no modificar el TCR), entonces un regimen de convertilidad (sumado a los terminos de intercambio actuales) aprobaría. Es decir, reprueba suponiedo que un Banco Central debe estabilizar el ciclo económico y que existen salarios rígidos a la baja.
Saludos y muchas gracias por compartir sus ideas.
Kuno,
Gracias por los comentarios. Con respecto a tu segundo punto, si bien es cierto que en los otros países en la muestra el esquema monetario es diferente, quisiera señalar algunas cosas para clarificar la importancia de tu observación en relación a nuestro post. En primer lugar, como comentamos en el post, creemos que el banco central debería tener dos roles principales: la estabilidad de precios y la estabilización del ciclo económico. En los países que tienen un esquema de Inflation Targeting, si bien existe un objetivo claro en cuanto a la meta de inflación, existe también una preocupación por el suavizamiento del ciclo. Esto, no por el objetivo per se de lograr, por ejemplo, una cierta tasa de crecimiento del producto, sino porque es generalmente reconocido que (al menos en situaciones normales) estos dos objetivos son complementarios, y entonces controlar la inflación está fuertemente ligado con suavizar el ciclo. Así, por ejemplo, en la mayoría de los informes de inflación que elaboran estos bancos centrales, términos como la brecha de producto, holguras de capacidad, desempleo y aun el tipo de cambio real tienen un papel preponderante.
En segundo lugar, tanto el tipo de cambio real como la inflación o el nivel de actividad son variables que se determinan conjuntamente en equilibrio y, como consecuencia, todas contienen información relevante para evaluar la etapa del ciclo en la que un país se encuentra. Luego, pensar la política monetaria en términos del tipo de cambio real es una forma posible de entender este rol del suavizamiento del ciclo, que al menos nosotros consideramos conveniente desde el punto de vista analítico. Pero esto no necesariamente implica que el objetivo de suavizar el ciclo solo se puede lograr con un solo tipo de esquema monetario o con un único instrumento. De hecho, por ejemplo, el manejo de la política monetaria en Chile es tal que el Banco Central tiende a evitar utilizar el tipo de cambio como un instrumento explícito de política, mientras que en el caso de Perú existe un rol explicito (adicional a la meta de inflación) de suavizar las fluctuaciones en el tipo de cambio. El por qué de las estas diferencias entre países se debe a las características particulares de cada economía (por ejemplo, Perú es un país mucho más dolarizado que Chile, lo cual en parte explica porque la preocupación explícita en el tipo de cambio). Pero aun en Chile reconocen que la evolución del tipo de cambio real es importante en describir el comportamiento de la economía, por ejemplo, dedicando una parte importante de su informe de política monetaria a analizar esta variable.
Finalmente, es importante remarcar que si bien el argumento anterior señala que uno puede entender las dinámicas de la economía y el rol de la política monetaria en términos del tipo de cambio real en cualquier régimen de política monetaria, esto no quiere decir que la elección del régimen de política monetaria sea irrelevante. Cada esquema de política monetaria, ya sea Inflation Targeting, en sus varias versiones, u otros esquemas alternativos, tiene ventajas y desventajas, y su deseabilidad debe evaluarse caso por caso. Nuestro punto en este post es simplemente señalar que podemos pensar en el rol que cumplió la política monetaria en cada país aun dadas las diferencias institucionales en cada uno de ellos.
¿Todo el análisis está hecho utilizando el IPC-BsAsCity?
Los datos de IPC-City fueron usados desde 2007.
Ah, ok, entonces lo tomo como de donde viene. Lástima, parecía un estudio interesante
mecon.gov.arMauro,
Más allá de los gustos que cada uno pueda tener sobre un índice u otro, el punto que hacemos en el post se mantendría aun con los datos del INDEC. Te invito a que veas los datos oficiales de tipo de cambio real (por ejemplo, http://www.mecon.gov.ar/download/infoeco/apendice4.xls, en la hoja 4.14). Allí verás que, obviamente con magnitudes diferentes, el tipo de cambio real se apreció en Argentina entre 2006-1 y 2008-8 luego se depreció entre 2008-8 y 2009-6, para apreciarse desde esa fecha hasta fines de 2010. Usando estos datos oficales nuestra prescripción de política hubiese sido la misma: apreciar el peso antes y luego de la crisis, y depreciarlo durante la misma. Luego, como supongo que no tendríamos discrepancias sobre los datos de tipo de cambio nominal, entonces la conclusión es la misma: 2 aplazos y un aprobado.
Creo que es importante que diferenciemos cuando las diferencias ideológicas (que pueden existir y son respetables) no afectan los resultados analíticos. Y como demuestra mi respuesta a tu comentario, en este caso nuestra evaluación y prescripción hubiese sido la misma independientemente de la basa de datos. Luego cada uno decide si le gusta lo que lee o no, pero al menos entendamos cuando la ideologia es importante para los resultados y cuando no.
Pero a eso mismo me refería con que «parecía» un estudio interesante, utilizar como fuente de datos una encuestadora que no hace esfuerzo en mantener objetividad y rigurosidad matemática, hace decaer el nivel del estudio realizado.
Entonces la pregunta que me surge es: ¿Por qué utilizar esos datos?. Si fuera por la falta de credibilidad que tiene la medición oficial, no veo por qué tiene que ser mas creíble la medición de EEUU, Mexico o Colombia (todos sabemos cómo «dibujan» las mediciones en esos paises), y con esa premisa, todo el análisis pasa a ser erroneo, debería buscar en todos los paises mediciones privadas alternativas que den resultados muy distintos a los oficiales, y nada me aseguraría que el resultado obtenido tenga si quiera un atisbo de realidad. Es decir, en estadísticas no podes usar algunas reglas para un universo y otra para otros si lo que se pretende es compararlos entre si.
Entonces me surge la idea que la razón para que se usen esas mediciones es para poder justificar mas «sensacionalmente» la hipótesis propuesta ya que: sin dudas que el TCRE se apreció , y que también hubo inflación (como mencionas, suele pasar en economías en expansión), el tema es que con las mediciones oficiales, estas datos parecieran no demostrar un pésimo actuar del BCRA, y, dependiendo de la exigencia que le pongamos, y de la profundidad del análisis, la conclusión a la que se llegaría podría variar hasta en extremos opuestos. Y eso es lo que sucede en las discusiones político-económicas nacionales, algunos aseguran que la pobreza aumentó, otros que disminuyó, algunos que la inflación es producto de la política monetaria, otros que es acorde a la expansión, etc… Y todo esto se debe a que se comparan perros con chanchos para sacar las conclusiones, y si uno compara perros con perros saca un resultado, y si el otro compara chanchos con chanchos, saca otro.
Teniendo en cuenta esto, la única conclusión que puedo sacar es que la argentina tuvo un aprobado y dos notas apelables (creo que el resultado de esas dos notas es regular, pero solo por percepción ya que no he corrido los mismos modelos de análisis que utilizaste vos). Para que el estudio pareciera mas completo (y no, hasta sesgado por afinidad personal) el estudio debería haber incluido estadísticas oficiales para los datos nacionales, así como lo hiciste para los paises extranjeros. De no ser así, no queda mas que tomar los resultados como de donde vienen, y ahi entra en juego el gusto o no, lo cual no es el objetivo de ningún resultado matemático.
Saludos!
Javier, muchas gracias por tu respuesta detallada.
Saludos.