Desde su resonante triunfo en las elecciones de octubre pasado, Cristina Fernández de Kirchner modificó inesperadamente la dirección y el sentido de sus principales acciones de gobierno, un giro que el propio oficialismo sintetizó con la frase “vamos por todo”. Qué significa exactamente “todo” es un interrogante difícil de precisar, puesto que toda la campaña presidencial se basó en el principio de “más de los mismo” o, en el discurso oficial, la continuidad y eventual profundización del denominado “modelo”. Nunca el oficialismo tuvo un programa explícito que permitiera predecir y evaluar sus acciones de gobierno de acuerdo a objetivos oportunamente fijados; por el contrario, se trató siempre de una combinación de improvisación en los instrumentos con el objetivo permanente de acumular más poder personal. Por otro lado, esas transformaciones en el arsenal de ideas, principios y políticas desplegados por el gobierno en verdad contradice uno de los axiomas más tradicionales de la cultura argentina: equipo que gana no se toca.
En efecto, Cristina operó un conjunto de cambios de fondo: en su estilo de liderazgo (lo que en una anterior entrada denominamos el “presidencialismo imperial”); en su política económica (del “capitalismo de amigos” al “capitalismo de Estado”), incluyendo la profundización del proteccionismo, el intervencionismo, la arbitrariedad en la toma de decisiones e incluso las persecuciones personales por las quejas a los controles cambiarios que sufrieron figuras reconocidas (como el cineasta Eliseo Subiela) o ignotas (como el agente inmobiliario Saldaña o aquel abuelo marplatense que quiso regalarle US$10 a su nieto y no obtuvo la autorización correspondiente).
Paralelamente, avanza el proyecto de cambio constitucional para habilitar una eventual reelección de la actual mandataria, lo que derivó en un abierto intento de debilitamiento a todos los eventuales candidatos que pueden constituir obstáculos en ese camino. Esto derivó en la asfixia financiera a las principales provincias (Buenos Aires, Córdoba, Santa Fé y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires), puesto que sus gobernadores y/o principales líderes son potencialmente presidenciables (Daniel Scioli, José Manuel De la Sota, Hermes Binner y Mauricio Macri, respectivamente).
A su vez, comenzó una “desperonización” del plantel de gobierno, con el retiro o el eclipse de figuras identificadas con ese partido o tradición política, y el rápido ascenso de jóvenes cuadros de la agrupación “La Cámpora”, liderada por el hijo presidencial Máximo Kirchner y a la que pertenece la figura más influyente de la política económica, Axel Kicillof.
Así, a pesar de la arrolladora victoria en la que por primera vez el kirchnerismo obtuvo un resonante apoyo entre los sectores de clase media tanto urbanos como rurales, característicamente renuentes hasta el 2011 a apoyar a los candidatos oficialistas, los cambios realizados son mucho más importantes que las continuidades. Y son precisamente esas discontinuidades las que dan al menos una pauta del rumbo que puede esperarse al menos en los próximos meses. En este sentido, resulta particularmente interesante de analizar:
(1) cuál ha sido al menos hasta ahora la reacción en la opinión pública frente a estos cambios ideológicos, políticos y discursivos que ha experimentado el kirchnerismo;
(2) qué impacto han tenido estos cambios en el balance de poder dentro y fuera del gobierno; y
(3) con qué escenarios pueden especularse en el corto plazo, que – lamentablemente – es el único horizonte temporal relevante para los actores políticos y sociales argentinos.
Esta columna se centrará en el primer punto, y las próximas analizarán los restantes. Al respecto, un reciente estudio de opinión pública elaborado por Poliarquía Consultores permite elaborar un diagnóstico preliminar: hay un creciente malestar en la opinión pública que modificó rápidamente las principales tendencias respecto del humor social. Y ese malestar ha generado también un significativo desgaste en la confianza que genera su gobierno, sobre todo (pero no solamente), respecto de la capacidad para resolver problemas. Sin embargo, Cristina sigue siendo una de las tres figuras políticas con mejor imagen y ninguna figura de la fragmentada oposición ha podido, al menos hasta ahora, capitalizar el desgaste registrado en el oficialismo.
GRAFICO 1. SITUACIÓN GENERAL DEL PAIS
La velocidad del cambio de humor social se advierte claramente en el gráfico anterior. En pocos meses, el país está divido en tercios entre los que creen que las cosas están bien, regular o mal. El gráfico siguiente permite una mirada más focalizada en la cuestión económica, a partir del Indice de Confianza en el Gobierno que elabora mensualmente la UTDT.
GRAFICO 2. INDICE DE CONFIANZA DEL CONSUMIDOR (UTDT)
El Indice de Confianza en el Gobierno, que elabora la Escuela de Gobierno de la UTDT, sugiere una tendencia similar.
GRAFICO 3. INDICE DE CONFIANZA EN EL GOBIERNO
Las cinco variables utilizadas para elaborar el índice describen una trayectoria similar, como puede verse en el próximo gráfico.
GRAFICO 4. VARIABLES QUE COMPONEN EL INDICE DE CONFIANZA EN EL GOBIERNO
Sin embargo, en los últimos 7 meses ha caído significativamente la confianza que tiene la sociedad en la capacidad del gobierno para resolver los principales temas de la agenda ciudadana (la variable representada con el color amarillo). Como puede observarse a lo largo de los años, esta variable suele ser el atributo más importante en la conformación de la confianza en el gobierno, excepto en las etapas recesivas (2008-2009) y/o en contextos de profundas crisis de orden político-institucional (2002).
Analizando la cuestión de la capacidad para resolver problemas en particular (GRAFICO 5), pueden advertirse algunos matices que a menudo no reciben suficiente atención: a lo largo de los últimos años, a pesar de la reconstrucción de la autoridad presidencial, la sensación de gobernabilidad y la consolidación del kirchnerismo como fuerza política dominante, solamente una minoría de argentinos ha considerado que el gobierno ya estaba en efecto resolviendo los principales problemas de la ciudadanía. Actualmente, sólo el 10% de los argentinos considera que el gobierno ya lo está haciendo, frente a un 51% que cree que no sabe cómo hacerlo. El resto, algo menos del 40%, cree que el gobierno sabe cómo resolver las principales cuestiones de la agenda ciudadana pero necesita tiempo.
Nótese que el reconocimiento a la capacidad del gobierno para resolver problemas era del doble de la actual hace apenas 8 meses. A la vez, esto constituyó un record: desde que se elabora el ICG, nunca un gobierno obtuvo un reconocimiento similar. Había estado cerca en los años “de oro” del kirchnerismo (2004-2007), pero como resultado combinado de la inflación, el conflicto con el campo y el inicio de la guerra con los medios de comunicación independientes, la línea verde del gráfico 5 regresó casi a los niveles del 2002.
GRAFICO 5. INDICE DE CONFIANZA EN EL GOBIERNO: CAPACIDAD
Una lectura posible de estos datos es que la presidenta cuenta con un apoyo contingente de casi 40% de la población que está todavía esperanzada en que se resuelvan al menos algunos de los principales problemas de la agenda ciudadana (inseguridad, desempleo, inflación y salarios). Es este segmento crítico el que terminará definiendo si la situación de tercios que evidencia el gráfico 1 seguirá igual, mostrará una recuperación de la capacidad de gestión del gobierno o profundizará el desgaste ocurrido en lo que va del año. No es un dato menor que la mitad de los argentinos ya crean que el gobierno no sabe cómo resolver los principales problemas de la sociedad. Tampoco que nadie haya podido hasta ahora capitalizar esa desazón.
Esta situación presenta un conjunto de interrogantes que serán tratados, al menos parcialmente, en las próximas columnas. ¿Continuará la mitad de la sociedad argentina sin encontrar una expresión colectiva a semejante sentimiento de frustración? ¿Aprovecharán los sectores disidentes del peronismo, cada vez más importantes, este vacío de representación que tiene a los sectores medios de la sociedad como principales protagonistas? ¿Será por el contrario el radicalismo, tradicional expresión de esos segmentos, el que recuperará algo de protagonismo, apalancado en los casi 600 intendentes que tiene en todo el país y en figuras con todavía cierto potencial como el Senador Ernesto Sanz o el rehabilitado ex vicepresidente Julio Cobos? ¿Podrá finalmente el PRO de Mauricio Macri salir del letargo en el que él mismo se metió para demostrar vocación y decisión de liderar un proceso de cambio, lo que necesariamente requerirá mucho más esfuerzo y sobre todo más coraje del demostrado hasta ahora? ¿Cómo reaccionará la izquierda democrática y republicana que ha crecido mucho en la Argentina, y que expresa el Frente Amplio Progresista que llevó a Hermes Binner como candidato presidencial en los últimos comicios? Se trata de un mosaico amplio y diverso de fuerzas que en general no coinciden con las formas autoritarias y el espíritu jacobino que adoptó el kirchnerismo desde octubre pasado, pero sí con los objetivos e incluso con algunos de los instrumentos (como las expropiaciones de empresas privadas en sectores considerados “estratégicos”). ¿Podrá el oficialismo convertir esa empatía ideológica en apoyo político ya sea general o contingente frente a la agenda de reformas de fondo, incluyendo la constitucional, que está desplegando en esta etapa jacobina?
El equilibrio de poder se está modificando de forma acelerada y esto plantea cuotas crecientes de incertidumbre. El proceso electoral del 2013 se ha disparado. Y no quedan dudas que de su resultado dependerá el futuro político, institucional y económico del país. También habrán de surgir cambios de importancia en la dinámica geopolítica de la región. Se juega demasiado con actores que no parecen estar, al menos por ahora, a la altura de las circunstancias, a lo largo y a lo ancho del conjunto del espectro político.
Me parece que este blog, que cuenta con gente muy capacitada y letrada en temas económicos, se está transformando cada vez más en un espacio anti-k.
Esta nota dice que el oficialismo sólo busca acumular poder. Se dice también que es un gobierno autoritario y que no existe un modelo, sino que se trata de un conjunto de políticas ad hoc para conseguir el objetivo inicalmente nombrado (la acumulación de poder).
Me parece en principio que sí existen lineamientos generales que permiten que el llamado modelo tenga esa entidad. El desendeudamiento, el fortalecimiento del mercado interno, las políticas redistributivas, el intervencionismo estatal para situaciones que no se resuelven en el mercado, etc.
Por otro lado, tildar de autoritario a un Gobierno que ganó por amplia diferencia en las urnas creo que tiene más que ver con una orientación contraria a quienes en gral escriben en el blog que con una método de gobernar.
Creo que no existe el cambio de dirección de las políticas de gobierno. Sí hay un gran cambio de escenario mundial y una coyuntura económica mucho más compleja. Es sabido que la imagen de un gobierno tiene mucho que ver con el ciclo económico que atraviesa.
Quizás haya habido medidas más impopulares y polémicas, pero tiene que ver con un nuevo contexto y no con un cambio de dirección del oficialismo.
Es una opinión y espero que no se tome a mal. Suelo seguir las entradas del blog y me gustaría que no se tornen tan tendenciosas en materia política.
Saludos
Es que el establishment odia a este gobierno, la razon, no la se, pero, se ha ido transformado de algo tecnico y respetable a un conjunto de juntar damm statistics para matarlo.
Lo razonable para decirle es malo es compararlo con los otros que han sido tambien elegidos por un gran porcentaje, y, comparar las decisiones de estos con las de otros.
pero no, es piove, governo porco
en fin, si este es el estado del arte de nuestras facultades, es triste
y, las alternativas que muestran , dan miedo
Coincido, los ‘excesos’ en una adjetivación que tiene poca congruencia con la realidad hace rato vienen permeando en los artículos, a los que siempre he entendido como buenos aportes y disparadores de reflexión desde la coincidencia o el disenso.
En lo que respecta al planteo del autor, creo que determinados sectores no han sabido readecuar una visión que continúa estancada en Julio de 2011, brevemente antes de que el voto demostrara el desfasaje mayúsculo entre esa lectura y el ‘humor social’.
Además, me sorprende la superficialidad en el análisis de las alternativas que se presentan de cara al 2015, no se evalúa gestión o en qué factores reside el supuesto ‘potencial’ o relevancia de cada candidato, simplemente se los considera impolutos por ser figuras antagónicas al gobierno.
Gracias por tus comentarios.
Un gobierno puede ser autoritario (1) por como accede al poder, o bien (2) por como gobierna. Nadie puede poner en duda lo primero, y de hecho la columna comienza con una referencia al triunfo obtenido por la presidenta. Pero respecto de lo segundo, se han acumulado un importante numero de sintomas de autoritarismo. Por ejemplo:
1. Los ataques a periodistas, medios de prensa y hasta economistas que intentaron calcular la inflacion frente a la absurda manipulacion de las estadisticas del INDEC y a quienes el gobierno les inicio causas penales. A proposito, la CTA ha denunciado la persecucion de trabajadores de esa institucion que se negaban a someterse a las directivas oficiales.
2. El desconocimiento por parte del Poder Ejecutivo de fallos de la
Suprema Corte de Justicia, como en los casos que involucra a la Anses o en las 5 (cinco) acordadas sobre la reincorporacion del procurador de Santa Cruz, sistematicamente ignorada por Los Kirchner.
3. La intervencion de empresas privadas (YPF, Compania de Valores Sudamericana, Aerolineas Argentinas) sin la orden de un juez. Esas companias fueron luego expropiadas, sin compensacion alguna pues no intervino el Tribunal Fiscal para realizar la correspondents tasacion.
4. El incumplimiento de compromisos financieros con las principales provincias y la negativa (selectiva) a autorizar la colocacion de deuda con organismos internacionales.
5. La absoluta ausencia de mecanismos de transparencia en el manejo de los recursos publicos y de lucha contra la corrupcion, antes pero sobre todo luego del escandalo Ciccone que involucra directamente al vice presidente Amado Boudou.
Por otra parte, es preciso revisar el concepto de desendeudamiento, sobre todo teniendo en cuenta el balance del Banco Central, la colocacion de deuda a otros organismos publicos a tasas reales negativas, asi como la deuda pendiente con los jubilados, los holdouts, el Club de Paris, las demandas perdidas en el CIADI y otros pasivos contingentes por las expropiaciones llevadas a cabo ( en particular, YPF).
Vale la pena incluso preguntarse cual ha sido el costo de no endeudarse en un contexto de tanta liquidez y cuando se podria haber invertido en infraestructura, sobre todo en autopistas y ferrocarriles, evitando miles de accidentes y contaminacion ambiental. Y mejorando la logistica y la competitividad.
Respecto del deterioro del contexto internacional, notese que America Latina crecera algo menos que lo esperado, mientras que en la Argentina la desaceleracion sera significativamente mayor al promedio de la region.
No es curioso que el gobierno haya esperado al dia siguiente de las elecciones para imponer los controles cambiarios y profundizar el proteccionismo?
Finalmente, me llama mucho la atencion la tolerancia a altos niveles de inflacion que predomina en intelectuales que genuinamente pretenden sociedades mas justas, equitativas e inclusivas.
Sergio, estoy de acuerdo con vos. La democracia, en un sentido pleno, requiere mucho más que ir a votar. Un gobierno que no respeta las minorías, que deliberadamente atenta contra la división de poderes, y que amedrenta las libertades individuales no puede aspirar a ser considerado como un gobierno democrático en un sentido amplio. Por supuesto, y ni vos ni yo lo dudamos, este es un gobierno legítimamente electo. No deja de llamarme la atención que haya tanta gente que crea que un gobierno es democrático solamente porque fue electo en una elección libre. Una cosa que me asombra de Argentina es no leer y escuchar a muchas más personas denunciando esto.
Otra cosa que me asombra, aunque quizás no debiese hacerlo, es que solo un 33% de la población tenga una imagen negativa de este gobierno.
Por último, no creo que los que escribimos en este blog nos hallamos confabulado para volvernos anti-k como se señala arriba. Simplemente, creo que el gobierno sigue políticas equivocadas, y es, además, en mi opinión, un gobierno que, cada día más, tiene algunas conductas claramente autoritarias.
Sebastián, no digo que se hallan confabulado para ser anti-k, ni me parece mal que sean anti-k tampoco. Quizás me gustaría que las publicaciones no sean tan tendenciosas, o que si no se puede evitar esa tendencia que se expliquen las adjetivaciones y calificaciones que se utilizan dentro de la entrada para que sean parte del debate, junto al económico.
Saludos
En Foco Económico escribe mucha gente, y hay distintos estilos. Para mí, lo importante, es el mensaje de la entrada, más allá del estilo utilizado.
Espero que mis entradas no usen adjetivos tendenciosos. Creo haber tratado de evitarlos, pero quien sabe… Lo importante es la substancia del debate. Estuve en Buenos Aires 2 meses y me aburrí terriblemente con las discusiones que se dan allí cada día: son retrogradas!
Sergio, gracias por la respuesta.
En principio, me parece que es más cuestionable el comportamiento de los periodistas y medio de prensa dominantes que las respuestas hacia ellos desde el oficialismo. Con respecto al INDEC estamos de acuerdo.
El desendeudamiento tiene que ver también con una independencia económica, dado que los préstamos muchas veces vienen con «sugerencias» de política económica, contrarios a la orientación de este gobierno.
Coincido en que hay corrupción y falta de transparencia en muchos casos (cosa que no se le puede endilgar únicamente al kirchnerismo), pero me parece que es eso, que es también discrecionalidad, pero no autoritarismo. Esto creo que podrá seguir así en la medida en que los distintos actores de la sociedad y de la democracia no adecuen sus programas a lo que quiere la mayoría del pueblo, que es una orientación política y económica como la actual. La distancia entre lo que quiere la gente y lo que propone la oposición es tan grande que el oficialismo puede darse el lujo de tomarse estas licencias y aun así contar con margen en las urnas.
De todos modos, a pesar de que es una discusión muy interesante y enriquecedora, me remito al punto inicial que es que sería bueno que el blog no caiga en un discurso abiertamente anti-k o que al menos que, dada esa línea, pueda también mencionar algunas virtudes de la conducción actual.
Saludos
¿mencionar algunas virtudes?
Cuando se estudia a Videla, Hitler, Mussolini, Stalin, Chavez, Fidel Castro, etc, Uno no se puede poner a hablar de algunas virtudes,
En el actual gobierno (sin comparar con los genocidas) tampoco se puede hablar de virtudes, lo que está haciendo el kirchnerismo es gravísimo en materia de corrupción extrema y autoritarismo, y las «cosas buenas» son PESE al gobierno, Nunca gracias a él.
Un análisis muy inteligente, gracias por tanto.
hum… cuando llegué a la parte de «presidencialismo imperial» dejé de leer, lamento si hay algo de seriedad en el resto del contenido, pero esperaba leer análisis económico, no categorías politológicas caseras, y sesgadas
Qué pena. Te perdiste un montón de datos súper interesantes! Bueno, yo he dejado de leer libros así que dejar de leer una entrada –que además es un bien de acceso libre- no me parece grave para nada.
La verdad, yo creo que a mucha gente no le gusta la crítica y en lugar de rebatir la misma con argumentos serios, critican las formas o cuestiones menores.
Sebastián, sin ánimos de faltarte el respeto, criticar formas o cuestiones menores es el deporte por excelencia de la oposición. Que si hay seguridad social, estás subsidiando a los vagos, que si se implementan planes de reinserción para presos, estás fomentando la delincuencia, que si se reivindican derechos humanos, te olvidás de los pobres y lo usás como demagogia, si repartís netbooks en las escuelas públicas seguro que ni siquiera tienen electricidad, que si militantes activos que se preocupan por los necesitados inauguran un jardín de infantes, están adoctrinando, que si hacen talleres con el Eternauta, están generando fuerzas juveniles hitlerianas.
En fin, hay que empezar por casa a ver qué es lo que más molesta del gobierno.
Digo, son todos temas debatibles o que tienen matices, pero que de cada acción de gobierno se haga una mala noticia o un escándalo me parece completamente desacertado.
Y agrego: la entrada es interesante y aporta buenos datos para analizar, pero mostrar tanta ideología quita valor al trabajo. Porque los que leemos economía queremos tener instrumentos y datos que nos ayuden a sacar nuestras conclusiones. Sino puede parecer que se parte de algo que ya se pensaba de antemano y se busca la manera de justificarlo.
No veo por qué pensaste que este comentario podría ofenderme, pero gracias por la consideración. Yo también pienso que la “oposición” está muy confundida, pero no necesariamente por los motivos que vos señalas. Sin embargo, el problema es muy serio, y por ello me sorprendieron algunos de los comentarios a la entrada de Sergio, con la que en líneas generales yo estuve de acuerdo.
Como discute Sergio, que hará la oposición, incluyendo al Peronismo, es una incógnita, lo cual es una buena señal del problema. Por supuesto, yo no veo que podamos encontrar el camino en algún personalismo. Para mí lo importante es la (re)construcción de los partidos políticos (esto recuerdo haberlo señalado ya en este foro).
De todas formas, en el corto plazo, la prioridad es defender la constitución actual y las libertades individuales. Supongo que la “oposición” tendrá allí una nueva chance de ejercer su role. Lamentablemente, en el pasado reciente, más de una vez no supieron o no quisieron hacerlo.
La pregunta que seguiría a continuación es porqué siguen ganando elecciones…
Gracias Sergio por el post. Muy interesante los datos y el análisis. Una cosa que me sorprende es el nivel alto de algunas de estas series. ¿33% de imagen positiva es es comparable o inusual para otros gobiernos de performance (economica e institucional) similar?
Sergio, Sebastián, se agradecen los comentarios.
Lo que me alegra es que aparentemente estamos convergiendo a la idea de que lo importante es el fondo y no la forma, eso de ‘está bien pero no es el modo’ o ‘no es el momento’ está quedando atrás entonces, no?
Aquello de señalar la adjetivación, que por lo visto incluyó a unos cuantos, tiene también que ver con que no era para nada necesaria. Me parece mucho más apropiada e informativa una referencia a cualquiera de las críticas señaladas al tan mentado control de cambios que introducir esa serie de historias mínimas (el abuelito del amparo fugaz, el director de cine evasor y el pianito emotivo). Se reemplaza lo técnico por la exhibición visceral de la aversión a un gobierno.
Tampoco me resulta claro qué es lo que debe argumentarse cuando mucho se centra en una interpretación acerca de las verdaderas intenciones de los funcionarios de gobierno, cosa que dudo alguno de nosotros pueda conocer.
Por otro parte, las encuentas sí vienen a abonar al planteo, aunque no me hago la idea de que esa lectura sea la única posible para explicar los datos, probablemente (y en esto me repito) porque esos mismos conceptos fueron esgrimidos a mediados del año pasado (con resultados conocidos por todos).
Finalmente, y esto es un exceso de confianza, me gustaría que Sergio se explayara más sobre el potencial de los candidatos opositores en algún próximo artículo, seguro aportaría mucho a la hora de definir opciones a futuro.
Gracias a todos por los comentarios.
En primer lugar, para aquellos que quieran comprender por qué utilizo el concepto de Presidencia Imperial, sugiero que se refieran a los siguientes textos:
Alasdair Roberts. The Collapse of Fortress Bush: The Crisis of Authority in American Government. New York: New York University Press, 2008. Chapter 9, «Beyond the Imperial Presidency.»
Rudalevige, Andrew. The New Imperial Presidency: Renewing Presidential Power after Watergate. Ann Arbor: University of Michigan Press, 2005.
Schlesinger, Arthur M., Jr., The Imperial Presidency, Boston: Houghton Mifflin Company, 1973.
Wolfensberger, Donald R. The Return of the Imperial Presidency ? Wilson Quarterly. 26:2, 2002.
Hay mucha más literatura al respecto, cualquier cosa encantado de extender el listado.
En segundo lugar, ganar elecciones no significa tener razón, ni hacer lo correcto, ni siquiera responder a las necesidades, demandas o preferencias de la ciudadanía. Significa, nada más ni nada menos, ganar elecciones: adquirir la legitimidad de origen imprescindible para respaldar un liderazgo.
Pero hace mucho que los estudiosos de la democracia comprendieron las enormes limitaciones que tiene el voto para controlar a los elegidos y sobre todo para permitir un flujo más efectivo de ida y vuelta en temas que no son fruto del debate electoral y, en consecuencia, no puede deducirse que los votantes apoyan o rechazan una postura determinada. Es justamente por eso que desde hace más o menos un siglo se han generado innovaciones muy importantes en la teoría y en la práctica de la democracia en lo que se conoce como mecanismos de participación ciudadana orientados a mejorar los procesos de «accountability» o «responsabilización» por parte de los funcionarios legítimamente electos.
Para los interesados en conocer más esta cuestión, sugiero los siguientes trabajos:
Bobbio, Norberto (1989) Democracy and Dictatorship. The Nature and Limits of State Power, University of Minnesota Press, Minneapolis
Dahl, Robert (1989) Democracy
Touché… habrá que ponerse a leer. Y ver si aplica al caso, desde ya! Slds
Reconozco que me excedí con el tema de lo que quiere el pueblo. Mantengo que el margen de acción del oficialismo se da en parte por falta de contrapesos políticos.
Un saludo para todos