Keynes, El Precio de la Paz y el BCRP

[1]

El Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) cumplió 100 años de vida institucional el 9 de marzo de 2022

Esta nota es un esfuerzo de interpretación del quehacer del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) usando la narrativa económica y financiera mundial descrita en el libro de Zachary Carter: “The Price of Peace: Money, Democracy and the Life of John Maynard Keynes”.

La nota consta de dos partes. La primera parte describe brevemente los paradigmas económicos y los eventos financieros mundiales enfrentados por John Maynard Keynes (JMK) siendo asesor del Tesoro inglés de 1914 hasta la creación del sistema financiero internacional de Bretton Woods en 1944, además de eventos posteriores que fueron la aplicación de muchos de los postulados avanzados por Keynes durante su vida (1883-1946). La segunda parte incluye una aproximación de la influencia de Keynes en el quehacer del BCRP en los últimos 100 años, en la opinión del autor.

Paradigmas Económicos & Eventos Financieros Mundiales

Cuando los hechos cambian, yo cambio de opinión. ¿Qué hace usted, señor?”  (cita atribuida a JMK).[2]  

En opinión de este autor, esta es la cita que mejor resume el libro de Zachary Carter acerca de la vida privada y profesional de JMK.

En efecto, la vida profesional de JMK fue de constante cuestionamiento de paradigmas económicos y financieros recibidos, en tanto estos fueran ineficaces en establecer una harmonía social en beneficio de todos los ciudadanos, no solo las clases adineradas de la sociedad.

Ejemplos de estas rupturas ideológicas incluyen, entre otros, la apreciación acerca de la viabilidad de largo plazo del patrón oro moneda imperante desde la segunda mitad del siglo XIX hasta comienzos de la Primera Guerra Mundial en 1914. Periodo histórico de crecimiento secular y no inflacionario del comercio y la economía mundial bajo los auspicios del Banco de Inglaterra y el sistema financiero inglés financiando brechas de balanza de pagos de los países lideres y periféricos de ese entonces. En ese entonces, las riquezas del imperio británico dieron recursos y confort a la clase pudiente inglesa, a la vez que también apoyaron el bienestar de los menos afortunados. Londres fue el centro financiero mundial donde emisiones de bonos pagaderos en oro costearon todo tipo de empresas alrededor del mundo. Bienes y servicios exóticos traídos de esquinas remotas del imperio dieron un placentero estilo de vida a la clase adinerada inglesa, incluyendo al grupo de artistas e intelectuales de Bloomsbury amigos de JMK y asociados con la Universidad de Cambridge en la primera mitad del siglo XX.

La armonía del patrón oro moneda se quebrantó, sin embargo, a vísperas de la Primera Guerra Mundial en un contexto de hemorragia de oro de Inglaterra al exterior que cuestionó la sostenibilidad del sistema financiero internacional imperante. Es en ese contexto que JMK salta a la fama en proponer al Primer Ministro inglés, Lloyd George, la suspensión de la convertibilidad del patrón oro, orquestando así un transito abrupto al patrón oro fiduciario, donde la convertibilidad en oro metálico de los billetes emitidos por los bancos comerciales pasó a ser decisión del gobierno. Con la inconvertibilidad del patrón oro, el sistema de paridades fijas de la libra esterlina frente al franco francés, por decir, se quiebra, y el tipo de cambio se vuelve dependiente de la oferta y demanda de monedas y no necesariamente coincide con un tipo de cambio oficial dictado por el gobierno.

Otra ruptura con el paradigma recibido fue el rechazo a las indemnizaciones impuestas por los aliados a Alemania en el Tratado de Versalles al final de la Gran Guerra. La preocupación de JMK era la imposibilidad para una economía devastada por la guerra de lograr dichos repagos y donde todo intento de servir dichas obligaciones financieras solo era posible a costa de mayor penuria humana y angustia social. En efecto, el ascenso del fascismo en Alemania y la hiperinflación de 1923 alemana le dieron eventualmente la razón a JMK, convirtiendo el Tratado en letra muerta a la vez que fueron eventos semilla de la Segunda Guerra Mundial.

En un contexto de tránsito hegemónico de Inglaterra a los Estados Unidos de Norteamérica, JMK buscó infructuosamente un grado de camaradería entre ambas naciones que apuntalase un retorno a la era dorada de finales del siglo XIX (“The Giided Age” de Mark Twain). Durante el periodo de entre-guerra mundiales, JMK buscó financiamiento concesional de parte de gobierno americano a Inglaterra para reconstruir su economía y pagar la deuda externa contraída por la corona inglesa durante la guerra mundial, que al final de cuentas no se materializó. En vez, “The House of Morgan” (el JPMorgan de hoy en día) se convirtió en el principal acreedor de la corona inglesa y, por extensión, acreedor de los otros países aliados con deudas a Inglaterra ocurridas durante la guerra. La alianza de Inglaterra y Estados Unidos frente al fascismo fue, pues, una alianza entre socios desiguales, con los Estados Unidos, bajo la administración Franklin Delano Roosevelt (1933-1945), dictando las condiciones de dicha unión de intereses.

Otro quiebre con el paradigma recibido, fue la propuesta de JMK de establecer una autoridad monetaria mundial al final de la Segunda Guerra Mundial que regulase constantes y excesivos desequilibrios de balanza de pagos (déficits y superávits) alrededor del mundo, en un contexto de tipo de cambio flotante. Sistema cambiario que facilitaría una reversión al equilibrio de las cuentas externas con menor desempleo y reducción en salarios nominales en países deficitarios operando bajo un sistema de paridades fijas. La visión de JMK–generalmente aceptada hoy en día–era que, bajo un sistema de tipo de cambio fijo, la restitución del equilibrio externo en países deficitarios solo era posible a través de deflación (devaluación) interna que reducía el nivel de precios doméstico, mejoraba la competitividad e incrementa la posición externa del banco central. El llamado de JMK era el tránsito de un énfasis excesivo y singular sobre el balance externo de la economía (léase, reservas internacionales y superávit de balanza de pagos) a un énfasis sobre el balance interno de la economía (léase, desempleo, crecimiento, y por extensión desigualdad económica). Su preocupación sobre el desempleo era un llamado a justicia social en una sociedad donde las falencias económicas no eran, en su opinión, debido a la falta de capacidad de producción de los países, sino, más bien, un problema de distribución de la producción y bienestar, además de la implementación de paradigmas económicos obsoletos.

Lamentablemente, el nuevo sistema monetario de Bretton Woods, establecido a finales de la Segunda Guerra Mundial en 1944, resultó en un sistema de paridades fijas contra el dólar americano, y este contra el oro, y un fondo monetario de apoyo a países en crisis de balanza de pagos. En corto, fue la consolidación de la supremacía de los Estados Unidos como rector del sistema monetario internacional. El nuevo sistema monetario internacional no dio espacio a un regulador mundial (léase, una cámara de compensación) de desequilibrios externos persistentes y excesivos entre países–fuesen estos superávits o déficits de balanza de pagos– apoyado por tipos de cambios flexibles y financiamiento externo con baja condicionalidad, como el recomendado por Keynes.

Ante la supremacía americana en Bretton Woods, y con una salud débil, afectada por varios ataques cardiacos–incluyendo colapsos en el mismo Washington Hotel en Bretton Woods–JMK se preocupó de conciliar diferencias de opinión entre la delegación inglesa y el equipo americano liderado por Harry Dexter White, a la vez de dar resiliencia de la disminuida hegemonía mundial inglesa vía su poder de voto (y veto) sobre decisiones de directorio del flamante Fondo Monetario Internacional (FMI).  JMK habría de fallecer en 1946, a los 63 años de edad, luego de participar en la primera reunión anual del FMI llevada a cabo en Savannah, Georgia, en 1945.

Pero el legado de JMK y su General Theory of Employment, Interest and Money, libro publicado en 1936, habría de sobrevivir al autor. Un libro difícil de leer por sus tecnicismos y dedicado a los economistas, según la frase inicial del prólogo, que prescribe la acción decisiva y tenaz del gobierno en tratar de moderar el impacto recesivo del ciclo económico, a la vez que enfatiza la importancia de pleno empleo como indicador líder de los gobiernos de turno. Un libro con un llamado de justicia social, donde los instrumentos de acción habían de ser el gasto público en beneficio de las masas (salud, educación, infraestructura pública, entre otros) y no necesariamente una reducción de la carga impositiva a las clases adineradas como motores del crecimiento económico.

La paradoja histórica es que la implementación de una agresiva política keynesiana de gasto público en tiempos de desaceleración económica tuvo su glorificación no en la Inglaterra de JMK, sino en los Estados Unidos de Franklin Delano Roosevelt. El programa económico del New Deal del presidente Roosevelt fue de inmenso gasto fiscal y de mejoras en servicios públicos que provocó una gradual recuperación de la economía americana luego del “crash” económico de 1929. Durante las presidencias de Harry Truman (1945-1953), Dwight Eisenhower (1953-1961), John F. Kennedy (1961-1963), y Lyndon B. Johnson (1963-69) hubo, en efecto, aplicaciones keynesianas de política económica (con variantes, incluyendo el desarrollo de un complejo industrial militar americano). Expansión fiscal que ocurrió pese al celo opresivo de los seguidores del senador Joseph McCarthy (Wisconsin; 1908-1957) contra todo economista supuestamente keynesiano, que en los ojos de los Mccarthistas eran agentes soviéticos infiltrados en la academia o en el gobierno operando en contra de la iniciativa privada.

Durante la segunda mitad de la década de 1950, el renacimiento del neoliberalismo americano apoyado por intelectuales conservadores como William F. Buckley, Jr., y miembros del Mount Pelerin Society–incluyendo el joven economista Milton Friedman–habría de forzar variantes en las prescripciones keynesianas, como el Keynesianismo Corporativo de John Kenneth Galbraith, buscando compromisos entre la versión Keynesiana incrustada en la Teoría General y la reacción de los grupos de poder americanos. En dicho esquema ideológico—resumido en los libros The American Capitalism (1952) y The Affluent Society (1958) —el apoyo del gobierno ante la desaceleración económica debía ser a las grandes corporaciones, con sus flamantes iniciativas de inversión y habitualmente guiadas por hombres de “gran saber,” por decir, mientras el mercado de trabajo y el bienestar de las clases trabajadoras eran supuestamente defendidos por las centrales sindicales y garantizados por el gobierno. Un supuesto errado, lamentablemente, pues al final de cuentas, fueron las grandes corporaciones manufactureras y los conglomerados financieros los que habrían de dominar los quehaceres del gobierno americano de ese entonces a la fecha actual.  

Con Friedman y la filosofía del “laisser faire” en ascenso en la década de 1960, y heredera del pensamiento liberal de Friedrich Hayek, hubo una preocupación emergente por un crecimiento desmesurado del gasto de gobierno y deuda pública americana, un cuestionamiento de los supuestos de la curva de Phillips, además de un mayor énfasis en la política monetaria como instrumento amortiguador del ciclo económico. En el caso de la curva de Phillips la discusión se centró en cuestionar si en el largo plazo había efectivamente un “trade-off” entre desempleo e inflación, como sostenían los economistas keynesianos. O si, como argumentaba Friedman (1968), la curva de Phillips de largo plazo era vertical una vez alcanzada una tasa de desempleo natural, más allá de la cual cualquier aumento en gasto de gobierno era únicamente inflacionario. De su lado, “The Lucas Critique (1976)” formulada por Robert Lucas de la Universidad de Chicago, habría de argumentar que un aumento en gasto público a fin de afectar la producción y el empleo de la economía es ineficaz en la medida que los agentes económicos anticipan el eventual aumento en impuestos para servir la deuda pública y responden aumentando el ahorro privado, haciendo pues, infructífero el efecto del aumento en gasto público sobre la economía.

Una creciente fé en las virtudes de la política monetaria en amortiguar el ciclo económico, acompañada por una moderación de déficits fiscales fue la receta económica imperante en los círculos académicos en ese entonces, aunque dicha prescripción de política tuvo solo coincidencia parcial con la realidad económica americana. En efecto, déficits fiscales relativamente elevados (como porcentaje del PBI) habrían de continuar durante las presidencias de Richard Nixon (1969-1974), Gerald Ford (1974-1977), Jimmy Carter (1977-1981), Ronald Reagan (1981-1989) y George Bush (1989-1993), aunque inmersos en una combinación de mayor gasto militar y reducciones de impuestos en beneficio de las elites económicas; disímil pues de las prescripciones de bienestar público generalizado de JMK.

En el área monetaria, el quiebre del sistema financiero de Bretton Woods durante la administración Nixon (1971), seguido por episodios de volátil crecimiento económico y presiones inflacionarias, especialmente luego del alza descomunal del precio del petróleo en 1973 y 1979, alentó una respuesta abrupta de política monetaria de la Reserva Federal Americana, siendo su presidente Paul Volcker (1979). Con la inflación americana arriba de 13 por ciento en 1980, la respuesta de política fue un alza singular de la tasa de referencia del FED (léase, federal funds rate) que redujo la inflación, pero causó recesión en América y en el resto del mundo. En corto, la política monetaria fue eficaz en atacar el problema inflacionario, pero a costa de todo lo demás: recesión, derrumbe del mercado hipotecario, quiebras generalizadas de empresas, desempleo, fractura de los sindicatos de trabajadores y pobreza, por doquier. Una situación económica que era casi la antítesis de las prescripciones de política y justicia social incrustadas en el Teoría General.

Otra paradoja histórica del siglo XX fue la contrarrevolución neo-liberal durante el gobierno democrático de Bill Clinton (1993-2001) que redujo drásticamente el tamaño del gobierno heredados de los gobiernos republicanos precedentes, abandonando al libre albedrio sus bases electorales de clase media y baja en favor del capital financiero. La estrategia fiscal de Clinton fue un control estricto del déficit fiscal y el crecimiento de la deuda pública que redujo tasas de interés en la economía, dio confianza a Wall Street en invertir en papel de gobierno, y desató un crecimiento económico no visto por años en la economía americana. La alianza de la administración Clinton con los grupos de poder de Wall Street coincidió con una fuerte des-regulación del sistema financiero americano que motivó fusiones y adquisiciones de empresas financieras operando en un sinnúmero de actividades difíciles de rastrear y monitorear por los reguladores. Al final de cuentas, y enfatizado por Zachary Carter, durante la administración Clinton, la contrapartida de la des-regulación financiera y la globalización de mercados de bienes– incluyendo crecientes importaciones de China y disminución de barreras arancelarias bajo el arreglo comercial de NAFTA– exacerbó la desigualdad económica, impulsando las ganancias corporativas y los precios de las acciones de la bolsa de valores, al tiempo que presionó a la baja los salarios.

La crisis financiera internacional de 2008/09, motivada por excesivo riesgo financiero y sofisticación desmesurada del sector bancario y no bancario (Lehman Brothers y otros), habría de generar penuria adicional en la clase media americana debido a la pérdida de valor o la ejecución hipotecaria (“house forclosure” en inglés) de sus casas y viviendas, mientras que abultados rescates financieros implementados durante la administración Obama (2009-2017) solventaron al sector, perpetuando diferencias económicas entre las clases sociales americanas.

A lo largo del siglo XX y XXI, el Precio de la Paz ha sido, pues, la persistencia de pobreza y desigualdad social en la afluente sociedad americana de Galbraith.También de notar, ha sido la aparente supremacía del capital industrial y financiero en la conceptualización de políticas económicas y financieras articuladas en el contexto de la crisis financiera internacional de 2008/09, en particular.

Sin embargo, sería incorrecto concluir que el mensaje del libro de Carter sobre la vida de JMK es pesimista. En efecto, una de las grandes lecciones del quehacer de JMK fue su optimismo hacia el futuro. Optimismo, y reto a la vez, en manejar la incertidumbre sobre el futuro y la obligación de parte de los encargados de política de ayudar a forjar una sociedad más justa y de cohesión duradera, pese a las incógnitas que nos pueden traer los días venideros. Una labor para Hércules en diseñar y formalizar modos de cómo superar (o reducir) los costos de un futuro incierto, manteniendo la cohesión social. De notar, una de las más grandes contribuciones de Keynes en Inglaterra fue su apoyo al Beveridge Report, que fue una piedra angular de la creación del estado de bienestar británico de la posguerra, incluyendo la creación del Servicio Nacional de Salud (National Health Service), entre otras políticas sociales en pie a la fecha.

Keynes y el quehacer del BCRP: Una Aproximación

¿Y tiene esta historia personal de Keynes, alguna lección para entender la historia del Perú?

Nuestra respuesta es afirmativa por varios motivos.

Las grandes líneas del pensamiento económico de JMK apuntan a una preocupación por el bienestar social en el quehacer de los economistas y los encargados de política, en particular.  Una tarea enorme a fundarse en un constante cuestionamiento de paradigmas ideológicos existentes, en tanto dichos paradigmas resulten incapaces en promover el bienestar y la paz social. Una preocupación para JMK fue la posible emergencia de regímenes políticos dictatoriales y represivos de libertades individuales en tiempos de estrés económico. La praxis económica tiene pues como objetivo el bienestar social generalizado a través de empleo y oferta adecuada de bienes públicos, no solo la rendición de cuentas, muchas veces resumida en parámetros financieros (léase, por ejemplo, crecimiento actual versus potencial del PBI, posición externa del banco central) difíciles de entender para el ciudadano de a pie. 

El sistema financiero de Bretton Woods, aunque distinto en estructura y objetivos al propuesto por JMK en 1944, fue cuna de enfoques multilaterales de coordinación de políticas entre países lideres con beneficios mundiales. La pugna de políticas comerciales y cambiaras registrada durante el periodo de entre-guerras mundiales fue dejada de lado con el establecimiento del FMI con su labor de vigilancia sobre políticas internacionales implementadas por países miembros, además del apoyo financiero del fondo a países en situaciones de crisis de balanza de pagos. En el caso de Perú–país miembro fundador del FMI–hubo un total de 39 programas anuales de apoyo de balanza de pagos y ajuste estructural con el FMI durante 1954-2009.   

A lo largo de los años ha habido en Perú circunstancias económicas similares a las afrontadas por JMK durante su quehacer en el Tesoro inglés. De notar, por ejemplo, fue la suspensión de la convertibilidad del patrón oro moneda por el BCRP en 1914 que abortó la deflación causada por atesoramiento del metal precioso ante el estallido de la Primera Guerra Mundial. Coyuntura financiera muy similar a la afrontada por el Chancellor of the Exchequer Lloyd George, también en 1914, cuando la convertibilidad de la libra esterlina fue suspendida a recomendación de JMK en respuesta a una crisis bancaria meses antes del estallido de la guerra mundial. En el caso peruano, la respuesta de política en 1914 ante la “corrida del oro metálico,” por decir, fue la creación de una Junta de Vigilancia encargada de supervisar la emisión y regular la convertibilidad de cheques circulares al pagador emitidos por los bancos locales, a fin de proteger la posición externa de la autoridad monetaria.[3] Años después (1932) el BCRP habría de suspender nuevamente la convertibilidad de la moneda nacional en oro metálico luego de un breve intento de restaurar dicha convertibilidad que fue suspendido oportunamente debido al impacto de un déficit de balanza de pagos subyacente que reducía la oferta monetaria y generaba deflación con efectos nocivos para la economía local. [4]

La flotación cambiaria inaugurada en Perú en el contexto de la inconvertibilidad del patrón oro moneda en 1914, 1932 y retomada nuevamente durante 1949-1955 y en los últimos 30 años de vida nacional (1990-2022) han sido exitosos periodos de manejo monetario con semejanzas a postulados teóricos y eventos ocurridos durante la vida profesional de JMK. En dichos periodos el tipo de cambio fue una variable de ajuste de la economía ante los vaivenes de los términos de intercambio, a la vez de apoyar un bajo nivel de inflación en tiempos de una fortísima demanda mundial de las exportaciones domésticas y entrada de flujos de capital que apreciaron la moneda nacional en décadas recientes. La flotación cambiaria le dio al banco central capacidad de afectar el balance interno y externo de la economía a través de cambios en su tasa de referencia y otras políticas complementarias, dependiendo de la época, que afectaron el nivel de absorción doméstico (consumo e inversión) y el dinamismo del sector externo vía cambios en la paridad de la moneda nacional frente a otras monedas. 

En suma, pues, la flexibilidad cambiaria implementada en Perú en diversos momentos de su historia nacional tiene resonancia al llamado de JMK por mayor flexibilidad cambiaria cuando la creación del sistema financiero internacional de Bretton Woods y ha sido la válvula de ajuste ante vaivenes de términos de intercambio internacional en un contexto libertad de movimientos de capitales internacionales y una política monetaria nacional soberana. El tipo de cambio flexible ha sido la variable de ajuste para resolver la “trinidad imposible” formalizada años después por Robert Mundell (1963) y Marcus Fleming (1962).[5] 

Diversas fuentes bibliográficas[6] describen a JMK como un economista singular preocupado por el bienestar social. Estas fuentes también notan su habilidad de formular soluciones oportunas e imaginativas aplicables a los problemas del día. Una mente “flexible,” por decir. Anécdotas describiendo su mente rápida y disponibilidad inmediata en atacar los retos económicos a mano abundan en la literatura. Está, por ejemplo, su ingenioso, aunque incomodo,[7] viaje en motocicleta (en vez de usar el tren) para viajar lo más rápido posible a Londres y asesorar a Lloyd George acerca de la suspensión de la convertibilidad del patrón oro en 1914. Idea inicialmente conceptualizada en su libro de Indian Currency and Finance. Testimonio es también su inmediata disposición a enlistarse con el Tesoro inglés al tiempo de la conferencia de Paris al final de la Gran Guerra y formular estrategias alternativas a las eventualmente fallidas propuestas oficiales de compensación de Alemania a los aliados. Estrategias resumidas en su libro The Economic Consequences of the Peace (1920) escrito luego de su renuncia al Tesoro inglés ante la decepción de no poder influenciar modificaciones en los términos del Tratado de Paz (como notado en el prefacio del libro).

Acciones del BCRP son también ejemplos de un oportuno y rápido accionar, aún con incertidumbres latentes; muy al-estilo-Keynes, por decir. Muestras de dicho accionar incluyen, entre otros, el lanzamiento de un drástico programa monetario (y fiscal) a fin de derrotar la hiperinflación de finales de década de 1990. El éxito del plan de estabilización estuvo lejos de ser una conclusión irrevocable para quienes lo implementaron. Incluido, especialmente, el Primer Ministro y Ministro de Economía Juan Carlos Hurtado Miller con su frase “Que Dios nos Ayude” al anunciar el “Fujishock” el 8 de agosto de 1990. En corto, lo que es hoy en día un lugar común (léase, un resultado predecible con certeza) era sólo una posibilidad teórica para los artífices del plan de estabilización activado en agosto de 1990. ¡Una nota a recordar por todos los economistas peruanos!

Bibliografía Seleccionada

Fleming, Marcus (1962), “Domestic Financial Policies under Flxed and Floating Rates,” IMF Staff Papers, 9: pp 369-379.

Gardner, Richard N. (1980), Sterling-Dollar Diplomacy in Current Perspective, Columbia University Press, New York, 428 páginas.

Harrod, R. F. (1951), The Life of John Maynard Keynes: A Personal Biography, Harcourt, Brace and Howe, Inc., New York, 678 páginas.

Keynes, John Maynard (1920), Indian Currency and Finance, volume 1, The Collected Writings of John Maynard Keynes, The Royal Economic Society, St Martin’s Press, Great Britain, 186 páginas.

Keynes, John Maynard (1920), The Economic Consequences of the Peace, Harcourt, Brace and Howe, Inc., New York, 298 páginas.

Mundell, Robert (1963), “Capital Mobility and Stabilization Policy under Fixed and Flexible Exchange Rates,” Canadian Journal of Economics and Political Science, 29 (4), pp. 475-485. 

Pastor, Gonzalo (2022), El BCRP (1922-2022), Banco Central de Reserva del Perú, disponible en el internet, 18 páginas. https://www.bcrp.gob.pe/docs/Publicaciones/Revista-Moneda/moneda-189/moneda-189-02.pdf

Pastor, Gonzalo (2014), “Perú: Políticas Monetarias y Cambiarias 1930-1980,” Compendio de Historia Económica del Perú, Tomo 5, Banco Central de Reserva del Perú e Instituto de Estudios Peruanos, páginas 265-333, originalmente publicado en inglés como IMF Working Paper 12/166, junio 2012, disponible en IMF.org.

Pastor, Gonzalo (2021a), “Perú: Historia Monetaria y Cambiaria de la República—Una Aproximación,” en Heraclio Bonilla y Guillermo Rochabrún (editores), título por definir, compendio de textos que evalúan la experiencia republicana del Perú en sus 200 años, Lima.

Pastor, Gonzalo (2022b), “Perú: Políticas Monetarias y Cambiarias, 1945-1963,” en Felipe Zegarra (editor), Historia del Banco Central y Política Monetaria de Perú, BCRP, Lima.

Skidelsky, Robert (2000), John Maynard Keynes: Fighting for Freedom 1937-1946, Viking Penguin, 582 páginas.


[1] Carter, Zachary (2020), The Price of Peace: Money, Democracy and the Life of John Maynard Keynes, Random House, New York, 630 páginas.

[2] “When the facts change, I change my mind. What do you do, sir?”

[3] La Junta de Vigilancia existió hasta la fundación del Banco central del Perú en 1922.

[4] En el caso inglés, la decisión de las autoridades inglesas fue mantener la convertibilidad en especie (oro metálico) para transacciones externas–debidamente documentadas–a fin de contener la hemorragia de oro al exterior ocurrida pese a aumentos en la tasa de referencia del Banco de Inglaterra para contener la fuga de capitales al exterior. A sugerencia de JMK, para el caso de transacciones domésticas, y a fin de reducir todo atesoramiento de oro de parte de los bancos y público, en general, el Banco de Inglaterra emitió temporalmente un nuevo papel moneda que no era convertible en oro.

[5]  Una contribución fundamental del marco Mundell-Fleming es la trinidad imposible, o el Trilema. El trilema establece que un país puede elegir simultáneamente cualquiera de los siguientes tres objetivos de política, pero no todos: independencia monetaria, fijación del tipo de cambio e integración financiera. Ver: Mundell, Robert (1963), y Fleming, Marcus (1962).

[6] Ver, por ejemplo, Harrod (1951) y Skidelsky (2000).

[7] JMK media 6.7 pies (más de 2 metros) de altura.

Tags: