¿Una promesa incumplida? La calidad de la educación superior universitaria y el subempleo profesional en el Perú

  1. Motivación

A propósito de la discusión de la Ley Universitaria en estos días, nos gustaría recordar un estudio que realizamos en el 2015 en el que se buscaba estimar el efecto de la aprobación del DL 882, el cual flexibilizaba la creación de universidades y filiales en el Perú, sobre el mercado laboral, en particular, la probabilidad de caer en el subempleo profesional, es decir, trabajar en algo para lo cual uno no estudió. La hipótesis que manejábamos es que dicha flexibilización redujo, en promedio, la calidad de la educación universitaria y trajo consigo un aumento en el subempleo.

Para ello, se plantea dos definiciones subempleo profesional: la definición «estricta» y la definición «flexible». La primera de ellas requiere el cumplimiento de las tres condiciones en simultáneo que se mencionan a continuación; mientras que la definición «flexible» requiere el cumplimiento de las dos primeras para categorizar a los individuos como subempleados. Las condiciones son las siguientes:

(i) El individuo es un profesional sobre educado; es decir, tiene más años completos de escolaridad que el número promedio de años de escolaridad para llevar a cabo una actividad profesional más una desviación estándar.

(ii) Los individuos graduados que están empleados en ocupaciones no profesionales que no requieren un título de grado.

(iii) Un graduado calificado como sub pagado en el grupo de la carrera respectiva.

Ahora, entre el 2004 y el 2012 se experimentó un aumento considerable de las tasas de subempleo entre los egresados universitarios de todo el mundo y que ha generado dudas sobre los rendimientos reales de tener una formación universitaria. De hecho, a pesar del crecimiento sostenido del Perú en dichos años (con una tasa de crecimiento del PBI del 5.6% anual), el subempleo profesional aumentó en 11 puntos porcentuales. Para el 2011, el 43% de los graduados ocupados de 24 a 65 años y que trabajan a tiempo completo eran subempleados profesionales «flexible», mientras que el 31 % de ellos eran subempleados profesionales «estrictos» (Ver Figura 1).

Figura 1. Evolución de subempleo profesional sobre PEA profesional

(Porcentaje de graduados universitarios de 24 a 65 años, ocupados a tiempo completo).

Fuente: ENAHO 2004-2012

Elaboración: CIUP

 

El presente estudio, en base a los trabajos de Black & Smith (2004) y Long (2008) analiza una plausible causa del subempleo en el mercado de educación superior universitaria. La literatura sugiere que los componentes de la calidad de la universidad durante la etapa universitaria están relacionados con las condiciones de empleo alcanzadas como graduado (Cohodes & Goodman 2012, Dale & Krueger 2011, Hoekstra 2009, Black & Smith 2006, Belzil & Hansen 2002, Brewer & Ehrenberg 1996).

El objetivo de esta investigación consiste en explorar y cuantificar en qué medida la calidad de la educación superior contribuye al subempleo profesional en el Perú, país cuyo sistema de educación superior en la actualidad carece de rankings universitarios, sistemas de monitoreo salariales o medidas de calidad emitidas por el Estado o una fuente oficial acreditada. En específico se examina el efecto de un aumento exógeno del número de universidades sobre el subempleo profesional. Para ello, se usará como estrategia de identificación una caída exógena de la calidad universitaria.

Como consecuencia de la creación del Consejo Nacional para la Autorización del Funcionamiento de Universidades (CONAFU) en enero de 1995, se introdujo una nueva estructura legal que regulaba la entrada al mercado de las instituciones de educación superior (Ley No 26439). Adicional a ello, en enero de 1997 se promulgó el Decreto Legislativo No 882, que dictó la “Ley para Promover la Inversión en Educación”. Esta brindaba tanto a toda persona natural como jurídica el derecho de la libre iniciativa privada para realizar instituciones educativas y autorizaba a las instituciones de educación superior privada a ser gestionadas con fines lucrativos. Como resultado de ambas normas, disminuyeron las barreras de entrada legales que permitieron un rápido ingreso de emprendimientos elegibles para ser universidades al mercado de educación superior. De hecho, durante el periodo 1997-2007, se crearon 35 universidades y durante 2008-2012, se lanzaron 47 universidades adicionales. Además, el número de alumnos matriculados en el sistema universitario mantiene una tendencia creciente (Ver Figura 2). Durante el período anterior a la desregulación (1985-1997), la tasa de crecimiento promedio anual de matriculación fue del 1,2%; mientras que en el período posterior (1998-2012), la tasa ascendió a 6,5%.

 

Figura 2. Número de alumnos universitarios matriculados en estudios de pre grado, 1985-2012.

Fuente: Departamento de Estadísticas de la Asamblea Nacional de Rectores.

Elaboración: CIUP

 

Entonces, estos dos últimos períodos de expansión de universidades y alumnos matriculados, que tuvo lugar posteriormente a la ley de creación del CONAFU y emisión del D.L. 882, podrían haber influido en el incremento de la tasa de subempleo durante el periodo 2000-2012. Se formula como hipótesis que la contribución al subempleo por parte de las universidades depende de la calidad de los servicios educativos que ofrecen, hayan sido creadas antes o posteriormente al nuevo esquema legal iniciado por la creación del CONAFU y configurado por ambas normas descritas.

  1. Datos y muestras de estimación

Ante la falta de una base de datos oficial que contenga información retrospectiva sobre la trayectoria educativa superior de egresados universitarios con el nombre de la universidad de procedencia además de variables de desempeño laboral, se utilizaron dos fuentes de información.

Para la medición de la calidad universitaria, se emplea el Censo Nacional Universitario (CENAUN) recopilado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) en 1996 y 2010. Ambos censos contienen información sobre los estudiantes universitarios, docentes e instalaciones de 53 universidades identificadas a nivel regional en 1996 y 96 identificadas en el 2010. En esta se recoge información sobre las condiciones de vida, los logros académicos, las restricciones financieras, actividades de investigación y una apreciación cualitativa de la universidad a la que asisten o en la que trabajan. Con esta data se creó un Indicador de Calidad Universitaria (UCI) para precisar cómo la expansión de la oferta de universidades afectó el subempleo. Además, se hace uso de la Asamblea Nacional de Rectores (ANR) ya que contiene la fecha de fundación de cada institución educativa, lo cual permite identificar el margo legal en el que se crearon las universidades. Para modelar la asistencia a una universidad de baja o mayor calidad, se utilizan dos muestras de alumnos universitarios que reportan en los censos: (a) una con individuos expuestos a la oferta de universidades predesregulación (aquellos que ingresaron antes de 1996); y (b) una segunda muestra con individuos expuestos a la oferta universitaria post-desregulación (aquellos que ingresaron desde 1996 hasta el 2010).

Para los cálculos relacionados a la tendencia del subempleo profesional, se obtuvo datos sobre los graduados universitarios a partir de la Encuesta Nacional de Hogares en el Perú (ENAHO) para el período 2001-2012; sin embargo, las variables utilizadas para calcular el subempleo estaban disponibles desde el 2004. Cabe resaltar que se usó la muestra de profesionales universitarios de la ENAHO para explorar la relación central del estudio: el efecto de la calidad universitaria sobre el subempleo. Así, la condición de subempleado, bajo las definiciones estricta y flexible, fue computada a nivel individual para toda la PEA profesional universitaria ocupada para el periodo 2007-2012.

  1. Estrategia empírica

La estrategia de identificación gira en torno a la exposición a dos tipos de ofertas universitarias: aquella previa a la desregulación y otras posterior a la desregulación, cada cual con un diferente nivel de calidad agregada. Formalmente, se propone el siguiente modelo:

donde Yij  es una variable dicotómica que toma el valor de 1 si el individuo i que reside en la región j es subempleado;  Dij es una variable dicotómica que toma el valor de 1 si la universidad tiene una educación de baja calidad;  X´ij es un vector de las características del individuo; y δj admite efectos fijos regionales. Asimismo, F Representa una función de distribución acumulativa logit.

También se propone una segunda etapa de estimación:

donde Dij es una variable dicotómica que toma el valor de 1 si la universidad tiene una educación de baja calidad;  Ei es un vector que indica el máximo nivel educativo alcanzado por el padre y la madre del individuo, el cual se utiliza como principal predictor de la calidad de la institución a la que se asiste;  Wi es un vector con características individuales relevante, F(.) Representa una función de distribución acumulada y en la ecuación se controla por efectos fijos a nivel de la región de nacimiento del individuo.

Entonces, la estrategia empírica consta de los siguientes pasos:

  1. Estimar la probabilidad de pertenecer a una universidad de baja calidad (Di =1) usando cada uno de los Censos Universitarios.
  2. Utilizar la probabilidad predicha de haber asistido a una universidad de baja calidad en la muestra de graduados obtenida de la ENAHO.
  3. Estimar el efecto de la calidad universitaria sobre la probabilidad de caer en el subempleo profesional.
  4. Resultados

Mediciones y evidencias sobre la calidad universitaria

Se encontró que las universidades creadas antes de la desregulación tienen en promedio un mejor desempeño que aquellas creadas después, en cuatro del total de cinco componentes evaluados y en términos del puntaje del ICU pues presentan puntajes mayores y son estadísticamente significativos (Ver Tabla 1). Este resultado sugiere que las universidades creadas luego de la desregulación contribuyen en mayor medida a debilitar la calidad de los servicios de educación superior, lo cual valida la hipótesis.


Fuente: Censo Nacional Universitaria 1996, 2010.
Tabla 1. Indicadores de Calidad Universitaria, según fecha de medición pre o post desregulación

Elaboración: CIUP.

 

Asimismo, el proceso de ingreso de universidades al mercado a partir de la desregulación ha conducido sistemáticamente a la distribución de calidad de universidades hacia un límite inferior. De las universidades creadas hasta 1995, 67% se clasifican como de «menor calidad». La participación de universidades con este perfil es muy similar al observado en 1996; por lo que la distribución de calidad relativa (entendiéndose como la distribución entre universidades de alta y menor calidad) en el 2010 se hubiera mantenido en gran medida inalterada en ausencia de las nuevas universidades. Tomando en cuenta las universidades creadas hasta el 2010, predominan las universidades de menor calidad con un porcentaje de participación de 71%, lo cual implica un deterioro con respecto a 1996 (pre-desregulación). Finalmente, el número de universidades de «menor calidad» que ingresaron al mercado es mayor al número de instituciones creadas con «mayor calidad». Siendo así, cabe resaltar que las instituciones privadas de menor calidad representan el 58% de la expansión de la oferta de universidades (Ver Tabla 2).

 

Tabla 2. Distribución de universidades, según nivel de calidad y tipo de universidad

Fuente: Censo Nacional Universitario 1996, 2010.

Elaboración: CIUP.

 

El efecto de la calidad universitaria en el subempleo

Para el periodo pre-desregulación, se estimó con el CENAUN 1996 que la probabilidad promedio de optar por instituciones universitarias de “menor calidad” fue de 0.64; mientras que para el periodo posterior a la desregulación, la población universitaria del CENAUN 2010 presentaba una probabilidad promedio de 0.71. Este resultado indica que la probabilidad de asistir a una universidad de «menor calidad» es mayor en el periodo posterior a la desregulación.

Si evaluamos sólo el efecto de la expansión de universidades en el mercado, se estimó que al estar expuestos a la oferta universitaria pre-desregulación los egresados de universidades de «menor calidad» tienen alrededor de 1.19 veces mayor probabilidad de encontrarse subempleados. Sobre estos resultados, se halló que la propensión a encontrarse subempleado, tal que se asistió a universidades de «menor calidad», aumenta luego de la desregulación pues dichos individuos tienen 1.30 veces mayor probabilidad de estar subempleados.

  1. Observaciones finales

Se documentó una caída de la calidad absoluta de la educación superior en la medida en que el desempeño general de las universidades evaluadas en el CENUN 2010 es menor a la registrada en el 1996. Además, se encontraron desmejoras en la calidad relativa ya que la participación de las universidades identificadas de “menor calidad” aumentó a raíz de la flexibilización. Además, se identificó que la calidad universitaria tiene efectos en el largo plazo, en la medida que aumentan la propensión a caer en la condición de subempleado profesional. Por tanto, podemos decir que la implementación del DL 882 no contribuyó a la mejora del mercado laboral de los egresados universitarios. Con esto, no queremos decir que se desincentive la ampliación o creación de universidades. Por el contrario, es muy necesario incentivar el hecho de que los peruanos continúen con su educación superior, con énfasis en las carreras técnicas, siempre asegurando un mínimo de calidad de tal forma que se satisfagan las expectativas tanto de los estudiantes como de los empleadores.