Computadoras en las Escuelas: Una Mirada a los Costos

Un rápido examen de los principales diarios de la región revela que los países de América Latina están realizando inversiones significativas destinadas a aumentar el acceso a computadoras por parte de los estudiantes tanto en los establecimientos educativos como en el hogar. Existen diversas formas de introducir tecnología informática y de comunicación en el aula, entonces ¿cuál debería ser la estrategia de los países de la región? Un componente importante en la toma de decisiones de política educativa debería pasar por comparar los beneficios y los costos de las diferentes estrategias. En esta entrega me voy a centrar en el tema de los costos de dos estrategias estándar que permiten introducir las computadoras en las escuelas, en una próxima entrega voy a hablar de los beneficios.

En la jerga de los economistas, el sistema escolar produce educación mediante una combinación de insumos. Dentro de este contexto, el equipo informático es sólo otro insumo (como los libros de texto, los pizarrones, etc.) que los docentes usan a su criterio para generar una reacción en los alumnos y, en definitiva, lograr resultados en materia de aprendizaje. En un comienzo, y dado el costo de los equipos de computación,  el aprendizaje con computadoras se realizó a través de laboratorios de computación. Éstos se instalan habitualmente en salas especiales donde los estudiantes comparten computadoras. La instrucción está a cargo de un/a maestro/a especializado/a y calificado/a en métodos didácticos, equipo y software.

En América Latina, los primeros laboratorios de computación se establecieron en las décadas de los 80 y 90 con el fin de ofrecer a los alumnos la posibilidad de adquirir aptitudes en el uso de las computadoras e iniciarlos en programación. El objetivo fundamental no era crear programadores sino desarrollar en los estudiantes  la capacidad necesaria para resolver problemas. Recientemente, el aprendizaje asistido por computadora se ha estructurado en torno a los laboratorios –no necesariamente con docentes especializados. En el marco de este sistema, los estudiantes visitan el laboratorio con el objetivo de usar software comercial creado específicamente para el aprendizaje de Matemáticas, Lenguaje, Ciencias, etc.

Debido a la notable caída del precio de las computadoras, muchas escuelas han podido incorporar diversas tecnologías como computadoras y pizarras digitales en el aula corriente. Incluso, varias de ellas han sido el centro de programas que proveen una computadora para cada alumno. La mayor disponibilidad de computadoras en las escuelas permite que los docentes utilicen estos insumos a su propio ritmo y con un sistema de planificación de actividades diarias que se ajuste a sus requerimientos. Por otro lado, los partidarios de una computadora por alumno ven la introducción de esta tecnología como una posibilidad de modificar la forma de producción de aprendizaje tradicional. Postulan pues que es posible lograr un enfoque constructivista centrado en el estudiante, quien puede aprender y progresar a su propio ritmo.

Si bien es cierto que el costo de los productos informáticos se ha reducido considerablemente en los últimos años, el acceso universal a las computadoras sigue siendo un emprendimiento de alto costo para la mayoría de los países de América Latina. En un extremo del espectro, la alternativa más costosa es la de dotar a cada alumno de una computadora para usarla en su casa y la escuela (el enfoque “una computadora para cada niño”). Una opción  menos costosa es la de construir laboratorios en las escuelas donde los estudiantes pueden compartir computadoras.

Para comparar el costo de los distintos proyectos utilizamos el “costo total de propiedad” que se usa generalmente para captar el costo total durante el ciclo de vida de una inversión inicial. Esto incluye el costo original de la inversión, que tiene un ciclo de vida previsto de varios años, y los gastos recurrentes necesarios para que esa inversión inicial de frutos durante ese período (electricidad, mantenimiento, capacitación, etc.) apropiadamente descontados.

Un análisis hipotético que refleja parámetros promedio para la región ayuda a explicar las consecuencias de las distintas estrategias en materia de costos. Supongamos que el Ministerio de Educación de un país está considerando proveer o no acceso universal a computadoras en las escuelas primarias. Existen dos alternativas. La primera es un programa que consiste en entregar una laptop a cada estudiante matriculado en el sistema escolar, dotar a las computadoras de software especializado para el aprendizaje y de capacitación intensiva a los docentes; además, cuando los estudiantes terminen su formación escolar pueden quedarse con la laptop. La segunda opción consiste en instalar un laboratorio de computación en la escuela en el que los estudiantes tengan dos horas de acceso por semana para aprender elementos básicos de computación o usar software comercial para el aprendizaje.

Ambos proyectos implican la compra inicial de equipamiento y software. En principio, el país puede adquirir estos recursos de manera competitiva en los mercados internacionales de modo que se pueden valuar usando precios internacionales.  Habitualmente, estos proyectos incluyen capacitación de docentes. Los costos dependen en gran medida de los salarios vigentes y la intensidad de la capacitación (por ejemplo, las horas de capacitación y el número de docentes por instructor). Dado que muchos costos son fijos (a nivel del país, la escuela o el aula), este análisis se basa en una escuela primaria urbana promedio de la región que tiene 300 estudiantes matriculados y 24 estudiantes por clase. En el cuadro siguiente se indican los costos comparativos anualizados resultantes por estudiante. Existen claras divergencias en el costo anualizado por alumno de ambas estrategias consideradas. En el caso de una computadora por niño el mismo es de US$ 217 dólares por alumno y el del laboratorio de computación es solamente de US$ 23.

Fuente: Berlinski, Busso, Cristia y Severin (2011)

Suponiendo que una laptop relativamente barata cuesta US$210 y tiene una vida útil de cinco años y sumándole a esto que las escuelas por lo general necesitan otros equipos para usar plenamente las laptops (servidores, almacenamiento en discos y puntos de acceso a Internet), el costo anualizado del equipo asciende a US$62 por estudiante por año. Por otra parte, el laboratorio está equipado con computadoras más costosas que las que se entregan en el programa de una computadora para cada niño y fue concebido para que los estudiantes las usen de a dos en dos por un período aproximado de dos horas por semana. Dado que las escuelas sólo permanecen abiertas durante un número fijo de horas por día, las más grandes necesitarán varios laboratorios. Como los equipos se comparten, la inversión inicial de instalación de un laboratorio es mucho menor que la de las estrategias de una computadora por alumno.

Todos los proyectos requieren igualmente otras inversiones iniciales (software, capacitación y acceso a Internet) y tienen costos recurrentes que deben cubrirse todos los años: costos de operación (electricidad), acceso a Internet, mantenimiento y capacitación de docentes. La falta de capacitación de los maestros es una de las principales limitaciones de los programas tradicionales que tienen como objetivo la introducción de computadoras en escuelas. Es por esto que la estrategia presentada hace hincapié en la capacitación continua.

El costo de las computadoras se ha convertido en la principal preocupación en el marco de los esfuerzos por dotar a cada estudiante con una computadora en los países en desarrollo.  El costo total no sólo incluye la inversión inicial, sino también costos recurrentes anuales considerables. Los costos recurrentes del caso particular, representan alrededor del 44% del costo total de propiedad en el proyecto una laptop por niño y del 46% en los laboratorios de computación.

Un análisis hipotético de los costos ayuda a determinar, aunque con ciertas limitaciones, el costo relativo de cada proyecto, así como la importancia de cada componente. En efecto, si un país decide implementar uno de estos proyectos, los costos variarán con respecto a  los indicados en el cuadro debido a que la configuración específica elegida por el país será probablemente diferente de la usada en el ejemplo y también a raíz de las características del sistema escolar y de la infraestructura disponible en el país en cuestión. Son seis los factores que en particular pueden afectar la estructura de costos de estos proyectos: la distribución de tamaño de las escuelas, el porcentaje de escuelas rurales, el número de estudiantes por docente, las diferencias en los salarios de los docentes, el costo de la energía y el costo de la conectividad.

Los costos que se señalan aquí son de casos hipotéticos y variarán en base a los objetivos determinados por la política educativa. Por ejemplo, el laboratorio de computación es básico, no incluye la contratación de un maestro especializado y sólo considera unas pocas horas de uso por semana. Por otro lado, el proyecto uno a uno puede ser menos ambicioso con menor cantidad de capacitación e inversión en la generación de software específico. En cualquier caso, el punto a resaltar es que la existencia de costos recurrentes asociados a cualquier proyecto de uso de tecnología en el aula ocasiona un aumento permanente del gasto en educación.

Para poner las cifras que he señalado aquí en contexto, de acuerdo con la UNESCO, en 2008 el país que más (menos) gastó en educación primaria por niño en América Latina fue México (Nicaragua) con un gasto de US$1323 por alumno (US$102). El promedio de gasto por alumno de educación primaria en América Latina en ese año fue de US$622, comparado con un costo anual de propiedad  por estudiante de US$ 217 dólares por año para la alternativa más ambiciosa es obvio que no podemos relegar el tema de costos sin una cuidadosa consideración. Claro está, los programas pueden parecer costosos pero finalmente debemos compararlos en relación a sus beneficios (y finalmente los costos/beneficios de otras intervenciones), cosa que haremos en una próxima entrega.

Referencias:

Berlinski, S, M. Busso, J Cristia, and E Severin, “Computers in Schools: Why Governments Should Do their Homework”. In Development Connections: Unveiling the Impact of New Information Technologies, Alberto Chong (ed), New York: Palgrave Macmillan, (2011).