Publicado por El Mercurio, 8 de enero de 2013
La franquicia tributaria no llega a los trabajadores y empresas que más lo necesitan.
Toda vez que la Ministra del Trabajo anuncia una revisión del sistema de capacitación laboral, me alegro. Me alegro porque éste es ineficaz y no está focalizado en quienes más lo necesitan, ni en quienes más se beneficiarían. Me alegro porque se trata de muchos recursos públicos que pueden ser usados de mejor forma. Me alegro porque pareciera que la Ministra tiene la voluntad y el empuje necesario para dar esta pelea, aunque haya poderosos que pierdan.
Lamentablemente, no queda mucho tiempo. Ojalá no se conforme con sólo ingresar el proyecto al Congreso, sino que lo haga luego y con las urgencias necesarias para que la ley esté lista antes de que acabe el gobierno. Luego tendrá que venir una remodelación del SENCE que tomará tiempo y recursos. Los diagnósticos necesarios están levantados; no hay por qué esperar más.
En efecto, hace dos años la Ministra convocó a una comisión de expertos, liderada por Osvaldo Larrañaga, para analizar la efectividad del sistema. Las conclusiones del informe entregado a fines del 2011 son lapidarias: se requiere de una reforma profunda al sistema público de capacitación.
El programa más importante es la franquicia tributaria que consiste en un descuento de impuestos de los gastos que las empresas que tributan en primera categoría efectúan en capacitación hasta un tope. Para asegurar pertinencia, es la empresa la que toma la decisión de a quién y en qué capacitar. Los Organismos Técnicos de Capacitación (OTEC) ofrecen cursos, mientras los Organismos Intermedios para Capacitación (OTIC) median entre empresas y capacitadoras. El SENCE supervisa.
La franquicia tiene una serie de problemas. Uno es que llega a los trabajadores que tienen empleo y no a los desempleados e inactivos que requieren más ayuda. Otro es que por problemas prácticos, las empresas grandes la usan más y se llevan la mayor parte de los recursos, siendo las más pequeñas las con mayores rezagos de productividad. Asimismo, las empresas tienden a capacitar a los trabajadores de remuneraciones más altas, cuando no son ellos quienes más apoyo requieren.
Jorge Rodríguez y Sergio Urzúa analizaron por encargo de la Comisión, la eficacia de la franquicia en elevar las remuneraciones y la empleabilidad de sus beneficiarios. El estudio muestra que la capacitación vía franquicia no eleva la probabilidad de estar empleado y que las ganancias en remuneraciones son a lo más de un 0.6%. Esto es, un trabajador que gana 200 mil pesos mensuales puede aspirar a un alza de a lo más mil doscientos pesos debido a la franquicia; o sea, no gana nada.
¿Por qué esta ineficacia? Quizá la franquicia genera ganancias de productividad en las empresas, difíciles de detectar en los datos. Pero ello significa que los beneficios tributarios se los apropiarían las empresas (las más grandes proporcionalmente) y no los trabajadores. Ello ciertamente no parece un resultado deseable.
Otra alternativa considerada por la Comisión es que los cursos sean inapropiados. De hecho, el estudio empírico citado indica que sólo los cursos de duración superior a las 140 horas generan un impacto relevante, condición que apenas el 1% de los cursos que financia la franquicia cumple. Una tercera alternativa es que los cursos ofrecidos sean simplemente de baja calidad.
Un diagnóstico más auspicioso tiene la capacitación en oficios focalizada en trabajadores vulnerables, en particular el Programa Especial de Jóvenes que tiene una duración larga y que concluye con una práctica laboral. Los cursos son dictados por instituciones especializadas en jóvenes vulnerables y que a la vez tienen fuerte vinculación con empresas. Ello asegura pertinencia y facilita la inserción laboral de los beneficiarios. Su impacto estimado es el de elevar la probabilidad de un empleo formal en un 15% y el salario en unos 45 mil pesos mensuales.
No hay justificación para seguir con la franquicia, sobre todo cuando existen programas alternativos que han probado su eficacia y que están focalizados en quienes más lo necesitan. La reforma al SENCE no figura entre las prioridades legislativas que el gobierno anunció recientemente. Espero que pueda revisar sus prioridades.