Los retiros desde las cuentas de capitalización han llevado a algunos a imaginar que no hay futuro para las pensiones contributivas de capitalización en Chile. Propongo distinguir entre las causas políticas inmediatas de lo ocurrido y la percepción de la ciudadanía y opinión pública masiva, que dominará en el mediano plazo.
Las encuestas acreditan que los retiros de fondos no han mejorado la pésima percepción que la ciudadanía tiene de la actual generación de parlamentarios. El 80% de los votantes del plebiscito, no quiso que los actuales parlamentarios participaran en elaborar un proyecto de nueva Constitución. El descrédito de estos parlamentarios ante el electorado augura que serán barridos en las próximas elecciones.
Si en las elecciones de 2021 la ciudadanía seleccionara una generación de parlamentarios más capaz y sensata, ¿tendría la posibilidad técnica de reparar los daños causados en estos meses a las pensiones de vejez? ¿Qué conceptos subsistirán en la memoria ciudadana, para ser atendidos durante esa reparación?
Primero, la capitalización de las pensiones ayudó a hacer frente a una emergencia social feroz, como ha sido Covid-19. Los recursos estaban. La diversificación internacional permitió que conservaran su valor. Los ciudadanos aprendieron que mienten los parlamentarios que proponen financiamiento de reparto. Si nuestras pensiones hubieran estado financiadas por reparto, los recursos se habrían gastado de inmediato apenas recaudados. En España la pandemia empujó el déficit de la institución de pensiones a cifras astronómicas (40 mil millones de euros en 2020), por lo que, en vez de ayudar, pide auxilio financiero.
Segundo, las administradoras privadas sorprendieron con su respeto a la propiedad de cada afiliado. También por su eficacia en distribuir recursos a 10 millones de personas sin daño a los precios.
Tercero, que las cotizaciones contributivas poseen un atributo único: se recogen cada vez que el trabajador pasa por un empleo con seguridad social, aunque solo sea en 3 años de cada diez. Operan en plazos mucho más largos que otros actores. Por eso los registros individuales para pensiones tienen una cobertura mayor que otras instituciones, como las ayudas directas que intentó dar un Estado debilucho. Su “Registro Social de Hogares” tiene información social obsoleta por el clientelismo con que sus responsables actuaron.
También los ciudadanos aprendieron cuán equivocados han estado dos extremos. Por un lado, quienes se opusieron a toda ayuda vía sistema de pensiones. Por otro lado, parlamentarios que, por motivos ideológicos, impiden que los retiros tengan una devolución obligatoria, pero blanda, que recupere las pensiones contributivas para la vejez.
Chile podría usar la red de descuentos por planilla para los créditos de consumo de las Cajas de Compensación, para recuperar los retiros. Hay espacio para que las devoluciones de los recursos retirados en esta emergencia tengan una tasa de interés mucho más blanda que los créditos de consumo, y a la vez recuperen las pensiones contributivas de vejez. Una devolución por medio de descuentos por planilla concentrados en los lapsos donde cada afiliado toma un empleo con seguridad social, dentro de los próximos 5, 10 o 15 años, acomoda tanto a los trabajadores que necesitan con urgencia recuperar algún empleo después de la pandemia, como a su interés en reconstruir sus pensiones contributivas de vejez, para lo cual hay más tiempo.
No será perdonada la propuesta de subir la tasa de cotización en seis puntos en 10 años, desconociendo el daño que la pandemia está haciendo al empleo formal. Se requiere una transición de 20 años. Y en el futuro habrá mucha capitalización individual.