Por Andrea Velasquez
@a_velasquezg
Los costos y beneficios de la migración internacional han sido tema de debate desde el punto de vista político y académico, y en años recientes han sido un tema recurrente en campañas electorales alrededor del mundo. En Estados Unidos, en particular, la implementación de políticas migratorias restrictivas ha aumentado dramáticamente en los últimos 15 años, lo cual ha causado un rápido crecimiento en el número de deportaciones. Por ejemplo, entre 2003 y 2014, el número de deportaciones creció anualmente a una tasa alrededor de 200%, alcanzado una cifra de 300.000 deportaciones en el año 2014. En una entrada anterior en este blog escribí sobre los efectos directos e indirectos de estas políticas en el mercado laboral de inmigrantes y ciudadanos en los Estados Unidos. Además, los efectos en la comunidad inmigrante van más allá de efectos laborales. Trabajos recientes han encontrado importantes efectos de estas políticas migratorias en la salud mental de inmigrantes y en la desintegración del tejido social de la comunidad inmigrante en el país.
Sin embargo, y a pesar del endurecimiento de estas políticas migratorias, el número de migrantes del Triángulo Norte de Centroamérica (TN), que incluye a El Salvador, Guatemala y Honduras, ha mantenido una tendencia creciente, pasando de un total de 200.000 migrantes en 1980 a alrededor de 3 millones en 2017. Esta tendencia resulta sorprendente dada la situación política migratoria actual en los Estados Unidos. Resulta entonces fundamental entender cuáles han sido los principales factores de expulsión en los países de origen con el fin de informar el diseño de políticas públicas que mejoren las condiciones de vida del migrante y sus familias. Una encuesta realizada por el Banco Interamericano de Desarrollo a inmigrantes de esta región en los Estados Unidos ofrece información importante al respecto. Aunque razones económicas y reunificación familiar explican en gran parte las decisiones de migrar, los desastres naturales y choques climáticos que ha sufrido la región han sido un factor de expulsión que debe ser explorado con atención. El fenómeno de El Niño en el 2014, por ejemplo, causó una de las peores sequías en la historia de la región, lo que intensificó el nivel de inseguridad alimentaria, y empeoró las oportunidades laborales en el sector agrícola. La pregunta es, ¿en qué medida esos desastres naturales han impactado la tasa de migración en la región? Y, ¿cuáles son los principales mecanismos a través de los cuales choques climáticos afectan la decisión de migrar? Estas son algunas de las preguntas que queremos contestar en un nuevo proyecto con Ana Maria Ibáñez y Jimena Romero para el caso de El Salvador, entre el 2010 y 2018. Es decir en años en que el país sufrió importantes choques de sequías y de lluvias, y las políticas migratorias se endurecieron en los Estados Unidos.
Al responder estas preguntas hay dos argumentos que deben ser tenidos en cuenta. Primero, para entender la relación entre choques climáticos y la decisión de migrar es importante determinar los mecanismos a través de los cuales estos choques pueden afectar la decisión de migrar y su relación con otros factores de expulsión o atracción. Desde un punto de vista teórico, los efectos de choques climáticos en la decisión de migrar no son obvios. Por un lado, un desastre natural en el país de origen puede aumentar los retornos esperados de migrar si las oportunidades laborales disminuyen, y por otro lado, si el choque afecta los ingresos económicos del hogar, la probabilidad de migrar puede disminuir. Segundo, esta relación debe ser estudiada como parte de un contexto político y con miras al diseño de políticas públicas, tanto en países de origen como de destino, que tengan en cuenta la vulnerabilidad de migrantes afectados por factores ambientales.
Relacionado al primer punto, en nuestro modelo empírico medimos choques climáticos como episodios extremos de sequía y lluvia. Resultados preliminares muestran que eventos de sequía extrema han aumentado la probabilidad de migrar a los Estados Unidos. Esto es consistente con la tendencia creciente en la migración a este país a pesar del clima político actual. Algunos de los canales a través de los cuales eventos de sequía afectan la decisión de migrar, y que hemos explorado en el contexto de El Salvador, son:
1. Caída en la producción agrícola: dada la fuerte relación entre choques climáticos y producción agrícola, sobre todo en países vulnerables al clima, como El Salvador, efectos en la producción agrícola pueden impactar la decisión de migrar. Esta relación ha sido documentada en la literatura. Por ejemplo, estimaciones para el caso Mexicano muestran, que cuando una comunidad tiene menor nivel de lluvias en un periodo, manda más migrantes a los Estados Unidos en periodos siguientes. Asimismo, cuando por choques de temperatura y de lluvias disminuye el nivel de producción agrícola, aumenta la emigración a los Estados Unidos.
Nuestros resultados para el caso de El Salvador sugieren que este es un mecanismo importante en este contexto. Episodios de sequía aumentan la probabilidad de migrar para hogares en zonas rurales, pero no tienen ningún efecto para hogares en zonas urbanas lo cual es consistente con este mecanismo. Este es un resultado importante dado que el nivel de sequía en El Salvador ha aumentado el nivel de inseguridad alimentaria y de desnutrición infantil. La migración internacional puede ser una solución para mejorar esta situación económica de los miembros no-migrantes. La encuesta del BID muestra por ejemplo, que 47% de los migrantes entrevistados en los Estados Unidos reportan tener hijos, y de estos el 54% vive en el país de origen.
Además explotando información de la encuesta agrícola en El Salvador podemos explorar niveles importantes de heterogeneidad, por ejemplo, podemos medir si los choques climáticos han afectado de manera diferente a los pequeños productores cuya producción es de auto-consumo, y a los propietarios de tierra cuyo costo de migrar es más alto.
- Productividad laboral e ingresos: evidencia empírica ha mostrado que altas temperaturas pueden afectar la productividad laboral. En el caso de El Salvador, nuestros resultados no muestran efectos significativos de choques en temperatura en la decisión de migrar, lo cual sugiere que cambios en productividad (por ejemplo, por cambios en niveles de salud) no es uno de los principales mecanismos.
- Aumento en niveles de violencia: una literatura reciente ha encontrado evidencia de una relación positiva entre alta temperatura y violencia. Aunque altos niveles de crimen y violencia son reportados comúnmente como razones para migrar de esta región, todos nuestros resultados son robustos cuando controlamos por tasas de homicidio. Esto sugiere que cambios en niveles de violencia como respuesta a choques climáticos no es uno de los principales mecanismos.
Estos resultados sugieren que los choques de sequía en El Salvador han aumentado las tasas internacionales de migración, y hogares que dependen más de la producción agrícola, han sido los más propensos a migrar como estrategia para mitigar el impacto de estos choques. Esto es un resultado importante porque sugiere que a pesar del endurecimiento de las políticas migratorias en los Estados Unidos, individuos vulnerables a choques climáticos están dispuestos a enfrentar estos mayores costos asociados a la migración internacional.
El siguiente paso en este análisis es determinar la relación de los choques climáticos con otros factores de expulsión o atracción. Particularmente en el caso de El Salvador el reto es medir la interacción entre una intensificación en los factores de expulsión en El Salvador (choques climáticos que disminuyen el costo de migración) y una disminución en los factores de atracción en los Estados Unidos (políticas migratorias que aumentan el costo de migración). Sin embargo, pocos trabajos empíricos han medido esta interacción. Un articulo reciente contribuye a esta literatura midiendo la interacción entre el efecto de choques climáticos, huracanes específicamente, y presencia de redes de migrantes en el país de destino, Estados Unidos. Usando variación de 150 países de origen, los autores encuentran que países más afectados por huracanes muestran mayores tasas de migración a los Estados Unidos, y esta respuesta migratoria es mayor para países con mayor presencia de redes de migrantes en el país de destino, que facilitan la reunificación familiar. Desde un punto de vista de políticas públicas este resultado resalta la importancia de las condiciones en el país de destino que pueden mitigar los costos de migración para migrantes vulnerables a choques climáticos.
Dada la magnitud de los choques climáticos a nivel global es fundamental entender cual es la relación entre estos choques y respuestas migratorias a nivel nacional e internacional. Entender además los mecanismos a través de los cuales se da esta relación es clave para informar políticas publicas tanto en países de origen como en países de destino.