Cuánta Corrupción Tenemos, y Lo Que Nos Cuesta

Por Roberto Chang[1]

Sucesos recientes en el Perú motivan dos preguntas obvias: ¿se puede medir si la corrupción en el Perú ha cambiado en años recientes? Y si es así, ¿podemos tener alguna idea de cuánto le cuesta al país? En esta columna veremos que la respuesta a ambas preguntas es afirmativa. Esto lleva a explorar lo que esto significa para el Perú de hoy, con conclusiones desalentadoras.

Sobre la primera pregunta: Varias instituciones internacionales elaboran índices de corrupción. Entre ellos, el más conocido y utilizado es el Indice de Percepciones de Corrupción (o CPI, por Corruption Perceptions Index) que produce Transparencia Internacional (TI). Como el nombre lo indica, el CPI es una medida de las percepciones de expertos y otros actores sobre el grado de corrupción del sector público. Para ello, Transparencia Internacional promedia diversas encuestas y evaluaciones sobre corrupción en cada país, que contienen información sobre diversas dimensiones asociadas a corrupción. TI lista dimensiones específicas, entre las cuales cabe enfatizar algunas muy pertinentes en el momento actual del Perú:[2]

  • Sobornos
  • Desviaciones de fondos públicos
  • Oficiales usando cargos públicos para su beneficio privado, sin sufrir consecuencias
  • Nepotismo en nombramientos en el servicio civil
  • Habilidad del gobierno en contener corrupción en el sector público

¿Qué nos dice el CPI sobre el nivel de corrupción en el Perú? Los datos más recientes provienen de la versión 2021 del informe anual de TI (https://www.transparency.org/en/cpi/2021). La tabla a continuación reproduce el resultado para países selectos. Para su interpretación, observemos que el índice va de 0 a 100. Un aumento en el índice representa mayor corrupción, con 0 indicando ausencia total de corrupción, y 100 corrupción máxima.[3]

Indice CPI Puesto en Ranking
Perú 64 105
Nueva Zelandia 12 1
Uruguay 27 18
Chile 33 27
Ecuador 64 105
Bolivia 70 128
Venezuela 86 177

 

Indice de Percepciones de Corrupción, 2021

Fuente: Transparencia Internacional

Nota: El rango del índice es 0-100. Valores mayores indican más corrupción.

 

En 2021, el ranking incluyó 180 países. Los países con menor corrupción fueron Nueva Zelandia, Finlandia, y Dinamarca, con un índice de 12. En el otro extremo, el más corrupto de los 180 países que aparecen en el ranking fue Sudan del Sur, con 89.

El país latinoamericano mejor ubicado en el ranking es Uruguay, con un índice de 27, lo que le dio el puesto 18 en la lista. Nuestro vecino Chile tuvo un índice de 33, colocándose en el puesto 27.

Perú obtuvo un índice de 64 en el 2021, empatando con Ecuador, lo que puso a los dos países en el puesto 105 de la lista. Mal resultado, aunque no tan malo como el de Bolivia (índice 70, puesto 128) y, no sorpresivamente, el de Venezuela, que con un índice de 86 aparece como el cuarto país más corrupto del mundo.

Entonces, una respuesta a la pregunta de qué tanta corrupción hay en el Perú se obtiene de forma relativa: comparados con países con los que quisiéramos competir, como Uruguay y Chile, el grado de corrupción en Perú es significativamente mayor. La corrupción en el Perú no es tan mala como en Venezuela, pero eso no es consuelo.

Una pregunta complementaria es si la corrupción ha empeorado, sobre todo desde que colapsó el gobierno de Kuczynski. Esto es difícil de evaluar, en gran parte, porque los datos de Transparencia Internacional para el 2022 no están todavía disponibles. Pero en todo caso, es instructivo examinar la tendencia, si la hay.

La figura siguiente reproduce el índice CPI del Perú en los diez últimos años. En 2012, el índice era 62; entre el 2015 y el 2018 subió a 65, lo que probablemente refleja el impacto del caso Odrebrecht, en particular. Entre 2018 y 2020 se aprecia una mejora notable, que llevó el índice a 62.

En 2021, se ve un retroceso y un aumento en las percepciones de corrupción en el país, elevando el índice a 64. Esto es obviamente preocupante, especialmente porque está en línea con las muchas acusaciones de corrupción asociadas con el gobierno de Pedro Castillo. Por otro lado, recordemos que  Castillo llegó a palacio a fines de Julio del 2021, por lo que no es claro que la caída peruana de 2021 en el ranking de TI sea totalmente atribuíble al gobierno de Castillo.

Habiendo dicho eso, los numerosos episodios recientes asociados con Castillo y sus allegados sugieren que el índice de corrupción del Perú en 2022 probablemente empeorará, y no sería sorpresa que subiese por encima de 65, el máximo observado en la década reciente.

Indice de Percepciones de Corrupción, Perú 2012-21

Fuente: Transparency International

A estas alturas, el lector podría preguntarse: ¿Qué tan grave es que el Perú haya pasado de 62 a 64?¿O que el Perú tenga un CPI mayor en más de 30 puntos al de Chile o Uruguay?  Para una perspectiva, pasemos a la pregunta de cuánto nos cuesta la corrupción, y en particular su aumento reciente en el Perú, en términos del ingreso y producto nacionales.

Una respuesta puede ser elaborada en base a una literatura muy activa de estudios econométricos que intentan medir el impacto causal de la corrupción en el ingreso y el crecimiento económico. Dicha literatura cobró notable impulso a partir de un importante artículo de Paolo Mauro en 1995[4], que estableció claramente que la corrupción tiene efectos importantes en la inversión y el crecimiento económico.

La contribución de Mauro ha sido reexaminada, ampliada, y extendida por muchos otros autores. Uno de los estudios más recientes viene de Klaus Grundler y Niklas Potrafke (2019) [5]. Los autores analizan datos para 175 países entre 2012 y 2018 para medir el efecto de corrupción en el ingreso nacional. La medida de corrupción es el índice CPI que hemos estado discutiendo, lo que hace que este estudio sea especialmente útil para nuestra discusión.

Para los detalles, el lector puede leer el artículo citado. Su resultado básico es que “el efecto acumulado de largo plazo de la corrupción sobre el crecimiento es que el PBI per capita cayó en alrededor de 17 por ciento cuando el índice CPI aumentó en una desviación estandar”. [6] Esa estimación nos permite hacer cálculos, preliminares y debatibles pero útiles, del impacto de la corrupción en el Perú.

En la base de datos de Grundler y Potrafke, una desviación estandar en el CPI es 19.56. Para comparar al Perú con, por ejemplo, Chile, observemos que la diferencia en sus índices CPI es de 31 puntos a favor de Chile, es decir, 31/19.56 = 1.58 desviaciones estandar. Lo que esto significa es que si el Perú tuviese el mismo grado de corrupción que Chile, el ingreso per capita peruano sería 1.58 X 17% = 26.9 % mayor. Usando el PBI per capita de 2021, esto significaría que cada peruano ganaría alrededor de 1,800 dólares más por año, si el nivel de corrupción peruano fuese igual que el chileno.[7]

Un razonamiento similar nos da una idea del costo, si la corrupción en el Perú ha estado aumentando recientemente. El impacto de largo plazo del aumento del CPI en 2021, de dos puntos, es 2/19.56= 0.102, multiplicado por 17 por ciento, lo que nos lleva a 1.74 por ciento por año. Cabe enfatizar que este costo es permanente en el largo plazo, es decir, todos los años después de un período de ajuste.

Para poner esto en perspectiva: Como el PBI peruano es aproximadamente 225,000 millones de dólares, el costo para el país del aumento de la corrupción en 2021 se puede estimar en 3,915 millones de dólares por año, permanentemente.

Voy a repetir que estos estimados son rápidos y crudos, y sujetos a mucha incertidumbre. También, nuestro ejercicio no identifica los factores más fundamentales que el índice CPI puede estar capturando, ni cómo es que cambios en estos factores afectan la actividad macroeconómica, la inversión, y el producto e ingreso nacionales. Por esta misma razón, el ejercicio no genera lecciones sobre qué políticas podrían tener éxito en reducir la corrupción (o la percepción de ella) de forma de que aumente el PBI.[8]

Pero por otro lado, los estimados aquí propuestos son creíbles, habiendo sido obtenidos en base a investigaciones academicas serias y reconocidas. Proveen un punto de partida cuantitativo para un debate que, por los números que encontramos y la coyuntura nacional, es de suma urgencia.

 

 

 

[1] Agradezco excelentes comentarios de Alberto Chong, Pablo de la Flor, César Martinelli, Norman Loayza, y María Cecilia Villegas. Por supuesto, yo permanezco enteramente responsable de las opiniones aquí expresadas.

[2] La lista proviene de TI: https://www.transparency.org/en/news/how-cpi-scores-are-calculated

[3] Estrictamente hablando, la tabla reproduce el “reverse index”, definido como 100 menos el índice CPI original. Esto es porque los estudios empíricos a menudo utilizan el reverse index. En esta nota, alusiones al índice CPI se refieren al reverse index.

[4] Paolo Mauro, “Corruption and Growth”, Quarterly Journal of Economics 110, 3 (1995), 681-712

[5] “Corruption and Economic Growth: New Empirical Evidence”, European Journal of Political Economy, December 2019, Volume 60

[6] “The cumulative long-run effect of corruption on growth is that real per capita GDP decreased by around 17% when the reversed CPI increased by one standard deviation.” La traducción es mía.

[7] Agradezco a Norman Loayza por sugerir esta comparación.

[8] En otras palabras, más técnicas, nuestro ejercicio ha sido uno de predicción, en base a una forma reducida que no necesariamente identifica mecanismos causales detrás de la conexión entre el índice CPI y el PBI.