Construir una serie de salarios reales para Argentina presenta complejos desafíos, no solo por la escasez de datos, las ocasionales intervenciones al Indec o las hiperinflaciones. En el caso de salarios también hay que distinguir si se habla de salarios formales o informales, y dentro de los formales los mismos difieren por sector. Pero más allá de estas dificultades, quizás el problema más complejo en una serie larga es el del conocido sesgo en el índice de precios que puede generar importantes errores cuando deflactamos la serie de salarios. Este sesgo, producto de cambios, por momentos importantes, en la canasta de bienes disponible para las familias, generan una sobrestimación del nivel de precios, que en períodos largos puede ser problemática.
Como ejemplo, veamos la serie de salarios anuales reales publicada por Orlando Ferreres. La misma consigna, para su último dato, un salario real en 2004 menor al de los años 40 (ver Figura 1), cómputo que a todas luces revela que estos sesgos deben ser corregidos si queremos tener una visión más comparable del poder adquisitivo de esos salarios en el tiempo.
Figura 1
Dados estos obstáculos, ¿es factible construir una serie de salarios de largo plazo?
Empecemos con lo que tenemos. Tal vez el mejor punto de partida sea la serie oficial de remuneraciones compilada por la Resolución 6/2018 del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MTEySS) en el marco del Programa de Reparación Histórica. En dicha resolución, se construyó un índice que debía reflejar las variaciones que se produjeron en el Nivel General de las Remuneraciones (INGR) desde los años 50 hasta el 31 de marzo de 1995, para luego reflejar las variaciones del Índice de la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE) desde esa fecha y hasta el 30 de junio de 2008. A partir de esa fecha, la Resolución computa las variaciones resultantes de las movilidades establecidas por la Ley N° 26.417. A los fines del objetivo de construir una serie de salarios reales esta resolución nos resulta de utilidad hasta el 30 de junio de 2008, ya que las movilidades establecidas por la Ley 26.417 eran una combinación de precios (30%) y salarios (70%), lo cual la vuelve inapropiada para una medición del salario. Afortunadamente hay buenas series de salarios desde octubre de 2001, con lo cual la serie puede completarse hasta hoy, usando a partir de 2001 el Índice de Salarios construida por INDEC, que estima la evolución de salarios a través de encuestas mensuales a Empresas del Sector Privado.
Por el problema de sesgos vamos a acotar el período de estudio al período posterior a 1980. Por la falta de índices de precios confiables en el periodo enero 2007 a mayo 2016, reemplazamos la inflación de dicho intervalo por una serie de precios computada, entre enero 2007 y julio 2012, por el instituto de estadísticas de San Luis (IPC San Luis), y, entre agosto de 2012 y abril de 2016, por el departamento de estadísticas de la CABA (IPCBA). La Figura 2 muestra la serie de salarios reales usando esta serie de salarios y esa construcción del nivel de precios usado para para deflactar.
Figura 2
¿Cuál es el problema con este gráfico? Pues que muestra un resultado a todas luces contraintuitivo: que los salarios en los años 80 eran mayores que en los 90 algo que no condice con la percepción de ingresos relativos que tenemos entre estos periodos.
Gluzmann y Sturzenegger (2018) abordan un dilema parecido. Entre los 80 y los 90 el ingreso per cápita medido por la encuesta permanente de hogares parece caer, pero la fracción del gasto asignado a alimentos reportado en la encuesta de gasto de los hogares también cae durante este intervalo, lo cual es una señal de que el ingreso real sube, no de que baja. De hecho una de las metodologías más conocidas para corregir el sesgo de medición en el índice de precios surge de estimar (típicamente a través de un corte transversal de datos) una relación estable (y negativa) entre ingreso y porcentaje del ingreso gastado en alimentos (también llamada curva de Engel) y de esa relación inferir a partir de cambios en el tiempo en el porcentaje de gasto que la familia asigna a alimentos la variación real en los ingresos. La diferencia entre el ingreso real medido y el ingreso real teórico derivado de la curva de Engel permite estimar la corrección en el índice de precios usado necesaria, para que ambos valores coincidan. (Ver Costa, 2001). Antes de proseguir, vale la pena refrescar que estas metodologías, aplicadas por ejemplo a los EEUU, tienden a encontrar un sesgo de 1% anual en la medición de precios, motivo por el cual en su momento Martin Feldstein sugirió que los gastos sociales en los EEUU deberían ajustarse a inflación menos 1%.
Gluzmann y Sturzenegger corren una serie de estimaciones y encuentran que entre la encuesta de gasto de 85/86 y la de 94/95 el sesgo en la medición de los precios varía entre 8,1 y 7,5% anual, mientras que la encuesta de 94/95 y 04/05 resultaba más modesta, de entre 0,03 y 1,65% anual, más en línea con los resultados internacionales. Esto es, los índices de precios sobrestimaron la inflación anual de manera significativa en el primer subperíodo, no así en el segundo. Los autores asocian ese cambio en la magnitud del sesgo en la medición de los precios al fuerte proceso de apertura de la economía argentina a partir del lanzamiento del Mercosur, proceso que para 94/95 ya había madurado.
Bien. Tomando, de entre las distintas estimaciones de Gluzmann y Sturzenegger, el menor sesgo encontrado para el período 85/86-94/95 y el mayor para el período posterior (94/95-04/05), se obtiene un sesgo diferencial de 5,86% durante el primer período, que resulta un sesgo “extraordinario” asociado al importante cambio en la variedad de bienes accesible a los consumidores durante dicho período. Aplicando ese sesgo desde ene-86 hasta dic-95, de manera uniforme, se corrige la serie, lo que determina un mayor salario real durante este período. Nuestra elección de los coeficientes busca el menor de los sesgos posibles, dentro del conjunto de estimaciones encontradas por Gluzmann y Sturzenegger, con lo que podría considerarse una evolución de mínima para el salario real. La serie corregida por este sesgo se muestra en la Figura 3 (línea roja) y está disponible en https://drive.google.com/file/d/145rB4ghsg9r_Ttd-n9P_10V8jsBpCCwv/view?usp=sharing
Figura 3
Esta representación creemos representa una evolución más plausible de los salarios reales de nuestro país durante los últimos 40 años y consideramos que esa serie podría utilizarse provechosamente en trabajos empíricos que requieran una serie de salarios reales. Obviamente, se ha corregido un sesgo excepcional en un período particular, aunque claramente sesgos menores podrían persistir en otros períodos, implicando que la medición de salarios reales tiene una fuerte sesgo hacia abajo, propiedad que compartirían con series equivalente para otros países.
Referencias
Costa, D. (2001) Estimating Real Income in the United States from 1888 to 1994: correctiong CPI Bias Using Engel Curves, Journal of Political Economy, Vol. 109(6): 1288-1310.
Gluzmann, P. y F. Sturzenegger (2018) An Estimation of CPI biases in Argentina 1985-2005 and its implications for real income growth and income distribution. Latin American Economic Review, Vol. 27.