El diseño de políticas públicas enfrenta a los hacedores de política a problemas de tan alta dimensionalidad que deben resolverlos localmente. Así, al momento de diseñar una política pública es casi imposible prever, de manera exhaustiva, sus efectos sobre el comportamiento de los agentes y su interacción con otros objetivos de política. En esta entrada nos referimos a una propuesta de política que aparece con frecuencia en el debate público colombiano: acabar con los estratos.
Los estratos son categorías que se asignan a subdivisiones de las ciudades colombianas de acuerdo con las características de las viviendas y del entorno. Se formalizaron en 1994 con el sistema de subsidios cruzados para el pago de servicios públicos domiciliarios. En su momento, se concibieron como una alternativa efectiva de focalización debido a su correlación positiva con los ingresos de los hogares, de los cuales no siempre se tiene buena información disponible, y su fácil aplicación. La política de provisión de servicios públicos domiciliarios, fundamentada en la estratificación para la aplicación de subsidios cruzados, logró rápidamente proporcionar un acceso casi universal a estos servicios en las principales ciudades del país (Gallego, et. al., 2014).
Sin embargo, la estratificación de las ciudades colombianas ha generado algunas consecuencias indeseadas. Por un lado, se ha propuesto que la estratificación profundiza la segregación social (Uribe-Mallarino, 2008) y refuerza estereotipos que socavan la confianza entre individuos (Bogliacino, et. al., 2015). Por otro, su aplicación está sujeta a errores y manipulación, en la medida en la que el estrato de las viviendas no siempre refleja las condiciones de pobreza de los hogares que habitan en ellas (Meléndez, 2004). Por estas y otras consecuencias imprevistas, con frecuencia se discute la necesidad de remover los estratos.
En un artículo próximo a publicarse en el Journal of Industrial Economics, Juan Sebastián Vélez muestra que los estratos trascienden la provisión de servicios públicos domiciliarios y son utilizados por empresas en el sector de las telecomunicaciones para ejercer discriminación de precios.[1]El artículo muestra además que remover los estratos, sin fuentes alternativas de información sobre la disponibilidad a pagar de los hogares, podría comprometer el éxito de políticas públicas que han buscado aumentar el acceso de los hogares colombianos más pobres a internet de alta velocidad.[2]
En su artículo, Vélez usa información detallada sobre todos los planes de internet ofrecidos en Colombia entre 2013 y 2015. Con datos sobre el número de suscriptores, las velocidades de descarga y subida, y otras características complementarias de cada plan, estima las preferencias de los suscriptores mediante un logit con coeficientes aleatorios. Además, supone que las firmas compiten vía precios para vender sus bienes diferenciados, lo que le permite recuperar los costos marginales que no observa. Con las preferencias de los consumidores y los costos marginales de los productores estimados, Vélez puede usar el modelo para evaluar el impacto de distintos regímenes de precios.
En la actualidad, los proveedores de internet usan los estratos para ejercer discriminación de precios de tercer grado, es decir, en los datos se observan planes idénticos, ofrecidos por el mismo proveedor, que se venden a diferentes estratos de la misma ciudad a distintos precios. Los estratos contienen información sobre las características del hogar promedio que en ellos habita. De particular importancia es que, entre estratos e ingresos de los hogares, hay una relación monotónica: hogares de estratos más altos son en promedio más ricos que hogares de estratos más bajos. Por esta razón, los proveedores de internet tienen en los estratos la herramienta perfecta para ejercer discriminación de precios. Bajo este régimen de precios a hogares en estratos altos se les cobra más por el mismo plan que a hogares en estratos bajos. Vélez usa el modelo que estima para predecir un escenario en el que los proveedores de internet, no pudiendo observar los estratos, cobrarían un único precio por plan a todos los hogares de la ciudad. De esta forma evalúa el impacto de un régimen de precio uniforme sobre el bienestar económico de los agentes involucrados en los mercados de internet y sobre la distribución de las velocidades a las que se suscribirían los hogares en dicho escenario.
El Gráfico 1 muestra uno de los principales resultados del ejercicio. Cada punto representa la variación en utilidad, medida en dólares, que experimenta el hogar promedio de cada estrato-ciudad al pasar del régimen actual de discriminación de precios al régimen de precio uniforme. Por ejemplo, a un hogar promedio de estrato 1 (estrato 6) de Pereira (Manizales) habría que darle (quitarle) 1.6 USD (3USD) para que disfrutara de la misma utilidad que disfrutaba bajo discriminación de precios. En general, pasar de discriminación de precios a precio uniforme ocasiona grandes transferencias de bienestar económico desde hogares de estratos bajos hacia hogares de estratos altos. Otro resultado importante es el impacto de cobrar precios uniformes sobre las velocidades de descarga a que se suscriben los hogares colombianos en el nuevo equilibrio, dado que en el pasado reciente se han hecho esfuerzos para aumentar la velocidad promedio a la que se conectan los colombianos.
Gráfico 1: Variación compensatoria en dólares
La Tabla 1 describe, para cada estrato, como se distribuyen las velocidades a las que se suscribirían los consumidores bajo discriminación de precios y bajo precios uniformes. Bajo precios uniformes, las velocidades de suscripción de los hogares en estratos 1 y 2 se reducen en 0.5 Mbps y 0.25 Mbps respectivamente. Además, ningún hogar de estrato 1 se suscribiría al plan de máxima velocidad (100 Mbps) que se ofrece. En contraste, los hogares de estratos 3 a 6 comprarían planes con mayores velocidades en el escenario contrafactual, lo cual incrementa las brechas de acceso entre los hogares dese estratos más altos y los hogares de estratos bajos.
El ejercicio de Vélez ilustra la complicada interacción entre políticas públicas y la dificultad de evaluar su impacto de forma holística. La remoción de los estratos, sin alternativas que sustituyan la información que adquieren los agentes de estos, podría dificultar que los operadores de internet segmenten sus mercados para ejercer discriminación de precios. Esto, por un lado, resultaría en grandes transferencias de excedente de consumidor desde hogares pobres hacia hogares ricos. Por otro lado, podría entorpecer los avances que se han hecho en materia de acceso a internet de alta velocidad de los hogares más pobres.
Referencias
Bogliacino, F., Jiménez, L., & Reyes, D. (2015). Identificar la incidencia de la estratificación socioeconómica urbana sobre la segregación de los hogares bogotanos (No. 014185). Universidad Nacional de Colombia-FCE-CID.
Gallego, J. M., López, D., & Sepúlveda, C. (2014). Estratificación socioeconómica con base en información catastral. Modelos para el caso de Bogotá, DC. Documentos de Trabajo, (012255).
Meléndez, M. (2004). Subsidios al consumo de los servicios públicos en Colombia. ¿Hacia dónde nos movemos?
Uribe-Mallarino, C. (2008). Estratificación social en Bogotá: de la política pública a la dinámica de la segregación social. Universitas humanistica, (65), 139-172.
Vélez-Velásquez, J. S. (2020). Banning Price Discrimination under Imperfect Competition: Evidence from Colombia’s Broadband. Borradores de Economía; No. 1148.
[1] Una versión anterior de este artículo se encuentra en Banning Price Discrimination under Imp erfect Competition: Evidence from Colombia’s Broadband. Vélez-Velásquez, J. S. (2020). Borradores de Economía; No. 1148.
[2] Por ejemplo, el Plan Vive Digital buscó masificar el acceso a internet de alta velocidad mediante subsidios a incumbentes que invirtieran en infraestructura y a terceros con apertura de acceso para generar entre operadores por la oferta de servicio.