Para los latinoamericanos es natural mirar a Estados Unidos como el próximo paso a seguir, pero la realidad no es la misma que la de los cuentos de hadas. Por ejemplo, este mes supimos que es Estados Unidos el porcentaje de pobreza aumentó a 15,1%. Al mismo tiempo, también vimos que el ingreso de un hogar de clase media cayó en un par de puntos. Esto no sólo es un balde de agua fría para los políticos que buscan su reelección en la Casa Blanca, sino también un drama social en una economía que está bastante peor preparada para redistribuir que varias sociedades Europeas.
Algunos defensores plantean que en Estados Unidos se redistribuye menos que en Europa porque habría más movilidad social, apelando a la narrativa de la tierra de oportunidades. Desafortunadamente, cuando reputados economistas han intentado buscar esa mayor movilidad en los datos, se dan cuenta de que es casi milimétrica, y que no parece justificar las diferencias en la generosidad del Estado con respecto a países exitosos y solventes en Europa (ver Alesina y Glaeser, 2004).
Parte de la diferencia puede estar en la percepción que la sociedad tiene de los pobres. Según varias encuestas de valores y opiniones, la gente de la calle en Estados Unidos es mucho más propensa a estar de acuerdo con la idea de que “los pobres son flojos”. En cambio en Europa la gente está más de acuerdo con la idea de que “los pobres tienen mala suerte”. Los mismos autores argumentan que la diversidad racial en Estados Unidos puede ser una buena excusa para no redistribuir, puesto que los pobres tienden a pertenecer a otra raza que los ricos.
Más allá de la redistribución del Estado, la verdad es que en “la tierra de las oportunidades” hay uno de los mejores ambientes de negocios del mundo y una de los mejores ecosistemas para hacer innovación. No en vano los exitosos pueden desarrollar todo su potencial, como en casi ningún lugar del mundo. Pero no todo es sonrisas, porque los que no fueron a la universidad ganan cada vez menos que los que si obtuvieron un cartón, una tendencia que se ha ido acentuando en las últimas décadas. Esta brecha tiene implicancias enormes sobre la distribución del ingreso autónomo de las familias.
Para hacerse una idea, imagina que cada año se ordenara a 100 familias de Estados Unidos en una fila, de la más pobre a la más rica. El grafico de abajo muestra cómo ha cambiado el ingreso en distintos lugares de la fila según los datos de la oficina del Censo de EEUU.
En el extremo de abajo, los pobres parecen no haber mejorado nada su ingreso. De hecho la familia número 20 de la fila, o sea la veinteava más pobre, aparece plana en su ingreso por los últimos 40 años. Si se fijan, desde 1970 prácticamente no ha tenido cambios en su ingreso, y eso que el grafico está en una escala muy benevolente al inflar visualmente el ingreso de los menos afortunados. Este estancamiento del ingreso de los más pobres es muy distinto a Chile, donde el quintil más pobre sí ha subido sus ingresos en las últimas décadas.
La clase media de Estados Unidos, puntualmente golpeada por la crisis actual, tampoco ha aumentado mucho sus ingresos en las últimas 4 décadas. Cómo se ve en el gráfico, las familias ubicadas en el lugar 40 y 60 en la fila también se ven relativamente planas, con una clara dicotomía entre antes y después de los 1970s
¿Y quien se llevó las últimas décadas de crecimiento sostenido de Estados Unidos? Bueno, gran parte del crecimiento promedio se lo lleva el ingreso de los más ricos. Esto es más claro cuando uno mira la familia en el lugar 95 de la fila, la cual casi no ha parado de crecer en su ingreso. Más aún, parece no haber quiebre en los 1970s, a diferencia del los grupos menos pudientes donde su ingreso se desaceleró en los 70s. En resumen, Estados Unidos se ha venido transformando en algo no muy distinto al Futbol profesional o la Industria de la Música, donde los con más talento y oportunidades se llenan de éxito y plata, mientras para los otros la realidad es mucho más dura.
¿Y qué nos queda a nosotros? Creo que para los latinoamericanos, vale la pena darle una y otra vez una mirada a estos datos, para así desmitificar algunas ideas sobre Estados Unidos. Si bien es una tierra donde hasta ahora casi nunca faltó trabajo, los cambios tecnológicos y la limitada redistribución han polarizado los ingresos. En esta época de “adolescencia” de nuestros países, donde estamos buscando modelos a seguir, acá tenemos los resultados de las últimas décadas de Estados Unidos ¿Nos gusta?
Unas observaciones:
1. EEUU es un ejemplo acabado de desarrollo, pero de desarrollo capitalista. El capitalismo no es un sistema basado en la igualdad de resultados sino en la igualdad jurídica, y (muy limitadamente) en la igualdad (jurídica) de oportunidades. Su principal característica es que los trabajadores no son dueños de las empresas. La desigualdad en los resultados obtenidos (nivel de bienestar, de ingresos, de riqueza) es parte constitutiva de ese sistema, como también de todos los demás sistemas económicos, tanto los sistemas precapitalistas (feudal, esclavista, etc.) como del frustrado ensayo de «capitalismo de Estado» que recorrió el siglo XX bajo el nombre de «socialismo».
La idea de que el capitalismo ofrece igualdad y felicidad perpetua es un cuento de hadas, que podría caracterizarse como «romanticismo neoliberal».
Esto no significa que el capitalismo sea «evitable». Tampoco es cierto que los países (¿los pueblos? ¿los gobiernos?) «eligen» el sistema económico. Por el contrario, los sistemas económicos son grandes procesos históricos que se desarrollan a lo largo de siglos, y que en la práctica no es «elegido» por nadie, sino que nos lo encontramos ya hecho y en evolución. No es tampoco cambiable a voluntad, sino que tiene su propia lógica interna que solo parcialmente es influenciable. En la práctica, tanto EEUU como la Argentina, China o Egipto se encuentran (nos encontramos) en la «época» del capitalismo globalizado, y deben «bailar» de acuerdo a la música que toca ese sistema económico, así como en el siglo XV o XVI el mundo estaba conformado por varios imperios de base feudal regidos por monarquías absolutas (además de una buena porción en economías de caza y recolección). Esta realidad de base la viven todos, aun aquellos que se rebelan contra el sistema, les guste o no les guste.
Y por último, en el caso del capitalismo, si bien se valió de los espacios nacionales (es decir, la unificación de pequeñas regiones feudales en un solo mercado nacional) para su primera etapa, ya a estas alturas es un sistema supra-nacional o global, que no está bajo la regulación directa de ningún estado nacional.
Hay por supuesto diferencias en las instituciones económicas y sociales de EEUU y las de otros países capitalistas como los de Europa Occidental. Pero ni unos ni otros pueden «elegir» libremente: ya vemos cómo los griegos «eligieron» un estilo de desarrollo muy equitativo y con amplios beneficios sociales, pero han chocado contra la más elemental de las realidades económicas: nadie puede vivir por encima de sus medios.
2. La pobreza de los EEUU se mide con una línea de pobreza muy superior a las líneas de pobreza estándar internacionales. Estas son básicamente de dos tipos: por un lado están las líneas de pobreza en dólares de paridad de poder adquisitivo, usadas por el Banco Mundial (empezó en 1990 a precios de 1985, con una línea de un dólar diario per capita y otra de dos dólares diarios por persona, y actualmente ya están usando precios de 2005 o de 2007, con la actualización de la paridad de poder adquisitivo de la revisión 2005, y con líneas que van desde 1.50 hasta 2.50 dólares diarios CALCULADOS CON EL TIPO DE CAMBIO TEORICO DE PARIDAD DE PODER ADQUISITIVO. El otro tipo de línea de pobreza es el que se usa en la Argentina y en muchos países, basado en dos elementos: el precio de una canasta alimentaria básica, y un coeficiente de Engel para llegar al precio de una canasta general de bienes y servicios, dando origen a las líneas de «indigencia» y de «pobreza» respectivamente). Estas líneas, tanto las del Banco Mundial como las de Argentina y otros países, son muy inferiores a las que se usan en EEUU para otorgar beneficios sociales, y que están en el orden de 7 a 10 dólares diarios por persona según la zona del país. Con las líneas más convencionales el nivel de pobreza de EEUU es bajísimo (casi nadie vive con menos de 2.50 por día).
Agreguemos que para el cálculo de la pobreza en EEUU se miden solamente los INGRESOS CORRIENTES, sin incluir el uso de ahorro durante un período sin ingresos o de ingresos bajos, ni tampoco los beneficios sociales que esas personas pueden estar recibiendo. Una persona que este mes ganó menos que la línea de pobreza norteamericana (unos 2000 dólares mensuales para una familia de 3-4 personas incluyendo dos niños, en las principales zonas), se la califica como pobre aunque esté recibiendo mil dólares de subsidios al desempleo, o por madre jefa de hogar, o bonos de alimentos, etc. Si esa persona dejó de trabajar porque había ganado lo suficiente en los meses anteriores y vive de sus ahorros, también se contabiliza como pobre por no tener ingresos CORRIENTES superiores a la línea. El método ha sido muy criticado en la literatura técnica, han dicho que lo cambiarían pero hasta ahora no lo hacen. No es comparable con el de otros países. Con el método de EEUU la Argentina tendría probablemente un 80% de pobreza, y Bolivia un 99%.
Si se observa en el tiempo la trayectoria de ingresos de cada cohorte, por ejemplo los nacidos en 1960-64 o en 1955-59, etc., se observa una enorme movilidad social. Los que a los 5 años estaban en el quintil inferior de ingresos y llegan a los 45 años, la mayor parte ha pasado al menos algún tiempo en los dos quintiles superiores. Los pobres de ahora no son los mismos que eran pobres en 1980: estos últimos ahora tienen más ingresos que en 1980, y su lugar es ocupado por pobres «recién llegados» (muchos de ellos inmigrantes, y muchísimos de ellos muy jóvenes). Hay una inmensa literatura sobre el tema, tanto en EEUU como en otros países desarrollados, y la mayor parte de los principales estudios ha aparecido en la revista The Review of Income and Wealth, aparte de los muchos libros específicos sobre pobreza, desigualdad, y distribución del ingreso en EEUU y otros países desarrollados.
Bien malo y tendencioso el análisis, falta incorporar la dimensión migratoria y el crecimiento poblacional.
[WORDPRESS HASHCASH] The poster sent us ‘0 which is not a hashcash value.
Es muy fácil para Chile aumentar el ingreso del quintil mas pobre de la sociedad. De pasar a vivir en indigencia pasaron a ganar 2mil? 3mil? dolares al año….
No veo nada de malo en un modelo donde proporcionalmente los ricos se llevan cada vez de lo que se produce. Aclarando siempre y cuando que el quintil mas pobre NUNCA baja su nivel de vida (es mas, aunque mas lentamente que los ricos lo sigue aumentado). Y también dejando en claro que este quintil mas pobre de EEUU tenga quizás un ingreso similar o superior al quintil 3 de un país como Chile o Argentina. ¿Como vamos a decir que nuestros paises estan «en adolescencia» y buscando modelos a seguir? O sea que todavía no arrancamos y estamos evaluando-criticando modelos de países que ya se jubilaron. Si pudiéramos seguir el modelo de EEUU, por favor no perdamos un minuto mas!
La pregunta creo que debería ser otra: estamos todavía a tiempo de salir del modelo económico-político nefasto en el que nos encontramos? Me gustaría creer que si, pero no estoy seguro. La corrupción, la hipocresía y la empatía son parte de nuestra cultura-sociedad y es lo que nos hace uno de los países mas interesantes y divertidos del mundo. No se si queremos cambiar eso. Saludos,
y que pasa entonces’
Estoy casi completamente de acuerdo con el post. Son dos cosas diferentes observar de lejos la economía Estadounidense y vivirla de cerca. Se pierde muchas veces en el encandilamiento que producen los avances tecnológicos y la innovación el otro lado de la moneda: la desigualdad creciente, la tara que siguen siendo las escabrosas relaciones raciales, y otros temas que el autor no menciona como el cada vez más riguroso código penal que afecta principalmente a los sectores menos privilegiados.
La comparación con el deporte profesional de alto nivel es muy acertada. Efectivamente es así. El talento se paga muy bien y la competencia es feroz.
Por lo menos así es los Estados Unidos hoy en día. Pero no estoy seguro de que siempre haya sido así. Hay que tener cuidado en no querer copiar un modelo que no fue el que «desarrolló» a los Estados Unidos. Me parece que esto le pasa muchas veces a los chilenos.
A pesar de todo Estados Unidos sigue siendo un referente importantísimo y la fuente más segura de las innovaciones y avances que asegurarán el progreso continuo de la humanidad.
Vuelvo a encontrarme el binomio pobres flojos-pobres con mala suerte. Los pobres son ante todo pobres y sus hijos, salvo excepciones seguiran siendo pobres. Antes de entrar esta corriente de globalización neoliberal, era más fácil que de padres pobres salieran hijos digamos «ricos» o al menos bien situados. Tus padres eran muy pobres pero tu llegastes a ser un médico. Con esta corriente económica que está situandose en los paises de padres pobres casi seguro que no devendrá un hijo médico, en todo caso si puede que se dé un hijo «gran médico», porque solo triunfará aquel que lo valga.
De padres ricos devendran hijos ricos, medicos y medicuchos, economistas importantes y economistas del monton. Pues ellos si se podran permitir grandes y caras universidades.
La Oficina del Censo de Estados Unidos publicó su informe anual a finales del 2011 sobre la pobreza que establece que 46.2 millones de personas, o aproximadamente uno de cada siete americanos eran pobres en 2010, según el censo esto lo que realmente significa ser pobre en Estados Unidos:
– 42% de hogares pobres son propietarios de sus viviendas y solo un 4% de los pobres estuvieron temporalmente sin vivienda.
– 83% de las familias pobres informaron tener suficiente alimento para comer
– El 80% de los hogares pobres tiene aire acondicionado.
– Casi tres cuartas partes tienen auto o camioneta y el 31% tiene dos o más autos o camionetas.
– Casi dos tercios tienen televisión por cable o satélite.
– Dos tercios tienen al menos un aparato de DVD y el 70% tiene un aparato de video.
– La mitad tiene una computadora y uno de cada siete tiene dos o más computadoras.
– Más de la mitad de las familias pobres con hijos tiene un sistema de videojuegos como la Xbox o la PlayStation.
– El 43% tiene acceso a Internet.
– Un tercio tiene un televisor de pantalla gigante, sea de plasma, LCD o LED.
– El 25% tiene un sistema de grabación digital de video, tal como TiVo.
Demandas, divorcio y ética de trabajo: Las demandas civiles, la erosión de la ética de trabajo y el divorcio siguen siendo las principales causas a largo plazo de la pobreza, principalmente entre familias con hijos.
De acuerdo ser pobre en Estados Unidos no es lo mismo que ser pobre en America Latina. Importante tu aclaracion. Mi objetivo en una columna corta fue mostrar la evolucion en el tiempo de los ingresos del grupo mas pobre, que desde los 1970s parece estancado, y no mostrar su nivel, el cual efectivamente es distinto y al cual tu haces enfasis. Gracias por el comentario