Actualmente, la Argentina tiene una de las cuarentenas más duras y duraderas del mundo. A nivel nacional, la rigidez de las medidas de aislamiento, medidas a partir del Oxford Stringency Index (OSI) compilado por la Universidad de Oxford, fue temprana y sostenida a partir del 20 de marzo, y la relajación fue parcial –y recientemente revertida.[1]
Figura 1. Oxford Stringency Index, 7 de junio de 2020
Figura 2. Días de cuarentena estricta – Hasta el 08/06 (OIS mayor a 70)
¿Cuánto y cómo se cumple la cuarentena?
Sin embargo, es necesario distinguir entre la rigidez formal (de jure) del aislamiento y su cumplimiento en la práctica (de facto). Es posible aproximar la distancia entre ambos en base a los datos de movilidad compilados a partir del movimiento de teléfonos celulares.
Nuestra fuente de datos es el índice elaborado por Google, que distingue (de manera aproximada) por tipos de movilidad, incluyendo subíndices para la movilidad laboral y la movilidad residencial, “de cercanías”, que podríamos relacionar a actividades de aprovisionamiento o recreacionales: por ejemplo, salidas con niños en horarios pre establecidos.
Un punto a tener en cuenta es que la movilidad de cercanías suele correlacionar negativamente con la laboral, en la medida en que actúa como válvula de escape compensatoria (ver figura). Esto sugiere dos cosas: 1) que la rigidez de la cuarentena sobre las actividades productivas se diluye en actividades no productivas, con un efecto neto negativo en el balance salud-ingreso; 2) que una medida de movilidad total, al promediar ambas, subestimaría el impacto sobre la movilidad laboral.
Figura 3. Movilidad laboral y movilidad residencial (en naranja, la Argentina)
La comparación de la evolución del aislamiento y su cumplimiento a nivel nacional nos permite comparar con otras regiones. Para hacerlo, normalizamos el índice de movilidad a cero en el período que va del 3 al 10 de marzo (la base original del índice es enero, lo que genera un sesgo innecesario en países del hemisferio sur en los que la movilidad laboral cae estacionalmente por el período de vacaciones). Para aproximar el grado de cumplimiento (el tercer panel de la figura), normalizamos el OIS al 3 de marzo de 2020 y lo restamos del índice de movilidad.
La figura ilustra la creciente divergencia entre restricciones formales y reducción de facto de la movilidad laboral, en el mundo y especialmente en la Argentina, donde la tendencia declinante es todavía más marcada. El cumplimiento es, en el mejor de los casos, parcial y menguante, algo que interpretamos como resultado de la combinación de dos factores: 1) la fatiga socioeconómica, especialmente, la necesidad de volver al trabajo de sectores precarizados no alcanzados por el programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP), que representan la mitad de la fuerza laboral argentina –un factor común con otros países de la región (Levy Yeyati y Valdés, 2020)– y 2) el relajamiento de los controles efectivos por parte de los gobiernos locales, un reflejo de pragmatismo frente a la resistencia creciente fruto del primer factor.[2]
¿Qué hay detrás del incumplimiento?
En países en desarrollo, las cuarentenas tienen límites objetivos en las condiciones de hábitat (hacinamiento, acceso a agua potable), en el espacio fiscal para fondear o financiar paquetes de sostén de ingresos, y en la prevalencia de la informalidad productiva y la precariedad laboral que, combinada con una inadecuada capacidad estatal, limita el acceso a estos paquetes de ayuda aún en países en donde el financiamiento no es, por el momento, una restricción determinante (Levy Yeyati y Malamud, 2020). Todo esto, en alguna medida, explica la relación del grado de incumplimiento con la precariedad laboral (positiva) y el desarrollo, capturado por el ingreso per cápita (negativa) (Figuras 5 y 6).
Figura 5. Incumplimiento e ingreso per cápita
Figura 6. Incumplimiento y precariedad laboral
En vísperas de un endurecimiento de la cuarentena –tanto de cercanías como laboral– en varias partes del país, y en vista de la evolución del cumplimiento a la fecha, una pregunta natural es ¿es el endurecimiento sostenido viable?
Para abordar esta pregunta con los datos disponibles, corrimos una regresión de nuestra medida de incumplimiento contra 1) la dureza de la cuarentena (donde “dura” es, como antes, un OSI mayor a 70; nuestra hipótesis: cuanto más dura, menos “cumplible”); 2) el tiempo (que incrementa la fatiga y el incumplimiento); 3) la duración de la dureza (capturada por la interacción de la dureza por el tiempo; nuestra hipótesis: el tiempo profundiza el incumplimiento de cuarentenas duras); y la precariedad laboral (más precariedad, más incumplimiento). Los resultados confirman nuestras hipótesis (Tabla 1. columna 1).
Como ya mencionamos, los determinantes del incumplimiento son más variados de lo que estas variables pueden capturar. Sólo como ejemplo, sumamos el set de controles el ingreso per cápita para capturar una definición amplia de desarrollo (que abarca factores tales como el hacinamiento o la vulnerabilidad socioeconómica); el resultado (columna 2) confirma que, a menor desarrollo, menor cumplimiento de facto de las restricciones a la movilidad. Para América Latina (columna 3) los resultados van en la misma dirección.
Tabla 1. ¿Qué hay detrás del incumplimiento?
VARIABLES | Variable dependiente: Cumplimiento | ||
OIS | -0.241*** | -0.241*** | -0.132*** |
(0.00856) | (0.00853) | (0.0156) | |
Tiempo | -0.135*** | -0.118*** | -0.338*** |
(0.0192) | (0.0196) | (0.0712) | |
Stringency*Tiempo | -0.000640** | -0.000895*** | 0.000933 |
(0.000288) | (0.000295) | (0.000891) | |
Precariedad (log) | -2.838*** | -0.856*** | -7.933*** |
(0.145) | (0.319) | (1.862) | |
Ingreso per cápita (log) | 2.025*** | -10.27*** | |
(0.277) | (1.423) | ||
Constante | -9.984*** | -27.27*** | 88.73*** |
(0.408) | (2.412) | (12.97) | |
Observaciones | 8,211 | 8,211 | 881 |
R2 | 0.373 | 0.377 | 0.509 |
Errores estándar robustos en paréntesis
*** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1 |
Un comentario adicional merece una particularidad de América Latina. Por razones que merecen un estudio más riguroso (inadecuada capacidad sanitaria; anticipación del cumplimiento parcial; falta de capacidad estatal para implementar estrategias de testeo y seguimiento, o logística de distanciamiento social), la región exhibe una correlación positiva de dureza e informalidad, lo que implica que allí donde es mayor el impacto socioeconómico del aislamiento, éste es más duro (Figura 7) – y posiblemente más difícil de cumplir, como sugieren nuestros resultados preliminares.
Figura 7. Dureza y precariedad laboral: ¿Por qué América Latina es diferente?
Así, los datos ilustran los límites prácticos de la implementación del aislamiento en su aspecto más crítico: la movilidad laboral. En particular, identifican algunas dimensiones de la fatiga de cuarentena (tiempo, dureza, precariedad, ingreso) y sugieren que el cumplimiento de cuarentenas duras será cada vez más parcial –y su endurecimiento, más improbable: ninguno de los 120 países de nuestra base hizo un “regreso a fase 1” tras flexibilizar una cuarentena dura–, sobre todo en los países de ingresos medios con precariedad laboral de América Latina. Adicionalmente, describen la histéresis del aislamiento, y apuntan a la necesidad de pensar e instrumentar la ingeniería y las acciones necesarias para un largo período de distanciamiento social que reemplace a la cuarentena.
[1] Los datos de esta nota provienen de la base de datos del programa COVID del CEPE-DiTella y están disponibles a pedido.
[2] El índice de Google tiene la desventaja de que se publica, al igual que el OSI, a nivel nacional, lo que no permite identificar el efecto de medidas de aislamiento de aplicación local.