En términos generales, la medición de la pobreza monetaria o pobreza por línea consiste, primero, en definir una población de referencia que está compuesta por todos aquellos hogares cuyos integrantes satisfacen el consumo calórico mínimo necesario para desarrollar una vida normal. Estimar una canasta normativa de alimentos (conocida como CBA, “canasta básica de alimentos”) que satisfaga estos requerimientos nutricionales mínimos de los hogares tomando en cuenta los patrones de consumo de alimentos de la población de referencia. Calcular el valor normativo de los bienes y servicios necesarios para satisfacer las necesidades no alimentarias de la población de referencia (transporte, vestimenta, salud, etc.). La canasta que incluye alimentos, bienes y servicios consumidos por la población de referencia se conoce como CBT, canasta básica total, y se utiliza, con fines estadísticos, para definir líneas de pobreza (LP) específicas para cada hogar dependiendo de su composición por sexo y edad. Por último, la comparación de los ingresos totales del hogar (ITF) con la línea de pobreza determina si el hogar se clasifica como hogar “pobre” (ITF<LP) o “no pobre” (ITF>=LP).
En el año 2016, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) actualizó la metodología de la medición de la pobreza monetaria. La metodología que se usaba hasta 2013, cuando se interrumpió su publicación, se basaba en una CBA y CBT calculadas a partir de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) de 1985-1986. Como los patrones de consumo de los hogares que se utilizan para estimar estas canastas cambian en el tiempo, se requieren actualizaciones metodológicas periódicas para poder capturarlos. Por ejemplo, en 1984 era muy poco probable que algún miembro de un hogar clasificado como pobre tuviera un teléfono móvil mientras que en la actualidad en la gran mayoría de los hogares, pobres o no pobres, al menos uno de sus integrantes tiene celular.
Con la reanudación de la publicación de la incidencia de la pobreza, el INDEC actualizó los hábitos de consumo de la población de referencia desde 1985-1986 a 2004-2005 con el objetivo de capturar casos como el ejemplo del celular de arriba. Usando la ENGHo 2004-2005, se actualizaron las canastas de alimentos y otros consumos que determinan las líneas de indigencia y de pobreza. Esta actualización de los patrones de consumo de la población de referencia implicó un aumento promedio de la pobreza, con respecto a 1985-1986, de 12 puntos porcentuales en el año 2006.
Entre noviembre de 2017 y noviembre de 2018 el INDEC llevó a cabo un nuevo operativo para relevar los ingresos y los gastos de los hogares (ENGHo 2017-2018). Esta encuesta actualiza los patrones de consumo de la población de referencia de 2004-2005 a 2017-2018. El Cuadro 1 muestra que porcentaje del gasto total de los hogares de la población de referencia, por regiones, se dedica a cada una de los capítulos de la Clasificación del Consumo Individual por Finalidades (OECD, 1996). Esta clasificación es la que se utilizaba para la construcción del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de la región del Gran Buenos Aires. Se reproduce en el Cuadro 1 a fines de poder realizar la comparación con la estructura de gastos de la población de referencia de 2004-2005.
Como se observa, los hogares de la población de referencia dedican entre el 29 (en la Patagonia) y el 38% (en la región noroeste) de sus gastos a consumir alimentos y bebidas. Si uno observa la evolución del gasto en alimentos y bebidas en el tiempo usando las ENGHo de 1984-1985, 1996-1997, 2004-2005 y ahora 2017-2018 hay una reducción sistemática del porcentaje de gasto total dedicado a este rubro. Esto muestra un importante cambio en los patrones de consumo de otros bienes y servicios por parte de la población de referencia (ver Cuadro 2, para la comparación con 2004-2005). Esta evolución a lo largo del tiempo es normal, en general, los hogares de la población de referencia destinan un menor porcentaje de su gasto a alimentos y bebidas y un mayor porcentaje a otros bienes y servicios. En el cuadro se destaca el porcentaje de gasto destinado a vivienda que incluye las tarifas de los servicios públicos. El porcentaje del gasto dedicado a vivienda varía entre alrededor de 12% en la región noroeste hasta casi el 18% en la Patagonia. Por último, el porcentaje de gasto destinado a transporte y comunicaciones es de alrededor del 20% en todas las regiones del país.
El Cuadro 2 muestra la misma desagregación del gasto de los hogares de la población de referencia pero usando la ENGHo de 2004-2005. Como se muestra en el cuadro el porcentaje de gasto de los hogares destinado a alimentos y bebidas era más grande en todas las regiones del país en 2004-2005 que en 2017-2018. Por ejemplo, en el Gran Buenos Aires, el porcentaje de gasto en alimentos y bebidas paso de 37.7 a 32.7%, una caída de 5 puntos porcentuales. Como se podría esperar, el porcentaje del gasto destinado a vivienda en esta región aumento entre 2004-2005 y 2017-2018 alrededor de 5.5 puntos porcentuales explicados fundamentalmente por el aumento en las tarifas de los servicios públicos. En el resto de las regiones este porcentaje aumenta entre 2 o 3 puntos porcentuales. El cambio en los patrones de consumo se refleja también en una caída en el porcentaje del gasto total destinado a vestimenta en las regiones del norte, Cuyo y Patagonia. Para el capítulo de transporte y comunicaciones se verifica un incremento en el porcentaje del gasto entre 2004-2005 y 2017-2018. En promedio, el porcentaje de gasto en este rubro paso de alrededor de 13% en 2004-2005 a un poco más del 20% en 2017-2018.
Para cuantificar el efecto de estos cambios en los hábitos de consumo de los hogares de la población de referencia sobre la incidencia de la pobreza utilizamos la misma metodología que usa la medición oficial pero con la estructura de gasto de la ENGHo 2017-2018. En particular, construimos la población de referencia con la misma estructura que la especificada en la metodología oficial, es decir, con los hogares ubicados entre los percentiles 29 y 48 de la distribución de los ingresos familiares per cápita. Definimos la misma canasta básica de alimentos correspondiente a 2,750 kilocalorías diarias por adulto equivalente. Utilizamos la valorización de la CBA publicada por INDEC para el mes de mayo de 2018, tomado como periodo base y la expandimos a la CBT usando la inversa del coeficiente de Engel (ICE). El coeficiente de Engel es el porcentaje del gasto de los hogares de la población de referencia destinado a alimentos y bebidas. Como este porcentaje va cayendo a través del tiempo el ICE va aumentando. Por ejemplo, para la región del Gran Buenos Aires el ICE en la ENGHo de 2004-2005 era 2.65 (100/37.69) mientras que en la ENGHo 2017-2018 es de 3.06 (100/32.66). El ICE captura, entonces, el cambio en los patrones de consumo de bienes y servicios no alimentarios que se produjo entre 2004-2005 y 2017-2018.
El Cuadro 3 muestra la estimación de la incidencia de la pobreza para el primer semestre de 2018 comparando la medición oficial de INDEC con la obtenida con los hábitos de consumo de la población de referencia en 2017-2018. Como se observa en el cuadro, la estimación puntual de la tasa de pobreza con la metodología basada en la estructura de gastos de los hogares en 2004-2005 fue de 27.3% mientras que el porcentaje de personas debajo de la línea de pobreza definida a través de los gastos de los hogares en 2017-2018 es de 34.8%. El cambio en los patrones de consumo entre 2004-2005 y 2017-2018 provocan un incremento de alrededor de 7.5 puntos porcentuales.
El cuadro muestra que el cambio en los patrones de consumo de la población de referencia afecta a la incidencia de la pobreza en todas las regiones del país. Por ejemplo, en el Gran Buenos Aires el porcentaje de personas debajo de la línea de pobreza que fue de 27.7% en la medición oficial, habría sido de 35.3% si se hubieran tomado en cuenta los hábitos de consumo de los hogares de la población de referencia en 2017-2018.
Cuadro 3. Tasas de Pobreza para el Primer Semestre de 2018
Este “salto” en la incidencia de la pobreza se va a reflejar en la medición oficial cuando INDEC realice la actualización de la metodología de pobreza para incluir la estructura de gastos de la población de referencia de la ENGHo 2017-2018.