¿Qué significa la “Uberización” de la economía? ¿Cuáles son sus consecuencias para Colombia?

En una previa entrada escribí sobre el tema de Uber y de los taxis tradicionales abordando el potencial problema de competencia desleal que puede generar esta plataforma. De manera diferente, les comparto algunas reflexiones sobre lo que significa el fenómeno llamado “Uberización” de la economía, explicando algunas de sus implicaciones para Colombia. Como se verá más adelante, hay aspectos totalmente positivos asociados a este fenómeno mientras que otros constituyen fuentes de preocupación.

¿Qué significa la “Uberización” de la economía?

Por representar un símbolo de un nuevo modelo económico, el nombre la firma Uber se prestó para crear esta expresión. Esta expresión se usa para definir los nuevos modelos de negocios en los cuales particulares pueden efectuar transacciones económicas vía plataformas accesibles desde aplicaciones que se encuentran en sus celulares inteligentes o en sus computadores. Además de Uber, los últimos años han experimentado una explosión de oferta de plataformas que van desde el alojamiento con AirBnB hasta plataformas de intermediación financiera, otras dedicadas a los servicios domésticos, a los servicios jurídicos, etc.

Sin duda, el éxito de estas plataformas se explica porque crean valor, por lo menos para sus usuarios (veremos más adelante que igualmente pueden, en algunos casos, generar efectos externos no siempre positivos). La creación de valor se debe a una distribución de capacidad de producción entre un número siempre más importante de usuarios, lo que llamamos efectos de redes por un lado, y por el otro, la creación de valor se da por el hecho de que la plataforma logra satisfacer las demandas de los consumidores que son cada vez más sofisticadas. Las firmas que operan con los modelos de producción más tradicionales se enfrentan de manera inevitable a la elección entre cuidar a sus clientes vía un proceso costoso de personalización del producto, lo cual implica un tamaño de producción limitado, o al contrario producir a gran escala bienes o servicios más económicos por el proceso de estandarización usado pero frustrando a sus clientes por la falta de personalización. Las tecnologías numéricas permiten romper este balance histórico agrupando en una misma plataforma millones de individuos, lo que permite llegar a un proceso de personalización a gran escala.

¿Cuáles son los sectores de la “Uberización”?

Como estas plataformas tienden a revolucionar muchos sectores, se está desarrollando un temor extendido bien resumido por Maurice Levy (Presidente del grupo Publicis) en el Financial Time: “La Uberización es la idea que uno se despierta por la mañana descubriendo que su trabajo ha desaparecido”. Los optimistas invocan entonces el fenómeno de destrucción creativa a la Schumpeter, mientras que los más recalcitrantes, o los que ya están afectados por este fenómeno en sus sectores respectivos, hablan más bien de “disrupción creativa”. Como se verá en esta entrada, seguramente la realidad se puede ubicar entre estas dos percepciones.

Para relativizar las palabras de Levy, es cierto que muchos sectores pueden pasar por cambios drásticos generados por estas nuevas tecnologías, pero lo simpático de este fenómeno de “Uberización” es que estas plataformas han empezado por atacar algunos “sectores protegidos” donde los consumidores han acumulado una frustración durante varias décadas, a menudo con la impresión de que el precio se encuentra artificialmente desconectado de la calidad ofrecida, o que ninguna innovación ha permitido mejorar la calidad. En efecto, mirando de cerca, uno se da cuenta que muchos sectores de la economía presentan barreras a la entrada, las cuales tienden a suavizar la competencia entre las empresas que operan en estos mercados.

Dicho eso, no estoy proponiendo quitar todas las barreras de entrada o eliminar todas las reglamentaciones que regulan los sectores protegidos. Algunas de ellas son claramente necesarias y protegen a los consumidores. Otras, al contrario, son el resultado de actividades de lobby por parte de las empresas que operan en estos sectores con el objetivo de acumular rentas. Seguramente uno de los aspectos más complicados relacionado con este fenómeno de la “Uberización” es que estas plataformas tienden a introducirse en las brechas (o zonas grises) de las reglamentaciones sin distinguir lo bueno de lo malo de estas. Sin duda, el éxito de Uber en el mundo se explica por ser una respuesta a una regulación inadecuada de los mercados del transporte público, pero igual eso no significa que todos los puntos que componen la reglamentación de los taxis sean injustificados o se deban eliminar.

Además de los sectores dedicados a los servicios domésticos, sin sorpresa, observamos que los servicios jurídicos como los que prestan tradicionalmente los abogados y los notarios ya comienzan a ser ofrecidos en ciertas plataformas. En Europa o en EE.UU se pueden diligenciar algunos datos básicos y los usuarios reciben por correo electrónico un borrador de un testamento. El sector del alojamiento se ha transformado completamente con la entrada de plataformas tales como AirBnB y el sector salud ya está a la vista de nuevas plataformas…

A continuación, traigo a colación las transformaciones que puede experimentar el sector financiero en Colombia con estas nuevas tendencias de plataformas.

 

La Uberización del sector financiero

Lo irónico para los que ven las plataformas como la expresión más agresiva del modelo capitalista (en Alemana se escucha siempre más el eslogan “Plattform-Kapitalismus”) es que se están atacando también  a uno de los pilares del capitalismo: el sector financiero. Si existe un sector muy protegido en casi todos los países del mundo es sin duda el sector financiero. En efecto, por el papel central de los bancos en la actividad económica, y por la importancia de la confianza en este sector, se han elaborado muchas reglas prudenciales para proteger, entre otros, los ahorros de los hogares. Aunque son necesarias, estas reglas limitan la competencia en este sector. Colombia no ha escapado a este fenómeno y como usuario percibo que la calidad del servicio al cliente de los bancos deja bastante que desear. Si la calidad del servicio al cliente es regular, uno se puede preguntar ¿qué tan eficientes son los bancos en su papel de intermediación financiera (papel que resulta clave para el dinamismo de una economía)?

La diferencia con el sector del transporte público es que las plataformas han desarrollado hasta ahora una estrategia mucho menos agresiva hacia los bancos. Hasta el momento, la estrategia de estos nuevos operadores ha sido más bien la de buscar los nichos de mercado que resultan no tan atractivos para los bancos. Por ejemplo, en EE.UU y en Europa, se han creado plataformas para el financiamiento de corto plazo de las tesorerías de las pequeñas empresas, lo cual podría ser muy interesante para Colombia si uno mira los trabajos de Marcela Eslava y de sus colegas sobre el financiamiento de las Pymes. Otros nuevos operadores se concentran en los “excluidos” del sector bancario proponiendo costos de gestión mucho más económicos que los de los bancos tradicionales. También, se han creado plataformas para montar esquemas de crowdfunding en el cual son particulares que prestan a otros. Para dar un orden de ideas, en el mundo este tipo de transacciones no sumaban los 3 mil millones de dólares en el 2012, mientras que en el 2014 representaban más de 16,23 mil millones de dólares. Obviamente son cifras todavía marginales si las comparamos con las del sector bancario tradicional, pero a la vez su crecimiento es llamativo.

Para terminar con el sector financiero, los pagos por teléfonos inteligentes están tomando cada vez más fuerza, lo que puede transformar de manera radical la industria del sector bancario. La información y el contacto con los clientes siendo la clave para medir de manera adecuada los riesgos, las plataformas que desarrollan pagos en línea van acumulando y quitando una valiosa información a los bancos que les permitirá competir con ellos en un futuro muy cercano.

Por la experiencia reciente en Colombia en cuanto a esquemas de pirámides financieras, se recomienda obviamente someter a estos nuevos actores a reglas prudenciales muy rigurosas; sin embargo, la Superintendencia Financiera tendrá también que adaptarse a la llegada de estos nuevos operadores y actuar con rapidez.

 

El trabajo por demanda

Otra manera para entender el modelo de negocio de estas plataformas es fijarse en la razón capital/trabajo y compararla con la de las empresas tradicionales. Estas plataformas se caracterizan por tener muy pocos trabajadores, lo que obviamente hace parte de la estrategia para disminuir los costos y competir de manera más agresiva. Para fijar ideas, a pesar de que AirBnB y el grupo Accor ofrecen ambos servicios de alojamiento y que ambos negocios están valorados en 13 mil millones de dólares, AirBnB emplea 300 veces menos empleados que el grupo Accor, y además no es dueño de ninguna habitación. Cifras de una magnitud similar se pueden observar entre las agencias tradicionales que ofrecen alquiler de carros y las nuevas plataformas que han entrado a competir en este mercado.

Para llegar a estas razones capital/trabajo tan altas, el modelo de muchas plataformas consiste en minimizar el número de empleados propios. La implementación de esta estrategia se hace siguiendo el modelo de intermediación en el cual las plataformas contratan a independientes que ofrecen los servicios demandados por los usuarios de estas plataformas. Esta forma de contratación se ha denominado “on-demand job” y ofrece una increíble flexibilidad a estas plataformas para incurrir en muy bajos costos fijos.

El desarrollo y la expansión de esta modalidad de contratación implican transformaciones profundas en los mercados laborales. Si bien este tipo de contratación puede ser adecuada cuando la gente que ofrece sus servicios a una plataforma lo hace como actividad económica secundaria, puede resultar mucho más precario para la gente que trabaja de manera exclusiva para ella. Usando el sistema de evaluaciones de los servicios al cual colaboran los usuarios, las plataformas ponen a competir a trabajadores independientes y logran extraerles más excedentes que en una relación laboral tradicional. Como en cualquier cambio drástico, eso conviene a algunos tipos de trabajadores, los más exitosos y los que necesitan flexibilidad en su vida profesional, pero la inestabilidad económica que genera puede afectar a muchos trabajadores. Hasta The Economist, revista reputada de inclinación liberal, menciona en su número del mes de enero de 2015 que esta forma de contratación se puede comparar al mercado de los estibadores en el siglo XIX esperando en los puertos que alguien los contratara. Mejor dicho, en contraparte de una mayor flexibilidad, este cambio en las relaciones laborales consiste en transferir gran parte del riesgo hacía los trabajadores, con toda la inestabilidad económica que eso implica.

Esta nueva forma de contratación tiene también consecuencias para el financiamiento de los modelos de protección social. El modelo de protección social de los países europeos se encuentra bastante a salvo de los riesgos que representa esta modalidad de contratación de las plataformas por su característica de universalidad en cobertura, en contraste, este cambio tiene consecuencias más serías en EE.UU, donde las coberturas están más ligadas al mercado laboral. Seguramente no es totalmente fortuito que el candidato Jebb Bush en su campaña para las primarias del partido Republicano se haya convertido en el gran defensor de la causa de Uber, pues la “Uberización” del mercado laboral es una manera de atacar el modelo de protección social que tanto rechazan los Republicanos en EE.UU.

En los países en desarrollo como Colombia que se caracterizan por altos niveles de informalidad en su mercado laboral, es difícil saber si este tipo de contratación sería algo deseable o no. Por un lado, toda la precariedad que acabé de mencionar se aplicaría. Por el otro lado, si en la industria de los servicios, estas plataformas logran formalizar trabajos que ya son precarios por pertenecer al sector informal, se puede ver como una primera etapa en un proceso de formalización. Si al contrario, los trabajadores del sector informal siguen en la informalidad pero se desarrollan siempre más contratos de trabajadores independientes para los trabajadores que son actualmente empleados de sus empresas, vería como un retroceso el modelo impuesto por estas plataformas.

 El futuro de las plataformas

En los sectores en los cuales ya entraron estas plataformas, estos nuevos actores se pueden ver como los “partidores de rentas”, lo que los hace simpáticos a primera vista. No obstante, uno no puede perder de vista que estas plataformas se convierten a su vez en monstruos por su tamaño y pueden terminar en futuros casi-monopolios. De hecho, por el número limitado de aplicaciones que podemos manejar/aguantar en nuestros aparaticos, el modelo de negocio de las pequeñas plataformas consiste en la actualidad en hacerse comprar por las plataformas grandes. Este fenómeno que estamos observando implica que la competencia en la industria numérica parece tener sus límites. Uno se puede preguntar entonces si la competencia que ha traído estas plataformas a nombre del bienestar de los consumidores, eliminando o reduciendo las rentas de los actores tradicionales, no termina creando otras rentas para estos nuevos actores, los cuales benefician de barreras de entrada espontaneas por los efectos de redes que han logrado crear. Como lo recuerda Luis Fernando Medina en su libro El Fenix Rojo, la lógica de nuestras economías capitalistas consiste en justificar todas las ganancias de eficiencia, las cuales pueden ser dolorosas, a nombre del sagrado bienestar de los consumidores. Como somos a la vez trabajadores y consumidores, es legítimo preguntarse ¿hasta qué nivel de precariedad debemos llegar en el mercado laboral a nombre del consumo?