La Revolución Biotecnológica en la Argentina

Comúnmente se cree que el campo es un sector tradicional, y como tal, alejado de los grandes avances tecnológicos modernos. De acuerdo a esta creencia, el boom agrícola de la última década es una consecuencia de los altos precios internacionales. No pocas veces se sostiene que este boom eventualmente llevara a la Argentina a especializarse en una industria que solo perpetuara el atraso tecnológico. Como argumentare en esta entrada, esta es una visión profundamente equivocada que ignora la realidad de un sector muy dinámico. El campo Argentino, junto a otros sectores relacionados, está siendo transformado por una revolución tecnológica, la biotecnología.

La soja es claramente la vedette del reciente boom agrícola. Como muestra la Figura 1, la producción de soja se quintuplico en los últimos 15 años. A mediados de los años noventa Argentina producía 10 millones de toneladas de Soja. En la última cosecha se produjeron más de 50 millones de toneladas. En esta figura también se puede observar que la producción de Soja se aceleró notablemente a partir de 1996.

Figura 1. Evolución de la producción (eje izquierdo) y el precio (eje derecho) de la soja. Los datos son del AACREA, en base a datos del MAGyP y el mercado local de granos. El precio de la soja esta deflactado utilizando el índice de precio al consumidor de los Estados Unidos, Bureau of Labor Statistics.

Contrario a lo que comúnmente se cree, el boom de la soja fue acompañado por una caída importante en su precio. Como se puede observar en la Figura 1, en el 2010 el precio de la Soja fue  un 30% menor  a su valor de 1996, año en que comenzó a acelerarse la producción de Soja. Si bien al observar en detalle la Figura 1 también se puede apreciar el reciente boom de los ‘commodities’, estas fluctuaciones son pequeñas cuando las comparamos con la tendencia decreciente de los últimos 20 años.

Entonces, ¿Qué explica el boom de la soja?

El boom de la Soja comienzo en 1996, año en que Monsanto empezó a comercializar una semilla de Soja genéticamente modificada para que sea resistente al glifosato, un efectivo herbicida desarrollado en los años 70. Esta nueva semilla llevo a un importante aumento en la productividad y la rentabilidad de la producción de Soja. La productividad aumentó porque con esta semilla se puede realizar un control más efectivo de las malezas, y por ende, las plantas de soja producen más al enfrentar menos competencia por nutrientes y luz. La rentabilidad también aumenta porque con la nueva semilla el control de las malezas se realiza con la aplicación de un solo herbicida, y por ende, a un costo menor.

¿Es la Soja transgénica una innovación aislada?

La Soja transgénica es producto de importantes avances en biología molecular durante la segunda mitad del Siglo XX. La biotecnología se inauguró en 1972 con la primera clonación genética, y la primera planta transgénica se obtuvo recién en 1983. Durante la siguiente década se desarrolló la Soja transgénica que recientemente transformó la agricultura argentina.

La biotecnología nos permite el desarrollo de una enorme variedad de organismos, utilizando la inmensa riqueza de sofisticados organismos creados naturalmente a través de millones de años de selección natural. En criollo, es como si pudiésemos construir automóviles usando autopartes que fueron desarrolladas por otras culturas a través de miles de años de investigaciones y desarrollo… con la ventaja de que estas máquinas son orgánicas! Hasta ahora solo hemos experimentado con sus primeras aplicaciones comerciales, y hay un gran número de variedades transgénicas que están siendo desarrolladas o están esperando ser comercializadas. (Lurquin, 2008)

La soja transgénica es una de las tantas nuevas tecnologías que están transformando el horizonte del negocio agropecuario. La siembra directa, el seguimiento satelital de forrajes, la introducción de variedades transgénicas de girasol, maíz, y otros cultivos son algunos de los otros ejemplos. A su vez, la adopción de nuevas tecnologías está siendo acompañada por la incorporación de personal capacitado.[i]

¿Se limita la aplicación de la biotecnología a la producción de alimentos, con una elasticidad-ingreso baja, y por ende, una demanda relativa decreciente en el tiempo?

No. La mayor parte de las aplicaciones e inversiones en biotecnología se concentran en la industria farmacéutica (ver los datos de la National Science Foundation de los EE.UU.). Lo interesante es que hay una gran complementariedad entre los distintos sectores que utilizan la biotecnología, incluyendo el sector agropecuario. El ejemplo de Bio Sidus S.A., una de las principales empresas biotecnológicas de la Argentina y Latino América, atestigua estas posibilidades.

Una de las tecnologías que desarrolló Bio Sidus S.A. es la clonación de vacunos a partir de células que fueron genéticamente modificadas para que produzcan hormonas de crecimiento humanas en la leche.  Adicionalmente, por un proceso similar se desarrollaron vacas lecheras que producen insulina humana. Efectivamente, BioSidus desarrollo fábricas “orgánicas” de medicamentos, o tambos farmacéuticos. (En este link pueden ver un entretenido video ilustrando estos desarrollos)

Como sucedió con la primera y segunda revoluciones industriales, y la más reciente revolución informática, las posibilidades que se abren con la biotecnología son fascinantes. A la vez, cuando uno observa la reciente evolución del sector agropecuario argentino, y lee la fascinante historia de la biotecnología, causa una profunda tristeza recordar los prejuicios que a veces guían nuestra política industrial.

Bibliografía Relacionada

Este libro presenta una excelente introducción a la biotecnología, la historia de su desarrollo, y las nuevas tecnologías que están en etapa de investigación:

Paul Lurquin (2008). High Tech Harvest: Understanding Genetically Modified Food Plants.

El siguiente breve artículo también cuenta la historia de la biotecnología de plantas, con un énfasis en el desarrollo de las técnicas de regeneración celular:

Indra K. Vasil (2008). “A Short History of Plant Biotechnology.” Phytochem Rev, 7: 387-94.


[i] Por ejemplo, el 17% de las 135 personas que trabajan en las empresas que forman el grupo CREA de General Lamadrid tienen título universitario, comparado con el 8% de graduados universitarios en la población de acuerdo al censo del 2001.  Agradezco al Ingeniero Fernando Pacín, asesor técnico del grupo CREA de General Lamadrid, por estos datos y por compartir su visión sobre las nuevas tecnologías aplicadas en el agro. Los grupos CREA concentran productores rurales con el objetivo de intercambiar experiencias, probar nuevas tecnologías, y promoverlas.