El rol de los anticonceptivos en la relación género-pobreza

Pandemia y brecha de género

La pandemia del coronavirus ha generado en Colombia, y en muchos países latinoamericanos, una crisis económica sin precedentes. Esta crisis ha tenido efectos devastadores en el empleo, la pobreza y  la educación. Además, los efectos de la pandemia han sido más fuertes sobre poblaciones vulnerables como las comunidades negras e indígenas y la población femenina.

Para algunos analistas, la situación actual contribuye a visibilizar problemas de vieja data que están en la raíz de las trampas de pobreza e impiden un desarrollo armonioso y sostenible. El problema de género, además de ser preocupante en sí mismo, tiene efectos transversales y, por esto, contribuye a agravar los demás problemas mencionados.

En la coyuntura actual, las pérdidas de empleo alcanzaron 27,2% para las mujeres, 9 puntos porcentuales más que en el caso de los hombres. Asimismo, hubo una salida sustancial de mujeres de la fuerza laboral, El número de mujeres que no están trabajando ni buscando trabajo, aumentó 1,9 millones en el segundo trimestre de 2020 comparado con el 2020.

No obstante, la brecha de género era un problema sustancial antes de la pandemia. Marcela Meléndez y Nicolás Peña señalan que la participación laboral de las mujeres, en Colombia, es menor en 27% a la de los hombres, la tasa de desempleo femenino es 71% más alta, y las mujeres trabajan 17% más horas que los hombres. Además, 38% del trabajo femenino es no remunerado. Además, los hombres tienen jornadas de trabajo más cortas y dedican solo 13% del tiempo de trabajo no remunerado. Estos problemas se ven exacerbados en las zonas rurales.

Este panorama invita a pensar en políticas de corto que impulsen una recuperación con creación de empleo femenino, reactivación de instituciones educativas que libere parte del tiempo dedicado al cuidado y, tal vez, un acuerdo para remunerar el tiempo de trabajo dedicado al cuidado. No obstante, también es necesario pensar en políticas de largo plazo ayuden a reducir la brecha de género.

Embarazo adolecente, empleo y pobreza

La relación entre embarazo adolecente y las trampas de pobreza ha sido ampliamente documentada en diferentes latitudes. Para el caso colombiano, Núñez y Cuesta (2006) encuentran que la fecundidad en adolecentes tiene efectos negativos y significativos sobre la participación laboral y la educación. Además, también observan un impacto significativo sobre las oportunidades laborales de las madres adolescentes que deciden hacer parte de la fuerza.

En un trabajo en curso, Camila Alvarez estudia el efecto del conocimiento y el uso de métodos anticonceptivos sobre el embarazo adolecente.  El Diagrama 1, (tomado del trabajo de Camila Alvarez) ilustra la relación entre la fecundidad en edades tempranas, el abandono escolar, la probabilidad de acceder a un empleo bien remunerado y la acumulación de capital humano. El embarazo adolecente genera abandono escolar, lo cual tiene un efecto directo sobre la acumulación de capital humano. La menor calificación de las madres adolecentes en el mercado hace más difícil que estas consigan empleos bien remunerados y, adicionalmente, impide la acumulación de capital humano por entrenamiento y experiencia. Esto último refuerza el efecto negativo sobre la acumulación de capital humano y, por lo tanto, refuerza la dificultad para acceder a empleos bien remunerados.

Diagrama 1.

Una vez señaladas las posibles consecuencias del embarazo adolecente, las pegunta que surgen es ¿dónde y por qué se presenta embarazo adolecente?

Gráfico 1: Porcentaje de mujeres de 13 a 19 años alguna vez embarazada, ENDS 2015

Tomado de Alvarez (2020)

Gráfica 2: Embarazo Adolescente vs. Edad de la madre de la encuestada cuando esta tuvo su primer hijo.

Tomado de Alvarez (2020)

Gráfica 3: Quintil de riqueza vs. Edad de la madre de la encuestada cuando esta tuvo su primer hijo

Tomado de Alvarez (2020)

En el 2018 el porcentaje de embarazo de mujeres de 13 a 19 años era 15,1% en zonas urbanas y 24,8% en zonas rurales (ICBF, 2019). Asimismo, el porcentaje de embarazo adolecente es mayor cuanto menor es el nivel de riqueza. El gráfico 1 reporta información de la Encuesta de Demografía y Salud e ilustra claramente la correlación negativa entre el nivel de riqueza y la tasa de embarazo adolecente.

El gráfico 2 reporta el embarazo adolecente junto con la edad de la madre de la encuestada al momento de tener su primer hijo. Las adolescentes que han tenido al menos un embarazo suelen ser hijas de madres adolecentes o, por lo menos, muy jóvenes.  El gráfico 3 ilustra la relación entre el quintil de riqueza al que pertenecen las adolescentes encuestadas junto y la edad en que la madre de la encuestada tuvo su primer hijo.  Las adolescentes en los quintiles más bajos tienen las madres que tuvieron hijos más jóvenes.

Los gráficos 1, 2 y 3 sugieren la posibilidad de una transmisión intergeneracional de la pobreza vía embarazo adolecente. Las madres adolecentes tienen mayor probabilidad de abandono escolar y, consecuentemente, mayor probabilidad de caer en la pobreza. Asimismo, las madres adolecentes tienen una mayor probabilidad de tener hijas que a su vez son madres adolecentes.

Anticonceptivos y embarazo adolecente

En un trabajo realizado por Profamilia (2018), los autores buscan identifican cinco los determinantes principales del embarazo adolecente: (i) Falta de oportunidades y expectativas. (ii) Falta de acceso a servicios de anticoncepción. (iii) Deserción escolar. (iv) Limitada e inoportuna información sobre sexualidad. (v) Estereotipos de género.

El trabajo de Alvarez (2020) construye sobre la contribución de profamilia incluyendo variación temporal y un análisis granular del efecto de los diferentes métodos de anticoncepción. Los gráficos 4 y 5 ilustran la utilidad de estos nuevos elementos de análisis. El gráfico 4 presenta la transición en el uso de métodos anticonceptivos entre adolescentes. Entre del 2010 al 2015 hay un aumento general en el uso de la inyección (9.16%) y de los implantes (9.33%), mientras que disminuyó el uso de los condones (8.19%), la píldora (3,97%), y los dispositivos intrauterinos (2,74%). Es posible que se presente una sustitución entre métodos anticonceptivos y es deseable estudiar el efecto de estas sustituciones sobre la tasa de embarazo adolecente.

Por último, el gráfico 5 presenta información acerca del conocimiento del periodo fértil y de si alguna vez las adolescentes han recibido información acerca de sexualidad. Más del 60% de las adolescentes encuestadas sí conocen su periodo fértil y más del 90% reporta haber recibido algún tipo de información acerca de sexualidad.

Así, una proporción enorme de adolescentes dicen conocer sus periodos fértiles y haber recibido algún tipo de información sobre sexualidad. Sin embargo, las cifras de fecundidad adolescente son elevadas. Una de las posibles explicaciones a esta aparente paradoja es que las respuestas afirmativas a la pregunta general pueden esconder el desconocimiento acerca de métodos específicos, de ahí la necesidad de realizar un análisis granular

Gráfico 4: Cambios en el uso de métodos anticonceptivos 2010-2015 en adolescentes

Tomado de Alvarez (2020)

Gráficas 5: Educación Sexual

Tomado de Alvarez (2020)

 

La base de datos del trabajo de Alvarez (2020) es la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDS) la cual reporta información para los años 2010 y 2015. Esta encuesta es realizada por Profamilia y el Ministerio de Salud y Protección Social.  No obstante, la información disponible en la encuesta del 2015 es más rica que la del 2010 y, por este motivo, se estiman dos modelos: uno de corte transversal que solo incluye datos del 2010 y uno que incluye la dimensión temporal. En los dos casos se trata de modelos de probabilidad lineal.

Los resultados preliminares indican que conocer métodos anticonceptivos específicos tiene un efecto significativo sobre la probabilidad de embarazo adolecente, pero este efecto es sustancialmente menor que el efecto de haber utilizado métodos anticonceptivos. Al analizar el efecto del conocimiento de diferentes métodos se encuentra la DIU, los implantes, el anillo vaginal, el MELA, los anticonceptivos de emergencia y los parches tiene un efecto estadísticamente significativo.

El efecto del uso de métodos anticonceptivos es estadísticamente significativo para la esterilización femenina, la DIU, la inyección, los implantes, el condón, el MELA, y el retiro. El mayor efecto se observa en el uso de los dispositivos intrauterinos: haber usado la DIU disminuye en -0.301 la probabilidad de tener un embarazo precoz, con respecto a las personas que nunca han usado una DIU.

Aunque se trata de hallazgos preliminares, estos resultados invitan a pensar en políticas de estímulo del uso de métodos anticonceptivos en la población adolecente. Aunque el objetivo debe ser toda la población adolecente, debe haber focalización en población rural y en los quintiles de ingreso más bajos.

Infortunadamente, este tipo de política genera resistencia en sociedades conservadoras y es difícil adelantar campañas institucionales en esta dirección. Por esta razón, la participación de organizaciones no gubernamentales y de la empresa privada puede ser crucial para el incremento en el uso de métodos anticonceptivos y la reducción del embarazo adolecente.

 

 

 

Referencias

Alvarez, Camila (2020) “Anticonceptivos y Adolecentes: Un estudio empírico de las características de la fertilidad adolecente en Colombia”. Mimeo, Universidad de los Andes.

 

ICBF (2019) Informe de Gestión. Bienestar Familiar.

 

Profamilia (2018). Determinantes del embarazo adolescente en Colombia. Bogotá: Profamilia

Sanchez Alvarado, L. (2019) AUMENTA DEMANDA DE ANTICONCEPTIVOS, TRAS BAJA DE PRECIOS. Universidad de los Andes.