[i] Comparar dos países de ingresos medios no es inusual, pero comparar dos que están geográficamente lejos y son aparentemente diferentes es menos común. Sin embargo, tanto Perú como Turquía han tenido el mayor crecimiento en sus respectivas regiones en los últimos años, aspiran a convertirse en economías de alto ingreso en la próxima década, dependen del comercio[ii]. Ambos países enfrentan riesgos de desaceleración si no se realizan cambios estructurales—en el sistema de educación y formación, y economía en general—para garantizar que las contribuciones al crecimiento económico provengan de mejoras en la productividad. Ambos países reconocen que hay una gran brecha entre sus niveles de productividad y la frontera de productividad global, y ambos enfrentan el desafío de tener una población creciente que no está adecuadamente equipada para satisfacer las necesidades del mercado laboral y cuyos niveles de productividad son mediocres. Ha habido crecimiento en la productividad en el Perú en los últimos años, especialmente entre el 2009 y el 2011, sin embargo, el nivel sigue siendo bajo y en algunos años se han visto disminuciones[iii]. En Turquía, las estimaciones muestran un nivel bajo y decreciente en los últimos años (2007-2016)[iv]. Dados estos desafíos (similares), ambos países tienen como meta en su agenda de desarrollo, mejorar la productividad para seguir creciendo de manera sostenible[v].
¿Por qué es necesario poner énfasis en la mejora de la productividad ahora? Perú y Turquía deberían beneficiarse de los cambios en la estructura poblacional, y disfrutar de dividendos demográficos[vi]. Ambos países reconocen la importancia de su auge demográfico y lo ven como una oportunidad para acelerar el crecimiento. Pero también reconocen que para beneficiarse de este auge poblacional deben llevar a cabo reformas y actividades que faciliten cosechar los beneficios de tener una población joven, activa y altamente productiva. Entre las actividades más importantes para asegurar los beneficios demográficos es la mejora del capital humano.[vii] Al mejorar las habilidades y capacidades de los trabajadores, estos países podrán ver mejoras crecientes en la productividad de sus trabajadores y su economía[viii]. Un artículo reciente, que explora el vínculo entre el capital humano y el crecimiento económico, afirma que el capital humano puede explicar entre 10% y 30% de las diferencias en el ingreso per cápita entre los países[ix]. Y dado que los efectos positivos de las ganancias de capital humano son persistentes a lo largo del tiempo, es de interés para los gobiernos y las sociedades asegurar que se lleven a cabo las inversiones de capital humano adecuadas para mejorar permanentemente la calidad de vida de las personas en estos países (valor intrínseco), y para aumentar la sostenibilidad de la productividad y el crecimiento económico (valor instrumental).
¿Cuál es la situación del capital humano (con énfasis en educación) en estos dos países? Ambos países han aumentado su acumulación de capital humano en la última década. Dados sus patrones demográficos, ambos tienen actualmente un número creciente de personas que ingresan a la edad laboral. Con una población de más de 81 y 32 millones de personas, en Turquía y Perú, respectivamente. Ambos han logrado aumentar su participación en la fuerza de trabajo (en el caso de Turquía) o mantener un alto nivel (en el caso de Perú), durante la última década. En el caso de Perú, las tasas de participación laboral permanecen en torno al 73%, por encima de los promedios de la OCDE (72%), mientras que las de Turquía son más altas en comparación con el pasado (52% en 2017, en vez de 46% en 2006). Desafortunadamente, ambos países tienen tasas altas de informalidad[x], alrededor de 60% en Perú[xi] y 34% en Turquía[xii], lo que indica que el mercado formal no tiene la capacidad de absorber gran parte de los trabajadores (por diversas razones, entre ellas, bajo capital humano).
A pesar de tener una mayor participación de personas que ingresan a la fuerza de trabajo con niveles de educación más altos que las generaciones anteriores, Perú y Turquía enfrentan desafíos en la calidad de su capital humano, que limitan el crecimiento de la productividad. Grandes segmentos de poblaciones jóvenes (de 15 años) en Perú y Turquía exhiben puntuaciones cognitivas relativamente bajas en las evaluaciones internacionales. Solo alrededor del 0,6% y el 1,6% de todos los examinados de PISA en Perú y Turquía, respectivamente, se encontraban entre los mejores candidatos en al menos uno de los tres cursos de matemática, ciencias y lectura probados. El promedio para la OCDE es 15.3%. Por otro lado, aproximadamente el 46.7% y el 31.2% de todos los examinados recibieron el puntaje más bajo en las tres materias, en Perú y Turquía respectivamente. El promedio para la OCDE es del 13%[xiii]. Esos niveles bajos de capital humano (representados mediante capacidades y habilidades) antes de entrar al mercado laboral pueden tener efectos directos (negativos) en el rendimiento de la persona una vez dentro del mercado laboral. Las personas con mayores habilidades tienen más probabilidades de participar activamente en el mercado laboral y tener un mejor desempeño en el mercado laboral: salarios, calidad del trabajo. La relación directa entre tener mejores habilidades, utilización de habilidades y productividad[xiv]. Todo lo cual se ve seriamente restringido por la baja calidad de la provisión de habilidades en los sistemas educativos y de capacitación en estos países.
Los trabajadores productivos no solo deben tener buenas habilidades fundamentales sino también habilidades funcionales de alto nivel (relacionadas con el trabajo). Aunque el logro educativo en los años formativos es una herramienta clave en el desarrollo de habilidades básicas, y las inversiones de ambos países se enfocan correctamente allí, la educación básica por sí sola no es suficiente para desarrollar las habilidades laborales. En Turquía,[xv] los trabajadores (edades entre 16-65) tienen una competencia inferior a la media en todos los dominios (alfabetización, aritmética, resolución de problemas usando tecnología) evaluados. El 46% y el 50.2% de los adultos obtuvieron los niveles más bajos (Nivel 1 o menos) en lectoescritura y aritmética, respectivamente; un promedio de población muy alto en comparación con los promedios de la OCDE de 19% y 22.7% respectivamente. En Perú, una encuesta de empleadores revela que más del 50% de los trabajadores están o sobre-calificados (indicando un mal uso de recursos humanos) o sub- calificados para su trabajo[xvi] (potencialmente conllevando a baja productividad). Aproximadamente la mitad de los empleadores mencionan que la falta de personal calificado competente con habilidades cognitivas y técnicas relevantes limita su capacidad de contratar trabajadores y de ser más productivos. Muchos citan habilidades socioemocionales, como la ética de trabajo, el trabajo en equipo, la persistencia, la adaptabilidad, la iniciativa, como problemas críticos[xvii]. Y dado que las habilidades se forman a lo largo del ciclo de vida de una persona, los trabajadores productivos necesitan continuamente aprender y recibir oportunidades para mejorar sus prácticas en el trabajo. Por lo tanto, los programas de capacitación técnica desempeñan un papel fundamental en la capacitación y reentrenamiento de los trabajadores para ser relevantes a las demandas del mercado y ser más productivos.
¿Qué pasos se pueden tomar para mejorar el capital humano y productividad? Ambos gobiernos deben continuar garantizando que la provisión pública y privada de habilidades fundamentales en la educación obligatoria y de nivel superior continúe aumentando, y que los trabajadores tengan oportunidades para adaptar sus habilidades durante sus vidas laborales. Además de garantizar la provisión de educación, ambos países también deben garantizar la calidad de las habilidades que se imparten, mediante cambios estructurales al sistema educativo y de capacitación (con énfasis en mejorar la calidad de los docentes)[xviii]. Mejoras en la calidad son especialmente importantes para las cohortes más jóvenes que forman gran parte de la fuerza laboral y cuya productividad es esencial para la sostenibilidad del crecimiento económico de ambos países. Se debe también hacer más hincapié en la provisión continua de oportunidades de mejoramiento y capacitación profesional, y mantener el enfoque en la formación continua de los trabajadores a través de su ciclo de vida[xix]. La mejora en cantidad y calidad de educación y entrenamiento no solo requiere inversión financiera sino también mejoras, mediante reformas estructurales en el sistema educativo, en las capacidades de los docentes, y cooperación entre diversos actores y sociedades público-privadas para asegurar que el sistema de formación formal (e informal) y las políticas respondan a las demandas cambiantes.
En la formulación de cualquier estrategia y/o política para mejorar el capital humano se debe recordar de que a pesar de que la demanda de graduados universitarios en ambos países sigue siendo alta (y creciendo), muchos están desempleados o subempleados. Este fenómeno es posible por diversas razones, entre ellas (a) los estudiantes / trabajadores toman decisiones de carrera basadas en información limitada y como resultado seleccionan campos de estudio que pueden estar en baja demanda (o saturados). Esto recalca la importancia de hacer mejoras en la provisión de asesoramiento escolar e información sobre el mercado laboral (por ejemplo, mediante un portal de información actualizado). (b) La calidad del contenido impartido (contenido estático, sobrevaloran teoría y subvaloran capacitación práctica) no refleja las demandas del mercado; esto enfatiza la necesidad alinear lo que se imparte en los centros educativos y las necesidades del mercado laboral. (c) Gran parte de la creación de nuevos empleos en las empresas formales en estos países está impulsada por el crecimiento de ocupaciones manuales u ocupaciones que requieren menos habilidades cognitivas y dependen más de las capacidades físicas, lo que limita la capacidad de absorción de habilidades de nivel superior en las empresas. Diversas actividades y cambios son necesarios para abordar este problema, comenzando con cambios estructurales en la economía, que conlleven a tener menos dependencia en trabajos exigentes de baja calificación en sectores menos productivos. También se deben hacer mejoras en el sistema de apoyo a los trabajadores en búsqueda de oportunidades laborales donde se les provee servicios de recapacitación, asesoramiento y colocación laboral.
[i] Escrito por Ximena V. Del Carpio, Banco Mundial, Economista Líder y Líder del Programa de Inclusión Social en Turquía. Con aportes de Aysenur Acar (Analista), Mattia Makovec (Economista) y Sirma Demir Seker (Economista), Banco Mundial.
[ii] El comercio es más del 40% entre la Unión Europea y Turquía, y más del 40% entre China y Estados Unidos, y Perú.
[iii] Banco Mundial 2015. ‘Construyendo sobre el éxito: Impulsar la productividad para un crecimiento más rápido’.
[iv] Banco Mundial 2018. Productividad y Capital Humano. Capitulo incluido en: Turquía: Memorándum Económico de País. Próximo.
[v] La productividad a nivel de las firmas se estima usando datos de firmas formales únicamente, en ambos países.
[vi] Dividendos demográficos es el crecimiento en la economía a raíz de cambios demográficos, es decir, un cambio en la estructura de edad de la población en el país.
[vii] El capital humano se define, por el Banco Mundial, de manera más amplia para incluir salud, habilidades, el conocimiento, experiencia y hábitos de la población. Este artículo se enfoca en las habilidades y el conocimiento, no en dimensiones de salud.
[viii] Flabbi, Luca y Gatti, Roberta. 2018. “Manual Sobre Capital Humano” Banco Mundial, Policy Research Working Paper Series 8309
[ix] Jim Yong Kim (Presidente del Banco Mundial). 2018. ‘The Human Capital Gap. Getting Governments to Invest in People’. Foreign Affairs. https://www.foreignaffairs.com/articles/2018-06-14/human-capital-gap.
[x] Informalidad en Perú excluye el sector agrícola. En Turquía, el estimado es para el 2017. Excluyendo agricultura el estimado es 22% en 2017.
[xi] OIT, 2017. Base de datos mundial.
[xii] Banco Mundial, 2018, empleo de diagnóstico utilizando 2017 estimaciones
[xiii] Fuente: Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA), OCDE, Base de Datos 2015, Tables I.2.4a, I.2.6, I.2.7, I.4.4a and I.5.4a
[xiv] Diagnóstico de la estrategia de habilidades de la OCDE, 2016.
[xv] Información en base a una encuesta que mide las habilidades de los adultos (16-65), Encuesta de la OCDE de habilidades para adultos, PIAAC.
[xvi] OECD Diagnóstico de estrategia de habilidades 2016.
[xvii] Banco Mundial 2011, Fortalecimiento de habilidades y empleabilidad en Perú
[xviii] Ambos países cuentan con diversos estudios y evaluaciones, y en algunos casos propuestas concretas en base a evidencia y experiencia profesional de expertos nacionales e internacionales, que pueden servir como insumos para estructurar una estrategia educacional. En Perú, por ejemplo, en el 2017 se presentó un documento que delinea la política nacional de educación 2021 (Ministerio de Educación), mientras que en Turquía se lanzó en el 2017, una estrategia para mejorar la calidad de los docentes.
[xix] Informe Sobre el Desarrollo Mundial 2018. Aprender. Para Hacer Realidad La Promesa De La Educación.
Que haya muchos trabajadores sobrecalificados (segun el informe de OCDE) nos hace pensar que no todas las educaciones valen lo mismo. Me parece que más que un enfasis en la educacion habría que entender cuales saberes procurar y cómo modificar las empresas y sistemas productivos para que funcionen en un contexto de mayor conocimiento. Por ejemplo: el enfasis en las materias STEM no se corresponde con lo que las empresas necesitan (o creen necesitar). Para mí es evidente la falta de formacion en cómo interactuar con el estado (burocracia 101), administracion de microemprendimientos, finanzas para los no bancarizados, etc.