El nombre de la rosa

@LeopoldoTweets

Si “el nombre es el arquetipo de la cosa”, mucho podemos aprender de la cosa examinando su nombre. “En las letras de ‘rosa’ está la rosa, y todo el Nilo en la palabra ‘Nilo’”, completó Borges. Quizá por eso desde hace un tiempo me causan cierta fascinación los apelativos que, en Colombia, le damos a ciertas cosas.

Encierran, esos nombres, una sabiduría sobre lo que las cosas son para la sociedad. Y pienso en ese genial juego en el que un jugador elige una palabra del diccionario y los demás aportan una definición. Todos votan por las definiciones y al final ganan puntos tres tipos de jugadores: el que eligió la palabra si pocos aciertan la definición del diccionario; los que aciertan ese significado oficial; y los que con su definición convencen a más jugadores. Así que no solo cuenta lo que diga el diccionario sobre las cosas, sino lo que acepte la mayoría. Y los buenos jugadores lo saben al formar con astucia sus definiciones. Verán cuánto vale la analogía.

Valdría la pena entonces hacer una especie de antología o diccionario con los términos que develan la economía política de las sociedades. Aquí va un primer compendio anotado, incompleto e inconcluso, que quizá algunos lectores se animen a extender para Colombia o para otros contextos. Ahí les dejo, añorando ese momento, si alguna vez existió, en que “El mundo era tan reciente que las cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”.

Casos aislados

Aunque el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) dice que algo aislado es “suelto”, “solo”, “individual”, a nosotros nos gusta la expresión para lo contrario. Así bautiza el gobierno el asesinato (anunciado, como el de Santiago Nasar) de 81 líderes sociales en lo corrido del año. La curiosa contradicción se explica porque el gobierno se reconforta en que en esta ocasión, según dice, no se trata como en otras de asesinatos orquestados en asociación con parte de sus fuerzas oficiales. Y así van produciéndose, de uno en uno, un conjunto de homicidios que responden a patrones identificables. Aislados, solamente y como bien lo dijo Carlos Cortés, de Bogotá.

Carrusel

No es, como indica el DRAE, un “recreo de feria que consiste en varios asientos colocados en un círculo giratorio”. En cambio, con su origen en el denominado carrusel de la contratación (involucrando el cobro de millonarias comisiones para políticos y funcionarios a cambio de la adjudicación de contratos de obras públicas), se usa para referirse a diversos esquemas de corrupción con desvío de recursos públicos (por ejemplo, carrusel de pensiones).

Donación voluntaria

Aunque su nombre sugiere que se trata de una contribución monetaria “que nace de la voluntad, y no por fuerza o necesidad extrañas a aquella”, en el caso de los colegios privados colombianos es un pago obligatorio (bueno, si usted quiere que su hijo o hija entre a ese colegio). El aparentemente confuso adjetivo es una pequeña inconveniencia que surge como fórmula para imponer un cobro que las autoridades han querido impedir. Quede usted suficientemente instruido, desde que entra al lugar donde lo instruyen, que la ley “se obedece pero no se cumple”. Dicho de otra forma, hay asuntos que no son ilegales, son solo operaciones sofisticadas. Y si las donaciones voluntarias son más bien obligadas en esta sociedad, las obligatorias (léase, los impuestos) son visiblemente voluntarias. Bastan operaciones sofisticadas en Panamá y otras argucias.

Falsos positivos

Usted, econometrista avezado, quiere votar por “No aceptar la hipótesis nula siendo esta verdadera; también conocido como error de tipo I”. Pero no se deje engañar. En Colombia, un falso positivo es un “asesinato de un ciudadano por parte de las fuerzas militares para presentarlo como si fuese un guerrillero muerto en combate”. Aunque la acepción no ha llegado a los diccionarios oficiales, ya Wikipedia la incorpora para evitar equívocos. Encabeza la larga lista de términos bellos, o cuando menos asépticos o juguetones, para comportamientos que van desde lo corrupto hasta lo horrendo (ver también, por ejemplo, “mico”, “carrusel” y “pesca milagrosa”). Contemple usted así la normalización de la violencia, en especial cuando las víctimas no son “gente como uno” (para una definición de esta expresión, como de las afines “usted no sabe quién soy yo” o “gente bien”, consulte el diccionario inexistente de expresiones colombianas).

Flecha

Dícese de un teléfono celular barato, de “combate”, de ese que tiene “cualquier indio” (no la “gente como uno” a la que nos referimos en falsos positivos).

Mermelada

El término se “puso sobre la mesa” con la intención de ennoblecer la reforma que reparte los recursos por regalías mineras a más rincones del país, como por toda la tostada. Pero en el juego del diccionario ganó otra definición: la de “cualquier recurso público entregado con lógica clientelista”.

Mico

El “mono de cola larga”, en Colombia, es en realidad un juguetón “artículo que aparece colgado de un proyecto de ley, frecuentemente con intenciones non sanctas”, aprovechando la legislación para otros fines. En el caso reciente más notorio (esta tradición ya la advierte Pedro Juan Navarro en su libro El Parlamento en Pijama de 1935) el gobierno mostró su incompetencia para avizorar a estos inquietos animales en un intento fallido de reforma a la justicia.

Muñeco

No es de trapo. Sino electrónico y utilizado por los taxistas de las ciudades colombianas para alterar el taxímetro y robarles a sus pasajeros unos pesos de más por el transporte.

Pesca milagrosa

Son operaciones donde los insurgentes detienen a los ciudadanos, en carreteras y senderos del país, en búsqueda de un “pez gordo” a quien se pueda extorsionar o secuestrar. Milagros bíblicos logró la guerrilla con esta innovación.

 

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