LBGTIQ: El Costo de la Discriminación

Las poblaciones LGTBIQ (Lesbianas, Gays, Transexuales o Transgénero, Bisexuales, Intersexuales, Queer, este término incluye a todas aquellas personas que no quieren clasificarse bajo etiquetas tradicionales por su orientación e identidad sexual), enfrentan a nivel global, discriminación, exclusión y violencia, lo que limita su acceso a oportunidades, obstaculiza su desarrollo, e impide que puedan lograr sus objetivos de vida. Ello pese a que las constituciones de la mayoría de países prohíben la discriminación por orientación sexual.

La exclusión de los LGTBIQ está basada en las características personales de los individuos, limitando su participación en espacios públicos, mercados y en el acceso a servicios. Como resultado, muchas personas LGBTIQ tienen un menor nivel educativo, tasas más altas de desempleo y carecen de acceso a servicios apropiados de vivienda, de salud y financieros.

Sin embargo, la falta de datos sobre el tamaño de la población LGTBIQ y sus características es una limitación para el análisis de las barreras que enfrentan. Una nota del Banco Mundial recoge los pocos estudios que existen y nos ayuda a contextualizar “Un estudio de 2008 de la Universidad de San Pablo halló que el 19,3% de la población masculina en Río de Janeiro se identificaba a sí misma como gay o bisexual  y el 9,3% de la población femenina se identificaba a sí misma como lésbica o bisexual. En el caso de individuos transgénero, el Instituto Williams calcula que el tamaño de la población alcanza el 0,7%, mientras que el informe Libres e Iguales de la ONU calcula que entre el 0,05% y 1,7% de la población nace con rasgos intersexuales.”[1]

El Instituto Nacional de Estadistica e Informatica  del Perú realizó una encuesta virtual en el 2017 a 12,026 personas LGTBI. El 72% de ellas tenían entre 18 y 29 años; de este grupo, 3.1% declaró tener alguna discapacidad. 35,2% de los encuestados se identificó como gay, 27.4% como bisexuales, el 21.4% como lesbianas y el 5,6% que se identificó como pansexual. 60% cuenta con educación universitaria y 19.5% con técnica superior. Solo 3,6% forma parte del grupo NINI. Si bien la data recogida es importante, al tratarse de una encuesta virtual no estaría llegando a toda la población, sobre todo a aquellos en los quintiles mas pobres del país. Muestra de ello es el alto porcentaje, 89.5%, de participantes con educación universitaria o técnica superior. El 6.4% de los encuestados, revelo que en algún momento había realizado trabajo sexual. El medio más usado para establecer contacto con los posibles clientes, fue el internet usado por el 67%.[2]

En el caso de América Latina, la exclusión de las personas LGTBIQ está asentada en dogmas y principios religiosos. Recordemos que la influencia de la Iglesia Católica en Latinoamérica es bastante grande. En 2014, Pew Research realizó una encuesta sobre religiosidad en Latinoamérica y encontró que hay 425 millones de católicos, aproximadamente el 40% de la población mundial de todos los católicos. Siendo que el 69% de los adultos se identificaron como católicos, bastante menos que en la década de 1960 cuando eran alrededor del 90%[3]. Muchos de los católicos han migrado a Iglesias evangélicas y protestantes, que tienden a tan o incluso más conservadoras. Romper esos prejuicios y garantizar la igualdad ante la ley y en el acceso a oportunidades es clave para acabar con la pobreza.

Sin embargo, es aún difícil lograr poner en agenda la defensa de las libertades y el acceso a instituciones de las poblaciones LGTBIQ. Ello porque existe un estigma profundamente arraigado contra estas personas. Otra razón importante es la falta de un marco legal propicio, que suele ser resultado de esa estigmatización o la falta de aplicación de las normas, en los países que las tienen. Si los funcionarios públicos, jueces, personal médico y profesores no están capacitados y sensibilizados, difícilmente se logrará el ejercicio pleno de los derechos de las personas LGTBIQ. De hecho, más de 70 países en el mundo aun tipifican la homosexualidad como delito, 11 de ellos están en el Caribe. Es importante recordar que es recién en el 2008 que las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo han sido despenalizadas en Nicaragua y Panamá.

La evidencia demuestra, que la aceptación de las personas LGTBIQ está en aumento. La Encuesta Mundial de Valores ha examinado más de 50 países para determinar los sentimientos predominantes de los ciudadanos referidos a la homosexualidad. En el caso del Perú, el primer dato registrado corresponde a 1996, a nivel urbano. Los datos para dicho año de medición nos permiten observar que la mayor parte de los encuestados, 53.1%, consideraba que la homosexualidad nunca estaba justificada. Mientras que el 57.3% de los hombres encuestados señaló no querer tener un vecino homosexual, frente a un 50.5% de mujeres. Para el 2012, el porcentaje de “nunca justificación a la homosexualidad” desciende a 41.8%. Esta encuesta a diferencia de la anterior incluye a las poblaciones rurales que son más reacias a aceptar la homosexualidad. También desciende el rechazo a tener un vecino homosexual, que pasa a 47.6% en los encuestados hombres y a 40.5% en las mujeres.[4]

Existe una correlación positiva entre el reconocimiento de los derechos LGBT y el desarrollo económico a nivel global. El reconocimiento de un derecho adicional para las poblaciones LGTB está asociado con un aumento de $ 1,400 en PIB per cápita. Esta correlación también existe entre mayores derechos LGBT y mayor Índice de Desarrollo Humano[5].

La falta de datos desagregados a nivel oficial, y las pocas investigaciones que se financian sobre los derechos de los LGTBIQ, hace que el alcance de la exclusión de estas poblaciones en cuanto a acceso a vivienda, educación, empleo, atención médica y la tasa de ataques violentos sea en gran parte desconocida. Sin embargo, sabemos que existe un impacto discriminado para estas poblaciones.

 

  1. Educación: La evidencia recogida en distintas partes del mundo demuestra que los estudiantes LGTBIQ son mucho más propensos a ser intimidados en las escuelas que sus compañeros heterosexuales. Esta intimidación lleva a un temprano abandono de los estudios. La pérdida de oportunidades educativas conduce a la pérdida de oportunidades de empleo, es decir, a la pérdida de oportunidades económicas durante toda una vida.

 

  1. Familia y Vivienda: Muchas personas transgénero se ven obligadas a dejar su hogar a una edad temprana y tienden a emigrar a áreas urbanas donde la sociedad puede ser más tolerante o a perderse en su misma ciudad para no cruzarse con familiares y amigos. Sin embargo, esto los deja con muy poco capital social y más probabilidades de ser víctimas de discriminación o abuso físico y sexual. Una vez en las ciudades solo ciertos trabajos están disponibles para los trabajadores transgénero, y generalmente están vinculados al trabajo sexual comercial y en los segmentos de belleza y cosmética.

 

  1. Acceso a servicios de salud: Las poblaciones LGTBIQ son constantemente discriminadas y su acceso a los servicios de salud es limitado. Ello aumenta el riesgo de sufrir enfermedades y morir a temprana edad por el estigma asociado al VIH Sida.

 

  1. Violencia: El Registro de Violencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) muestra que en el 80% de los casos de asesinato de mujeres trans, estas tenían no más de 35 años. Esta información coincide con la que recogen las organizaciones de la sociedad civil que calculan que el promedio de expectativa de vida de mujeres trans en América Latina es de 35 años.  Mientras que en el caso de los hombres trans la violencia contra ellos ocurre principalmente en el ámbito privado (violencia intrafamiliar) y se extiende al acceso a servicios de salud y educación.[6]

 

  1. Mercado laboral: En países conservadores, como los de Latinoamérica existe una marcada discriminación en el acceso al mercado laboral de las personas LGTBIQ, quienes en muchos casos se ven obligadas a esconder su sexualidad para poder conseguir y mantener puestos de trabajo. Sin embargo, la falta de data no permite visibilizar el problema en toda su magnitud.

En el caso peruano, el 56.5% de la población LGBTI siente temor de expresar su orientación sexual o identidad de género. El principal motivo es el miedo a ser discriminado y agredido (72%), el temor a perder a la familia (51.5%), el trabajo (44.7%) y, a no ser aceptado por los amigos (33%). 14% señalo que tenía temor a perder el lugar donde vive, o a no poder conseguir un lugar donde vivir si su identidad sexual era manifiesta. En el caso de los hijos de las parejas del mismo sexo se les priva además del derecho al nombre. Ya que no pueden llevar el apellido de sus dos padres o madres, teniendo que optarse por los dos apellidos de uno de los padres. El 10.3% de las personas LGTBI en el Perú tiene hijos, sin embargo, el 67.8% no los ha podido reconocer legalmente. [7]

Cuando las poblaciones LGTBIQ son incluidas, y se les permite acceder a educación y capacitación que incremente su productividad, y son tratados con equidad en el mercado laboral, logran desarrollar su potencial económico y con ello contribuir al crecimiento del producto bruto interno de su país. Un estudio reciente en economías emergentes encontró que en la mayoría de estos países la limitación a las libertades de las poblaciones LGTB afecta el desarrollo económico del país. Entre los principales hallazgos, se encontró que las poblaciones LGTB sufren en mayor medida el acoso del personal policial, violencia, discriminación en el mercado laboral y en el acceso a educación. Todo ello lleva a la pérdida de productividad, limitada inversión en el desarrollo de capital humano y la asignación ineficiente de recursos humanos, a través de la discriminación en el acceso a capacitación y las prácticas de contratación. Ello impacta en el desarrollo del PBI del país. Mientras que el reconocimiento de derechos legales para las personas LGBT está asociada con niveles más altos de desarrollo económico.[8]

Existe un reto importante en el acceso a datos de las poblaciones LGTBIQ que es importante abordar desde el sector publico y la academia para poder conocer mejor a estas poblaciones y lograr así diseñar políticas públicas adecuadas que logren una mayor inclusión y el cierre de la brecha en el acceso a oportunidades.

[1] Banco Mundial, 2017. “Cómo la exclusión LGBTI obstaculiza el desarrollo en América Latina y el Caribe.” BancoMundial.org

[2] INEI “Primera encuesta virtual para personar LGTBI 2017. Principales resultados. INEI 2018.  https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/boletines/lgbti.pdf

[3] Pew Research Center, 2014. “Religion in Latin America, Widespread Change in a Historically Catholic Region.” Washington, DC. https://www.pewforum.org/2014/11/13/religion-in-latin-america/

[4] Cruz, M y Y Guibert, 2015. “Actitudes hacia la homosexualidad en el Perú” Cuadernos de Investigación. Instituto de Opinion Publica PUCP. Numero II

[5] Lee Badgett, M.V., S. Nezhad, K. Waaldijk, Y. van der Meulen Rodgers, 2014 “The relationship between LGBT Inclusion and Economic Development: An Analysis of Emerging Economies” The Williams Institute.

 

[6] Organización de Estados Americanos, 2015 “En el Día Internacional de la Memoria Trans, CIDH urge a los Estados a aumentar la expectativa de vida de las personas trans en América” https://www.oas.org/es/cidh/prensa/comunicados/2015/137.asp

[7] INEI, obra citada.

[8] Lee Badgett, M.V., S. Nezhad, K. Waaldijk, Y. van der Meulen Rodgers, obra citada. .