Un balance parcial del impacto de la pandemia en el empleo en México

Por Rodrigo García-Verdú[1]

Comparada con la recesión de 2008-09, la recesión provocada por la pandemia del COVID-19 ha tenido un mayor impacto en México en cuanto a pérdida de empleo se refiere. Si bien la discusión pública se ha centrado en la rápida recuperación del empleo formal privado a partir de mediados de 2020, el impacto de la pandemia ha sido mayor en el empleo informal, particularmente en el empleo subordinado con percepciones no salariales y en el empleo no remunerado. Dado que el efecto de la recesión más reciente ha sido diferenciado según el tipo de empleo (formal o informal) y que el empleo formal privado constituye menos del cuarenta por ciento del empleo total, el enfocarse sólo en el empleo formal privado pierde de vista una parte importante del impacto.

Comenzando por el empleo formal privado, medido a través del número de trabajadores asegurados al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la Gráfica 1 muestra que la recuperación ha sido en efecto más vigorosa que en las dos recesiones anteriores: para junio de 2021, el empleo formal se encontraba 0.8 por ciento por debajo de su nivel pre-pandemia en febrero de 2020; en contraste, a esta misma altura de la recuperación en los dos ciclos anteriores –es decir, quince meses después de que el empleo alcanzara su nivel máximo– el empleo formal se encontraba 5.6 por ciento debajo de su pico alcanzado en diciembre de 1994 y 3.7 por ciento debajo de su pico alcanzado en junio de 2008.

 

Gráfica 1: Empleo formal: trabajadores asegurados al IMSS

(serie desestacionalizada; índice: diciembre 1994, junio 2008 y febrero 2020=100)

Fuente: cálculos propios con base en los datos del IMSS.

 

La rápida recuperación del empleo formal posiblemente responda a que la recuperación de la economía mexicana ha venido impulsada por el sector externo (Gráfica 2), principalmente por las exportaciones manufactureras, cuyo empleo se encuentra sobre representado en el empleo formal: mientras que cerca de uno de cada cuatro trabajadores formales está ocupado en el sector manufacturero, menos de uno de cada seis trabajadores está ocupado en el sector manufacturero para la economía en su conjunto.

 

Gráfica 2: Producto Interno Bruto real

(series desestacionalizadas; índice: marzo 2020=100)

Fuente: cálculos propios con base en los datos del INEGI.

 

Para tener una visión más completa del impacto de la pandemia en el mercado laboral, es necesario analizar los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) y de la Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo 2020 (ETOE) del INEGI. Como puede apreciarse en la Gráfica 3, la pandemia tuvo un mayor impacto en el empleo total que el registrado en la recesión de 2008-09 y que el empleo formal tanto en la recesión de 2008-09 como en la de 2020-21. Además, el empleo total se ha recuperado más lentamente que el empleo formal tras la pandemia, ya que a marzo de 2021 el empleo total se encontraba 4.3 por ciento debajo de su nivel en marzo de 2020, mientras que el empleo formal se encontraba sólo 2.3 por ciento por debajo.

 

Gráfica 3: Empleo total y empleo formal*

(series desestacionalizadas; índice: diciembre 2000=100)

Fuente: cálculos propios con base en los datos del IMSS y de la ENOE y de la ETOE del INEGI.

*La parte punteada de la línea roja corresponde a la observación de la ETOE de marzo de 2020.

 

Además de la caída en el empleo total en 2020, hay que considerar que el empleo total venía crecimiento antes de la pandemia, por lo que no sólo es relevante compararlo con su nivel pre-pandemia. Si se compara el nivel de empleo total observado en marzo de 2021 con el nivel contrafactual que se obtiene a partir de una regresión del empleo con una constante y una tendencia lineal, se obtiene que a marzo de 2021 existía un déficit de cerca de 2.2 millones de empleos si se quisiera regresar a la senda del empleo previa a la pandemia (Gráfica 4).

 

Gráfica 4: Empleo total*

(serie ajustada estacionalmente; personas)

Fuente: estimación propia con base en los datos de la ENOE del INEGI.

*El periodo muestral usado para la regresión es de junio de 2000 a diciembre de 2019.

 

Al analizar el impacto de la pandemia en el empleo total según la posición en el empleo (Gráfica 5), se confirma que el impacto porcentual fue mayor entre los trabajadores informales, particularmente entre los trabajadores subordinados con percepciones no salariales (es decir, trabajadores que recibían alguna remuneración distinta al salario) y los trabajadores no remunerados.

 

Gráfica 5: Empleo total según la posición en el empleo, cambio porcentual entre diciembre 2019 y marzo 2021

(por ciento)

Fuente: cálculos propios con base en los datos de la ENOE del INEGI.

 

Reflexiones finales

La recuperación del empleo formal a partir de la segunda mitad del 2020 es un desarrollo alentador en medio de lo que ha sido un annus horribilis, ya que éste se ha recuperado más rápido que en recesiones anteriores. Sin embargo, el empleo total sufrió una caída más pronunciada que el empleo formal, y su recuperación no ha sido tan vigorosa comparada con su recuperación después de la recesión de 2008-09 ni comparada con el empleo formal a partir de la segunda mitad de 2020. Además, la caída en el empleo total recayó desproporcionadamente en personas ocupadas en condiciones precarias (trabajadores subordinados con percepciones no salariales y trabajadores no remunerados), exacerbando con ello la desigualdad del ingreso laboral preexistente.

En un mundo ideal, el empleo formal seguiría recuperándose vigorosamente y ello ayudaría no sólo a la recuperación del empleo total, sino que quizá contribuiría a reducir la tasa de informalidad si una parte significativa de los trabajadores informales que perdieron su empleo se reincorporaran al mercado laboral consiguiendo un empleo formal. Sin embargo, la posible desaceleración de las exportaciones y el hecho de que la inversión continúe deprimida limitan el crecimiento del empleo formal, por lo que es necesario trabajar en eliminar los cuellos de botella que puedan limitar el crecimiento de las exportaciones, evitar entrar en alguna disputa comercial que pudiera poner en riesgo el acceso a los mercados externos y revertir aquellas medidas que han desincentivado la inversión privada.

[1] Las opiniones, interpretaciones y conclusiones contenidas en este artículo son responsabilidad exclusiva del autor y no deben atribuirse a ninguna otra persona u organización. Correo electrónico: rgarciav@alumni.uchicago.edu