“Quiero aprovechar esta oportunidad para reiterar mi rechazo y mi condena a este vil asesinato de los dos estudiantes uniandinos en el departamento de Córdoba, de Mateo Matamala y de Margarita Gómez.
Este absurdo asesinato no tiene ninguna justificación. Hemos ya dado la orden de enviar un equipo de investigadores especiales; la Fiscalía hizo lo propio, ya están allá.
Doblamos la recompensa por quien lidera una banda criminal que opera en esa región, un tal alias ‘Gavilán’. Duplicamos la recompensa de 250 a 500 millones de pesos.
Y también se dispuso el envío de un equipo de Policía especial para combatir esa banda criminal, allá en el departamento de Córdoba.
Pero mis condolencias, doctor Angulo (Carlos Angulo Galvis, Rector), a usted y a toda la Universidad.
(Contexto: Nota sobre el asesinato de las estudiantes de la Universidad de los Andes)
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Quiero comenzar agradeciéndole al Presidente del GDN, a Gerardo della Paolera, una entrevista que dio al periódico Portafolio hace un par de días, donde decía que era muy optimista sobre América Latina, lo cual concuerda con la opinión generalizada, y decía que identificaba tres países dentro de América latina, como los países de punta.
Así los llamó. Brasil, Chile y Colombia; y no sé si sea una coincidencia, pero tengo entendido que la última vez que este congreso se realizó en América Latina fue en Brasil, en el año 2001.
Y ahí fue cuando el Presidente de Goldman Sachs –no en esa conferencia, pero en ese año–, lanzó el concepto de los Bric´s (Brasil, Rusia, India y China), diciendo como los Bric’s iban a ser los países que iban a impulsar la economía hacía el futuro, que iban a ser los países que iban a brillar en los próximos años.
Y creo que el Presidente Goldman Sachs acertó, porque esos países, Brasil, Rusia, India y China, pues han sido un poco las estrellas dentro de todo el comportamiento económico en estos últimos años.
Diez años más tarde se reúnen en Bogotá y coincide también con hace dos meses, el presidente de otro banco, el Hong Kong Shanghai Banking Corporation (Hsbc), identificó unos países como los nuevos Bric´s; los llamó los Civets.
¿Qué quiere decir los Civets? Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turquía y Suráfrica. Espero que dentro de diez años digamos que ese presidente de banco también identificó los países que tenían la mejor perspectiva.
Colombia entre mayores economías en el 2050
Y a propósito de ese pronóstico, ayer conocimos un informe de ese mismo banco, del Hsbc, un informe que hizo público haciendo unas proyecciones sobre la economía mundial a nivel de todos los países hasta el año 2050.
Y nos complace muchísimo ver que reafirma lo de los Civets y pone a Colombia en una posición realmente privilegiada.
Dice, por ejemplo, ese pronóstico, que 19 de las treinta mayores economías del año 2050 van a ser de los países emergentes. Dice que Colombia estará dentro de esos treinta países, por encima de Suiza, por encima de Hong Kong, por encima de Venezuela, por encima de Suráfrica.
Dice que el mercado de los mercados emergentes se van a multiplicar por cinco en estos próximos cuarenta años y va a superar al mundo desarrollado.
Señala que mientras países como Suiza, como Francia, como España, como Japón, van a disminuir su población en capacidad de trabajar; países como Colombia vamos a poder aumentar en un 30 por ciento y que eso nos va a dar una posición muy importante.
Que en el caso de los colombianos el ingreso per cápita va a multiplicarse por 3, que por supuesto va aumentar la presencia económica de América Latina en el contexto mundial y que Colombia será dentro de América Latina el país con mayor crecimiento y mejor desempeño económico.
Pues nos pone el Banco en una situación bastante desafiante, porque nos obliga –si queremos que esos pronósticos sean reales–, nos obliga a poner en marcha unas políticas económicas audaces, unas políticas económicas que realmente nos puedan permitir despegar en esta coyuntura muy especial que estamos viviendo. Y eso, en cierta forma, es lo que estamos los colombianos tratando de diseñar y de poner en marcha en este momento.
Hacia la Prosperidad Democrática
Muy brevemente voy a explicarles cuál ha sido la política y cuál es la situación actual de Colombia, que en cierta forma tiene que ver con muchos de los países emergentes; las dificultades, los desafíos, pero también las oportunidades.
Colombia durante muchísimos años tuvo muchos frenos hacia su desarrollo; frenos tradicionales. Los frenos de falta de infraestructura, los frenos de una mala calidad de su educación, los frenos de una gran diferencia en sus ingresos y en la tenencia de la tierra, de su propiedad. Y tenía un freno especial, que influyó muchísimo en que nosotros no hayamos podido avanzar más de lo que pudimos avanzar en estas últimas décadas, y era el tema de la seguridad.
El tema de la seguridad era el freno principal, diría yo, a toda nuestra actividad económica, y la inseguridad ahuyentaba la inversión.
La inversión era fundamental para el crecimiento, y de eso se dio cuenta en un momento, también muy especial –porque la historia nos ha enseñado que hay que aprovechar las coyunturas y aprovechar las circunstancias para poner en marcha ciertas políticas– y el Presidente (Álvaro) Uribe hace ocho años aprovechó una coyuntura que teníamos. Una coyuntura de desconcierto y una cultura de frustración, con un proceso de paz que quisimos hacer con la guerrilla durante unos años, que fracasó infortunadamente, y puso la seguridad como su punto principal en su programa de Gobierno. Ganó en una forma abrumadora, y puso en marcha su política de Seguridad Democrática.
Su política de Seguridad Democrática era muy sencilla en su explicación. La seguridad, como decían los romanos desde hace mucho tiempo, debe ser la primera ley de la República. Sin esa ley funcionando, las demás leyes son inocuas.
Y esa Seguridad Democrática tenía dos explicaciones, dos definiciones. La palabra democrática quería decir: seguridad para todos los que estuvieran dentro del Estado de Derecho. Y democrática quería decir –y eso es bien importante, porque eso tiene un valor institucional muy importante– era una política de seguridad respetando una Constitución y unas leyes que son muy garantistas.
Nuestra Constitución, la colombiana, que expedimos en el año 91, es tal vez una de las constituciones más garantistas. Garantiza los derechos fundamentales de los ciudadanos.
Y desarrollar una política de seguridad respetando esas garantías es muy difícil o lo hace más difícil. Pero al mismo tiempo lo hace más sustentable y lo hace más legítimo.
Y esos dos conceptos –democrática para todos, democrática respetando la Constitución–, fue lo que informó esa política de seguridad, que fue muy exitosa, porque logramos en el país, en los últimos ocho años, dar un cambio de 180 grados en la percepción del mundo. Percepción que era en cierta forma reflejo de una realidad.
Yo me acuerdo perfectamente cuando vino el Presidente (Bill) Clinton a Colombia, en el año 2000, yo era Ministro de Hacienda. Vino a lanzar el Plan Colombia y nosotros estábamos a punto de ser declarados por los académicos como un Estado fallido, un Estado donde el Estado no controlaba una parte del territorio, donde no podía impartir justicia, donde ese territorio real y físicamente lo controlaban unos grupos al margen de la ley.
Pues bien. Se puso en marcha el Plan Colombia, se puso en marcha la política de Seguridad Democrática, logramos avanzar enormemente en materia de seguridad, y sobre todo en recuperar el control por parte del Estado del territorio. De eso se trata básicamente la política de seguridad, de recuperar el control del territorio.
Y para darles simplemente un ejemplo, cuando el Presidente Uribe llegó al poder en el año 2002, más o menos 400 de los un poco, más de 1.110 municipios, en 400, los alcaldes no podían despachar desde sus cabeceras municipales por razones de inseguridad.
Hoy no hay un solo alcalde que pueda decir en este momento que no está despachando desde su cabecera municipal. Eso les da un poco la idea de la magnitud del cambio que hubo.
No los voy a aburrir con las cifras de cuánto han disminuido los secuestros –más del 90 por ciento–, los homicidios. Pero lo importante es el control por parte del Estado del territorio.
Y el Presidente Uribe puso en marcha una política que él explicaba con mucha sencillez, diciendo que eran tres objetivos fundamentales: la Seguridad Democrática, la confianza inversionista y la cohesión social.
El crecimiento de la inversión en Colombia
Él con mucha razón y mucho pragmatismo decía: necesitamos atraer inversión. Y fue muy exitoso, porque la inversión comenzó a crecer en Colombia, a tal punto que somos en este momento el país donde la inversión ha crecido más, de toda América Latina.
Hay ciertos cuestionamientos sobre la forma de atraer esa inversión. Dando –algunos dicen– demasiadas gabelas; otros dicen creando unos privilegios por un lado, pero distorsionando las reglas de juego por otro.
Es una discusión que se mantiene y que se mantendrá, pero el hecho es que la inversión sí comenzó a crecer y eso se ha traducido inmediatamente en los demás indicadores económicos.
E hizo un esfuerzo importante en lo que él llamaba la cohesión social; es decir, que todo lo que tiene que ver con el crecimiento económico pueda repercutir en una mejor situación social para los colombianos.
Y ahí hubo avances importantísimos, por ejemplo, en el cubrimiento de la educación, la cobertura de la educación, en la cobertura de la salud.
En pocos años llegamos en Educación Básica casi al cien por ciento; en materia de salud avanzamos significativamente y ahí también hubo un avance importante.
Con esas condiciones, nosotros, el Gobierno, mi Gobierno, en la campaña lo que dijimos: nosotros vamos a continuar básicamente con esas mismas políticas.
Prosperidad para todos
La Seguridad Democrática hay que continuarla, porque no hemos ganado todavía. Hemos avanzado muchísimo, pero todavía tenemos problemas; todavía tenemos grupos al margen de la ley creando muchas dificultades en ciertas regiones del país, ya no en las goteras de Bogotá como teníamos hace unos años, pero siguen existiendo unos grupos al margen de la ley.
Unas bandas criminales al servicio del narcotráfico, en parte un poco la secuela de la desmovilización de los grupos paramilitares. Esas bandas criminales nos han creado también una serie de dificultades. El asesinato de estos dos estudiantes de la Universidad es prueba de ello, y por eso ahí no podemos bajar la guardia y tenemos que continuar.
Y yo he dicho que en materia de Seguridad Democrática, eso es como las dietas, la última parte es la más difícil. La última parte y mantener la seguridad es lo más difícil. Por eso no podemos, bajo ningún punto de vista, bajar la guardia en materia de seguridad.
Pero hemos avanzado lo suficiente para poder pensar en otros temas en la agenda colombiana y para poder poner sobre la mesa otros temas que nos permitan avanzar realmente en nuestro desarrollo.
Y eso es lo que hemos tratado de establecer en nuestro programa de desarrollo, en nuestro Plan de Desarrollo, que hemos catalogado o hemos llamado como Prosperidad para Todos.
La idea es pasar de la Seguridad Democrática a la Prosperidad Democrática, Prosperidad para Todos.
Para lograr ese objetivo necesitamos crecer a tasas altas. Eso es una condición fundamental. Y para ello hemos identificado una serie de lo que hemos llamado las locomotoras de la economía; locomotoras que tienen que ver también con las oportunidades que tiene el país y con la coyuntura internacional.
Colombia está viviendo y América Latina, diría yo, está viviendo un momento muy especial, porque nosotros estamos con esos recursos que el mundo está cada vez añorando más y demandando más.
Cuando uno habla del futuro del mundo, lo primero que sale a relucir es, por ejemplo, la crisis alimentaria; la demanda en China, la demanda en la India, la demanda en Indonesia, ha creado una situación muy diferente a la que teníamos hace algunos años en materia de oferta y demanda de alimentos.
Lo hemos visto reflejado en los precios de los mercados. Y muchos dicen –yo comparto esa opinión– que esa crisis se pueda agravar. Es decir, que vamos a ver cada vez más demanda y una restricción, unos límites en la posibilidad de aumentar la oferta.
Ahí América Latina tiene una inmensa oportunidad y Colombia también, porque aquí hay tierra suficiente y capacidad suficiente para aumentar nuestra producción de alimentos.
Y por eso una de las locomotoras que identificamos nosotros fue precisamente el sector agropecuario, el sector rural y la producción de alimentos. Que además tiene una serie de beneficios colaterales, porque nosotros queremos que esa Prosperidad para Todos la definimos como más seguridad, menos pobreza, más empleo.
La pobreza está concentrada, en el caso colombiano, en buena parte donde hay más pobreza es en el campo, y si podemos recuperar el campo, invertir en el campo, eso va a tener también el efecto de impactar positivamente una distribución del ingreso y una distribución de la propiedad, que en el caso colombiano es de las más agudas en el continente, y el continente, como ustedes saben, es de los continentes más desiguales en el mundo.
Entonces, esa es una de las locomotoras.
Infraestructura y emergencia invernal
La otra locomotora que hemos identificado es la infraestructura. Colombia se ha, por muchos motivos en los cuales no voy a entrar, pero hemos tenido un retraso acumulado en materia de infraestructura, que ha afectado mucho nuestra competitividad.
La geografía colombiana es una geografía muy sui géneris; montañas, nosotros tenemos de todo tipo de clima, pero hace también que la infraestructura sea muy importante y muy necesaria, y nosotros no hemos logrado avanzar en la infraestructura como hemos debido avanzar.
Ahí hay una segunda oportunidad, que ese problema lo estamos convirtiendo en oportunidad. Y hay una paradoja, que estamos tratando de ver cómo la resolvemos y la aprovechamos: tuvimos, y estamos todavía en el invierno más duro que hemos tenido en nuestra historia. La cantidad de agua que ha caído en Colombia nunca en la historia nuestra la habíamos visto, y no por poco sino por mucho.
Para darles una cifra, en el mes de noviembre llovió, en los primeros 10 días del mes de noviembre llovió más que en todos los noviembres de toda nuestra historia; en los primeros 10 días solamente. Tuvimos inundaciones que no habíamos visto nunca.
Y vamos a tratar de aprovechar esa dificultad, en la que estamos en este momento, que es una dificultad muy grande, para ver si le damos un vuelco y generamos una infraestructura, que no solamente nos permita adaptarnos a esa nueva realidad, el cambio climático.
Y lo estamos sufriendo en todas partes; en Australia en este momento.
Hablaba con el Presidente Zedillo (Ernesto Zedillo, ex presidente de México), de esas tormentas que se escapó él de nieve allá en Nueva York.
El clima cambió y tenemos que adaptarnos todos los países a ese nuevo cambio climático; eso nos impone una serie de desafíos sobre todo en materia de infraestructura.
Entonces queremos en el Gobierno aprovechar este desastre, que ha sido el peor de nuestra historia, y convertirlo en una gran oportunidad para poder, no solamente adecuar a nuestro país al cambio climático, sino también avanzar en materia de competitividad.
O sea, ahí hay una gran segunda locomotora, que estoy seguro que va a ser un motor de nuestro crecimiento y nuestro desarrollo.
La riqueza energética
Una tercera locomotora es una que ya está creciendo a tasas muy altas; es todo el sector mineral, minero-energético.
Nosotros somos muy ricos en energía, Colombia tiene energía de todo tipo. Petróleo, somos los segundos exportadores de carbón del mundo, un carbón además, en buena parte un carbón coquizable, que es un carbón muy cotizado a nivel mundial.
Somos muy ricos en agua. Y por eso nuestra producción de energía hidroeléctrica como porcentaje de la producción total es muy alta. Tenemos un potencial para crecer y exportar energía.
Nuevamente ahí se conecta esto con la situación mundial, porque también la crisis energética, la que estamos viendo, cada vez más hay demanda por todo tipo de energía, y América Latina y Colombia están muy bien posesionadas para eso.
Vivienda y ciencia y tecnología
La cuarta locomotora que hemos identificado, una locomotora que casi todos los países en vía de desarrollo hay un déficit, y es la vivienda.
Nosotros ahí, como muchos países, nos hemos venido rezagando; la demanda frente a la oferta ha venido creciendo y ahí vemos una gran oportunidad.
La vivienda es intensiva en mano de obra, la vivienda jalona cerca de 32 industrias y queremos, nos hemos puesto unas metas muy ambiciosas en la construcción de vivienda.
Y nuevamente este desastre que estamos viviendo, que ha afectado a más de dos millones de colombianos, pero que ha destruido y afectado más de 300 mil viviendas, lo vemos como una gran oportunidad para que esa locomotora, la podamos poner a funcionar a toda marcha.
Y la quinta locomotora es una locomotora de sentido común, que en América Latina y en Colombia especialmente, también nos hemos venido rezagando y donde hay un potencial enorme si hacemos las cosas bien para crecer.
Y es lo que han llamado el emprendimiento, la innovación, la inversión en ciencia y tecnología, en ver cómo somos más eficientes. Y ahí hay un margen de crecimiento enorme en toda la región y en el caso colombiano.
¿Con eso a qué aspiramos? Aspiramos a que estas locomotoras nos pongan a crecer a las tasas que dice este Banco, el Hong Kong and Shanghai Banking Corporation.
Crecer al 5 por ciento
Por lo menos ellos dicen que vamos a crecer en un promedio por encima del 4, 4 y medio por ciento.
Nuestro propósito, nuestra meta, es crecer mínimo al 5 por ciento y un crecimiento sostenible mínimo del 5 por ciento.
¿A qué nos estamos enfrentando? Nos estamos enfrentando a un mundo que está sufriendo unos cambios sistémicos.
Ustedes saben mejor que nadie, ustedes han estudiado esta situación mejor que nadie, lo que está sucediendo con las economías desarrolladas, la poca flexibilidad que tienen para volver a recuperar su ritmo de crecimiento.
Por eso todos los pronósticos dicen que los países emergentes son los que van a jalonar la economía mundial hacia el futuro.
La guerra de monedas
Ahí vemos todas las políticas monetarias de Estados Unidos, de los países europeos, de Japón, queriendo crecer a punta de emitir moneda; moneda que no se queda en esos países, sino se va a buscar los países que están creciendo a tasas más altas.
Ese es uno de los grandes desafíos que tenemos, qué hacemos con la situación monetaria internacional, con la llamada ‘guerra de las monedas’. Lo hemos sufrido nosotros en Colombia, lo está sufriendo América Latina, lo están sufriendo los países emergentes en general. Ese es uno de los grandes retos.
Y como decía el Presidente Zedillo, el G-20 no ha sido capaz de dar ninguna solución. Mientras tanto nosotros estamos sufriendo las consecuencias.
Hay un reto muy importante, qué tipo de medidas a nivel local se pueden poner en marcha. Pero también a nivel global o a nivel regional.
Es uno de los grandes desafíos y sería muy interesante que en este congreso, porque el congreso tiene que ver con la financiación del desarrollo después de la crisis.
Yo creo que el gran reto es qué hacer con las monedas, porque problema de financiación propiamente dicho no hay, por lo menos en el caso colombiano nosotros no tenemos problemas de financiación en este momento.
Hay un acceso de liquidez a nivel mundial, que están buscando dónde colocar sus excedentes y se están viniendo precisamente para los países que ellos consideran que pueden tener un mayor rendimiento.
Pero sí dentro de ese contexto, qué hacer con esta llamada guerra de las monedas es uno de los grandes desafíos.
En la crisis del 2008, que nadie pronosticó. Esa crisis, Presidente Zedillo, que le dio tan duro al prestigio de los economistas. Pero tenga la seguridad que yo no voy a cambiar de profesión, porque me fue muy mal como futbolista.
Es que también los economistas somos muy prepotentes y muy soberbios. Pero yo cometí un acto de soberbia o prepotencia de creer que podía jugar fútbol con la Sub-20 que hoy viaja a Perú a jugar el Suramericano, y salí un poco lesionado.
Pero yo espero que salgan menos lesionados de lo que salimos los economistas de la crisis del 2008, que nos fue muy mal porque la gran acusación fue que ninguno predijo lo que iba a suceder.
Y ahora tenemos una gran oportunidad de ver si podemos dar soluciones a esta situación interesantísima, muy compleja, que el mundo está viviendo.
América Latina, el continente del futuro
Por eso este encuentro, que se haga en Bogotá en el año 2011, en una situación bastante sui géneris y muy especial, donde Colombia, consideramos nosotros, que estamos en una especie de punto de inflexión, que si ponemos en marcha las políticas correcta, realmente podemos despegar. Como puede despegar toda América Latina.
Ahí hay unos retos enormes, se ha avanzado muchísimo en muchos frentes, en otros frentes estamos muy retrasados. Aquí hay unas diferencias profundas en cuanto la concepción de lo que debe ser un buen modelo de desarrollo, las diferencias son evidentes.
Nosotros, en el caso colombiano, hemos venido promoviendo con nuestros socios de México, de Perú, de Chile, como una integración, una profundización en la integración con miras a tener un mercado que sería o que es, más grande que Brasil.
Un mercado que nos puede proyectar, si queremos hacerlo, hacia el Asia, que es donde vernos que el crecimiento se va a concentrar en las próximas décadas. Y esto no es algo excluyente con Brasil, sino más bien una alternativa interesante para que América Latina en esa sana competencia, sana emulación, pueda realmente y finalmente cumplir con ese sueño que se ha tenido durante tanto tiempo.
Siempre se ha dicho que ésta va a ser la década de América Latina pero nunca llega. Vamos a ver si ahora puede llegar. Y creo que las circunstancias están dadas para que así sea.
Este estudio, curiosamente, coincidencialmente, el estudio del Banco, ‘The World in 2050’, dice que América Latina a va a ser el continente del futuro.
Hablando de los economistas y de cómo discutimos entre los economistas cuáles son los indicadores verdaderos, y qué es lo que debemos como países y como seres humanos perseguir en el desarrollo. Ustedes conocen muy bien las nuevas escuelas, que después de los 15 mil dólares de ingreso per cápita, ya crecer más no traer más felicidad. Entonces, los índices de felicidad.
Y hay un estudio muy interesante que se llama el Happy Planet Index, que es una organización que viene en Inglaterra haciendo unas serie de estudios sobre cómo podemos desarrollarnos con unos indicadores mucho más pertinentes en lo que llaman la felicidad del hombre, que es lo que desde los clásicos todos hemos buscado.
Y tiene muy en cuenta la parte del medio ambiente; cómo usando el medio ambiente podemos seguir creciendo, podemos seguir educándonos mejor. Y en ese índice aparece Costa Rica como el país de más alta felicidad, por su relevancia con el medio ambiente.
Pero nuevamente en este otro estudio, América Latina vuelve y surge como el gran continente del futuro, por cualquiera de los indicadores que se midan.
Y por eso, en el caso colombiano, en el caso latinoamericano, pues tenemos un gran desafío hacia delante.
Las discusiones sobre el desarrollo, que son las discusiones eternas como las discusiones sobre el buen funcionamiento de la democracia, es un proceso de mejoramiento continuo.
Pero en este momento, en este momento de la historia del mundo, en este momento de la historia de América Latina, tenemos unas oportunidades muy especiales y unos desafíos muy particulares, donde creo que si hacemos las cosas bien podemos dar un gran salto en nuestro desarrollo.
América Latina también tiene una gran ventaja sobre los países industrializados, que es nuestra población joven. Nuestra población joven, la población joven es hoy un gran activo que tenemos que aprovechar, porque eso no dura toda la vida, se van envejeciendo. Pero ese es uno de los grandes activos que tenemos.
Finalmente, Presidente Zedillo, yo le diría que congresos como éste en momentos como los que estamos viviendo, es lo que realmente le da a nuestros países y a quienes están en este momento en una posición de tomar decisiones, una materia prima fundamental para acertar.
Nunca toma uno decisiones en la vida pública con el cien por ciento de seguridad de que la decisión va a ser la correcta, pero en la medida en que instituciones como la GDN –que todo el mundo reconoce su altísimo nivel intelectual, su pertinencia–, nos puedan dar una guía, nos puedan dar algunas señales y pueda aglutinar en torno a esas señales el proceso de toma de decisiones de los países, eso va a hacer de nuestro mundo un mundo mucho mejor.
Por eso les agradezco enormemente, enormemente, que ustedes hayan escogido a Colombia, nos honra muchísimo para este decimosegundo congreso.
Espero que esta altura de Bogotá los inspire mucho, que de aquí salgan buenas ideas que podremos acoger. Y a todos ustedes una bienvenida muy cordial y muy cariñosa por parte de todos los colombianos.
Muchas gracias”.