El desarrollo económico de largo plazo está correlacionado positivamente con la urbanización. El crecimiento del ingreso per cápita de los países y su grado de urbanización se complementan en un círculo virtuoso en el que la urbanización promueve las economías de aglomeración y la productividad y la mayor riqueza atrae a más personas a las ciudades. Se estima que hacia finales de la década pasada las 600 ciudades más grandes del mundo producían cerca de la mitad del PIB global, con tan solo una cuarta parte de la población mundial.
Paradójicamente también resulta inevitable asociar la urbanización con la pobreza. El crecimiento de las ciudades está asociado a la creación de asentamientos informales con acceso limitado a servicios públicos y derechos de propiedad precarios. ONU-Habitat estima que entre 1995 y 2014, periodo durante el cual la tasa de urbanización creció en cerca de 2 puntos porcentuales por año, la población mundial que vive en estas condiciones aumentó en más de 200 millones de personas.
Ante esta perspectiva, la capacidad de las ciudades de aumentar la productividad, la riqueza y el bienestar proporcionalmente más que la informalidad, la pobreza y la desigualdad depende del balance entre los beneficios económicos de la urbanización y sus costos sociales. América Latina es un caso ilustrativo, pues se trata de la segunda región más urbanizada del mundo (después de Norteamérica) y aquella con las mayores tasas de crecimiento de la urbanización durante la posguerra -pasando de 41% en 1950 a 80% en 2015-. No obstante, el proceso de urbanización de América Latina (y en general del mundo en desarrollo) ha sido muy distinto de la experiencia de los países desarrollados. Esta discrepancia explica, en buena medida, las diferencias en términos del balance relativo entre riqueza e informalidad.
En el caso de Europa y, posteriormente de Estados Unidos, la urbanización estuvo acompañada por el desarrollo del sector manufacturero en las ciudades, facilitado la Revolución Industrial a mediado del siglo 19 (ver figura de la izquierda del Panel A del Gráfico 1). Estas regiones, por lo tanto se caracterizan por tener ciudades productivas, con sectores industriales y financieros de alto valor agregado y altos salarios. En el caso del mundo en desarrollo -con algunas excepciones como el Cono Sur de América Latina-, la urbanización no se dió en paralelo ni como resultado de la Revolución Industrial (ver figura de la derecha). En cambio, ésta sucedió tardíamente, en la segunda mitad del siglo 20 y por razones no necesariamente asociados al aumento de la productividad urbana. En efecto, la mayoría de ciudades de países en desarrollo sufren de salarios promedios bajos, alta incidencia de la pobreza y desigualdad.
Gráfico 1: Porcentaje de población urbana y variación anual promedio de la tasa de urbanización
Nota: El panel A presenta la tasa de urbanización de cada región. El panel B muestra la variación anual promedio de la tasa de urbanización. El promedio se calcula para el grupo de años reportados en las abscisas.
Fuente: Cálculos propios a partir de la base de datos de Jedwab et al. (2015). Preparado para el RED 2017 de CAF-banco de desarrollo de América Latina.
Consistente lo anterior, en el mundo en desarrollo la correlación entre urbanización e industrialización, o entre urbanización e ingreso per cápita, aunque es positiva, es mucho más débil que la correlación entre las mismas variables para el grupo de países que se urbanizaron en el siglo 19. El Gráfico 2 sugiere que en la segunda mitad del siglo 19 las tasas de urbanización de los países de América Latina, Europa y Estados Unidos se encontraban entre 3 y 32% (exceptuando Gran Bretaña cuya urbanización en 1870 ya alcanzaba niveles del 50%), y esta heterogeneidad se reflejaba en ingresos per cápita -a precios de 1990- entre $438 y $3.190. En 2010, las tasas de urbanización del mismo conjunto de países convergieron a niveles entre 77% y 95%, pero el ingreso per cápita osciló entre $1.121 y $30.491. En otras palabras, un siglo y medio después de la Revolución Industrial América Latina experimentó convergencia en niveles de urbanización con el mundo desarrollado, pero no convergencia en niveles de ingreso. Al contrario, la brecha de ingreso se multiplicó por 4.
Gráfico 2: Relación entre población urbana y el logaritmo producto interno bruto per capita
Nota: El gráfico presenta la regresión entre la población urbana medida en porcentaje y el logaritmo del producto interno bruto (PIB) per cápita a precios constantes de 1990. En el panel de la izquierda se utilizan 46 países, mientras que en de la derecha se tiene información para 159 países.
Fuente: Cálculos propios usando la base de datos de Jedwab et al (2015). Preparado para el RED 2017 de CAF-banco de desarrollo de América Latina.
Esta evidencia sugiere que América Latina (y en general los países en desarrollo) tienen hoy un “rezago en desarrollo”, dados sus niveles de urbanización, en comparación con el mundo desarrollado. El Gráfico 3 también ilustra el “rezago”. El Gráfico muestra la evolución del ingreso per cápita de Estados Unidos, Europa y América Latina durante casi cien años: entre 1913 y 2008. La línea punteada proyecta el PIB per cápita de América Latina al final de la década pasada a lo largo de todo el periodo de estudio. Las intersecciones de esta proyección con las líneas de Estados Unidos y Europa identifican los años en que estas dos regiones alcanzaron el ingreso promedio actual de América Latina. Estos son 1929 y 1940 en el caso de Estados Unidos -antes y después de la Gran Depresión– y 1960 en el caso de Europa. Para ese nivel de ingreso las tasa de urbanización de Estados Unidos y Europa eran, respectivamente, de 57% y de 61%, alrededor de 20 puntos porcentuales menos que la tasa de urbanización actual de América Latina. Es decir, América Latina tiene hoy en día el mismo nivel de urbanización que el mundo desarrollado, pero la región pero está rezagada medio siglo en niveles de ingreso per cápita. Nuevamente, a pesar del cierre de brechas en cuanto a urbanización entre regiones en el mundo, las brechas en ingreso, si acaso, han aumentado.
Gráfico3: PIB per cápita real y urbanización de Estados Unidos y Europa
Nota: El gráfico muestra el PIB per cápita real a precios constantes de 1990. Los puntos marcados muestran las tasas de urbanización de Estados Unidos y Europa en los años en los cuales estas regiones tenían el ingreso actual de América Latina.
Fuente: Cálculos propios usando base de datos de Nagdy y Roser (2016). Preparado para el RED 2017 de CAF-banco de desarrollo de América Latina.
Lo anterior implica que la relación incondicional entre urbanización y riqueza es menor para países en desarrollo, incluyendo la región de América Latina, que para países desarrollados. ¿Qué explica que la región no haya podido sacar pleno provecho de su rápida urbanización? En particular, ¿cuáles son los beneficios y los costos de la urbanización y qué espacio tiene la política pública para canalizar la densificación urbana en favor de mayor bienestar para toda la sociedad? Estas son las preguntas generales que enmarcan el RED 2017 de CAF-banco de Desarrollo de América Latina que estudiará los retos y oportunidades de la urbanización en América Latina, y que será lanzado a mediados de 2017. Si bien se trata de preguntas muy ambiciosas y que por lo tanto el RED no pretende contestar a cabalidad, el objetivo principal del reporte es proveer herramientas rigurosas para la discusión académica y pública en América Latina sobre temas del desarrollo urbano que deben ser de primer orden en la agenda de políticas públicas de la región.