En colaboración con Iván Torre (London School of Economics)
A medida que se avecina la campaña electoral para la presidencia argentina cobra relevancia una característica específica: la ausencia de debates entre candidatos al cargo, algo cada vez más común en la región. Hace unas semanas se realizó en Perú un debate televisado entre los dos contendientes al cargo en la segunda vuelta de la elección – Keiko Fujimori y Ollanta Humala. En los últimos años se realizaron debates electorales en las campañas presidenciales de Brasil, Colombia y Chile. En otros países como Uruguay, Paraguay o Ecuador los debates se han realizado en forma intermitente. En este contexto conviene preguntarse si la excepcionalidad argentina es irrelevante o no. Para tratar de entenderlo, presentamos a continuación datos históricos y estadísticas que nos permitan poner, en contexto, esta característica tan propia del electioneering argentino.
Los debates entre políticos no son nuevos: la tradición del debate público de ideas tiene su origen en la versión más antigua de la democracia –la democracia ateniense. La democracia moderna tiene otras características relevantes: una de ellas, quizás la más importante, es la realización periódica de elecciones que marcan el principio y el final del mandato de las autoridades de gobiernos. Es uno de los momentos definitorios de la democracia moderna – aquel donde el principio democrático de un gobierno elegido por los ciudadanos cobra vida.
McKinney y Carlin (2004) señalan que, desde un punto de vista normativo, la mayoría de los cientistas políticos coinciden en que los debates entre candidatos ayudan a mejorar la calidad de la democracia a través de diferentes canales: por un lado contribuyen a la formación de un electorado más informado y racional y, por el otro, le brindan a los políticos la oportunidad de conseguir el consenso de los gobernados. Desde un punto de vista más positivo algunos académicos señalan que los debates pueden marcar ciertos temas en la agenda pública, aunque no hay consenso sobre esto. Sears y Chafee (1979) llaman la atención sobre ciertos “efectos latentes” de los debates pre-electorales: este tipo de prácticas contribuyen a la legitimación de las instituciones democráticas y a la sociabilidad política de los adultos.
Entre los economistas el tema ha sido escasamente tratado: Prat (2002) desarrolla un modelo donde los ciudadanos tienen que elegir entre dos candidatos cuya “calidad” desconocen. Para solucionar esa asimetría de información mediante la realización de una campaña publicitaria, los candidatos pueden recurrir al financiamiento electoral de grupos de interés aunque, pero a cambio de ello, deben llevar a cabo políticas que los favorezcan. Si bien Prat no lo menciona, es claro que la realización de debates, en ese contexto, puede ayudar a resolver el problema de asimetría de información sin incurrir en desvíos de las políticas socialmente óptimas.
Los debates electorales son considerados una característica esencial de la “americanización” de las campañas electorales en el mundo. Es por eso que corresponde comenzar con una breve descripción histórica del caso de Estados Unidos. Trent y Friedenberg (2007) han señalado que los debates electorales existen en ese país desde el siglo XIX pero, en general, estaban concentrados en elecciones sub-nacionales –elecciones locales, por ejemplo. La aparición de la radio ofreció la posibilidad de realizar debates que apuntasen a una audiencia más extendida pero este no ocurrió rápidamente ya que la legislación de radiodifusión disponía, en aquel entonces, que todos los candidatos a una elección debían disponer del mismo tiempo de aire. Bajo ese régimen, en un sistema predominantemente biparditista como el estadounidense la realización de un debate implicaba, necesariamente, la participación de candidatos menores que recogían un número exiguo de votos. Esto representaba una limitación clara para la viabilidad de los debates. No es extraño, entonces, que los primeros debates en radio se hayan dado entre candidatos para elecciones primarias de uno de los dos grandes partidos –situaciones donde la cantidad de candidatos era inferior que en las elecciones generales. En 1959 la legislación sobre radiodifusión fue modificada por el Congreso y así se pudieron llevar a cabo debates exclusivamente entre republicanos y demócratas. El primero de ellos fue realizado en ocasión de la campaña presidencial de 1960 y se emitió por radio y televisión el 26 de septiembre de ese mismo año. Los participantes son conocidos: John F. Kennedy y Richard Nixon. El debate fue escuchado o visto por aproximadamente el 60% de la población adulta de Estados Unidos. En las semanas siguientes se realizaron tres debates más, en todos los casos con una ligera ventaja para el candidato demócrata. No se llevaron a cabo debates hasta 1976, momento a partir del cual todas las campañas presidenciales incluyeron la realización de uno o más debates entre el candidato demócrata y el candidato republicano –excepto en 1992 cuando también fue de la partida el candidato independiente Ross Perot.
La realización de debates está hoy en día profundamente enraizada en las prácticas electorales estadounidenses al punto que desde 1987 se encuentra en actividad una Comisión sobre Debates Presidenciales (Commision on Presidential Debates – www.debates.org), integrada por miembros de los dos partidos mayoritarios.
Los debates electorales fuera de Estados Unidos datan de fechas similares o incluso anteriores. Por ejemplo, el primer debate entre líderes de un partido político en vísperas de elecciones parlamentarias en Suecia fue realizado en 1948 entre el primer ministro Tage Erlander y el líder de la oposición Bertil Ohlin (Uppsala University, 1999). Durante la década del ’60 comenzaron a realizarse debates electorales en varios países occidentales: luego de Estados Unidos en 1960 siguieron los Países Bajos en 1967, Canadá en 1968 y Alemania en 1969. Es interesante señalar que en Venezuela se realizaron debates para las elecciones de 1963 y 1968. Gradualmente más países empezaron a realizar debates, aunque dicha práctica se encontraba limitada sobre todo a los países desarrollados de occidente. Fue solamente durante la década del ’90 –conjuntamente con la llamada “tercera ola” de democratización- que los debates comenzaron a realizarse en regiones de desarrollo relativo menor como América Latina y Europa del Este.
Hoy en día se llevan a cabo debates electorales en la mayor parte de las democracias de occidente e incluso en muchos países en desarrollo. Hemos compilado una base de datos sobre debates electorales que comprende información de 32 países entre 1945 y 2008. Se trata de la gran mayoría de los países desarrollados, algunos países de Europa del Este, nueve latinoamericanos y tres asiáticos. Hemos incluido solo países para los cuales contamos con información fidedigna acerca de la realización (o no) de debates.
En primer lugar nuestra tarea consistió en rastrear todas las campañas electorales relevantes a nuestro juicio: nos concentramos en elecciones para autoridades del poder ejecutivo. Luego nos dedicamos a investigar en qué campañas se llevaron a cabo debates entre los candidatos principales. Toda la información fue extraída de distintas fuentes (artículos académicos, periódicos y páginas de internet). En el siguiente gráfico exhibimos la cantidad de países para los cuales se realizó un debate en la última elección a cada año.
Gráfico 1 – Cantidad de países con debates en la última campaña electoral a la fecha
Los datos disponibles ponen en evidencia lo que hemos mencionado anteriormente: con el paso del tiempo, países de un menor nivel de desarrollo relativo comenzaron a realizar debates. Esta tendencia puede verse en el gráfico 2 donde se indica el decil del ingreso mundial al que pertenecen los países que realizan debates. Mientras que hasta los años 80 solo países en los deciles 8, 9 y 10 del ingreso mundial realizaban debates, en los años 2000 ya países en los deciles 6 y 7 llevan a cabo esta práctica electoral.
Gráfico 2 – países donde se realizaron debates electorales, por decil del ingreso mundial
En la actualidad los debates pre-electorales consisten mayormente en la realización de uno o más debates entre los principales candidatos que se transmiten en simultáneo por todos los canales de televisión de aire o por un grupo importante de ellos. Si no hay acuerdo entre las cadenas de televisión no es raro que se realicen distintos debates en forma independiente, aunque la evidencia anecdótica indica que estos casos son minoría. En algunos países las cadenas de televisión son promotores activos de debates electorales. CNN, por ejemplo, ha promovido y organizado debates para las elecciones presidenciales de Ecuador y Nicaragua en 2006, Guatemala en 2007, Paraguay en 2008 y El Salvador en 2009.
La regulación de los debates televisados es heterogénea en el mundo. En algunos países, en particular en aquellos donde existe una comisión nacional electoral (organismo público encargado de la realización del proceso electoral) los debates son organizados por esa institución y existen reglas precisas acerca de la duración, la selección de los participantes, los temas discutidos y otras cuestiones similares. Este es el caso de Bulgaria, México o Corea del Sur. En este último país, por ejemplo, la regulación indica que la televisión pública debe transmitir el debate en cadena durante el llamado prime time. En otros países la regulación acerca de los debates se encuentra enmarcada en la regulación más general de las campañas políticas. Algunos de ellos exigen la asignación de igual cantidad de tiempo de aire para todos los candidatos, lo que ha resultado que en algunos países escandinavos los debates cuenten con diez o más participantes, mientras que otros países son más laxos en ese sentido, como en Brasil, donde el código electoral requiere solamente la presencia de un mínimo de tres candidatos en los debates. En Estados Unidos ya hemos mencionado la existencia de la Comisión sobre Debates Presidenciales que se encarga de realizarlos sin intervención de la Comisión Electoral Federal. Frente al reclamo de candidatos menores que estaban siendo excluidos de los debates, la Corte Suprema estadounidense falló en 1998 (Arkansas Educational Television Commision vs. Forbes, 18/5/1998) que los organizadores de los debates tienen derecho a excluir a candidatos que no tienen un gran apoyo público.
La razón por la cual escribimos este post es la siguiente: Nosotros creemos que sería deseable desarrollar esta institución en Argentina y pensamos que sería muy bueno empezar a discutir cómo hacerlo.
Referncias
Prat, Andrea (2002) “Campaign advertising and voter welfare” en Review of Economic Studies 69(4): 997-1017
McKinney, Michael & Diana Carlin (2004) “Political Campaign Debates” en
Lynda Lee Kaid (ed.), Handbook of Political Communication Research. New Jersey: Lawrence Erlbaum
Sears, D.O. & S.H. Chaffee (1979) “Uses and effects of the 1976 debates: An overview of empirical studies” en S. Kraud (ed.) The Great Debates: Carter vs. Ford, 1976. Bloomington, Indiana
Trent, Judith & Robert Friedenberg (2007) “Debates in Political Campaigns” en J. Trent & R. Friedenberg (eds.) Political Campaign Communication. Westport: Praeger.
Uppsala University (1999) “American influences in Sweden”, Proyecto de investigación disponible en http://www.engelska.uu.se/research.influence.html
Sebastian, muy interesante lo que nos cuentan y discuten. Gracias.
Una nota de color: Creo que el mencionado Bertil Ohlin es de hecho el economista famoso del modelo Heckscher-Ohlin. Parece que además de buen economista, el señor también era un político importante (de acuerdo con lo que dice wikipedia). Yo, con mi ignorancia habitual, no lo sabía.
Un saludo.
Muchas gracias Huberto! Se nos paso aclararlo. Muy bueno. Abrazo, S.
Muy bueno el artículo.
Claramente es un deseo de muchos, y creo que nadie les podría sostener seriamente que un debate electoral no enriquecería la elección ni ayudaría a mejorar la calidad democrática.
A nivel local, se debate en TN la elección de la CABA desde 2003. Y si no me equivoco, algo similar sucedió en Córdoba en 2009.
En lo personal creo que se confirma el planteo de ustedes, pareciera que el debate televisivo permite construir ciertos consensos sobre políticas públicas (todos recordamos a Macri prometiendo 10km de subte por año). Funcionan en cierta manera como antesala de una Ley de Metas.
Sin embargo, a nivel nacional el debate está planteado de otra manera -más allá que el kirchnerismo no cree en el debate entre diferentes, porque construyen a partir de la construcción de un enemigo.
La discusión HOY es entre grupos mediáticos (estatales y privados). De un lado y del otro se construyen argumentos para defender una u otra opción, pero en ningún caso se discute seriamente las políticas de fondo.
Ahora bien, si un día CFK se levantara con ganas de debatir, Carrió aceptara que es moralmente necesario, Ricardito se convirtiera en un gran alumno y a Duhalde no se le escapase la tortuga. ¿En qué escenario televisivo lo harían? Me parece que la polarización es tal que no existe un escenario televisivo que pueda cobijarlos. Otro punto es la construcción REAL de un sistema de medios democrático.
Lucila,
muchas gracias por tu comentario. A nuestro juicio la ausencia de debates presidenciales en Argentina dista de ser algo coyuntural. Si bien los argumentos que mencionás pueden ser ciertos para entender por qué hoy en día, 2011, no hay posibilidad de que haya un debate entre candidatos, la ausencia de esta práctica parece ser más estructural. En ninguna de las seis elecciones presidenciales desde 1983 ha habido un debate: la única vez que se quiso armar uno -en forma bastante informal, en el programa de Bernardo Neustadt- fue en 1989 y el candidato que resultara ganador -Carlos Menem- se ausentó. La cámara enfocó la silla vacía durante el programa. En este sentido, la falta de debates presidenciales en Argentina es parte de una cultura política que, a nuestro juicio, no es la mejor – sobre todo desde el punto de vista de los electores.
Iván,
Gracias por tu respuesta.
Mi comentario se me disparó a partir de lo que ustedes comentan en el artículo, el rol de la CNN en países de la región. Y pensar cómo un actor mediático con poder impone ciertas reglas.
En fin, muy interesante.
Saludos,
Excelente Sebastian. Gracias. Ojala esta discusion prenda en Argentina.
Interesante debate muy relacionado en Twitter:
maximmontenegro maxi montenegro
Filmus y Pino estan dispuestos a realizar un debate en Canal 26. El que, por ahora, no quiere es Macri. Dice que solo debatira en TN
severoiturro Severo I. Turro
por maximmontenegro
@
@maximmontenegro Filmus y y Pino miden cero. Tu programa idem. Vos crees que el que gana va a asistir a semejante mamarracho???
Justamente, creemos que es importante que se institucionalicen los debates presidenciales en Argentina. Es muy difícil lograr un acuerdo para hacer un debate en una elección dada. Si un candidato no siente que tiene algo para ganar, no va a tener incentivos a aceptar participar del mismo.
Quizás se utópico, pero sería muy bueno empezar a discutir ahora, como hacer un debate con reglas imparciales para la elección presidencial de 2015. Por su puesto, si se logra hacer uno en esta elección, mucho mejor.
Sebastián, estas en lo cierto! Fíjate lo que pasa en CABA. Filmus no puede debatir pues no puede explicar su mera existencia dentro del Kirchnerismo. Macri no quiere debatir pues afana y además, no sabe hablar. Pino quiere debatir en cualquier lado pues solo puede salir ganando …
clarin.comRepercusión de este post en Clarín:
http://www.clarin.com/politica/sindrome-silla-vacia_0_500350021.html
Este post fue muy oportuno. Congrats! Ahora bien, no se trata de donde debatir. Se trata de tener reglas claras.
Por otra parte, si no podemos encontrar un moderaror imparcial, digamoslo: Que pais de mierda!
lanacion.com.arParece que este post, y la repercusion mediatica que tuvo a pegado en la sociedad. Felicitaciones.
http://www.lanacion.com.ar/1384027-impulsan-que-haya-mas-debates-de-campana
Cristina jamás se va a animar a debatir con Lilita. Pierde por goleada.
Estaria muy bien un debate Javier Gonzalez Fraga – Amado Boudou.
Alfonsin desafio hoy a Cristina a debatir donde sea en La Cornisa.
Macri desafio a Filmus a participar del debate en TN. Su argumento es razonable. Un debate tiene reglas, y estas ya fueron acordadas con la gente de TN.
Mariano Grondona dijo que en otros paises, con tradicion de debatir, el que no debate pierde, pero aca no.
En fin, seria bueno que los medios tomen los argumentos de este post e insistan con la necesidad de un debate presidencial.
Yo creo que sería muy bueno si la presidenta aceptase debatir al menos con quien salga segundo en la interna abierta del 14 de Agosto. La presidenta, que habla tanto de la institucionalidad, debería ser la primera en querer institucionalizar la sana práctica del debate de ideas. Por supuesto, no lo va a hacer, pues no es una persona democrática. Por el contrario, es profundamente autoritaria.
Muy bueno el blog, y el post.
En Córdoba, la UNC organizo un debate que fue trasmitido por Canal 10 (canal que emite las distintas publicaciones de la universidad y tambien de Canal 7). A dicho debate concurrieron 11 de los 12 candidatos a gobernador y el resultado no fue muy bueno. Se hizo extenso y poco claro, muchos lo calificaron de «aburrido» (discrepo en esto).
En 2007 se dio un debate entre los principales candidatos y resulto en una carrera de chicanas politicas, fue divertido y con mas rating, pero creo que menos productivo en lo que resultados civicos refiere. Este debate fue organizado por Canal 12.
¿Es importante el fenómeno la (norte)americanización de las campañas electorales en el mundo?
Scioli, cagon, no aclares que oscurece!
Terrible cagon resulto Danielito! Ojala la sociedad lo castigue por no debatir. Es la única forma de cambiar las cosas.
El desarrollo de las reglas para debatir sigue pendiente en Argentina. No avanzamos nada. Así como está mal que quien lidera las encuestas siempre deje la silla vacía, también está mal que quien como +a va perdiendo proponga un debate a lo torero.