Finalmente, y como lo veníamos anticipando, el Banco Central no cumplió el programa monetario de 2010, ya que sobrepasó la meta de crecimiento del M2 privado (33% contra 29.9% que establecía el programa). Este incumplimiento fue casi doble. En el tercer trimestre se modificaron las metas que había establecido originalmente Redrado para poder cumplirlas. Y en el cuarto trimestre se excedieron las aún más laxas metas fijadas por Marcó del Pont hace sólo tres meses atrás.
¿Qué pasó? ¿No pudo, no supo o no quiso? Es difícil argumentar que no se pudo, ya que el Banco Central (BC) cuenta con herramientas suficientes para controlar la cantidad de dinero, principalmente la emisión de las letras y las notas del BC, las Lebacs y Nobacs. Sin embargo no lo hizo.
Es cierto que el BC emitió dinero para transferirle al Tesoro las ganancias contables que obtuvo en 2009 y para otorgarle adelantos transitorios. Pero también es cierto que podría haber absorbido esos pesos que emitió mediante Lebacs y Nobacs. No lo hizo por una razón muy sencilla: quiso evitar un aumento de las tasas de interés. De hecho, las mantuvo a los mismos niveles que a fines del 2009 a pesar de que la tasa de inflación durante ese lapso aumentó del 16 al 26% anual.
Parece que la respuesta es que podía, que sabía, pero que al final no quiso hacerlo.
Este incumplimiento fue seguido por el anuncio del programa monetario para 2011, que para sorpresa de muchos es, en promedio, más expansivo que el de 2010. A pesar de que el anuncio es que la cantidad de dinero (M2 privado) aumentaría el 29,8% durante todo el año, aparecen “escondidas” metas intermedias que convalidan un crecimiento de hasta el 42% en la cantidad de dinero.
¿Qué implican estos anuncios? Primero que el Banco Central no parece preocupado por la tasa de inflación actual, y que está dispuesto a convalidar tasas aún más altas que las de este año. De hecho, un aumento del 42% en la cantidad de dinero sería consistente con tasas de inflación de alrededor del 37% anual (suponiendo que la economía crezca al 5% en 2011). En este sentido, la señal que se envía al mercado es preocupante.
Segundo, que no está dispuesto a tomar ninguna medida que suene a política monetaria o crediticia restrictiva. Todo indica que prefiere mantener las tasas de interés nominales en los niveles actuales, con lo cual quedarán cada vez más rezagadas respecto de una inflación que sube (o sea, que serán más negativas en términos reales). Tampoco parece dispuesto a depreciar el tipo de cambio en línea con la evolución de la inflación, optando por un tipo de cambio relativamente estable aunque genere un atraso cambiario que eventualmente sea costoso revertir.
El mensaje que manda el Banco Central al no cumplir el programa monetario o al anunciar metas que son altamente expansivas es que, a diferencia de la mayoría de los bancos centrales del mundo, el nuestro no está dispuesto a hacer esfuerzos para influir (o anclar) las expectativas de inflación.
El principal riesgo de esta política monetaria es que la inflación vuelva a subir un escalón en 2011. Sin el compromiso del Banco Central (o de otros sectores del gobierno) de frenar posibles subas de precios, es muy probable que cuando se negocien los aumentos salariales se pida un porcentaje mayor que el de la inflación verdadera de 2010, con el fin de cubrirse de una posible sorpresa inflacionaria. En tanto la política monetaria esté dispuesta a convalidar subas de la inflación, el fenómeno puede transformarse en la profecía autocumplida.
A la larga esta política va a ser costosa, ya que en algún momento (seguramente el año que viene) las tasas de interés subirán y el tipo de cambio se empezará a depreciar en línea con las tasas de inflación. Pero dado que todavía hay margen en las cuentas externas, es muy probable que la política monetaria se pueda mantener por un año más, siempre y cuando la inflación no se escape de control.
Argentina tiene la segunda inflación más alta del mundo; y pensar que la carta orgánica del Banco Central dice que su principal objetivo es preservar el valor de la moneda.
Reproducido de El Cronista Comercial, 17 de enero de 2011. Vínculo
Muy interesante y muy claro, lo cierto y sorprendente es que la gente (sociedad) tolere todavía estos niveles de inflación, lo que me lleva a pensar que quizás debido a esta tolerancia es que el BCRA actúa despreocupadamente frente a la misma. Este nivel de tolerancia es un fenómeno que me llama fuertemente la atención, quizás (y ojalá) no seamos tan pasivos y lo notemos en las urnas a final de este año.
Ah! Ajuste en año de eleccion? No le pidamos mandarinas al limonero señores… Primero lo primero: ganar las elecciones, y nadie lo hace enfriando la economia. Entonces a recalentarla hasta el borde y ojala le hayan puesto TIR al motor.
Que esto no sea una estrategia inteligente en el tiempo no se discute, alguien va a tener que frenar el carro, y si CFK gana le tocara a ella…pero me parece que Nestor demostro mas de una vez que a la hora de la guerra nunca mira mas alla de una batalla.