Guillermo Calvo acaba de ser honrado como Miembro Distinguido de la American Economic Association (AEA Distinguished Fellow)—un honor que se otorga cada año a un grupo muy selecto. [link]
Sin lugar a dudas, Calvo es una superestrella como economista, figura destacada en Macroeconomía y Economía Internacional. Intensamente orientado a la investigación, pero ocupando algunos cargos en instituciones públicas. Sus contribuciones teóricas y empíricas han sido enormemente influyentes en el ámbito académico y ha tenido gran impacto también en las discusiones prácticas de política económica.
El camino de Calvo es algo atípico. Nació en Argentina pero antes de completar sus estudios de pregrado se fue a estudiar a Estados Unidos. Comenzó su doctorado en Yale, pero decidió pasar gran parte de su tiempo en América Latina, ocupando puestos de visitante en varias instituciones en Perú y Colombia a fines de los años 60 y principios de los 70 antes de completar su doctorado. Tal vez esas experiencias ayudan a explicar el hecho que—a pesar de estar radicado en su carrera posterior siempre en EEUU—Calvo nunca le quitó el ojo a los problemas macroeconómicos del mundo en desarrollo, donde ha hecho tantos aportes.
El estilo de Calvo también es una combinación inusual: usa técnicas de vanguardia, pero construye modelos simples y elegantes que ayudan a entender temas complejos del mundo real. Sus papers son muy influyentes y citados. De hecho, algunas de sus ideas han tenido tanto impacto que su apellido se ha convertido en un adjetivo: «rigideces de precio a la Calvo» o «modelo de deuda soberana del estilo Calvo» a menudo sin citar la fuente (algo así como con “efectos Keynesianos”, “impuestos Pigouvianos”, “elasticidad Marshalliana”, o la “regla de Friedman”).
Las contribuciones de Calvo son numerosas y profundas— difíciles de reducir a unas pocas páginas. A continuación, ofrezco un breve resumen de algunos de sus trabajos más conocidos.
A principios de su carrera, escribió un artículo que lo ubicó como uno de los primeros autores en la literatura sobre la “inconsistencia intertemporal” de las políticas óptimas. Esta literatura pasó a ser un tema central en la macroeconomía. En 1978 Calvo publicó en Econometrica su «On the Time Consistency of Optimal Policy in a Monetary Economy» apenas un año después del tan celebrado artículo de Kydland y Prescott.
Calvo estudió una economía monetaria con impuestos distorsivos y mostró que un gobierno benévolo quiere prometer un camino para la política, pero luego incumplirlo, desviándose. Intuitivamente, esto ocurre porque al crear inflación inesperada el gobierno puede devaluar el valor real de sus pasivos, lo que permite reducir impuestos distorsivos. Esto genera un incentivo desmedido a generar inflación.
Este resultado teórico ayuda a motivar una idea muy práctica: la independencia del Banco Central para aislarlo de estos incentivos fiscales (otra motivación se relaciona con los incentivos a generar un boom a la Barro-Gordon). Al releer este artículo hoy, me sorprende lo moderno y actual que es el análisis. De hecho, parece adelantado a sus tiempos, ya que plantea un sofisticado problema de tributación óptima (Ramsey) dinámico mucho antes que el artículo de Lucas-Stokey (1982) y otros.
Una anécdota interesante: Calvo fué a presentar una versión temprana del paper a un seminario en la Universidad de Chicago, delante de Robert E. Lucas Jr. y otros macroeconomistas de renombre (en esa época al frente de la revolución de expectativas racionales). Se dice que a poco de que Calvo empezará el seminario, luego de resumir sus resultados, la audiencia se volvió extremadamente escéptica, al punto que nadie creía el resultado (hasta he oído que el seminario quedó inconcluso) ¿Que pasó? ¿por qué tanto escepticismo? Es que el resultado de Calvo se traduce matemáticamente a una aparente paradoja: el problema de un gobierno (que sí puede atarse las manos) no puede resolverse con programación dinámica, lo que contradice el famoso Principio de Optimalidad.[1] Semanas más tarde, luego de regresar a Columbia, Calvo recibió una carta entusiasta de Lucas, donde explicaba que finalmente había comprendido el resultado (luego de estudiarlo con cuidado y traducirlo a una versión en tiempo discreto). Esta anécdota subraya el hecho que muchas ideas que hoy entendemos fácilmente, que pueden parecer incluso obvias, no estaban nada claras antes. Es gracias a la profundidad y originalidad de pensadores como Guillermo Calvo que logramos incorporar estas ideas importantes.
Recientemente, se celebró el 45 aniversario de este artículo junto a Guillermo Calvo en una conferencia fantástica en Columbia (organizada por Andy Neumeyer y Martin Uribe), contando con muchos oradores distinguidos como Michael Woodford, Christopher Sims, John Taylor, Carmen Reinhart, Maurice Obstfeld y otros. Otra anécdota: Sims presentó un trabajo y explicó que se había dado cuenta después de iniciarlo de que estaba muy relacionado al artículo de Calvo de 1978.[2]
Las contribuciones de Calvo a la economía monetaria son legendarias. En un artículo trascendental publicado en 1983, Calvo propuso un modelo de rigideces nominales que fue adoptado como pieza clave en todos los modelos neokeynesianos, que hoy dominan en las aulas y bancos centrales. El modelo de Calvo rápidamente reemplazó a sus predecesores, como los contratos de Taylor-Phelps-Fisher y los costos de ajuste de Rotemberg. El artículo de Calvo es un clásico que estableció un estándar.
Calvo también realizó importantísimas contribuciones al estudio de la deuda soberana. Su artículo publicado en 1988, «Servicing the Debt: The Role of Expectations», fue innovador al destacar el potencial de múltiples equilibrios en estos mercados. La literatura anterior se había centrado en la sostenibilidad o en la gestión óptima (e.g., Barro) siempre evitando el default—una perspectiva del mundo desarrollado. Sin embargo, las crisis de deuda de los 80s motivaron muchos trabajos sobre el tema. Algunos importantes (Eaton-Gersovitz) destacaron los problemas de incentivos de los gobiernos. Sin embargo, el trabajo de Calvo pone el foco en otro lado: en los inversores y como sus expectativas pueden generar una falta de confianza autocumplida: suben las tasas de interés, lo que hace más difícil evitar el default, justificando la falta de confianza. Esta idea de multiplicidad estuvo en el corazón de la postura política del BCE y Mario Draghi de «Whatever it Takes» durante la crisis europea de la década de 2010.
Calvo realizó varias otras contribuciones cruciales en Economía Internacional con trabajos sobre las crisis de balanza de pagos, los flujos de capital y el tipo de cambio. Imposibles de resumir, pero menciono algunos. Toca temas monetarios, como regímenes de tipo de cambio fijo que no son creíbles (con Carlos Vegh), el «miedo a flotar» (con Carmen Reinhart) y la propagación de crisis a través de los mercados internacionales (con Enrique Mendoza).
Algunos de sus trabajos más influyentes en este espacio fueron los primeros en destacar la volatilidad de los flujos de capital y los llamados “sudden stops”, con efectos dramáticos en las economías. Los papers»Capital flows and capital-market crises: the simple economics of sudden stops» y «Varieties of Capital Market Crises» resumen algunos fundamentos teóricos. Calvo destaca la importancia de considerar las fricciones financieras y los balances bancarios. De esta manera, se adelantaba a buena parte de la profesión, antes de la crisis financiera global de 2008-9, al ver la importancia de factores financieros. El lado más empírico de estos trabajos, frecuentemente con Carmen Reinhart y otros coautores, ha sido también enormemente influyente. Este conjunto de trabajos ayudó a establecer una nueva rama de las finanzas internacionales que enfatiza los efectos de una integración financiera global, a arrojar luz sobre las causas y consecuencias de las crisis financieras y sus posibles remedios.
Además de influir desde la academia, Calvo ha sido un participante directo en varios debates de política económica. Rompiendo el molde académico, Calvo fue asesor principal en el Departamento de Investigación del FMI (1988-1993) y fue Economista Jefe del BID (2001-2006). Calvo se hizo mundialmente famoso por predecir la crisis de la deuda mexicana de 1994. ¿Cuántos otros académicos destacados han hecho una predicción de esta naturaleza? ¿Keynes sobre el problema de transferencia con las reparaciones impuestas a Alemania? ¿Friedman sobre la estanflación en los años 70?
Para concluir, el reconocimiento de la AEA confirma lo que ya muchos sabíamos: Guillermo Calvo es un economista excepcional y una verdadera inspiración para incontables economistas. Nos ha beneficiado a todos con su insaciable curiosidad, su impecable claridad analítica y su inmensa creatividad. ¡Enhorabuena!
[1] En rigor, matemáticamente, la paradoja tiene la siguiente resolución: si el gobierno puede atarse las manos entonces puede resolverse el óptimo usando programación dinámica y aplicando el Principio de Optimalidad siempre que uno agregue algunas variables de estado necesarias para capturar ciertas “promesas” del gobierno a los privados. En cambio, si el gobierno no puede atarse las manos, entonces estamos frente a un problema que ya no es simplemente una optimización individual, sino que estamos frente a un juego dinámico que hay que estudiar con la maquinaria de Teoría de Juegos.
[2] Consulte el programa completo en este link, un resumen aquí y videos de las presentaciones aquí.