Existe la amplia preocupación pública de que la diferencia en el rigor de la regulación ambiental entre países ricos y pobres pueda desplazar la producción de bienes que emitan contaminantes hacia países pobres y, por lo tanto, se impacte negativamente al medio ambiente y a la salud en dichos países. Esto se conoce como la hipótesis del Refugio de la Contaminación (Pollution Haven hipothesis), misma que ha sido un tema central en la intersección de la economía internacional y ambiental.
Medir dichos efectos empíricamente ha sido un reto debido a datos limitados y problemas de endogeneidad. El conjunto de datos que liga al rigor relativo de la regulación ambiental con los resultados medioambientales y de salud pública en dichos países típicamente no está disponible. Algunos investigadores se han percatado, incluso, de la simultaneidad de la producción industrial, la regulación ambiental y la contaminación.[1]
En un estudio en proceso con Shinsuke Tanaka, un economista ambiental de la Universidad de Tufts, estamos llenando este vacío por dos vías.[2] Primero, al enfocarnos en el cambio del rigor relativo de la regulación de las emisiones de plomo en México y Estados Unidos, a partir de un cambio en la regulación de este último país; y segundo, al rastrear el impacto de esta regulación medioambiental en los resultados ambientales y de salud pública, tanto en Estados Unidos como en México, así como en el comercio internacional entre estos dos países.
El plomo es un metal conocido por afectar casi cualquier órgano y sistema del cuerpo humano. Sin embargo, el plomo todavía está presente en el aire del ambiente en Estados Unidos y continúa poniendo en riesgo la salud pública y el bienestar. En respuesta, en 2008 la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (United States Environmental Protection Agency, EPA) incrementó el rigor de sus estándares sobre la calidad del aire ambiental (National ambient air quality standards, NAAQS) respecto de la presencia de plomo. El estándar revisado es 10 veces más estricto que la versión anterior, cuyo origen data de hace más de 30 años. De hecho, hacia 2011, existió una discusión mediática sobre cómo esta regulación podría estar dañando a los niños Mexicanos.[3]
Nosotros investigamos el efecto de los estándares NAAQS para la presencia de plomo en (i) el medio ambiente en Estados Unidos y México, así como en (ii) la salud infantil en México. Nosotros encontramos evidencia que la producción doméstica de plomo en los Estados Unidos cayó después de que los nuevos estándares entraran en vigor. Como resultado de ello, se registró una reducción sustantiva en la concentración de plomo en el aire ambiental cerca de las plantas industriales que emiten plomo, en comparación con áreas menos cercanas a estas mismas plantas. Por otra parte, encontramos que las exportaciones estadounidenses de productos industriales hacia México, cuyo objetivo es la recuperación de plomo, se ha incrementado; por su parte, las exportaciones de empresas mexicanas que emiten partículas de plomo también han aumentado. Como resultado de ello, los nacimientos prematuros han aumentado en áreas circundantes a las plantas industriales que emiten partículas de plomo, relativamente a las áreas menos cercanas a dichas plantas. Nuestros resultados no solo ilustran el efecto de la exposición de las madres al plomo y sus efectos en los nacimientos y en la salud de los recién nacidos, sino que también presentan evidencia que sustenta la hipótesis del Refugio de la de Contaminación (Pollution Haven Hypothesis), pues éstos indican que la regulación ambiental ha trasladado los riesgos para la salud del primer mundo al tercer mundo.
En esta entrada al blog, yo muestro un resumen gráfico de nuestros principales resultados. Primero empezamos con el análisis del efecto de la modificación en la regulación de las emisiones de plomo en Estados Unidos sobre el medio ambiente. El fundamento de nuestro diseño de investigación es entender que las partículas de plomo pueden viajar una vez emitidas en las plantas contaminantes. En la literatura no existe un estimado a este respecto. Usando conjuntos de datos similares a los que usamos para Estados Unidos, Currie et al. (2015) estiman que las toxinas suspendidas en el aire pueden viajar hasta una milla (1.6 km), pero la evidencia que presentan sobre el plomo no es tan clara como la de otros contaminantes.
Figura 1: Relación entre las distancias desde las plantas emisoras de plomo y el plomo contenido en el aire en Estados Unidos antes y después del cambio en la regulación.
Para ilustrar esto, primero graficamos la función polinomial local del promedio anual de la concentración de plomo en el ambiente vs. la distancia desde la planta contaminadora, distinguiendo entre los datos recabados previamente a la reforma (2001-2008) y los datos posteriores a la misma (2009-2013). Nosotros utilizamos el monitor de contaminantes de la EPA, así como la base de datos del Inventario de Emisiones Tóxicas (Toxic Release Inventory, TRI).[4] La figura 1 muestra que existe una disminución en la concentración de los niveles de plomo dentro del perímetro de una milla, mientras que los niveles son similares en las mediciones más retiradas (hasta 10 millas de la planta), tanto antes como después de la reforma. La evidencia sugiere que la contaminación ha disminuido en los monitores que se ubican dentro de una milla de distancia, lo que significa que las áreas dentro de una milla de distancia de la planta contaminante son áreas afectadas. La medida de la distancia estimada es consistente con los resultados que presentan Currie et al. (2015).
Figura 2: Concentración promedio anual de plomo a una milla de distancia o menos de las plantas contaminadoras y entre una y dos millas de distancia de las plantas contaminadoras.
A continuación, nosotros trazamos los cambios en la concentración promedio anual de plomo ambiental a lo largo del tiempo para las áreas dentro de una milla de distancia de las plantas contaminadoras (áreas de tratamiento) y aquellas áreas entre una y dos millas de distancia de las plantas contaminadoras (áreas de control). Dada la proximidad de las dos áreas, se asume que éstas tienen características y tendencias similares en muchos otros aspectos, excepto que una está siendo afectada por los estándares de la EPA y otra no. De hecho, ambos tipos de área tienen tendencias similares en la calidad del aire ambiental hasta 2008 (mostrando un ligero incremento en la concentración de partículas de plomo en 2008). Sin embargo, tal como se muestra en la figura 2, a partir de 2009 se observa un marcado decremento en la concentración de plomo únicamente en las áreas dentro del radio de una milla alrededor de las plantas contaminadoras. En contraste, la concentración de partículas de plomo se mantuvo constante en el área de entre una y dos millas de distancia de las plantas. El momento en el que se observa la disminución en la concentración de plomo en el aire es consistente con el momento en el que se implementa el cambio en los estándares NAAQS.[5] Estamos en el proceso de analizar el impacto en la salud en Estados Unidos.
Ahora, para México, existe un conjunto de datos comparables para el registro de plantas emisoras de contaminantes, el Registro de Emisiones y Transferencia de Contaminantes (RETC). Sin embargo, no hay datos comparables sobre el contenido de plomo suspendido en el aire. Por ello, nosotros analizamos directamente el impacto en la salud. En particular, usamos la base de datos de los certificados de nacimiento que emite la Secretaría de Salud en México de 2008 a 2013. Esta base de datos incluye diversas características de los nacimientos y los recién nacidos.
Nosotros realizamos un procedimiento similar al descrito anteriormente para determinar las áreas de tratamiento y de control en México. Resultó que la mejor forma de hacerlo fue definir como áreas de tratamiento a la superficie dentro de un radio de cuatro millas de distancia de las plantas emisoras de plomo, y como áreas de control a las que se encontraban entre cuatro y ocho millas de distancia de las plantas. Los resultados que arrojó el análisis econométrico indican que éstos no son sensibles a la selección del tratamiento; es decir, cualitativamente obtuvimos los mismos resultados que si definimos las áreas de control y tratamiento de manera idéntica a las utilizadas previamente en Estados Unidos (una milla de distancia de la planta contaminadora y entre una dos millas de las plantas contaminadoras).
Figura 3: Duración promedio de la gestación de las madres (semanas) dentro de áreas de 4 millas y de entre cuatro y ocho millas de distancia de las plantas contaminadoras en México.
La figura 3 muestra que, desde 2010, existe una aguda disminución en la duración de la gestación de las madres dentro del perímetro de cuatro millas de las plantas emisoras de plomo, en comparación con las madres dentro de área que se ubica entre cuatro y ocho millas de dichas plantas. Nosotros encontramos un deterioro similar en la evaluación que hiciera el personal médico sobre la salud de los recién nacidos.
Hasta ahora en este breve resumen, hemos mostrado evidencia gráfica del impacto de la nueva regulación de Estados Unidos sobre el plomo (NAAQS) en (i) el medio ambiente local en Estados Unidos y (ii) la salud materno-infantil en México. ¿Podemos encontrar la evidencia del comercio internacional que permita vincular ambos resultados? En nuestra investigación nosotros realizamos dos tipos de análisis. El primero de ellos es sobre las exportaciones de Estados Unidos hacia México de productos intensivos en plomo, tales como las baterías viejas. El segundo es un detallado análisis sobre las exportaciones de empresas mexicanas que emitan plomo hacia Estados Unidos y otros países.
Figura 4. Exportaciones de productos con grandes proporciones de plomo de Estados Unidos hacia Canadá y México.
La figura 4 muestra un ejemplo del primer análisis. Esta es una reproducción de la figura 9 del reporte de Wilburn (2014), en la cual se muestran las exportaciones de plomo contenidas en chatarra de plomo y en baterías usadas de ácido de plomo de Estados Unidos hacia Canadá y México, este último siendo destino al cual son enviados casi todos los desechos de plomo de Estados Unidos, para el periodo 1998-2012. Podemos observar que hasta 2009 las exportaciones de plomo desde Estados Unidos han sido mayormente exportaciones de chatarra de plomo hacia Canadá, pero después de 2009 éstas han cambiado y son exportaciones de baterías de ácido de plomo, particularmente hacia México.
Adicionalmente, nosotros realizamos el análisis del conjunto de datos que vincula a las transacciones aduanales mexicanas con el RETC. Nosotros comparamos (i) las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos y a otros países de (ii) las empresas que emiten plomo y de las plantas que emiten otros tipos de contaminantes en México (iii) antes y después el cambio regulatorio. Un análisis de triples diferencias muestra que las exportaciones hacia Estados Unidos de empresas que emiten plomo han incrementado después de 2009. El análisis no permite una representación gráfica, por lo que los lectores interesados pueden remitirse al texto de la investigación para mayor detalle.
En general, nuestro análisis muestra que la regulación ambiental de un país, además de los efectos beneficiosos para éste, puede tener un impacto significativo en la salud de las personas en otro país.
Referencias
Currie, Janet, Lucas Davis, Michael Greenstone y Reed Walker. 2015
«Environmental Health Risks and Housing Values: Evidence from 1,600 Toxic Plant Openings and Closings», American Economic Review, Vol. 105(2),
Levinson, Arik. 2008. «Pollution Haven Hypothesis» en New Palgrave Dictionary of Economics “2da edición, 2008.
New York Times. 2011. Lead From Old U.S. Batteries Sent to Mexico Raises Risks. http://www.nytimes.com/2011/12/09/science/earth/recycled-battery-lead-puts-mexicans-in-danger.html?pagewanted=all&_r=0
Tanaka, Shinsuke and Kensuke Teshima. 2015. Offshoring Health Risks: The Impact of US Lead Regulation on Infant Health in Mexico. Mimeo.
Wilburn, David. R. 2014. «Comparison of the U.S. Lead Recycling Industry in 1998 and 2011». USGS Scientific Investigations Report 2014–5086.
[1] En su artículo introductorio, Levinson (2008) escribe que “Empirical studies of the phenomenon have been hampered by the difficulty of measuring regulatory stringency and by the fact that stringency and pollution are determined simultaneously.”
[2] Tanaka and Teshima (2015).
[3] Por ejemplo, hay un artículo del New York Times (2011) que dice que los niños cerca de las plantas recicladoras de baterías están presentando problemas de salud. Se teme también por su desempeño escolar, ya que el envenenamiento por plomo afecta algunas funciones cerebrales. El aumento en la exportación de baterías viejas de ácido de plomo de Estados Unidos a México ha sido analizado por varios reportes del Servicio Geológico de Estados Unidos (United States Geological Survey, USGS), en específico destaca el trabajo de Wilburn (2014).
[4] La construcción de los datos va a ser explicada en detalle en el documento de trabajo, mismo que estará disponible a finales de mes en la página web de los autores.
[5] Nosotros confirmamos nuestros resultados con regresiones.