Allá por el 2004, el Comite de Basilea publicó su renovado marco regulatorio que debía servir como guía general para los requerimientos de capital bancario impuestos por la mayoría de la economías modernas del mundo. En el 2005, me acuerdo de participar en una reunión interna en mi trabajo donde hubo presentaciones y largas discusiones acerca de dicho marco. La idea era familiarizarnos con los detalles antes de que se ponga en vigencia. La reunión llevo todo el día y la siguieron varias otras. Es que el Acuerdo de Basilea es un documento bastante complicado. En el 2007, las principales agencias reguladoras de los Estados Unidos todavía estaban en la etapa de estudio y preparación para la eventual implementación del nuevo marco. En la Argentina, el Banco Central también puso en marcha en el 2006 un cronograma de actividades que culminaría a principios de 2010 con la implementación de los lineamientos básicos propuestos por Basilea II.
A mediados de 2007 la situación bancaria internacional dió un giro abrupto y comenzó a empeorar. De alguna manera, el cambio fue un tanto inesperado. Evidencia de ésto es que en septiembre de 2007, Sheila Bair, uno de los principales responsables de monitorear la condición financiera de los bancos de Estados Unidos, consideraba que los bancos contaban con muy buenas reservas de capital como para sortear sin mayores problemas el período de inestabilidad. Pero, como todos ahora sabemos, la cosa no fue así.
Tres de los cinco bancos mas grandes de los Estados Unidos sufrieron pérdidas significativas a tal punto de poner en duda su subsistencia. Uno de ellos (Wachovia) fue vendido a último momento para evitar su quiebra en los primeros días de octubre de 2008. (Por supuesto, los bancos de inversión tuvieron serios problemas, pero tales bancos no estaban sujetos a las regulaciones de capital basadas en el Acuerdo de Basilea). La crisis bancaria no se limitó a las fronteras de Estados Unidos. En Inglaterra, por ejemplo, el banco Northern Rock sufrió una corrida por parte de sus depositantes y, luego de un rescate financiado con fondos públicos, pasó a ser administrado por las autoridades británicas. En Alemania varios bancos tuvieron serios problemas financieros y, de hecho, la cosa estuvo complicada hasta para los bancos suizos, famosos por su reputación de solvencia.
Como resultado de todo ésto, y después de haber aprendido algunas cosas nuevas sobre cómo funciona el sistema financiero global, ahora “todos” pensamos que los requerimientos de capital propuestos en Basilea II eran, en realidad, muy bajos. Y ahora, antes de poder familiarizarnos mucho con el funcionamiento efectivo de Basilea II, hemos empezado a trabajar en Basilea III.
La idea en Basilea III
El Acuerdo de Basilea II tenía como objetivo mejorar el cálculo de los requerimientos de capital como función del riesgo de los bancos, algo que Basilea I hacía sólo muy burdamente. Pero los requerimientos de capital en promedio no se esperaba que aumentaran (mayormente) con la implementación de Basilea II. Las categorías de activos mas riesgosas requerirían que el banco mantenga mayor capital, y las menos riesgosas, menos. En promedio, los cambios se compensaban y para la mayoría de los bancos el capital total requerido cambiaba poco y nada. En otras palabras, Basilea II no era una propuesta para incrementar los requerimientos de capital, sino para hacerlos más sensibles al riesgo. Basilea III, el nuevo acuerdo que se está terminando de diseñar en estos meses, sin entrar en muchos detalles, es un acuerdo destinado a aumentar los requerimientos de capital.
Basilea III propone aumentar el requerimiento mínimo de capital básico (Tier 1 ajustado por riesgo) de 4.5% a 6%. El nuevo acuerdo también propone agregar un colchón de conservación de capital de 2.5%, lo que llevaría los requerimientos de capital a un 8.5%. La idea del colchón de conservación de capital es que los bancos puedan absorber pérdidas en su patrimonio sin dejar de satisfacer los requerimientos mínimos. Cuando un banco tenga un colchón de conservación de capital menor que un 2.5% los supervisores del banco impondrán restricciones a la distribución de dividendos y compensación a ejecutivos para evitar que el banco se siga descapitalizando.
En realidad, ésta es una descripción bastante sobre-simplificada de la nueva propuesta. Por ejemplo, el esquema incluye un cronograma temporal de tal manera que los bancos no tengan que aumentar su capital inmediatamente para cumplir con la nueva regulación, y en cambio, tengan un tiempo prudencial (de varios años, de hecho) para hacerlo.
Además, el nuevo acuerdo intenta reducir el rol de la deuda calificada que en Basilea II podía jugar el papel de seudo-capital. Durante la crisis existió una aparente reticencia de las autoridades a permitir que los instrumentos de deuda sufrieran pérdidas significativas (por miedo, tal vez, a originar riesgo sistémico). Como consecuencia, la percepción general, ahora, es que la deuda calificada tiene una capacidad (efectiva) limitada para absorber pérdidas, lo cual la hace mucho menos atractiva en su función de seudo-capital. Basilea III incorpora esta percepción.
Por que tenemos requerimientos de capital
Los justificativos teóricos para la imposición de requerimientos mínimos de capital son varios. Como ya se dijo, el capital permite abosorber pérdidas. Cuando la reorganización de deudores o la quiebra involucran costos improductivos, un banco puede querer mantener un colchón de capital que le permita transitar condiciones financieras desfavorables sin entrar en moratoria con sus deudores. En principio, este incentivo a mantener capital existe sin necesidad de una regulación. Sin embargo, cuando los costos asociados a la quiebra terminan, por una razón o por otra, siendo pagados con recursos públicos (subsidio), el nivel de capital elegido por el banco en ausencia de regulación puede ser muy bajo (relativo a lo que sería socialmente óptimo como resultado de internalizar todos los costos relevantes). La experiencia durante la reciente crisis financiera nos dice que este tipo de subsidios están a la orden del día.
La otra cara del subsidio/rescate público de un banco es la preocupación de las autoridades por que se produzca un efecto contagio hacia otros bancos como resultado de una quiebra. Cuando un banco quiebra, esto puede generar una externalidad a otros bancos si los depositantes (y otros acreedores) extrapolan tal situación a otros bancos de caracteristicas similares. Suponiendo que existe tal externalidad, es posible que sea óptimo perdir a los bancos un requerimiento de capital más elevado (que el elegido privadamente) en un intento por reducir la probabilidad de quiebra hasta niveles cosistentes con los que resultan de internalizar todos los costos sociales (internos y externos) asociados al evento.
El capital también puede jugar un rol importante al momento de controlar los incentivos del banco a tomar riesgos excesivos. Como discutimos en el caso de los costos de quiebra, en este caso también es posible que el arreglo privado (sin intervención) incluya un nivel óptimo (positivo) de capital. Cuando los acreedores están expuestos a las pérdidas del banco, el riesgo se refleja en los costos de financiamiento, dando incentivos al banco a mantener un nivel de capital que garantice niveles de riesgo adecuados. Sin embargo, los seguros de depósito (comunes en las economías modernas) y otras intervenciones públicas que reducen la exposicion de los acreedores a las pérdidas del banco también reducen los incentivos del banco a elegir niveles de capital óptimos. En estos casos, requerimientos de capital mínimo pueden ayudar a acercar las decisiones privadas a un óptimo social.
Los costos del capital
Hasta aquí hemos discutido algunos beneficios de imponer (y potencialmente de aumentar) los requerimientos de capital. Pero, ¿por que no fijar requerimientos de capital de 30 o 50 por ciento? Si, como hemos dicho, mayores niveles de capital evitan quiebras costosas, contagios, e incentivos perversos, ¿porqué no fijar los requerimientos mínimos a niveles bien altos? El problema principal es que, en general, el capital es considerado una fuente de financiamento más costosa que la deuda (es decir, que los depósitos bancarios y otros instrumentos con valores de repago no-contingentes). Desde el un punto de vista social, los requerimientos de capital altos tienden a incrementar los costos de intermediación financiera, y como consecuencia, a encarecer los servicios bancarios a consumidores e incluso, potencialmente, a disminuir la financiación de inversión productiva. Entonces, la determinación de requerimientos mínimos de capital apropiados requiere balancear costos y beneficios. Como tanto los unos como los otros son relativamente difíciles de identificar y medir, el trabajo del comité de Basilea es especialmente complicado.
A propósito de los costos de capital, una de las principales razones por la cual tenemos un Acuerdo Internacional de Basilea es para evitar las diferencias significativas en requerimientos de capital entre paises. Es que los países con menores requerimientos, en principio, tendrían una ventaja (en términos de costos) para atraer a la actividad bancaria global. La competencia resultante podría llevar a los países a fijar niveles sub-óptimos de requerimientos de capital bancario como resultado de un juego en el que cada uno responde óptimamente a las estrategias de los otros.
Pero, ya desde Basilea I sabíamos que los requerimientos de capital vienen asociados tanto a costos como a beneficios. Entonces, ¿porque Basilea III los aumenta? ¿Qué factores alteraron el balance en favor de los beneficios y en detrimento de los costos? Se me ocurren un par de razones. Por un lado, parece natural que después de los eventos de los últimos años, todos tengamos (incluido el Comité de Basilea) una percepción cambiada de la probabilidad de crisis bancarias. Ahora pensamos que las crisis bancarias (en paises desarrollados) son, de hecho, mucho más probables de lo que pensabamos en el 2006. Este efecto de re-evaluación de probabilidades/expectativas (de acuerdo incluso con lo que nos sugeriría Bayes), por sí solo podría motivar un cierto aumento en los requerimientos de capital: El capital bancario es especialmente útil durante las crisis y, si vamos a tener más crisis, pues tengamos más capital, aunque nos cueste.
Además de re-evaluar la probabilidad de crisis, ahora también tenemos una visión un tanto distinta de la habilidad de las autoridades para mantenerse al margen de la crisis y evitar los subsidios asociados con el rescate de bancos o sus acreedores. Si pensamos que cuando un banco se vuelve insolvente durante una crisis una proporción mayor de la cuenta resultante va a terminar siendo pagada con fondos públicos, entonces aumentar los requerimientos de capital tiene sentido por dos razones. Una, cuanto más capital, más de la cuenta la pagan los dueños del banco. Segundo, ahora los acreedores del banco saben que los subsidios son más probables de lo que se pensaban, y eso cambia sus incentivos. Para restituir el balance, los requerimientos de capital deberían aumentar.
Comentario final
Podemos decir, entonces, que se viene un período en el que las agencias supervisoras de bancos alrededor del mundo van a inclinarse por requerir que los bancos funcionen con niveles mas altos de capital. Es interesante ver que, en la primera mitad de 2010, cuando Basilea III todavía no se ha puesto en vigencia, el nivel promedio de capital básico (Tier 1) en los Estados Unidos fue de un 12,5 % de los activos ponderados por riesgo. El promedio para bancos con menos de U$S 100 millones en activos (que tradicionalmente tienen mas capital) fue bastante más alto, de 17,8%. Para los bancos más grandes, con más de U$S 10.000 milliones en activos, el ratio fue de 12%. El resto de los bancos mantuvieron un ratio de capital entre estos dos extermos. Resumiendo, parecería que ya existe en los Estados Unidos suficiente capital para satisfacer los requerimientos de capital que impondrá Basilea III. Por supuesto, los números promedio no implican que no haya algunos bancos con ratios de capital muy bajos, lo cual requerirá que, o bien el capital se mueva hacia esos bancos, o los activos de esos bancos se muevan hacia los bancos que tienen excesos de capital. En otras palabras, Basilea III requiere que, por lo menos, se produzca un cierto grado de redistribución en el sistema bancario.
Si interpreto correctamente las tablas que aparecen en el Informe sobre Bancos del BCRA para febrero de 2011, el promedio de capital de los bancos argentinos se ubicó en 17,4% de los activos ponderados por riesgo. De hecho, los bancos privados argentinos mantienen, en promedio, cerca de 20% de capital y los bancos públicos algo más de 12%. Según parece, entonces, el sistema bancario argentino estaría en condiciones de cumplir con los requerimientos de capital impuestos por Basilea III, probablemente después de pasar por un período de redistribución que debería, de hecho, mejorar la salud global del sistema.
economist.comHuberto, muy buena y exhaustiva tu contribución. Solo agrego que la semana pasada The Economist publicó un survey sobre regulación bancaria que le puede interesar a más de un lector del blog. Y que la deuda calificada parece ser reemplazada por cocos (convertible capital instruments), tropicalismo liderado por Suiza que piensa aumentar los requisitos de capital al 19%, pudiendo integrarse 9% con estos instrumentos. Saludos,
martín
Gracias Huberto, muy buen artículo, con una explicación extraordinaria. Tengo varias dudas pero casi todas son seguramente vergonzosas y originadas desde mi profunda ignorancia. Me voy a concentrar en dos menos triviales.
1. Basilea II era una propuesta para que los requerimientos de capital sean sensibles al riesgo. Basilea III está destinado a aumentar los requerimientos de capital. Parece raro que no se revise el concepto de “Banco” que están alcanzados por estas nuevas medidas. Porque a priori parece que los banco de inversión, supongo no alcanzado por estas nuevas medidas de ninguna manera muy sustancial, están cumpliendo un rol de intermediación financiera antes exclusivo de los bancos tradicionales y también pueden generar los problemas sistemáticos de los mismos (corridas, etc).
2. Situaciones que permitan restringir la distribución de dividendos y compensación a ejecutivos parecen ser un grado de intervención mayúsculo. Ya existía algo de esto en las anteriores?
Gracias.
Muy buen – e instructivo – artículo Huberto, un saludo grande desde la UC3M.
Excelente post Huberto. Muchas gracias!!
Gracias por los comentarios.
Como bien dice Martín, dejé afuera toda una discusión importantísimas que se está produciendo con respecto a la idea de “capital contingente.” La idea está interesante, y hay algunas cuestiones técnicas muy delicadas relacionadas al tema. Por ejemplo, establecer un punto en la situación del banco en el que se produce la conversión hace que surjan problemas de existencia de equilibrio que son difíciles de estudiar (y que en este caso tienen una evidente importancia práctica). Más específicamente, algunas propuestas dicen que el esquema se podría diseñar de tal manera que, cuando el precio de mercado de los CDS del banco (que es el precio de un seguro que paga cuando el banco quiebra) cruza un cierto nivel, los bonos de deuda se convierten en capital. Pero noten que si los bonos se convierten en capital, eso cambia la probabilidad de quiebra del banco, y por tanto, el precio de los CDS. Entonces, la conversión depende del precio de los CDS y el precio de los CDS depende de la conversión. Además, al momento de la conversión, el precio de los CDS debería tener un salto abrupto. Este tipo de salto puede producir situaciones que son difíciles de predecir con un modelo simple de equilibrio.
Emilio hace un punto crucial. La idea de “shadow banking” está siendo muy discutida en estos días, claro. Ahora, un par de aclaraciones: primero, los bancos de inversión de Estados Unidos se transformaron en bancos comunes durante la crisis, y ahora están sujetos a las regulaciones y supervisión de los bancos en general (esto incluye Goldman Sachs y Morgan Stanley). Segundo, la regulación del sistema bancario que se aprobó recientemente en los Estados Unidos impone nuevas restricciones a las actividades de los bancos (al estilo década del treinta). Igual, claro, hecha la ley, hecha la trampa. Y, además, no está claro que porque una actividad está afuera del sistema bancario regulado, no va a ser subsidiada por las autoridades en el caso de una situación de crisis (de hecho, dado lo que paso en esta crisis, parece estar claro que más bien lo opuesto es verdad en muchos casos). Pero, yo pienso que hay una elección algo delicada en todo esto. ¿Deberíamos supervisar todo lo que vemos porque no estamos seguros si lo vamos a querer rescatar en una situación de crisis, o deberíamos intentar poner límites más efectivos a lo que subsidiamos durante una crisis y dejar a lo que quede afuera para que funcione libremente de acuerdo con las fuerzas de mercado? Una pregunta muy difícil de contestar.
Con respecto a las restricciones en la distribución de dividendos, creo que es una práctica común entre los supervisores de bancos cuando se encuentran con un banco que necesita ser recapitalizado para satisfacer los requerimientos mínimos. Restringir la compensación de ejecutivos puede que sea una cosa más nueva, pero está claro que la idea se ha vuelto muy popular después de la crisis. Claro que, de popular a volverse una buena idea hay un largo recorrido.
Y, bueno, nada, gracias a los amigos por leer el artículo y mandar comentarios y saludos.
Muy bueno Huberto, como siempre.
Me gusto la discusion en terminos de un optimo privado y uno social. Tengo una pregunta sobre cada uno de ellos.
1) el optimo privado parece estar, en la actualidad, por arriba de los nuevo requerimientos. Uno podria pensar que es una cuestion ciclica, o que hubo un cambio de regimen y ahora el optimo privado es mas alto. Que sabemos de otros episodios? Segun entiendo, los «bancos» no estan contentos con la reforma. Me hace creer que piensan que va a estar «binding» en el futuro.
2) la otra cuestion es preguntarte que sabes sobre la optimalidad de variar los requerimientos con el ciclo economico. He escuchado gente (en la radio!) decir que los banco españoles sobrellevaron la crisis mejor porque tenian este tipo de sistema.
Saludos!
Y, mirá Juan, yo creo que hay muchos bancos en Estados Unidos que tienen capital alto porque se esperan un incremento de los requerimientos y saben que recaudar capital lleva tiempo (y es costoso) y se están preparando. Esto debe ser más verdad para los bancos grandes, que se piensan SIFI (Systemically Important) y que, por tanto, se les va a pedir mucho más capital que al resto. Otros bancos, por ahí, tienen capital alto porque no están prestando mucho (no hay buenas oportunidades de inversión, tal vez) pero piensan que en un futuro cercano van a empezar a prestar y quieren tener reservas de capital que les permitan expandir el crédito sin tener que recaudar capital a las apuradas. Una cosa que tiene que quedar clara es que hoy en Estados Unidos también hay un subgrupo de bancos que están pobremente capitalizados. En otras palabras, hay una distribución, y la media es bastante alta, pero el soporte incluye los requerimientos mínimos.
La verdad es que no sé mucho de otros episodios (tipo, como son las posiciones de capital de los bancos a la salida de una crisis). Me voy a fijar si encuentro algo.
La implementación de un colchón de capital cíclico es también parte de lo nuevo en Basilea III. Pero la cuestión es complicada y el diseño no es tan obvio (hay un paper reciente de Repullo que le pega mucho a lo que propone Basilea III en este tema). La idea básica es que los bancos adquieran capital cuando la cosa va bien y lo usen para absorber pérdidas durante las crisis. El requerimiento mínimo se vuelve función de alguna variable macro que hace que baje cuando las condiciones económicas no son buenas (elegir la variable macro apropiada es complicado; Repullo hace este punto muy claramente). Yo la verdad es que a este tema todavía me lo estoy pensando. Por un lado, me doy cuenta que si le pedís requerimientos de capital (en la forma de un ratio sobre activos) a los bancos cuando la cosa esta difícil, muchas veces lo que les conviene a los bancos es reducir el crédito, en lugar de aumentar el capital. Y eso lo que hace es amplificar los problemas macroeconómicos. Pero, al mismo tiempo, me parece que cuando los bancos atraviesan situaciones difíciles es cuando más tentación hay a sobre-exponerse al riesgo (explotar la responsabilidad limitada y los seguros de depósitos). Así que, nada, no sé.
Gracias por los comentarios Juancito.
Un saludo.
Hola,
En primer lugar, felicitarte por el artículo. Muy ilustrativo sobre los objetivos de Basilea III.
Sobre Basilea II, ¿sabes en cuántos países se aplicó? Lo digo porque desde algunos ámbitos se culpa a ese Acuerdo de la crisis, pero realmente, si no me equivoco, en muchos ni siquiera se puso en marcha.
Un saludo. Urbano
imf.org
Urbano,
La verdad es que es difícil saber la respuesta a tu pregunta porque distintos países adoptan sólo parte del acuerdo, pero me parece que para fines de 2008 la mayoría de los países industrializados habían adoptado algún tipo de formato de los propuestos por Basilea II. Mirá la tabla “Still in transition” en esta página web [LINK]
Igual, esto de decir que el Acuerdo es el culpable de la crisis es un poco raro. Creo que ex ante se pensaba que era la mejor política posible, dadas las circunstancias. Ahora, que sabemos lo que pasó durante la crisis, pensamos que hay que cambiar algunas cosas. Por ejemplo, los riesgos de reputación (que pareciera que jugaron un rol importante durante la crisis) fueron discutidos extensamente durante el proceso de implementación de Basilea II, y yo diría que estaban bien entendidos. Ahora lo que nos dimos cuenta es que esos riesgos pueden ser más relevantes de lo que pensabamos. En muchos casos, los ajustes de Basilea son más una cuestión cuantitativa que conceptual. Al menos esa es mi impresión.
Gracias.
Huberto
Muy buena la nota Huberto! Como siempre, muy conciso y claro. Me interesó la idea de que tengan una categoría de bancos «Systemically Important». Yo estoy un poco alejada de esta literatura ahora así que te pregunto algo que quizás es muy conocido: (i) si hay estudios hechos que uno pueda leer que los identifican, porque parece interesante hacerlo y (ii) si ésta categoría ya existía o es resultado de lo que se aprendió a partir de la crisis.
gracias!
fdic.govHola Laura,
Gracias por tu comentario. En este momento se está trabajando en diseñar el sistema de selección de las SIFI. Es una pregunta clave, como tu comentario sugiere implícitamente. Está claro que uno podría tomar una perspectiva académica al tema y tratar de establecer lineamientos teóricos que justificaran tal denominación. Pero, me parece que “en la cancha” la cosa va más por un tema de decisión de política económica. La idea es decir: que companías pensamos que serían tratadas como “too big to fail” en caso de entrar en problemas (esto, claro, depende de quien lo juzgue). Luego, denominemos esas companías SIFIs así se las puede sujetar a un régimen especial de supervisión más estricta además de permitir darle un trato especial en caso de quiebra. Fijate el discurso reciente de la jefa de la FDIC (el subtítulo “The New SIFI Resolution Framework” en esta web page http://www.fdic.gov/news/news/speeches/chairman/spmay0511.html) donde se explica rápidamente la idea básica. Como el subtítulo este lo indica, el sistema es nuevo. Aparece en la nueva legislación Dodd-Frank y es una consecuencia directa de los eventos ocurridos en Estados Unidos durante la crisis.
Un tema crucial es donde poner la frontera entre SIFI y no SIFI: Si pensas que la vas a rescatar, ponela en el grupo de las SIFIs y supervisala mas estrictamente; pero el grupo de las SIFIs recibe un tratamiento especial en caso de quiebra, por tanto hacer tal grupo más grande aumenta la magnitud de la probable intervención ex post, en cierta manera.
Gracias otra vez.
Un saludo.
Huberto
Muchas gracias por el comentario y el link.
Un saludo
Huberto, ayer volví a leer a tu post debido a un comentario que dejo alguien y me entro una duda. Quizás no halla forma de contestarla, pero acá va. Suponte que hubiésemos adoptado Basilea III en el 2000, por decir algo. ¿Hubiese hecho alguna diferencia en 2008?
Otra pregunta, quizás más fácil. ¿Cómo se calculan los riesgos que enfrentan los bancos? Vos decís, hubo una crisis, y aumentamos la percepción de riesgo y por tanto los niveles de capital. ¿Qué pasa si por los próximos 70 años no hay crisis, bajaríamos nuestra percepción de riesgo?
Huberto, muy buena entrada! Le veo un problema grave a la propuesta de aumentar el capital de los bancos sin una revisión global del sistema regulatorio. En tu nota decis atinadamente que el acuerdo internacional de regulación bancaria es necesario porque hay una externalidad en el sistema. Si un país tiene requisitos de capital mas bajos, toda la intermediación podría concentrarse en ese país porque sería menos costosa. Lo mismo ocurre si hay intermediarios financieros no bancarios, los «bancos sombra» a los que te refería en respuesta a Emilio. Mi percepción es que sin una revisión global de la regulación financiera, aumentar el costo de intermediacion de los bancos los hace menos riesgosos, pero tambien menos relevantes. Crea incentivos para la aparición de instituciones nuevas que van a terminar siendo SIFIs como lo fueron en la última crisis los bancos de inversión y las personas jurídicas que los bancos tenían fuera de su hoja de balance y cuyas perdidas tuvieron que asumir durante la debacle de 2008. Podría, de esta manera, salirle el tiro por la culata a Basilia III, y que estas nuevas exigencias de capital sean el el germen de la próxima crisis?
Sebastián,
Yo creo que los problemas que los bancos tuvieron durante la crisis se hubieran producido aún si Basilea II hubiese sido adoptado en el 2000. Por ejemplo, los bancos grandes en Basilea II tienen permitido utilizar sus modelos internos de evaluación de riesgo para determinar los activos ajustados por riesgos que se utilizan para calcular el ratio de capital. También, en Basilea II se utilizan mucho las categorías de riesgo de las calificadoras de riesgo. Está claro que ambos instrumentos dieron lugar a muchos problemas durante la crisis. Ahora, claro, saber si la cosa hubiese sido un poco menos extrema, o no, es muy difícil, como vos bien lo señalás.
Con respecto a los cálculos de riesgo, no es que yo sepa todos los detalles, pero la sensación que me da a mí como resultado de hablar con varios supervisores es que es medio un arte. Y que mucho se basa en datos históricos. Así que, sí, mi impresión es que si no tenemos otra crisis en 70 años, de a poquito vamos a ir ajustando la probabilidad de crisis para abajo. Pero no sé. Es una conjetura, claro.
Andy,
El punto que vos haces es, sin duda, muy importante. Yo creo que los reguladores bancarios en Estados Unidos están al tanto de la cuestión. La idea de las SIFI y la OLA (Orderly Liquidation Authority) es que se va a poner en vigencia un sistema que le permita a los reguladores cerrar companías financieras insolventes tratando de minimizar el subsidio a los acreedores (y accionistas). Es decir, para los bancos y el seguro de depósitos, se aumenta el capital. Para los que vayan por el costado del sistema bancario propiamente dicho, el régimen SIFI/OLA intenta limitar la exposición del ciudadano común como contribuyente impositivo. En mi intercambio con Laura incluí un vínculo de internet a un discurso reciente de la jefa de la FDIC donde se discute la idea SIFI+OLA.
Una aclaración necesaria: no faltan escépticos de la idea de la SIFI+OLA como un sistema EFECTIVO para lograr controlar la tentación al rescate de companías financieras en tiempos de crisis. Las reservas que algunos tienen se basan, claro, en los detalles. Pero, bueno, el tema está en discusión permanente. Con suerte se irá mejorando el sistema. Igual, al final, me queda la duda si es posible diseñar un sistema completamente a prueba de rescates y subsidios contingentes. No sé (igual, yo soy un escéptico nato, así que descontame).
Gracias por los comentarios.
Huberto