Migración, reactivación económica y reducción de la pobreza después del COVID19

De acuerdo con el último reporte de Migración Colombia, publicado el jueves pasado, en febrero de 2020 había 1.825.687 migrantes venezolanos en Colombia. Hemos visto en las noticias cómo la emergencia sanitaria ha intensificado su condición de vulnerabilidad. Sus posibilidades para generar ingresos se han visto limitadas, algunos fueron desalojados de sus lugares de residencia, muchos se han visto obligados a mendigar en las calles, otros tienen dificultades para hacer sus diligencias diarias debido a la falta de claridad sobre la aplicación del pico y cédula a quienes no tiene cédula. Estas situaciones han propiciado el retorno de muchos a su país de origen.  Entre marzo y agosto cerca de 95 mil migrantes regresaron a Venezuela y 42 mil más han tramitado solicitudes de retorno.

Pese a los retornos, permanece en Colombia un número importante de migrantes. Además, si la situación económica de Venezuela no cambia, lo más probable es que los flujos migratorios se reactiven una vez termine la emergencia sanitaria. Los migrantes venezolanos deben ser entonces parte integral de la política de reactivación económica y reducción de la pobreza en el país durante y después de la pandemia. Para esto ayuda entender el impacto que había teniendo hasta entonces la llegada de migrantes en el país. En esta entrada reseño algunos estudios recientes con resultados sobre indicadores sociales y económicos.

Mercados laborales

Leonardo Bonilla, Leonardo Morales, Didier Hermida y Luz A. Flórez,[i] estiman el efecto de la migración sobre los mercados laborales en las ciudades de recepción. Con un enfoque de instrumentos tipo Bartik, explotan la variación geográfica en la recepción de migrantes, dada por variaciones regionales en la diáspora de venezolanos en 2005 y la variación temporal en los flujos de migrantes, dada por el índice de precios al consumidor en Venezuela. Utilizan como instrumento la interacción entre estas dos variables y estiman una regresión con efectos fijos de ciudad y tiempo para controlar por las condiciones específicas del mercado laboral en cada ciudad y choques temporales comunes a todas las ciudades. Sus resultados sugieren que la recepción de migrantes no tiene efectos estadísticamente significativos sobre la tasa de desempleo de los no migrantes. Esto se explica en parte con una reducción en las tasas de participación laboral en esta población. Asimismo, los flujos migratorios aumentan la probabilidad de desempleo entre los migrantes en las ciudades de recepción y reducen los salarios de los empleados independientes migrantes y no migrantes. Este resultado coincide con el que encuentran Caruso, Canon, y Mueller[ii] para los salarios de empleados informales.

Seguridad

La recepción de migrantes, con unas mayores tasas de desempleo, puede estar acompañada de un deterioro en la percepción de seguridad de los habitantes locales. Ana María Tribín y Brian Knight[iii] estudian el impacto de la migración venezolana sobre la tasa de homicidio en los municipios de recepción. Su estrategia de identificación explota la variación temporal en los flujos migratorios propiciada por la reapertura de la frontera en 2016 y la variación regional en la recepción migrantes dada por la distancia desde cada municipio hasta el paso fronterizo más cercano. Su instrumento es una interacción entre estas dos variables, en una regresión con efectos fijos de municipio y mes para controlar por choques comunes y factores idiosincráticos de cada municipio. De acuerdo con sus resultados, la apertura de la frontera generó un incremento de los homicidios en los municipios cercanos a la frontera con respecto a los municipios más distantes. No obstante, al separar los efectos según la nacionalidad de la víctima, encuentran que este resultado se debe a un incremento en los homicidios de venezolanos, mientras que no hay efectos significativos en los homicidios de colombianos.

Salud y educación pública 

La migración venezolana ha propiciado un aumento acelerado de la demanda de servicios de salud y educación en las ciudades receptoras. Ligia Melo, Andrea Otero, Jorge Ramos y Ana María Tribín[iv] calculan que la presentación de servicios de salud, educación y primera infancia a los migrantes venezolanos en Colombia entre 2017 y 2019 representó un 0,12% del PIB. Estos costos podrían estar entre 0,19% y 0,26% del PIB en 2020. Más allá de los costos directos de la atención a la población migrante, en una entrada reciente de este blog, Ana María Ibáñez y Sandra Rozo[v] resaltan un aumento en la incidencia de enfermedades infecciosas en la población local como resultado de los flujos de migración venezolana en Colombia. Esto impone un costo adicional sobre los servicios de salud de las ciudades receptoras.

Consumo

El gasto de los hogares migrantes puede generar un aumento en el nivel de consumo agregado en el país. Además de los migrantes permanentes, la población pendular que vive en Venezuela y cruza la frontera para comprar alimentos y otros bienes, representa una fuente de dinamismo en las economías de la frontera. El equipo del Centro Regional de Estudios Económicos del Banco de la República en nororiente le hace seguimiento a la economía de Cúcuta mediante el análisis de información secundaria y la aplicación de encuestas a empresarios locales. Los resultados de este seguimiento registraron desde mediados de 2018 y durante 2019 un acelerado crecimiento en el comercio de bienes básicos como alimentos y vestuario. Esta dinámica solo estuvo interrumpida durante los cierres de la frontera en 2018. Los empresarios encuestados atribuyen esta dinámica positiva a la demanda por parte de la población pendular y el gasto de los migrantes que reciben bonos de ayuda humanitaria para la compra de alimentos. Este dinamismo en el comercio puede además haber tenido efectos positivos sobre el nivel de ingresos de los hogares locales, que se manifiestan en mayores niveles de consumo de bienes durables como electrodomésticos y automóviles.

Así, los resultados sugieren que la recepción de migrantes trae retos y oportunidades para la economía de Colombia. Políticas que permitan una absorción más eficiente de los migrantes en los mercados laborales locales pueden mitigar el efecto negativo de la migración sobre el mercado laboral y potenciar el efecto positivo de un mayor dinamismo en el comercio. Estas políticas deben contemplar posibilidades de acumulación de capital humano para la población local que reduce sus tasas de participación laboral y mecanismos que faciliten la formalización de empleados extranjeros. Estas políticas deben además estar acompañadas de mecanismos para proporcionar la seguridad y el cuidado de todos los migrantes, en condiciones de igualdad frente a la población local. Nunca sobra recordar que la pregunta no es si debemos mantener o no nuestras puertas abiertas a los migrantes. La pregunta debe ser cómo alcanzamos el mayor bienestar de toda la población que decida permanecer en el país, colombiana o extranjera.

 

[i] Morales-Zurita, L. F., Bonilla-Mejía, L., Hermida, D., Flórez, L. A., Bonilla-Mejía, L., Morales, L. F., … & Flórez, L. A. (2020). The Labor Market of Immigrants and Non-Immigrants Evidence from the Venezuelan Refugee Crisis. Borradores de Economía; No. 1119.

[ii] Caruso, G., Canon, C. G., & Mueller, V. (2019). Spillover effects of the Venezuelan crisis: migration impacts in Colombia. Oxford Economic Papers.

[iii] Knight, B. G., & Tribin, A. (2020). Immigration and Violent Crime: Evidence from the Colombia-Venezuela Border (No. w27620). National Bureau of Economic Research.

[iv] Melo-Becerra, L. A., Otero-Cortés, A., & Tribín-Uribe, A. M. (2020). Impacto fscal de la migración venezolana. Documento de Trabajo sobre Economía Regional y Urbana; No. 289.

[v] https://focoeconomico.org/2020/04/28/salud-y-migracion-frenar-el-contagio-va-mas-alla-de-frenar-la-migracion/