El uno por ciento: Chile y el mundo

“De todas las banderas que están siendo enarboladas por manifestantes a través del mundo, desde Chile hasta Australia, Somos el 99 por ciento es la más llamativa”, afirmó el semanario británico The Economist en 2011, agregando a continuación que, a pesar de su vaguedad, el eslogan anterior tiene un sustento económico sólido.

El mundo
En una serie de trabajos pioneros, Thomas Piketty y Emmanuel Saez, de las universidades de París y Berkeley, respectivamente, han analizado la evolución del ingreso del uno por ciento más rico en diversos países. También han creado una página web con una base de datos que sistematiza la información disponible.

¿Qué encuentran? En primer lugar, que la participación del ingreso total del uno por ciento varía bastante de un país a otro. Así, por ejemplo, el año 2003 este porcentaje fue alrededor del cinco por ciento en Suecia y Dinamarca; entre un ocho y 10 por ciento en Australia, España, Francia, Japón y Noruega, llegando al 15 por ciento en los Estados Unidos. Sólo dos países de América Latina figuran entre los 27 países de la base de datos, Argentina y Colombia. La tajada que se lleva el uno por ciento en estos países es la más grande: un 17 por ciento en Argentina y casi un 20 por ciento en Colombia.

Un segundo hallazgo de estos autores es que la evolución temporal de la fracción del ingreso que recibe el uno por ciento presenta variaciones importantes de un país a otro. Así, por ejemplo, en las últimas tres décadas ha crecido a más del doble en Estados Unidos, el Reino Unido y Australia.

En los Estados Unidos, en particular, pasó de 8,2 por ciento en 1980 a un 19,3 por ciento el 2012, alcanzando el nivel más alto desde 1928. En cambio, en un segundo grupo de países, Alemania, Francia, Japón y Suecia entre ellos, la participación del uno por ciento se ha mantenido más o menos constante.

¿Qué explica una evolución tan disímil a través de países de la participación del uno por ciento? ¿Por qué viene creciendo en algunos casos mientras que en otros no ha variado mayormente?

Piketty, Saez y coautores concluyen que la explicación viene dada por la evolución de las tasas de impuesto a la renta.* Donde hubo importantesreducciones en la tasa que paga el uno por ciento más rico, especialmente reducciones en los impuestos a las ganancias de capital, laparticipación de este grupo creció considerablemente. En cambio, donde estas tasas no variaron mayormente, la participación del uno por ciento se mantuvo constante. También notan que no existe relación entre las variaciones en la tasa de impuesto relevantes para el uno por ciento y el crecimiento del país, no es cierto que los países que redujeron sus tasas de manera agresiva crecieron más.

Chile
¿Qué sabemos para el caso de Chile? A propósito de la discusión tributaria del año pasado, varios analistas solicitamos al gobierno que hiciera pública la información que existe para otros países en la base de Piketty-Saez, con objeto de tener una discusión más informada. No sucedió nada.

Con información sobre declaraciones de impuestos del 2003 pudimos calcular la participación del uno por ciento para Chile en ese año. La definición de ingresos que utilizamos incluye los ingresos de las sociedades en que tienen participación los contribuyentes, un tema clave cuando se trata de calcular el ingreso de sectores de altos ingresos, ya que buena parte de sus ingresos proviene de su participación en sociedades y empresas. Las medidas de desigualdad en base a encuestas de hogares subestiman la desigualdad real porque no incluyen esta fuente de ingresos.

En Chile, el uno por ciento obtuvo un 28,7 por ciento del ingreso. Dicha participación es mucho más alta que en los países de la base de datos de Piketty-Saez donde, como ya mencionamos, ningún país llega al 20 por ciento.

La base de datos de Piketty-Saez también reporta la fracción del ingreso que recibe el 0,1 y el 0,01 por ciento más rico. Es interesante considerar estos porcentajes para el caso de Chile. El 0,1 por ciento recibe un 13,7 por ciento del ingreso, es decir, tiene una participación 137 veces superior a la que tendría si la distribución del ingreso fuera pareja. El 0,01 por ciento más rico recibe un 6,2 por ciento del total. Tenemos, entonces, diferencias importantes de ingresos al interior del uno por ciento: el decil más rico dentro de este grupo se lleva casi la mitad del ingreso total. Lo mismo sucede al interior del 0,1 por ciento más rico.

Habiendo establecido que los ingresos del uno por ciento en Chile son más altos que en otros países, es interesante determinar cuál fue el impuesto a la renta que, en promedio, pagaron los contribuyentes de este grupo”

La tasa promedio fue de un 15 por ciento. Para el 0,1 por ciento más rico esta tasa cae a un 12,5 por ciento y para el 0,01 por ciento con mayores ingresos llega sólo al 10,8%. Es decir, al interior del uno por ciento, en promedio, quienes ganan más pagan menos impuesto a la renta. Esto sucede porque quienes ganan más reciben una fracción mayor de su ingreso de rentas del capital, que en la práctica tributa bastante menos que otras fuentes de ingresos. Para el 99 por ciento restante se da la situación que se espera de un sistema progresivo de impuesto a la renta: a mayores ingresos, mayor impuesto a la renta.

También es interesante notar que existen diferencias importantes en la tasa que pagan contribuyentes con ingresos similares. Así, por ejemplo, un trabajador dependiente, con ingresos mensuales de 5.500.000 pesos, cuyo ingreso está levemente por sobre el umbral del uno por ciento, paga una tasa del 20 por ciento. En jerga de finanzas públicas, el sistema tributario chileno es inequitativo, tanto horizontal como verticalmente, es decir, ciudadanos con ingresos similares pagan impuestos muy distintos y la tasa media de impuestos no crece con el ingreso.

Reforma tributaria
Varios candidatos presidenciales han propuesto subir la carga tributaria, considerando una combinación de mayor impuesto a la renta,eliminación de algunas exenciones y reducción de la evasión. Los incrementos del impuesto a la renta contemplados recaudan entre uno y dos puntos del producto. Sumando estos incrementos a las restantes modificaciones del sistema tributario, la carga sube entre dos y cuatro puntos porcentuales, dependiendo de la propuesta que se considere. De esta manera, partiendo del 20 por ciento promedio de la última década, llegaríamos a una carga tributaria entre un 22 y un 24 por ciento del producto.

Suponiendo que existe una mayoría de la ciudadanía que está de acuerdo con aumentar la carga tributaria en los porcentajes anteriores, lo cual se dilucidará en la próxima elección presidencial, las cifras presentadas en esta columna sugieren que los cambios al impuesto a la renta debieran tener por objetivo que el uno por ciento pague más impuestos que en la actualidad. Parece razonable, también, que una reforma tributaria considere un impuesto a la renta que sea progresivo no sólo para el 99 por ciento, sino que también para el uno por ciento.

A modo de ejemplo, si la tasa promedio que paga el 0,1 por ciento más rico sube al 30% y la tasa promedio que pagan los restantes contribuyentes del uno por ciento pasa al 25%, el incremento de recaudación por impuesto a la renta está en el rango antes mencionado (uno a dos puntos del producto). Se trata de un incremento importante en la carga tributaria de los sectores de altos ingresos, pero en las nuevas tasas serían comparables a aquellas de la mayoría de los países desarrollados.

Las discusiones tributarias suelen ser álgidas y apasionadas, los intereses en juego son enormes y la información que permita separar ideología de evidencia suele ser escasa. Los datos y el análisis de Piketty y Saezsobre los ingresos del uno por ciento constituyen una contribución importante para tener mejores políticas tributarias. Chile debiera ser parte de esta conversación, lo cual comienza con hacer pública la información que ya existe para otros países. Las cifras de Chile del 2003, analizadas en esta columna, sugieren que el impuesto a la renta que pagan los sectores de más altos ingresos en Chile es particularmente bajo, por lo cual cualquier reforma tributaria debiera contemplar un incremento significativo de estos montos.