Perú: Menos pobreza y más vulnerabilidad

 Hoy, siete de cada diez peruanos son pobres o vulnerables de caer en la pobreza. Si bien ha habido progreso, las mejoras económicas de los últimos 20 años han resultado ser frágiles. Aquellos que han escapado de la pobreza no han logrado una seguridad económica suficiente para ser clasificados como clase media. Esto quiere decir que alrededor de doce millones de peruanos viven hoy con un riesgo latente a caer en pobreza. Desafortunadamente, la pandemia y la crisis inflacionaria amplificaron fallas existentes que exacerbaron problemas estructurales en el Perú.

Evolución de la pobreza (US$6.85/día) y vulnerabilidad (US$6.85 -US$14/día) en Perú, 2004 –21

Fuente: Estimación de pobreza y vulnerabilidad usando información de la SEDLAC y líneas de pobreza internacional

El Perú también adolece altos y persistentes niveles de desigualdad. Más allá de la desigualdad económica, la desigualdad territorial (además de la urbano-rural) y la desigualdad de género merecen atención. Aunque las áreas rurales tienen tasas más altas de pobreza y vulnerabilidad como porcentaje de la población rural total, las áreas urbanas concentran una mayor proporción de personas vulnerables (y pobres) en el país.  Por ejemplo, dentro Lima, donde viven las personas más ricas del país, cuatro distritos —Ate, Comas, San Juan de Lurigancho y San Martín de Porres— concentran el 10% de todos los vulnerables del país (1.2 millones). Con respecto a la desigualdad de género, existen brechas persistentes entre hombres y mujeres en la participación en el mercado laboral –20 puntos porcentuales – y las limitadas oportunidades laborales, las que reducen su resiliencia ante situaciones de crisis y los aleja de la clase media. Las mujeres representan el 70% de las personas que trabajan de forma no remunerada y solo el 35% del empleo asalariado.

Un informe reciente del Banco Mundial titulado “Resurgiendo Fortalecidos” estudia las principales razones de por qué tantos peruanos son vulnerables. El informe concluye que además del crecimiento económico lánguido y volátil, y la inestabilidad política, existen cuatro factores estructurales que no permiten mejorar el crecimiento incluyente ni la resiliencia de los peruanos para enfrentar retos inesperados de manera efectiva.

El primer factor es la falta de herramientas productivas entre los más pobres y vulnerables para enfrentar situaciones de crisis. La desigualdad de oportunidades y acceso a servicios públicos ha impedido que muchos acumulen activos o “guarden pan para mayo”.  Si bien el acceso a un paquete básico de servicios—que consiste en agua corriente, electricidad, saneamiento e internet—se duplicó en la última década, menos de la mitad de todos los hogares acceden a ellos. Además, incluso aquellos que logran acceder al paquete completo se ven perjudicados por su mala calidad. Al enfrentar situaciones de crisis, los más pobres y vulnerables recurren a estrategias subóptimas; por ejemplo, reducen los alimentos que consumen o adquieren alimentos de menor calidad (más baratos) y menos nutritivos. Además, éstos cuentan con menos capital social y recurren a sus familiares o prestamistas informales en vez de a ahorros o préstamos formales.

El segundo factor es la limitada capacidad redistributiva del sistema fiscal. El sistema de impuestos y transferencias solo reduce el coeficiente de Gini (una medida de desigualdad de ingresos) de 45 a 42 puntos, por debajo del promedio de países de la OCDE. Los ingresos fiscales son bajos comparados con el resto de la región: representan 21% del PIB, en comparación con el 27% de la región de América Latina y el Caribe (ALC) y el 39% de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Además, los recursos se utilizan ineficientemente; el Perú tiene baja ejecución de proyectos de desarrollo, y baja calidad de servicios (siguiente punto).

El tercer factor es la baja productividad laboral y los empleos de baja calidad. En 2021, el 72% de la fuerza laboral estaba empleada informalmente en el sector formal e informal, y más del 50% estaba subempleada. La baja calidad de los empleos en el Perú se ha mantenido igual desde comienzos del siglo, a pesar del crecimiento económico. El índice de calidad del empleo está alrededor de 0.53 (cero es lo peor y uno es lo mejor), muy parecido al nivel en 2005. Está por debajo de muchos países vecinos (Ecuador .66 y Brasil .71). La productividad laboral del Perú también ha aumentado muy poco en la última década, especialmente en comparación con el resto de la región y otros países de ingreso mediano alto.

El cuarto y último factor es el riesgo latente a desastres naturales, especialmente dado el contexto de cambio climático. Debido a su ubicación y topología, el Perú está particularmente expuesto a desastres naturales, y su exposición ha aumentado en las últimas dos décadas. Los hogares rurales, que suelen tener menor recursos económicos, están más expuestos a los desastres naturales y tienen menos capacidad de recuperación. La ayuda del gobierno es limitada e insuficiente para apoyar a los afectados, y aquellos que no aparecen en registro social como pobres pueden quedarse sin ayuda del gobierno. La probabilidad de caer en la pobreza ante un desastre natural se duplica para quienes actualmente no son pobres.

Hacia adelante, Perú necesita un crecimiento económico más inclusivo y resiliente, que permita asegurar las ganancias sociales y económicas, e impulse a su población fuera de la zona de vulnerabilidad.  Para esto, será necesario que los peruanos acumulen activos productivos y cuenten con mecanismos de mitigación eficientes para enfrentar los retos del futuro, reduciendo su dependencia de la ayuda del gobierno.

En el corto plazo, es urgente revertir los impactos negativos de la pandemia, ya que estos retrocesos han amplificado la vulnerabilidad a caer en pobreza. A mediano y largo plazo, el gobierno requerirá ampliar sus recursos fiscales, usarlos más eficientemente, y canalizarlos adecuadamente para mejorar la calidad de servicios básicos y las oportunidades para que el sector privado invierta en el país, las empresas crezcan y se generen empleos de calidad para todos.