Encuesta Panel de Niños, Niñas y Adolescentes Venezolanos

*Esta entrada hace parte del trabajo conjunto del equipo de VenReps-Kids, del que hacen parte Sandra V. Rozo (Banco Mundial), Tatiana Hiller (UC Davis), Juanita Ruiz (BID) y María Alejandra Franco (Universidad de los Andes).

En la última década, el número de personas que han sido desplazadas de manera forzosa ha aumentado significativamente a nivel mundial y se ha duplicado en la última década. A finales de 2022, las cifras indican que hoy hay más de 110 millones de personas desplazadas,  de las cuales el 41% eran niños menores de 18 años (ACNUR, 2023). Este aumento en el desplazamiento forzado y la sobre-representación de niños, niñas y adolescentes refugiados plantea uno de los principales reto para el desarrollo económico, pues éstos son especialmente vulnerables a las experiencias adversas y traumáticas del desplazamiento forzado dado las etapas cruciales de su desarrollo.

Lamentablemente, nuestra comprensión sobre las consecuencias del desplazamiento forzado sobre niños, niñas y adolescentes es limitada. Hasta el momento contamos con pocas investigaciones que analizan los retos específicos a los que se enfrentan los niños, niñas y adolescentes desplazados y e identifican qué programas y políticas pueden contribuir a garantizar su desarrollo y acumulación de capital humano. Uno de los principales obstáculos que impiden avanzar en este campo es la falta de datos longitudinales sistemáticos para estas poblaciones. La disponibilidad de datos a largo plazo es esencial  para identificar las brechas en el desarrollo humano entre los niños desplazados y aquellos en comunidades receptoras destino, entender cómo evolucionan estas brechas en el tiempo en función de distintos programas y políticas y comprender los patrones de integración.

Encuesta VenRePs-Kids

Para contribuir a este campo, desarrollamos la Encuesta Panel para Niños, Niñas y Adolescentes Venezolanos (VenRePs-Kids), un estudio longitudinal que incluye a 3,100 participantes, tanto niños y niñas venezolanos como colombianos, que viven en Medellín, una de las ciudades Colombianas con uno de los mayores flujos de migración venezolana. La primera ola de la encuesta se realizó en el 2022 y se centró en dos grupos distintos de niños:

i) Niños y adolescentes colombianos de entre 5 y 17 años.

ii) Niños y adolescentes migrantes venezolanos de entre 5 y 17 años, que llegaron a Colombia entre 2016 y 2020.

La encuesta VenRePs-Kids es una herramienta valiosa que recopila datos esenciales sobre diversas dimensiones, incluyendo el acceso a servicios, el desarrollo cognitivo y socioemocional, la salud mental y física, el trabajo infantil y las aspiraciones, entre otras. Esta información permitirá que tanto académicos y hacedores de políticas públicas podamos abordar varios aspectos críticos en relación con el bienestar y la integración de los niños, niñas y adolescentes colombianos y venezolanos en comunidades receptoras.

Resumen de los principales hallazgos de la primera ola de la encuesta

A continuación, presentamos un resumen de los principales resultados de la primera ola de la encuesta. Aunque estos resultados todavía son preliminares, los queremos compartir porque revelan unas brechas importantes en el desarrollo entre niños, niñas y adolescentes venezolanos y colombianos y en el acceso a servicios. No obstante, los resultados ilustran cómo el acceso a los programas de regularización implementados por el Estado Colombiano está asociado con una reducción en estas brechas.

Los hogares venezolanos se encuentran en una condición de vulnerabilidad socioeconómica medida a partir de un índice de riqueza. Este índice es una medida del nivel de vida general de un hogar, calculado utilizando datos sobre activos, materiales de vivienda y acceso a servicios públicos y saneamiento, siguiendo una metodología estándar propuesta por las Encuestas Demográficas y de Salud (DHS, por sus siglas en inglés). Según esta medida, encontramos que los hogares venezolanos están 0.6 desviaciones estándar por debajo de los hogares colombianos (ver Figura 1).

Figura 1: Índice de Riqueza de Hogares Venezolanos y Colombianos

Antes de migrar, los hogares venezolanos contaban con un índice de riqueza mayor al que presentan actualmente en Colombia. El índice de riqueza previo a la migración se obtiene a partir de preguntas retrospectivas que indagan sobre las condiciones de vida del hogar en el año anterior a la migración (ver Figura 2). Este índice pre-migración es comparable con el índice de riqueza que se construye en función de las características del hogar en el momento de la encuesta. Al disponer de estos dos índices, podemos comparar los niveles de vida de los hogares venezolanos antes y después de emigrar a Colombia. Los resultados indican que, en promedio, estos hogares tenían un índice de riqueza más alto antes de que migraran a Colombia, lo cual es consistente con la evidencia sobre las consecuencias socioeconómicas del desplazamiento forzado.

Figura 2: Índice de Riqueza Previo a la Migración

Encontramos brechas sustanciales en la salud física entre menores venezolanos y colombianos. Los niños y adolescentes venezolanos tienen, en promedio,  un índice de masa corporal (IMC) inferior al de los colombianos (ver Figura 3). Según las pautas de la OMS, los niños colombianos tienen un IMC promedio que se encuentra 0.17 desviaciones estándar por encima del IMC promedio de los niños en su mismo grupo de edad y sexo. En contraste, los niños venezolanos tienen un IMC promedio que se encuentra 0.19 desviaciones estándar por debajo del rango de edad y sexo que estipula la OMS para su grupo. Esta diferencia es más pronunciada en las niñas venezolanas, cuyo IMC promedio está 0.42 desviaciones estándar por debajo del de las niñas colombianas. En el caso de los niños venezolanos, su IMC promedio se encuentra 0.32 desviaciones estándar por debajo del de los niños colombianos.

Figura 3: Índice de Masa Corporal (IMC)

También encontramos brechas en el desarrollo cognitivo. En comparación con los niños, niñas y adolescentes colombianas, los venezolanos obtienen puntajes más bajos en la prueba de evaluación de vocabulario (ver Figura 4). En promedio, los niños, niñas y adolescentes colombianos se ubican en el percentil 61 de la distribución de la prueba. En contraste, los venezolanos se ubican 11.4 puntos percentiles más abajo, colocándolos en el percentil 50 de la distribución. Cuando examinamos esta diferencia por sexo, encontramos que las niñas venezolanas obtienen puntajes 11.7 puntos percentiles por debajo de las niñas colombianas, mientras que los niños venezolanos obtienen puntajes 11.3 puntos percentiles por debajo de sus pares colombianos. Además, al analizar el desempeño en la prueba por grupos de edad, observamos una disparidad aún mayor entre las dos nacionalidades. Los adolescentes venezolanos obtienen puntajes 11.7 puntos percentiles por debajo de los adolescentes colombianos, mientras que los niños y niñas venezolanos obtienen puntajes 12.5 puntos percentiles por debajo de los niños y niñas colombianos.

Figura 4: Prueba de Evaluación de Vocabulario

No encontramos diferencias sistemáticas en los resultados de salud mental entre menores venezolanos y colombianos. Contrario a lo que esperábamos, no encontramos diferencias significativas en la salud mental, medida a partir de la escala del Trauma Symptoms Checklist for Young Children (TSCYC) (ver Figura 54). Este resultado coincide con el análisis de otros de los resultados de salud mental, como los síntomas de ansiedad y depresión, respecto a ambas nacionalidades. Incluso, al desglosar por grupos de edad y sexo, no identificamos diferencias sistemáticas en los resultados de salud mental entre niños, niñas y adolescentes colombianos y venezolanos.

Figura 5: Síntomas de Trauma en Niños (5-10 años)

También identificamos brechas y acceso diferencial a los servicios públicos entre niños, niñas y adolescentes venezolanos y colombianos. Los niños y adolescentes venezolanos tienen tasas de matrícula escolar y de aseguramiento en salud más bajas que los colombianos (ver Figura 6). En promedio, una mayor proporción de migrantes estaban matriculados en la escuela el año antes de migrar, en comparación con el 2022. Asimismo, los niños y adolescentes venezolanos contaban con tasas de aseguramiento en salud más altas en el año previo a la emigración en comparación con las tasas que presentaban en el 2022.

Figura 6: Seguro de Salud Público

Las brechas en el desarrollo humano disminuyen en función del acceso a los servicios públicos y el estado migratorio por parte de los hogares venezolanos. En la prueba de desarrollo cognitivo, los niños, niñas y adolescentes venezolanos con estatus migratorio regular se sitúan más cerca de los menores colombianos que de los venezolanos irregulares. En general, los venezolanos obtienen un puntaje 11.4 puntos percentiles por debajo de los menores colombianos. Esta diferencia disminuye al comparar la muestra de niños colombianos con la muestra de menores venezolanos que están en hogares con una situación migratoria regular, es decir cuando han logrado acceder a los distintos programas de regularización como el Permiso de Protección Temporal (PPT). Específicamente, los niños, niñas y adolescentes venezolanos regulares obtienen un puntaje 8.1 puntos percentiles por debajo de sus pares colombianos, lo que implica una reducción de la brecha de 3.3 puntos o del 29 por ciento. En contraste, los menores venezolanos irregularizados obtienen un puntaje 18 puntos percentiles por debajo de los menores colombianos. Este patrón se mantiene al analizar las diferencias en el desarrollo cognitivo para niñas, niños y adolescentes por separado.

Estos resultados son consistentes cuando analizamos las diferencias en relación con otros de los indicadores, y al clasificar a los niños, niñas y adolescentes venezolanos según su acceso a los servicios de salud y educación. Los venezolanos que tienen un estatus migratorio regular o acceso a servicios públicos experimentan una mejora en los resultados cognitivos, no cognitivos y de salud mental en comparación con los menores sin acceso a estos servicios. Sus resultados se asemejan más a los de los niños y adolescentes colombianos.

Figura 7. Prueba de Vocabulario: según el estado migratorio

Segunda ola de encuestas

Al tiempo que escribimos esta entrada, estamos recogiendo la segunda ola de las encuesta la cual nos va a permitir está  profundizar nuestro entendimientos sobre el proceso de acumulación de capital humano de los niños, niñas y adolescentes venezolanos y sobre su integración a la sociedad en Colombia. Esta perspectiva longitudinal proporcionará información valiosa sobre cómo evolucionan las brechas en el desarrollo a lo largo del tiempo. Al capturar datos de esta nueva colección de respuestas, podremos analizar la situación de los niños migrantes desde un punto de vista dinámico, ilustrando cómo cambian los patrones a medida que se integran en su nuevo entorno. Este enfoque longitudinal es crucial para comprender las complejidades de su proceso de integración y para poder contribuir al diseño de políticas públicas para este segmento de la población.